The last physician to attend Napoleon, lived in Cuba and here died in 1838 of yellow fever victim. His remains rest in the ossuary of the Portuondo family vault at the entrance of the cemetery of St. Iphigenia in Santiago de Cuba.
In addition to his personal and professional values, to Antommarchi accounted for place in history having seen Napoleon Bonaparte expire, the Cubans, he decided to end in this island that took him in and cares for his mortal remains.
The veracity of this fact was confirmed in 1994 by Dr. Antonio Cobo Abreu, legal specialist in this eastern city, who proceeded to the identification, and thus became known in the Caribbean Festival, usually held in that city , this time specifically devoted to French-speaking peoples.
The legal identification was made from a rectangular box of 70 x 40 cm lead, sealed and the only inscription EPD, which did not correspond to any family member listed. The bony structures found inside the vessel showed that it was a guy about 50 years europoide measuring 1.92 meters at death, an event that occurred more than a century. A painting that was remaining on the face of Antommarchi allowed comparisons with the skull found and demonstrated the coincidence between the shape of the face, the separation of the eye sockets and the characteristic features of the chin and nose. A defining element was the great stature of character. After investigative work and legal certification, smearing the remains were preserved with varnish and brought back to the ossuary Portuondo family vault.
Dr. Francisco Antommarchi was born in the French island of Corsica, July 6, 1789, and became a doctor at the University of the Italian city of Florence. Particularly highlighted by the publication of two anatomical atlas, his work as head of the department of medicine of that institution of higher education and for research on tropical diseases, which earned her resume to get a seat as a physician on the payroll of the French imperial army.
When Napoleon abdicated as emperor, Antommarchi left Paris and joined him to accompany him in 1815 at the Battle of Waterloo. Once defeated and taken refuge in the island of St. Helena, Napoleon was without his family doctor and Antommarchi was accepted for exchange, function served from September 18, 1819 until May 5, 1821.
On the death of Napoleon, Antommarchi moved to Poland, where he served as a surgeon, was later a time in Italy and after passing through France decided to move to America. On this continent lived first in the United States of America, in the southern state of Louisiana, and later went to Mexico.
From Aztec lands, Antommarchi came to Havana in the early months of 1837. Among the valuable items carefully brought with him were copy of the cast of the mask that Bonaparte had made moments after he died, and memories of the emperor. From Havana to Santiago de Cuba went to meet his cousin, the owner of coffee plantations and Chaigneas Antommarchi Antonio Benjamin, who lives in the village of El Cobre, near that city.
Copy of Napoleon’s Death Mask
A few months after they had settled there, the Santiago community recognized early professional values Physician Napoleon as most called him, using his tools and prestigious services so that the news of his death on April 3, 1838, shocked everyone. The physician’s corpse was deposited in the church of St. Thomas and he was buried in the cemetery of Santa Ana in the family vault of the Marquis of Delights Tempu, one of his patients. The removal of all traces of this cemetery to the new cemetery of St. Iphigenia, were placed next to the family Portuondo, who then held the marquisate of Tempu, place a few years ago were identified.
Herminio/AntommarchiStory/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Napoleon’s Doctor and Cuba
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor
EL DOCTOR DE NAPOLEON Y CUBA
EL ultimo médico que atendiera a Napoleón, residió en Cuba y aquí falleció en 1838 víctima de la fiebre amarilla. Sus restos reposan en el osario del panteón de la familia Portuondo, a la entrada del cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
Además de sus valores personales y profesionales, a Antonmarchí le correspondió el sitio en la historia de haber visto expirar a Napoleón Bonaparte; a los cubanos, que decidiera su final en esta Isla que lo acogió y cuida de sus mortales restos.
La veracidad de este hecho fue confirmada en 1994 por el doctor Antonio Cobo Abreu, especialista en medicina legal de esa ciudad oriental, quien procedió a la identificación, y así se dio a conocer en el Festival del Caribe, que habitualmente se celebra en esa ciudad, aquella vez precisamente dedicado a los pueblos de habla francesa.
La identificación legal se hizo a partir de una caja rectangular de plomo de 70 x40 centímetros, sellada y con la única inscripción E.P.D., que no correspondía a ningún miembro de la familia mencionada. Las estructuras óseas encontradas en el interior del recipiente evidenciaron que se trataba de un individuo europoide de aproximadamente 50 años que medía 1,92 metros al fallecer, suceso que ocurriera hacía más de un siglo. Una pintura que se conservara del rostro de Antonmarchí permitió realizar comparaciones con el cráneo encontrado y se demostró la coincidencia entre la forma de la cara, la separación de las cuencas oculares y los rasgos característicos del mentón y la nariz. Un elemento definitorio fue la gran estatura del personaje. Luego del trabajo investigativo y la certificación legal, los restos fueron preservados embadurnándolos con barniz y depositados nuevamente en el osario del panteón de la familia Portuondo.
El doctor Francisco Antonmarchí había nacido en la francesa isla de Córcega, el 6 de julio de 1789, y se hizo médico en la Universidad de la italiana ciudad de Florencia. Particularmente se destacó por la publicación de dos atlas anatómicos, su labor al frente de la cátedra de Medicina de ese centro de estudios superiores, así como por sus investigaciones acerca de las enfermedades tropicales, currículum que le valió para llegar a ocupar un puesto como médico en la nómina del ejército imperial francés.
Al abdicar Napoleón como emperador, Antonmarchí salió de París y se unió a él hasta acompañarlo en 1815 en la batalla de Waterloo. Una vez derrotado y refugiado en la isla de Santa Elena, Bonaparte quedó sin su médico de cabecera y Antonmarchí fue aceptado para sustituirlo, función que cumplió desde el 18 de septiembre de 1819 hasta el 5 de mayo de 1821.
Al morir Napoleón, Antonmarchí se trasladó a Polonia, país en el cual se desempeñó como cirujano; estuvo más tarde un tiempo en Italia y luego de pasar por Francia decidió trasladarse a América. En este continente residió primero en los Estados Unidos de América, en el sureño estado de Louisiana, y posteriormente pasó a México.
Proveniente de tierras aztecas, llegó Antonmarchí a La Habana en los primeros meses de 1837. Entre los valiosos objetos que con sumo cuidado traía consigo, estaban el molde de la mascarilla que había hecho a Bonaparte momentos después de que falleciera, y las memorias del emperador. De La Habana partió hacia Santiago de Cuba al encuentro de su primo hermano, el dueño de cafetales Antonio Benjamín Antonmarchí y Chaigneas, radicado en la villa de El Cobre, cercana a esa ciudad.
Copy of Napoleon’s Death Mask
A los pocos meses de haberse establecido allí, la comunidad santiaguera reconoció muy pronto los valores profesionales del Médico de Napoleón como la mayoría le denominaba, utilizando sus útiles y prestigiosos servicios, por lo que la noticia de su fallecimiento el 3 de abril de 1838, conmovió a todos. El cadáver del galeno fue depositado en la iglesia de Santo Tomás y se le dio sepultura en el cementerio de Santa Ana, en la bóveda familiar del marqués de las Delicias de Tempú, uno de sus pacientes. En el traslado de todos los restos de este panteón hacia el nuevo cementerio de Santa Ifigenia, fueron colocados junto a los de la familia Portuondo, que luego ostentó el marquesado de Tempú, sitio donde fueron identificados hace pocos años.
Herminio/AntommarchiStory/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Napoleon’s Doctor and Cuba
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor