WHAT WAS SAID AND WHAT WAS DONE
Havana, 03/29/2012
By Fernando Ravsberg
It finished the second papal visit to Cuba without surprises, Benedict left no doubt about what is the bet of the Catholic Church, for lack of time did not meet with the Ladies in White and other dissidents but took place on the agenda to see Fidel Castro.
For much irritation between the anti-Castro awaken within and outside the island, the truth is that the Pope is merely continuing the tradition started in 2008 with the visit of Secretary of State of the Vatican, Bertone Tarciso.
Benedict’s homilies were so general that it could if any anywhere in the world. If something was emphasized on the need to enhance the spirituality and achieve new social spaces for the Catholic Church.
He insisted on being allowed to participate in teaching, as they did before 1959. Fidel Castro himself was educated at a Jesuit college, despite which after the Revolution became public schools.
This is one of the most difficult to solve because education in Cuba is free and is 100% of school children. In addition, in Cuban schools academic training is accompanied by the planting of socialist ideas.
It would be interesting to know if the Cuban government is prepared to allow schools to open in which you have to pay tuition and which also teaches children the Calvary of Jesus Christ instead of the Deed of Che in Bolivia.
For now it seems that the legendary Argentine guerrilla stays where it is and during the Mass was just before the altar of the Plaza of the Revolution, so that every time that Benedict XVI was looked up to him.
Anyway, the Cuban Catholic Church also has no roots in society that allows notice to the government, a sample is the number of people attending Mass even though many state employees were “targeted” to attend.
There were so many “non-Catholics” that the priests were forced to explain the loudspeakers during services can not be shouting slogans, waving flags and applauding, as normally happens in the political events in Cuba.
The Cardinal Ortega said the modest participation by saying that many would see the Mass on TV and juggling with words, said in his speech that the Cubans are mostly “believers”, avoiding saying “Catholics.”
The Vatican spokesman said that the mass of the Plaza 300 000 Cubans arrived, the figure seems exaggerated though there were people from the provinces of Matanzas, Pinar del Rio and Havana, which includes a total of 3.5 million inhabitants .
Most Cubans I spoke with agree that Benedict does not have the charisma of John Paul. It is true that both are very different but Cuba is not the same and, above all, have changed the relations between Church and State.
If the purpose of the visit of Polish was “Open Cuba”, the German seems to be consolidating the space won, support the moderate sector of the Cuban church, headed by Cardinal Ortega and try to collect some bills for the support provided.
Just before leaving, the pope touched on political, proposing “a society of broad horizons, renewed and reconciled” to which “no one is prevented from joining (…) the limitation of their freedoms, or relieved of it out of laziness or lack of material resources. ”
However, immediately equilibrated stating that this situation “is exacerbated when restrictive economic measures imposed from outside the country weigh negatively on the population”, thus attacking the U.S. Embargo against Cuba.
The government was equally frank, Foreign Minister Bruno Rodriguez said he “would hear” Benedict XVI with respect but Vice President Marino Murillo confirmed that the socialist project is still in force and therefore no political change in Cuba.
Neither side said anything that does not know but the bottom was not what was said but what was done. The government provided the infrastructure, mobilized state employees and communist masses, while the Pope disqualified the opposition refusing even to hear their claims.
Sources: Letters From Cuba / FernandoRavsberg / InternetPhotos / TheCubanHistory.com
He Said and Done (3/29/2012) / The Cuban History / Arnoldo Varona, Publisher
LO DICHO Y LO HECHO
Habana, 03/29/2012
Por Fernando Ravsberg
Finalizó la segunda visita papal a Cuba sin sorpresas, Benedicto XVI no dejó dudas sobre cuál es la apuesta de la Iglesia Católica, por falta de tiempo no se reunió con las Damas de Blanco y demás disidentes pero tuvo espacio en la agenda para ver a Fidel Castro.
Por mucha irritación que despierte entre el anticastrismo dentro y fuera de la isla, lo cierto es que el Papa no hace más que continuar la tradición iniciada en el 2008 con la visita del Secretario de Estado del Vaticano, Tarciso Bertone.
Las homilías de Benedicto XVI fueron tan generales que podría haberlas dicho en cualquier parte del mundo. Si hizo hincapié en algo fue en la necesidad de potenciar la espiritualidad y en lograr nuevos espacios sociales para la Iglesia Católica.
Insistió en que se les permita participar en la enseñanza, tal y como lo hacían antes de 1959. El propio Fidel Castro estudió en un colegio de jesuitas, a pesar de lo cual después de la Revolución los convirtió en centros de enseñanza pública.
Este es uno de los temas más difíciles de solucionar porque la educación en Cuba es gratuita y están escolarizados el 100% de los niños. Además, en las escuelas cubanas la formación académica va acompañada de la siembra de ideas socialistas.
Sería interesante saber si el gobierno cubano está dispuesto a autorizar que se abran centros educativos en los que haya que pagar matrícula y donde además se enseñe a los niños el Calvario de Jesucristo en lugar de la Gesta del Che en Bolivia.
Por ahora parece que el mítico guerrillero argentino se queda donde está y durante la misa estuvo justamente frente al altar de la Plaza de la Revolución, de tal forma que cada vez que Benedicto XVI levantaba la vista se encontraba con él.
De todas formas la Iglesia Católica cubana tampoco tiene un arraigo social que le permita emplazar al gobierno, una muestra es el número de personas que acudieron a las misas a pesar de que muchos empleados del Estado fueron “orientados” a asistir.
Había tantos “no católicos” que los sacerdotes se vieron obligados a explicar por los altoparlantes que durante las misas no se pueden gritar consignas, aplaudir ni agitar banderas, como ocurre normalmente en los actos políticos en Cuba.
El propio Cardenal Ortega explicó la modesta participación afirmando que muchos verían la misa por TV y, haciendo malabarismo con las palabras, expresó en su alocución que los cubanos son mayoritariamente “creyentes”, evitando decir “católicos”.
El vocero del Vaticano informó que a la misa de la Plaza llegaron 300 mil cubanos, la cifra parece exagerada a pesar de que había personas de las provincias de Matanzas, Pinar del Río y La Habana, las que suman un total de 3.5 millones de habitantes.
La mayoría de los cubanos con los que hablé coinciden en que Benedicto no tiene el carisma de Juan Pablo. Es cierto que ambos son muy diferentes pero tampoco Cuba es la misma y, sobre todo, han cambiado las relaciones entre la Iglesia y el Estado.
Si el objetivo de la visita del polaco era “abrir Cuba”, los del alemán parecen ser consolidar los espacios ganados, respaldar al sector moderado de la iglesia cubana -encabezados por el Cardenal Ortega- e intentar cobrar algunas facturas por los apoyos brindados.
Momentos antes de partir, el Papa tocó el tema político, proponiendo “una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada” a la que “nadie se vea impedido de sumarse (…) por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales”.
Sin embargo, inmediatamente equilibró afirmando que esta situación “se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población”, atacando así al Embargo de EE.UU. contra Cuba.
El gobierno fue igual de franco, el canciller Bruno Rodríguez dijo que “oirían” a Benedicto XVI con respeto pero el vicepresidente Marino Murillo confirmó que el proyecto socialista sigue vigente y por lo tanto no habrá cambios políticos en Cuba.
Ninguna de las partes expresó nada que no se supiera pero lo esencial no fue lo que se dijo sino lo que se hizo. El gobierno facilitó la infraestructura, movilizó empleados del Estado y comunistas a las misas, mientras el Papa descalificaba a la oposición negándose incluso a escuchar sus reclamos.
Sources: Letters From Cuba/FernandoRavsberg/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Lo Dicho y lo Hecho (3/29/2012)/The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor