History of CubaUNA RICA TAZA DE CAFE CUBANO en las Mañanas, costumbre de nuestra Nacionalidad. * A DELICIOUS CUP OF CUBAN COFFEE IN THE MORNING, A CUSTOM OF OUR NATIONALITY. PHOTOS.

UNA RICA TAZA DE CAFE CUBANO EN LAS MAÑANAS, COSTUMBRE DE NUESTRA NACIONALIDAD. PHOTOS.

Alrededor del café se han tejido múltiples historias, mas lo cierto es que noticias actualizadas dan fe de sus múltiples beneficios, además de que resulta una práctica habitual consumirlo en compañía de amigos, y es considerado “motivo especial”, para cualquier tipo de encuentro, ya sea amistoso o amoroso.

Casi todos los cubanos, nos volvemos locos por una humeante, fuerte y amarga taza de auténtico café cubano, en especial al despuntar el dia.

PROPIEDADES Y USOS DEL CAFE CUBANO

El café se obtiene a partir de las semillas tostadas y molidas de los frutos de esa planta. Es una bebida altamente estimulante (por su contenido de cafeína) y suele tomarse durante el desayuno, después de éste o incluso solo (lo cual no es recomendado), aunque también se acostumbra a beberlo después de las comidas o cenas para charlar o sólo por costumbre.

En muchos países es de las bebidas (sin alcohol) más socializadoras. Las formas más populares de consumirlo son negro y con leche (con o sin azúcar); también se le suele añadir crema o nata, leche condensada, chocolate, o algún licor ya dependiendo de la receta pues hay muchas maneras de prepararlo.

Se sirve habitualmente caliente, pero también se toma frío o con hielo. En España, Portugal, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina es frecuente el consumo de café torrado o torrefacto, es decir, tostado con azúcar.

EL CAFE LLEGA A CUBA

El café no es oriundo de Cuba, lo introdujo en nuestro país, Don José Antonio Gelabert, quien fundó en el Wajay, en las afueras de La Habana, el primer cafetal de la Isla hacia 1748, con semilla proveniente de Santo Domingo, actual República Dominicana.

Pero la avalancha de haciendas cafetaleras se produjo en Cuba con la llegada de colonos franceses que emigraron desde Haití debido a la revolución de 1791. Antes de 1790 no se conocía tan bien sobre la planta y los cuidados que se requería para beneficiar el grano, aun cuando se habian aplicado procedimientos adecuados de lavado, descerezamiento y secado, lo que resultó un alza de la producción en pocos años, destacándose no solo la cantidad, sino también la calidad del grano. La entrada de colonos franceses al país fue un verdadero detonador que favoreció una magnífica exportación de este producto a Europa en el siglo XIX. Por su calidad ha llegado a codearse con las mejores marcas de Brasil y Colombia.

Desde su ingreso al país, tanto el cultivo de la planta del café, como la aromática infusión que se obtiene de su fruto, fueron ocupando espacios cada vez mayores en la agricultura y en las costumbres de la población cubana, hasta convertirse casi en un signo de identidad en la vida cotidiana de campos, pueblos y ciudades, relacionado directamente con la costumbre de beber café varias veces al día. Durante el primer cuarto del siglo XX la población cubana creció, y con ello la demanda de café.

El café cubano es de la especie arábica 100 %, caracterizada por un tueste natural, excelente aroma, sabor y menor concentración de cafeína.

Es sembrado en las agrestes elevaciones de la Sierra del Rosario, en Pinar del Río; en la Sierra del Escambray, al centro del país, y en la Gran Piedra, en Santiago de Cuba, distinguiéndose esta última por ser un café superior. En Santiago más del 80% en producción se dedica a las especies Arábiga y Robusta.

Es en esta zona donde los cubanos toman el café más fuerte– ¡compay, pero fuerte de verdad!– y en mayor cantidad.

Cuba, desafortunadamente, ha dado un retroceso en su producción, y a pesar de que durante años sus exportaciones eran elevadas, hoy lo logrado es insuficiente para satisfacer la demanda interna. Baste poner un ejemplo; en la cosecha del 2013-2014 la producción alcanzó alrededor de 6 mil toneladas, de un consumo nacional que ronda las 24 mil.

Tal realidad ha puesto a la Isla en una difícil coyuntura, pues hay que importar más de ocho mil toneladas cada año, y todavía la demanda no se cubre para poder satisfacer la necesidad de la población. En ello han influido múltiples factores, entre los cuales cabe mencionar el desconocimiento sobre el cultivo, así como la falta de personal para cosecharlo, ante una gestión de gobierno agotado y fracasado.

Al margen de estas dificultades, los cubanos no hemos renunciado nunca a ese aroma exquisito y particular que nos hace “despertarnos” cada mañana, aun cuando tengamos que pagar altos precios (peso convertible cubano) por ese líquido negro y, en ocasiones espumoso, que nos complace.


A DELICIOUS CUP OF CUBAN COFFEE IN THE MORNING, A CUSTOM OF OUR NATIONALITY. PHOTOS.


Multiple stories have been woven around coffee, but the truth is that updated news attests to its multiple benefits, in addition to the fact that it is a common practice to consume it in the company of friends, and it is considered a “special reason” for any type of meeting, whether friendly or loving.

Almost all of us Cubans go crazy for a steaming, strong and bitter cup of authentic Cuban coffee, especially at dawn.

PROPERTIES AND USES OF CUBAN COFFEE

Coffee is obtained from the roasted and ground seeds of the fruits of that plant. It is a highly stimulating drink (due to its caffeine content) and is usually drunk during breakfast, after breakfast or even alone (which is not recommended), although it is also customary to drink it after lunch or dinner to chat or just for fun. habit.

In many countries it is one of the most socializing (non-alcoholic) drinks. The most popular ways to consume it are black and with milk (with or without sugar); Cream, condensed milk, chocolate, or some liquor is also usually added depending on the recipe as there are many ways to prepare it.

It is usually served hot, but it is also taken cold or with ice. In Spain, Portugal, Paraguay, Brazil, Uruguay and Argentina, the consumption of roasted or roasted coffee is common, that is, roasted with sugar.

Agencies/ Wiki/ CafeCubano/ RHC/ Maria Calvo/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com

THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.

LUIS CARBONELL, “el Acuarelista de la Poesía Antillana”, destacado artista Cubano. * LUIS CARBONELL, “THE WATERCOLORIST OF ANTILLEAN POETRY”, OUTSTANDING CUBAN ARTIST. PHOTOS.

LUIS CARBONELL, “EL ACUARELISTA DE LA POESIA ANTILLANA”, DESTACADO ARTISTA CUBANO. PHOTOS.

Luis Carbonell es el nombre artístico con el que se conoce a Luis Mariano Carbonell Pullés, fue un destacado artista cubano apodado “El Acuarelista de la Poesia Antillana”.

Luis Carbonell nacido un 26 de julio de 1923 en Santiago de Cuba y gracias a su inigualable declamación, fue un especialista en el montaje de voces y un repertorista de sólidos conocimientos del trabajo con solistas, a los que acompañó como pianista. Además incursionó en la poesía. Debido a su trayectoria artística, dentro y fuera de su país,

Al inicio de sus avatares artísticos solía declamar en fiestas familiares hasta que a la edad de quince años de edad, tras ganar un concurso de aficionados, integró la nómina de la emisora radial CMKC, en la cual se desempeñó como pianista acompañante, director artístico y cultivó el arte de la recitación, al mismo tiempo que actuaba en los teatros Oriente y Cuba.

CARBONELL SALE DE CUBA

En busca de un mejor horizonte, a mediados de 1946 viajó a Nueva York, Estados Unidos, donde trabajó en una joyería. Pero su irrefrenable vocación artística lo llevó a presentarse en veladas familiares, la Casa Galicia y los clubes Internacional y Tropicana como pianista acompañante o recitador, e incluso en ambas modalidades en un mismo programa, cargado de prestigiosas figuras, entre ellas la declamadora Eusebia Cosme.

Al siguiente año coincidió en Nueva York con Esther Borja y Ernesto Lecuona, a quien en una fiesta íntima impactaron la buena dicción, la entonación exacta, el gesto preciso y el original estilo del novel artista en sus interpretaciones de la poesía afroantillana. El 20 de diciembre de 1947 Luis Carbonell daría en tierras estadounidenses su primer paso profesional de relevancia, al ser entrevistado y actuar en un programa especial de la NBC transmitido a todo el continente americano.

CARBONELL REGRESA A CUBA

Luis Carbonell en un programa radial del Circuito CMQ.
Avalado por ese éxito, regresó a Cuba en los últimos meses de 1948. El 27 de enero de 1949 debutó en los espectáculos que dirigía el actor y productor argentino Adrián Cúneo en el cine-teatro Warner, en los cuales obtendría un triunfo extraordinario y empezó a acompañar sus declamaciones con instrumentos musicales, cantantes y bailarines.

Sus éxitos en tierras cubanas los reiteró el 25 de febrero de 1949 al estrenarse el programa radial De fiesta con Bacardí, del Circuito CMQ, espacio en el que se mantuvo casi siete años y consolidó su prestigio a escala nacional. En su primera actuación ante esos micrófonos surgió un calificativo que generalmente aún lo identifica «El Acuarelista de la Poesía Antillana». Durante sus años en el programa De fiesta con Bacardí compartió el escenario con figuras y agrupaciones de fama mundial como: Josèphine Baker, Jorge Negrete, Pedro Vargas, Nini Marshall, Luis Sagi-Vela, la actriz y cantante española Paquita Rico, el conjunto folklórico vasco Los Xey y el trío mexicano Los Panchos, entre otros.

En octubre de 1949, el entusiasmo de los espectadores hacia el arte de Luis Carbonell concitó otro momento de singular interés al presentarse en el Teatro América en un espectáculo de Ernesto Lecuona en el que participaban, además, Sara Escarpanter, Olga Guillot, Orlando de la Rosa y Carlos Barnet.

La figura de Carbonell llegó también a la televisión convirtiéndose en uno de los fundadores de espacios artísticos de ese medio de difusión en Cuba. Se presentó en los principales programas de variedades de la década de los años cincuenta, en espectáculos concebidos por él mismo en los cuales declamaba, secundado indistintamente por piano, guitarra, percusión, orquesta, bailarines y conjuntos vocales —o reuniendo algunos de esos elementos—, para propiciar un ambiente sonoro que enriquecía sus actuaciones. Coadyuvaron a sus magníficos logros el coreógrafo Alberto Alonso y los cuartetos de Facundo Rivero, Orlando de la Rosa y Aida Diestro. También participó en una película cubana de los directores Raúl Medina y Juan José Martínez Casado, estrenada en el intervino de 1950 bajo el título de ¡Qué suerte tiene el cubano!.

RECITALES DE CARBONELL INTERNACIONALMENTE

Gracias a su fama comenzó a recibir invitaciones de diversos países de habla hispana para que llevara su arte a sus escenarios. Primero viajo a Venezuela, donde el Departamento de Cultura Obrera, del Ministerio del Trabajo de ese país, lo invito en 1952 para que actuara en el Teatro Municipal de Caracas y en Radio Continental.

En 1953 le toca el turno a México, donde Carbonell sería contratado por la Emisora XEW para realizar varias presentaciones en ese lugar. Ese mismo año integró la compañía de Ernesto Lecuona que se presentó en el madrileño Teatro Álvarez Quintero. Terminados sus compromisos con el pianista y compositor cubano, recitó en el Pavillón y, a seguidas, en el teatro Cómico, de Barcelona, en la revista musical Delirio en el Cómico, protagonizada por sus coterráneos Carlos Pous, Hilda de Carlo y Esther Borja, y la actriz española Mary Santpere, entre otros. De allí actuó junto a la Borja en Radio Madrid. Y para la firma Montilla hizo las coordinaciones y redactó las notas incluidas en Rapsodia de Cuba, primer disco de larga duración grabado por la cantante cubana.

En la constante búsqueda de novedosos senderos profesionales, lo llevó a convertirse en pionero de la narración oral escénica en Cuba. Su primer experimento en tal sentido lo hizo realidad, en enero de 1957, en la sala Hubert de Blanck. Distanciándose por completo de los textos costumbristas con los que lograra la consagración popular, se impuso una meta más alta: contar cinco cuentos —asumiendo los respectivos personajes— de igual número de autores cubanos: Miguel de Marcos, Miguel Ángel de la Torre, Lydia Cabrera, Félix Pita Rodríguez y Virgilio Piñera.

Precedidos cada uno de ellos por grabaciones de música criolla, realizadas al piano por el propio Carbonell, se sumaron al éxito de su espectáculo unipersonal los decorados de Andrés García Benítez y los recursos de iluminación a cargo de María Julia Casanova y Carlos Lafont.

Luego de actuaciones en Puerto Rico, en 1959 realizó otro espectáculo de esa índole en la sala Arlequín, de El Vedado, con cuentos de autores cubanos. En una etapa de plena madurez artística, había trascendido el epíteto que años antes le otorgaran de El Acuarelista de la Poesía Antillana.

A Carbonell se le brindó un recital en el Town Hall, en respuesta a una invitación del consulado cubano en Nueva York y la Federación Cultural de Sociedades Cubanas.
En 1961 participó en la formación del Cuarteto del Rey, con el que debutó Pablo Milanés; en el de Los Bucaneros, dirigido por Roberto Marín, y Los Cañas.

En 1972 se presentó, de manera especial, en la Casa de las Américas, donde dio un recital de dos horas de duración llamado Luis Carbonell en tres tiempos, en el cual ejecutó al piano piezas de Lecuona, Cervantes, Bach y Rajmaninov, entre otros compositores; narró cuentos de renombrados escritores de América y Europa, y terminó con algunas de sus estampas y poemas afroantillanos.

Durante este periodo siguió llevando el arte cubano a todos los rincones del mundo presentándose en escenario de Puerto Rico, México, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Colombia, Estados Unidos, Nicaragua y España, entre otros. Ha sido invitado a formar parte del claustro de profesores de las escuelas de música del Ministerio de Cultura, covirtiendose en profesor de varias generaciones de cantantes cubanos.

En 1985, hizo tres discos con la firma Cubaney y la EGREM le grabó varias placas, algunas de las cuales han sido comercializadas en el extranjero.

En el 2003 le fue otorgado el Premio Nacional del Humor y el Premio Nacional de Música.

SU MUERTE

Falleció en horas de la madrugada del sábado 24 de mayo de 2014 en la ciudad de La Habana. A los 90 años de edad.

En un Homenaje póstumo a Luis Carbonell en Santiago de Cuba, el 27 de marzo de 2017, fecha que por enmarcar el Día Internacional del Teatro, recibió el tributo del pueblo santiaguero para que sus restos descansen definitivamente en la tierra que lo vio nacer.

Los restos de Carbonell descansan en la bóveda familiar, muy cerca de otras renombradas figuras como Miguel Matamoros, Ñico Saquito, Compay Segundo, Emiliano Blez Garbey, Félix B. Caignet y Adolfo Llauradó.

DISCOGRAFIA

Entre los disco que ha grabado Luis Carbonell se encuentran:

Esther Borja canta a dos, tres y cuatro voces (1955)
Estampas de Luis Carbonell
Sonata de San Joaquín
Luis Carbonell en la poesía antillana
Luis Carbonell. Poemas y palabras de Andrés Eloy Blanco
Luis Carbonell dice cuentos cubanos
Luis Carbonell. La Rumba y otros poemas
Luis Carbonell, estampas de ayer y de hoy
La mulata, ñáñigo al cielo y otros poemas
El gran tesoro de la música cubana. Vol. IV (2004)
Las Voces del Siglo. Luis Carbonell (2006)
45 D’ lujo. Vol. IV (2010)
45 D’ lujo. Vol. V (2010)

RECONOCIMIENTOS

Distinción por la Cultura Nacional (Cuba)
Artista Emérito de la UNEAC (Cuba)
Micrófono por el Setenta Aniversario de la Radio Cubana (Cuba)
Premio Internacional Casa del Caribe (Santiago de Cuba)
Medalla Raúl Gómez García (Cuba)
Orden Félix Varela (Cuba, 1996)
Réplica del Machete de Máximo Gómez (Cuba, 1999)
2003: Premio Nacional de Humorismo y Premio Nacional de Música.


LUIS CARBONELL, “THE WATERCOLORIST OF ANTILLEAN POETRY”, OUTSTANDING CUBAN ARTIST. PHOTOS.

Luis Carbonell is the artistic name by which Luis Mariano Carbonell Pullés is known, he was a prominent Cuban artist nicknamed “The Watercolorist of Antillean Poetry.”

Luis Carbonell was born on July 26, 1923 in Santiago de Cuba and thanks to his unmatched declamation, he was a specialist in voice editing and a repertoire player with solid knowledge of working with soloists, whom he accompanied as a pianist. He also dabbled in poetry. Due to his artistic career, inside and outside his country,

At the beginning of his artistic adventures, he used to recite at family parties until at the age of fifteen, after winning an amateur contest, he joined the roster of the CMKC radio station, where he served as accompanist pianist, artistic director and He cultivated the art of recitation, while performing in the Oriente and Cuba theaters.

CARBONELL LEAVES CUBA

In search of a better horizon, in mid-1946 he traveled to New York, United States, where he worked in a jewelry store. But his irrepressible artistic vocation led him to appear at family evenings, Casa Galicia and the Internacional and Tropicana clubs as an accompanying pianist or reciter, and even in both modalities in the same program, loaded with prestigious figures, among them the declaimer Eusebia Cosme.

The following year he met in New York with Esther Borja and Ernesto Lecuona, who at an intimate party were struck by the good diction, exact intonation, precise gesture and original style of the new artist in his interpretations of Afro-Antillean poetry. On December 20, 1947, Luis Carbonell would take his first relevant professional step on American soil, when he was interviewed and performed in a special NBC program broadcast to the entire American continent.

Agencies/ WIki/ LuisCarbonelBio./ Ecured/ Extractoss/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com


THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.

History of CubaLOS CENTROS ESPAÑOLES en Cuba, las Quintas y Hospitales Benéficos de Salud. * THE SPANISH CENTERS IN CUBA, THE QUINTAS AND BENEFICIAL HEALTH HOSPITALS. PHOTOS.

LOS CENTROS ESPAÑOLES EN CUBA , LAS QUINTAS Y HOSPITALES BENEFICOS DE SALUD. PHOTOS.

AUN HOY, y a pesar de la destrucción nacional existente, en muchas ciudades de Cuba pueden aun leerse de la presencia de determinados grupos de inmigrantes y los antiguos centros de salud, aunque algunos solo por el viejo nombre, y a partir de la conformación de barrios de peculiar arquitectura y de la construcción de templos.

Ellos refieren la importancia de una comunidad en suelo extranjero. Pero en el caso de la herencia española en Cuba, donde la asimilación de sus patrones es absoluta, al estar integrada tanto en la práctica como en la ley, pudiera parecer que la historia de su migración se diluye en el ADN mismo de las ciudades. Por eso resulta llamativo localizar en pleno territorio colonial obras que con fuerza marcan el flujo de esa migración, sus necesidades, hábitos e intereses.

Esto subraya el valor simbólico de los palacios, clubes y oficinas de las asociaciones regionales españolas en el contexto urbano capitalino. No obstante, las obras que mayor expresión a escala urbana tuvieron, y que sin duda elevaron el prestigio de estas comunidades, el poder de sus asociaciones e incentivaron aún más la afiliación, fueron las quintas de salud construidas a finales del siglo XIX e inicios del siguiente.

Hasta el momento en La Habana existían hospitales públicos y privados, que sobre todo constituían espacios de reclusión para personas de menos recursos, ya que los ricos recibían asistencia en su vivienda. Estos sanatorios guardaban en su diseño semejanza con el edificio conventual y se ubicaban en las afueras de la ciudad, con el objetivo de alejar a los enfermos y propiciarles un entorno más saludable. Conocidas fueron las casas de salud Belot (1821), en el litoral de Marimelena, cerca de Regla; la Quinta del Rey, en Concha y Cristina; Garcini (1838) en Carlos III, por la Quinta de los Molinos; y la Integridad Nacional, muy cerca de esta.

El más avanzado de todos fue Nuestra Señora de las Mercedes (1880-1886), en 23 y L, El Vedado, evolución del primer hospital colonial San Felipe y Santiago, recolocado allí para alejarlo del centro urbano fundacional. Fue el primero en articularse a partir de varios pabellones y no de un solo edificio, con lo cual incorporaba con eficacia los nuevos laboratorios, salas de cirugía, rehabilitación, etc. que demandaban los avances médicos.

En el siglo XIX, las nacientes sociedades españolas pagaban a sus miembros los servicios de estas clínicas, e incluso el traslado de pacientes a España. Sin embargo, algunas apostaron a finales de siglo por construir sus propios centros hospitalarios. Todos ellos constituyeron grandes superficies, por lo general conformadas por la adición de terrenos que adquirieron con los años, en los cuales mantuvieron la tipología del hospital de pabellones.

LAS QUINTAS Y HOSPITALES BENEFICOS EN CUBA

Eran estos espacios abiertos con gran protagonismo de la vegetación, que circundaba cada uno de los inmuebles y decoraba las calles interiores del recinto sanitario. Gozaban por esto de una gran calidad ambiental propicia para el reposo y la sanación. Las áreas libres tenían un eficiente diseño de circulación vehicular y peatonal, que más de un siglo después funciona. También contaban con la debida iluminación y mobiliario urbano.

El nombre de quinta hace referencia a su condición como construcciones retiradas del centro de la ciudad. Sus pabellones reprodujeron la tipología de las casas de El Cerro, barrio muy popular en aquella época, donde se hacían construir viviendas aisladas, con jardines perimetrales y portales que en ocasiones también rodeaban el inmueble. Esta galería exterior techada también resultaba útil a la instalación sanitaria, facilitando junto a la disposición de múltiples y amplios vanos una adecuada iluminación y ventilación natural. Por otra parte, en muchos pabellones se tomó partido de la irregularidad del terreno para incorporar sótanos donde disponer la infraestructura técnica sanitaria, lo cual resultó novedoso para la época.



COMIENZOS DE LOS MAS CONOCIDOS CENTROS HOSPITALARIOS ESPAÑOLES

La primera de ellas fue La Purísima Concepción (1884-1935), del Centro de Dependientes del Comercio, hoy Clínico Quirúrgico Diez de Octubre. Sus pabellones llevan el nombre de los presidentes de la asociación, así como de benefactores y directores de la quinta. Los más antiguos que se conservan fueron construidos entre 1913 y 1919. Estos sustituyeron a los del siglo XIX para conseguir mayor tamaño y comodidad, aunque mantuvieron los pórticos perimetrales de líneas clásicas.

Al haber tardado varias décadas en completar el conjunto tal y como lo conocemos hoy, La Dependiente, al igual que otras quintas de salud, expone un catálogo de los estilos republicanos, transitando desde el eclecticismo de raíz clásica, hasta el art déco de pabellones como el Romagoza, el neogótico de la primera capilla sustituida por la actual neorrománica y el racionalismo de los laboratorios e instalaciones complementarias, adicionadas en la década de 1950. De ahí que haya contado con el concurso de arquitectos con lenguajes dispares como Tomás Mur, Víctor Morales y Max Borges, entre otros.

Le siguió la quinta La Benéfica (1894-1943), del Centro Gallego, hoy Hospital Miguel Enríquez. Utilizada por el Centro Asturiano desde 1886, fue adquirida en 1894 por los gallegos e inaugurada oficialmente como su sanatorio al año siguiente. Sus pabellones eran edificios neoclásicos de dos plantas identificados con números. Lamentablemente, ha sido la más transformada, por lo que solo conserva el edificio administrativo de cuatro plantas construido en la década de 1920, y la unidad quirúrgica racionalista de 1943. Asimismo, queda la preciosa portada ecléctica de la calle Concha como vestigio de los accesos que presidían estos complejos sanitarios. Solo en los archivos queda la huella de singulares estructuras como la capilla de 1886, casi réplica de la Villa Rotonda de Palladio, con una cúpula de 7,5 metros de diámetro y un altar circular para velar los cadáveres.

La tercera fue La Covadonga (1895-1931), del Centro Asturiano, hoy Clínico Quirúrgico Salvador Allende. Es la más grande de todas, con una superficie de 22 hectáreas. Está ordenada a partir de una avenida central ajardinada que preside el edificio Asturias (1919), dedicado a la administración. Tiene 22 pabellones dispuestos en una trama urbana regular, donde se definen las escalinatas que anteceden cada uno de estos templos de sanación. Lo cual no resta que haya incluido pabellones de singular expresión arquitectónica como su antigua morgue neoegipcia. También tuvo La Covadonga una capilla neogótica que ya no existe.

La última gran quinta fue Nuestra Señora de la Candelaria (1919-1927), de la Asociación Canaria, hoy Hospital Psiquiátrico 27 de Noviembre. Situada junto a la Calzada de Bejucal, al igual que las otras tenía su acceso en una vía principal de la ciudad (La Dependiente conectaba con Diez de Octubre, La Benéfica con Concha y La Covadonga con la Calzada del Cerro). Al haberse construido en solo ocho años, el diseño de sus pabellones es muy homogéneo. Según la arquitecta María Victoria Zardoya, “la capilla, inaugurada en 1933, se convirtió en el centro espiritual de la colonia canaria en Cuba y en ella se asumieron actividades extrahospitalarias que acentuaron la importancia de la quinta para esta comunidad”, ya que no contaba con centro de recreo propio. En su diseño urbano y arquitectónico participaron arquitectos como Pedro Martínez Inclán, Ramiro Ibern y Luis Dediot.

Debe comentarse que, aunque más discreto que estos grandes centros hospitalarios, en 1924 la Asociación Hijas de Galicia fundó un hospital materno infantil, llamado Concepción Arenal, con seis pabellones de dos plantas. No obstante, de él solo se conserva el edificio de ocho plantas construido en 1957.

A pesar de los grandes problemas de conservación que enfrentan, como tantas instituciones hospitalarias en Cuba, estas quintas de salud están todas en activo y son consideradas zonas urbanas de valor histórico cultural, declaratoria justa pero insuficiente al igual que las acciones que se acometen en su salvaguarda.


THE SPANISH CENTERS IN CUBA, THE QUINTAS, AND BENEFICIAL HEALTH HOSPITALS. PHOTOS.

Even today and despite the national destruction existing in Cuba at the moment, in many cities the presence of certain groups of immigrants can still be read from the formation of neighborhoods with peculiar architecture and the construction of temples.

They refer to the importance of a community on foreign soil. But in the case of the Spanish heritage in Cuba, where the assimilation of its patterns is absolute, being integrated both in practice and in law, it may seem that the history of its migration is diluted in the very DNA of the cities. That is why it is striking to locate works in the heart of colonial territory that strongly mark the flow of that migration, its needs, habits and interests.

This underlines the symbolic value of the palaces, clubs and offices of the Spanish regional associations in the urban context of the capital. However, the works that had the greatest expression on an urban scale, and that undoubtedly raised the prestige of these communities, the power of their associations and further encouraged membership, were the health farms built at the end of the 19th century and the beginning of the 20th century. following.

Until now, there were public and private hospitals in Havana, which above all constituted spaces of confinement for people with fewer resources, since the rich received assistance in their homes. These sanatoriums were similar in design to the convent building and were located on the outskirts of the city, with the aim of keeping the sick away and providing them with a healthier environment. Known were the Belot health houses (1821), on the coast of Marimelena, near Regla; the Quinta del Rey, in Concha y Cristina; Garcini (1838) in Carlos III, by the Quinta de los Molinos; and National Integrity, very close to it.

Agencies/ Wiki/ DDC/ Yaneli Leal/ BeneficenciasEspanolas/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com

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