Cubano leyendo el periodico Granma. Foto: Raquel Perez.
Would you trust a doctor who diagnosed a serious cancer and next he tells you also have acne, and urgently prescribe only facial masks to eliminate those nasty pimples on your face?
That’s the feeling that awakens the Granma article on the crisis in transportation, where it is mentioned once the lack of spare parts, devoting the rest of the text to a clean bus, graffiti on the walls and the volume of the music.
As always the reviews are carried by the ordinary people, those working in the bus company and users.
Not a single direct reference to officials not guarantee the parts on time, causing an artificial shortage.
No one would ever question the ban on smoking in buses, but that’s not the main problem and when one reads the official organ of the Central Committee of Communist Party of Cuba (PCC) hopes that the issues are treated in greater depth.
It is true that transportation leaders are refusing to give interviews, I myself took months trying to talk to them and see how long I get to avoid a meeting where calculated to be difficult questions.
But such denials do not warrant that journalists dedicate ourselves to give speeches on the “acne” because that is precisely what those who try to chase away the press, avoid public scrutiny of their dealings and weaknesses.
It is our responsibility to further research in parallel, to further a diagnosis that will enable the country to discover the type of cancer you have and the reasons that cause it, steps necessary to find an effective treatment.
Instead, the Granma Cuban prefer to use the walk as a scapegoat, which seems an inconsistency in a newspaper spokesman proclaiming a “revolution of the humble, for the humble and the meek.”
They write that the people expect as a pigeon for the State to feed but do not explain that the Cuban model of socialism would not let them fly. Denounce the silence loggers that there to buy a bare table.
The country expects full information on corruption in telecommunications, card-million dollar scams and submarine telephone cable, but journalists prioritize the story of some guys who stole a pair of phones.
They blame the shortage of porters but dare not mention the inefficiency of the ministry of agriculture. Now an entire article devoted to transport problems without daring to investigate why they stand hundreds of new buses.
They have the confidence that people can not respond, even revolutionary silence outraged. The journalist and university professor, Elaine Diaz, shows in his blog that the censorship of letters from readers is what works best in the newspaper.
Nobody in Cuba is so naive as to ask impartiality ideological or political neutrality to a newspaper which is defined as “official organ” of the ruling party but that does not exempt from complying with other professional and ethical standards.
One would expect to find in its pages reports serious and deep, analytical, with a multifaceted treatment of the topics addressed with honesty and courage to face at least those who sabotage the policies of the CCP.
One might hope to follow the guidelines of the top leadership of the organization they claim to represent, which has already said that journalism they do not work and urged them to fight against the cloak of silence that protects corruption.
However, unlikely to achieve progress begging Raul Castro to force officials to provide information and using the Conference of the PCC as the Wailing Wall. José Martí said that “the great rights are not purchased with tears.”
Instead of continuing to wait the good will of officials for information may come to the simple people, workers and even conscious leaders who are willing to give it informally.
Soon journalism students will climb the Turquino (1). It can be fun to stage as a former guerrillas but if the new generation wants to take a leading role in society must be able to fight his own battles.
And for such an adventure you do not need to risk life as some colleagues elsewhere, just be willing to lose their job and work in the attempt to preform professional journalism, honorable, ethical and courageous.
(1) The highest peak in the Sierra Maestra, the guerrilla command of Fidel Castro.
Sources: CartasDesdeCuba / BBCMundo / Fernando Ravsberg / InternetPhotos / TheCubanHistory.com
Letters From Cuba / The Cuban History / Arnoldo Varona, Publisher
Cubano leyendo el periodico Granma. Foto: Raquel Perez.
¿Confiaría Ud. en un médico que le diagnostique un gravísimo cáncer y a renglón seguido le diga que además tiene acné, recetándole únicamente y con urgencia mascarillas faciales para eliminar esos desagradables de granos en el rostro?
Esa es la sensación que despierta el artículo de Granma sobre la crisis del trasporte , donde se menciona una sola vez la falta de piezas de repuesto, dedicando el resto del texto a la limpieza del bus, los grafitis en las paredes y el volumen de la música ambiental.
Como siempre las críticas se las lleva el ciudadano de a pie, los que trabajan en la empresa de autobuses y los usuarios.
Ni una sola mención directa a los funcionarios que no garantizan los repuestos a tiempo, provocando una escasez artificial.
A nadie se le ocurriría cuestionar la prohibición de fumar en los buses pero ese no es el problema esencial y cuando uno lee el Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) espera que los temas sean tratados con una mayor profundidad.
Es verdad que los dirigentes del transporte se niegan a dar entrevistas, yo mismo llevo meses tratando de conversar con ellos y veo como me dan largas evitando un encuentro donde calculan que habrá preguntas difíciles de responder.
Pero esas negativas no justifican que los periodistas nos dediquemos a dar peroratas sobre el “acné” porque eso es justamente lo que persiguen los que intentan apartar a la prensa: evitar el escrutinio público de sus manejos y desaciertos.
Es nuestra responsabilidad seguir investigando de forma paralela, profundizar en un diagnostico que le permita al país descubrir el tipo de cáncer que padece y las razones que lo provocan, pasos imprescindibles para encontrar un tratamiento efectivo.
En lugar de eso, el Granma prefiere utilizar al cubano de a pie como chivo expiatorio, lo que parece una incoherencia en un medio de prensa que se proclama portavoz de una “revolución de los humildes, para lo humildes y por los humildes”.
Escriben que el pueblo espera como un pichón que el Estado lo alimente pero no explican que el modelo de socialismo cubano no los dejaba volar. Denuncian a los taladores de árboles callando que no hay donde comprar una mísera tabla.
El país en pleno espera información sobre la corrupción en las telecomunicaciones, -estafas millonarias con tarjetas y con el cable telefónico submarino- pero los periodistas priorizan la historia de unos chicos que robaron un par de teléfonos públicos.
Acusan a los carretilleros del desabastecimiento pero no se atreven a mencionar la ineficiencia del ministerio de agricultura. Ahora dedican un artículo completo a los problemas del transporte sin osar investigar por qué están parados cientos de buses nuevos.
Tienen la tranquilidad de que la gente no les puede responder, silencian incluso a revolucionarios indignados. La periodista y profesora universitaria, Elaine Díaz, demuestra en su blog que la censura a las cartas de los lectores es lo que mejor funciona en el periódico.
Nadie en Cuba es tan ingenuo como para pedirle imparcialidad ideológica o neutralidad política a un periódico que se define como “órgano oficial” del partido de gobierno pero eso no lo exonera de cumplir con otras normas profesionales y éticas.
Uno esperaría encontrar en sus páginas reportajes serios y profundos, analíticos, con un tratamiento multifacético de los temas, abordados con honradez y con valentía para enfrentarse, al menos, a los que sabotean las políticas del PCC.
Se podría aspirar a que sigan las orientaciones de la máxima dirección de la organización que dicen representar, la cual ya les dijo que el periodismo que hacen no sirve y los convocó a pelear contra el manto de silencio que protege a la corrupción.
Sin embargo, difícilmente lograrán avanzar rogando a Raúl Castro que obligue a los funcionarios a dar información y usando la Conferencia del PCC como muro de las lamentaciones. Decía José Martí que “los grandes derechos no se compran con lágrimas”.
En vez de seguir esperando la benevolencia de los funcionarios para obtener la información podrían acudir a la gente sencilla, a los trabajadores e incluso de los dirigentes conscientes que estén dispuestos a darla de forma oficiosa.
Pronto los estudiantes de periodismo escalarán el Turquino (1). Puede resultar divertido escenificar antiguas guerrillas pero si la nueva generación aspira a ocupar un lugar protagónico tendrá que ser capaz de librar sus propias batallas.
Y para semejante aventura no hace falta arriesgar la vida como lo hacen algunos colegas en otras latitudes, basta con estar dispuesto a perder el cargo y el trabajo en el intento de hacer un periodismo profesional, honorable, ético y valiente.
(1) El pico más alto de la Sierra Maestra, símbolo de la guerrilla de Fidel Castro.
Sources: CartasDesdeCuba/BBCMundo/Fernando Ravsberg / InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Cartas Desde Cuba/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor