Unlike former presidents of Cuba José Miguel, Miguel Mariano, Grau, Mendieta … born in rich cradle, Machado had a very humble and at one point in his life was a farm worker. Batista got a soldier, it was a race to the poor, and is known to Prio came to attend college with patched pants … All three would be enriched at the expense of the Treasury Machado nación.A nicknamed him El Mocho, because he lost the left index finger while working as a butcher in his native region. José Miguel A Shark nicknamed him, so biting, and Menocal, The Mayoral because sugar mill was Chaparra administrator, American-owned.
A Zayas They called him stingy as it was content with little if no stop drop drop you in the pocket. Late traded with Machado and pledged to help him win the presidency in exchange for five humble milloncitos would receive in fees, income from the National Lottery. Incidentally, Zayas received in 1913 the task of writing a history of Cuba, and the Republic paid for that task a monthly salary of 500 pesos until his death at 34. It does not seem to write a single line.
Getting back to the nicknames, Grau was old, considering his age, and as convoluted and repetitive of his oratory, El Divino Gibberish, Mendieta was Cunagua Solitaire, and Batista, eager for a popularity that never had , was pleased to find it being called The Banes.Todos Guajirito of these 17 presidents were married, less Grau, who was a confirmed bachelor. Their platonic love and correspondence with American nurse ranged from 1932 to 1965. Two of those married with foreign leaders; Céspedes with Italian Laura Bertini, and Genevieve Estrada Palma Guardiola, which he caught when he was postmaster in the Republic of Honduras and Genevieve was the daughter of the President of Honduras.
From the First Ladies, the most beautiful was definitely Tarrero Mary, wife of Carlos Prio. America Arias, wife and mother of José Miguel Miguel Mariano, was a great lady respected by all, he cut his teeth as a messenger of the Liberation Army in the days of the Revolutionary War. Seba Mariana Menocal necklaces bought in Paris could not afford to buy Victoria Eugenia, wife of Alfonso XIII, King of Spain. The humblest was Genoveva Guardiola, who sat on a balcony of Palace husband darning stockings, which, moreover, was only three suits. Estrada Palma was the stingiest of Cuban presidents, and the most extravagant Menocal.
The British press in 1969, Batista proclaimed the richest man in Spain, while Prio, in Miami, solemnly declaring poor, not because he lost his fortune but because the whole transferred to his wife. Grau, in Havana, in his later years enjoyed a pension of 500 pesos a month, which gave the revolutionary government. Although Cuban leaders had no retirement, returned to work only once resigned the presidency, was Barnet. He ended his days as an employee of the Ministry of State, where he was head of the ministry. Márquez Sterling died in Washington, in 1934, in the performance of a diplomatic mission, and Machado, in Miami, in 1939. In the 40s the Congress directed that his remains might never be brought to Cuba.
As exiles died, also in the U.S., and Carlos Hevia Carlos Prio, who committed suicide in 1977. He had requested in a letter that after five years after his death, his remains were brought to Cuba, whatever the political system in Cuba and wanted rest forever beside his mother, Mrs. Rule Socarras Liberation Army Captain . His widow and daughters have been reluctant to fulfill that last wish. Mendieta died in Havana in 1960, and Grau, also in the capital, in 1969. Batista died in Spain in 1973, and Urrutia, in the United States. The rest died in Cuba before the triumph of the Revolution.
Such was the passion of Mendieta by fighting roosters or that there is a breed of these animals that bears his name. What’s the fate of Carlos? Happens, the journalist said in his fabularios Kuchilan, that no president with that name arrived in Cuba to complete his term and left the presidency as ball pocket. That happened to Cespedes, Hevia, Mendieta and Prio. Another name was Carlos who could not even take possession, Carlos M. Stone and Stone, the first of January 1959 was called to the City of Columbia and wanted Military hacérsele replacing President Batista, being the most senior judge of the Supreme Court. But the court itself refused to take oath and Stone was left in the hands of General Eulogio Cantillo, head of the military junta, and went home. He died very old in Havana.
Sources: CiroBianchiRoss/InternetPhotos/ thecubanhistory.com
Cuba’s Memories: Presidents and Nicknames/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor
Recuerdos de la Republica: De Presidentes y Apodos
A diferencia de los ex presidentes de Cuba José Miguel, Miguel Mariano, Grau, Mendieta… que nacieron en cuna rica, Machado tuvo un origen muy humilde y en un momento de su vida fue obrero agrícola. Batista se metió a soldado, que era una carrera para los pobres, y se sabe que Prío llegó a concurrir a la universidad con los pantalones remendados… Los tres se enriquecerían a costa del Tesoro de la nación.A Machado le apodaban El Mocho, porque perdió el índice de la mano izquierda mientras trabajaba como carnicero en su región natal. A José Miguel le apodaron Tiburón, por lo que mordía, y a Menocal, El Mayoral porque fue administrador del central azucarero Chaparra, de propiedad norteamericana.
A Zayas le decían El Pesetero, ya que se conformaba con poco siempre que la gota no dejara de caerle en el bolsillo. A última hora transó con Machado y se comprometió a ayudarlo a alcanzar la presidencia a cambio de cinco humildes milloncitos que recibiría, en cuotas, de la Renta de la Lotería Nacional. Por cierto, Zayas recibió en 1913 la encomienda de escribir una Historia de Cuba, y la República le pagó por esa tarea un salario de 500 pesos mensuales hasta su muerte, en el 34. No parece que escribiera una sola línea.
Volviendo a lo de los apodos, Grau fue El Viejo, en atención a su edad, y, por lo enrevesado y repetitivo de su oratoria, El Divino Galimatías; Mendieta era el Solitario de Cunagua, y a Batista, ávido de una popularidad que nunca tuvo, debía resultarle grato oírse llamar El Guajirito de Banes.Todos estos 17 presidentes estaban casados, menos Grau, que era un solterón empedernido. Sus amores platónicos y epistolares con una enfermera norteamericana se extendieron desde 1932 hasta 1965. Dos de esos mandatarios contrajeron matrimonio con extranjeras; Céspedes con la italiana Laura Bertini, y Estrada Palma con Genoveva Guardiola, a la que pescó cuando fue director de Correos en la República de Honduras y Genoveva era la hija del Presidente hondureño.
De las Primeras Damas, la más bella fue sin duda Mary Tarrero, la mujer de Carlos Prío. América Arias, esposa de José Miguel y madre de Miguel Mariano, fue una gran señora respetada por todos; se curtió como mensajera del Ejército Libertador en los días de la Guerra de Independencia. Mariana Seba de Menocal compraba en París collares que no podía darse el lujo de adquirir Victoria Eugenia, la esposa de Alfonso XIII, rey de España. La más humilde fue Genoveva Guardiola, que sentada en un balcón de Palacio zurcía las medias del marido, que, por otra parte, solo tenía tres trajes. Estrada Palma fue el más tacaño de los presidentes cubanos, y Menocal el más manirroto.
La prensa británica, en 1969, proclamaba a Batista el hombre más rico de España, mientras que Prío, en Miami, se declaraba pobre de solemnidad, no porque perdiera su fortuna sino porque la traspasó íntegra a su esposa. Grau, en La Habana, disfrutó durante sus últimos años de una pensión de 500 pesos mensuales, que le otorgó el Gobierno Revolucionario. Aunque los mandatarios cubanos no tenían jubilación, el único que volvió a trabajar, una vez cesado en la presidencia, fue Barnet. Terminó sus días como empleado del Ministerio de Estado, donde había sido titular de la cartera. Márquez Sterling murió en Washington, en 1934, en el desempeño de una misión diplomática, y Machado, en Miami, en 1939. En los años 40 el Congreso de la República dispuso que sus restos nunca pudieran ser traídos a Cuba.
En calidad de exiliados fallecieron, también en Estados Unidos, Carlos Hevia y Carlos Prío, que se suicidó en 1977. Había pedido en una carta que transcurridos cinco años de su muerte, sus restos se trajeran a Cuba, fuera cual fuera el sistema político imperante en la Isla ya que quería descansar para siempre al lado de su madre, doña Regla Socarrás, Capitana del Ejército Libertador. Su viuda e hijas han sido remisas a cumplir esa última voluntad. Mendieta falleció en La Habana, en 1960, y Grau, también en esta capital, en 1969. Batista murió en España, en 1973, y Urrutia, en Estados Unidos. El resto murió en Cuba antes del triunfo de la Revolución.
Tal fue la pasión de Mendieta por los gallos finos o de pelea que existe una raza de esos animales que lleva su apellido. ¿Qué hay del sino de los Carlos? Sucede, decía el periodista Kuchilán en sus fabularios, que ningún presidente con ese nombre llegó en Cuba a completar su mandato y salió de la presidencia como bola por tronera. Así le sucedió a Céspedes, a Hevia, a Mendieta y a Prío. Otro hubo de nombre Carlos que ni siquiera pudo tomar posesión, Carlos M. Piedra y Piedra, que el primero de enero de 1959 fue llamado a la Ciudad Militar de Columbia y quiso hacérsele presidente en sustitución de Batista, por ser el magistrado más antiguo del Tribunal Supremo. Pero el propio tribunal se negó a tomarle juramento y Piedra se la dejó en la mano al general Eulogio Cantillo, jefe de la junta militar, y volvió a su casa. Murió viejísimo en La Habana.
Sources: CiroBianchiRoss/InternetPhotos/ thecubanhistory.com
Cuba’s Memories: Presidents and Nicknames/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor