LETTER FROM CUBA… + CARTAS DESDE CUBA.

HAVANA LIVES …

Havana is being reborn. I could not say whether the best way, but the revival is evident. Just made official the first measures of the “Cuban economic model updating”, which will acquire its final shape and projections at meetings of the Communist Party congress to be held in mid-April, the effects of the new policy have begun to vary, accelerated manner, the physical face of a city that in the last fifty years, seems to have stopped in time (and even reversed with the progress of deterioration).

At this moment the most forceful and visible opening has been to revitalize the self-employment, with an extension of their categories and activities (nothing spectacular, has been focused on very small trades and businesses rather than the professions) . To exercise the various options for private work and have been granted in the country a significant number of new licenses, even though, in its birth, has established a strong tax system that casts doubt on the ability of many candidates to fully meet the fiscal commitments.

This alternative independent labor for many years banned and then stigmatized, fulfills various missions, including to absorb a portion of state and government employees to be “available” according to Cuban rhetoric. The figure of the dismissed workers is projected to reach over a million when the process is complete, but now its implementation has been slowed by the evidence of that society and the economy does not have too many alternative employment for many people. At the same time, work on their own try to give a slight but needed boost from the bottom to the decentralization of the economic structures of a model in which, until today, the state’s presence was like the divine essence has shone everywhere, but not always visible or tangible. In the labor market, of course, the presence of state and government was absolute and hegemonic, but since the crisis of the 1990s suffered heavy desertions, given that official salaries are insufficient to expenditure levels and many of the average employee working-age people preferred to go to the activity of “invention” Cuban term which encompasses the most diverse survival strategies.

Among the “new business” to which Cubans have come under legal conditions recently adopted two sectors have been the most contested: the food and agricultural product sales in all parts of the city. The avalanche of cafes, small restaurants and street vendors and hawkers (who need little or no prior investment) have introduced an environment of creativity and mobility, in physical appearance, giving the urban environment is a fair picture of miracles in which each sell what you can and as you can: the hundreds of coffee shops (and one wonders: will there be customers for all these coffee shops, in a country where most wages, as already said, just ensure the survival ?) sprouted on every corner, in doorways, or local rustic, almost always arise without any sophistication and with the characteristic that the food purchased is consumed standing on the sidewalk, a picture of provisional and poverty that are painful.

Meanwhile, vegetable vendors and some other crops have chosen to put weaker and worse still mounted, and even the sale on the sidewalks from the same wooden boxes in which products were transported or stored. Without a hint of sophistication, with the conviction that the demand far exceeds supply and with no intention of attracting the quality, presentation, or the price, these outlets, rather than an image of poverty and improvisation are bringing to the city and backward rural airs of that Havana had been away for many decades.

Together these two items has come to light, officially accepted, the business of selling recorded music CDs, film and television series, pirated from the most imaginative and different ways. This business, part of the illegality of the activity that sustains it, flourishes in Havana thanks to the law that grants that engage in a trade sale is permitted and supervised.

Thus, rustic flooring, placed in doorways and sidewalks, to the purchaser the latest productions of American cinema and the latest recordings of the stars of the show, for prices even attract foreign tourists passing through town.

The search for individual solutions through the assembly of these small businesses, with no too many architectural and urban regulations that control, are giving to the Cuban capital a fair image without limits or concert, city in which it is mixed rural with the urban, the novelty of improvisation and the feeling of ugliness and poverty become the most characteristic stamp. In short, Havana had to change because change … and
one of the prices you pay is their beauty and quite shabby.

(*) Leonardo Padura, Cuban writer and journalist. His novels have been translated into over fifteen languages ​​and his most recent book, The Man Who Loved Dogs, whose central characters Leon Trotsky and his murderer, Ramon Mercader.

Sources: IPS / Padura / InternetPhotos / TheCubanHistory.com
Havana renace… / The Cuban History / Arnoldo Varona, Publisher

LA HABANA RENACE…

La Habana está renaciendo. No podría asegurar si de la mejor manera, pero el renacer es evidente. Apenas oficializadas las primeras medidas de la “actualización del modelo económico cubano”, que adquirirá su forma y proyecciones definitivas en las sesiones del congreso del Partido Comunista que se efectuará a mediados de abril, los efectos de la nueva política han comenzado a variar, de manera acelerada, la fisonomía física de una ciudad que, en los últimos cincuenta años, parece haberse detenido en el tiempo (e incluso retrocedido con el avance del deterioro).

Hasta este instante la apertura más contundente y visible ha sido la de la revitalización del trabajo por cuenta propia, con una ampliación de sus categorías y actividades (nada espectacular, pues ha estado centrada en los oficios y muy pequeños negocios más que en las profesiones). Para ejercer las distintas posibilidades de trabajo privado ya se han concedido en el país una cifra notable de nuevas licencias, a pesar de que, en su mismo nacimiento, se ha establecido un fuerte sistema impositivo que hace dudar de la capacidad de muchos aspirantes para poder cumplir a cabalidad los compromisos fiscales.

Esta alternativa laboral independiente, por muchos años prohibida y luego estigmatizada, cumple diversas misiones, entre ellas las de absorber una parte de los empleados estatales y gubernamentales que quedarán “disponibles”, según la retórica cubana. La cifra de los despedidos se calcula que alcanzará más de un millón cuando el proceso haya concluido, aunque ahora mismo su puesta en práctica ha sido desacelerada ante la evidencia de que la sociedad y la economía no tienen demasiadas alternativas laborales para tantas personas. A la vez, el trabajo por cuenta propia intenta dar un leve pero necesario impulso desde abajo a la descentralización de las estructuras económicas de un modelo en el cual, hasta hoy, la presencia del Estado ha sido como el de la esencia divina: ha brillado en todas partes, aunque no siempre resulte visible o tangible. En el mercado laboral, por cierto, la presencia estatal y gubernamental era absoluta y hegemónica, aunque desde la crisis de la década de 1990 sufrió cuantiosas deserciones, habida cuenta de que los salarios oficiales resultan insuficientes para los niveles de gastos del empleado promedio y muchas personas en edad laboral prefirieron pasar a la actividad del “invento”, término cubano en el que se engloban las más disímiles estrategias de supervivencia.

Entre los “nuevos negocios” a los cuales han acudido los cubanos bajo las condiciones legales recientemente aprobadas, dos sectores han resultado los más recurridos: la gastronomía y la venta de productos agrícolas en todos los puntos de la ciudad. La avalancha de cafeterías,pequeños restaurantes y vendedores callejeros y ambulantes (que necesitan una mínima o ninguna inversión previa) han introducido un ambiente de creatividad y movilidad que, en el aspecto físico, va dando al entorno urbano una imagen de feria de los milagros en la que cada cual vende lo que puede y como puede: las cientos de cafeterías (y uno se pregunta: ¿habrá clientes para todas esas cafeterías, en un país donde la mayoría de los salarios, como ya se ha dicho, apenas garantizan la subsistencia?) brotadas en cada esquina, en portales, o locales rústicos, casi siempre surgen sin la menor sofisticación y con la característica de que los alimentos adquiridos se consuman de pie, en las aceras, ofreciendo una imagen de provisionalidad y pobreza que resultan dolorosas.

Mientras, los vendedores de hortalizas y algunas otras producciones agrícolas han optado por puestos aun más endebles y peor montados, e, incluso, por la venta en las aceras desde las mismas cajas de madera en que los productos fueron trasladados o almacenados. Sin un asomo de sofisticación, con la convicción de que la demanda supera en mucho la oferta y sin intenciones de atraer por la calidad, la presentación o el precio, estos puntos de venta, más que una imagen de pobreza e
improvisación están trayendo a la ciudad unos aires rurales y retrógrados de los que La Habana se había alejado hace muchas décadas.

Junto a estos dos rubros ha salido a la luz, oficialmente aceptado, el negocio de la venta de discos compactos grabados con música, cine y series de televisión, pirateadas de las más imaginativas y diversas formas. Este negocio, que parte de la ilegalidad de la actividad que lo sostiene, florece en La Habana gracias a la legalidad que le concede el hecho de que dedicarse a su venta es un oficio permitido y fiscalizado.

De este modo, tarimas rústicas, colocadas en portales y aceras, ofrecen al comprador las últimas producciones del cine norteamericano y las más recientes grabaciones de las estrellas del espectáculo, por precios que incluso atraen a los turistas extranjeros de paso por la ciudad.

La búsqueda de soluciones individuales a través del montaje de estos pequeños negocios, sin que existan demasiadas regulaciones arquitectónicas y urbanísticas que los controlen, van dando a la capital cubana una imagen de feria sin límites ni concierto, de ciudad en la que lo rural se mezcla con lo urbano, la novedad con la improvisación y la fealdad y la sensación de pobreza se convierten en el sello más característico. En fin, La Habana cambia porque tenía que cambiar… y
uno de los precios que paga es el de su ya bastante deteriorada belleza.

(*) Leonardo Padura, escritor y periodista cubano. Sus novelas han sido traducidas a más de quince idiomas y su más reciente obra, El hombre que amaba a los perros, tiene como personajes centrales a León Trotski y su asesino, Ramón Mercader.

Sources:IPS/Padura/InternetPhotos/ TheCubanHistory.com
La Habana renace…/The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor

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