In many ways the most unique of all Cuban baseball teams in the second half of the twentieth century.
Industrial was the best representative of the eternal capital’s ninth since the inception of the National Amateur Series.
But left out in qualifying for the inaugural season of the event that replaced the Cuban League of Professional Baseball, debuted in the second season of 1963. Then it never stopped until his forced disappearance occurred in the fourteenth edition of 1974-75, driven largely by the successive transformations that suffered the just amateurs.
In the first two decades of life, blue host, led by his eternal Captain Pedro Chavez and backed by the expertise of men and Urbano Gonzalez, Antonio “Nico” Jimenez, Raul Reyes and Manuel Hurtado, donated to the coffers industrialists five crowns gold, four of them consecutively (1963, 1964, 1965 and 1965-66). The fifth was captured in 1973.
This beautiful brand, more than four decades later, still stands strong at the time.
Also agenciaron the title in his opening contest, something only four clubs have achieved in the history of Cuban Winter League (1878-79 Havana, Marianao in 1922-23, Western Farmers in 1962 and 1974-75).
However, a forced exile of three campaigns, in which the whole championship was moved to the months of winter spring, stopped her breath and expand the model of consistency who built since 1963. The traffic on the Selective Series was disastrous. Final two places in 1975 and 1976, a sophomore in 1977, with 110 victories and 52 defeats.
The Return of the Prodigal Son strong>
But in the lid of 1977-78 the Industrial returned to winter tournaments. They got second place and finished a game and a half Vegueros holder.
From that moment was a club in a permanent state of grace. In just over two decades stretched the capital’s eulogy to the edges of fantasy.
Began in 1985 with the first of six plates in the Postseason wins as representatives of the NL West before the end of the twentieth century. Of the 15 editions of the Playoff Series, made between 1984-85 and 1999-00 campaigns, attended ten five times discussed the main prize.
Among the figures who participated in the foundation of the mausoleum to the flag color of the sky during this period were René Arocha, Javier Mendez, Osvaldo Fernandez Guerra, Lazaro Vargas, Juan Padilla, Lazaro Valle, Germain Bureau, Euclides Rojas, Lazaro de la Torre and Orlando “El Duque” Hernandez, a whole generation of temper that touched the hearts of the followers of indigo canvas in the second half of the eighties and throughout the nineties.
But, contrary to the Industrial has always been argued to be a favored group in all aspects of the game, because he had the service of the best players in the capital and when not, taken from Metropolitan, the other representative of City of Havana. Instead, the prevailing feature of the horde industrialist is undoubtedly its unique air controversial. It is the team’s most admired and the most hated.
On the other hand, have come here as many of the so-called “deserters” of Cuban baseball in recent years. They rose up as an example of a rebellious spirit that led them to break the rules of rigid star sports system and spectacular escapes. Flights, which continue today, as heartbreaking cry of the true demand for the new generations of Cuban players: freedom.
DesdeMiPalco/RogerioManzano/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.
LEONES DE INDUSTRIALES
Por ROGERIO MANZANO
Por muchas razones el más singular de todos los equipos cubanos de béisbol de la segunda mitad del siglo XX.
Industriales fue el sempiterno representante de las mejores novenas capitalinas desde el inicio mismo de las Series Nacionales Aficionadas.
No obstante quedar fuera en la clasificación para la campaña inaugural del evento que reemplazó a la Liga Cubana de Béisbol Profesional, debutó en la segunda temporada de 1963. Luego, nunca más dejó de hacerlo hasta que se produjo su obligada desaparición en la decimocuarta edición de 1974-75, motivada, en gran medida, por las sucesivas transformaciones que padecieron las justas aficionadas.
En estas dos primeras décadas de vida, las huestes azules, dirigidas por su eterno capitán Pedro Chávez, y respaldadas por la maestría de hombres como Urbano González, Antonio “Ñico” Jiménez, Raúl Reyes y Manuel Hurtado, donaron para las arcas industrialistas cinco coronas de oro, cuatro de ellas de modo consecutivo (1963, 1964, 1965 y 1965-66). La quinta la capturaron en 1973.
Esta preciosa marca, más de cuatro décadas después, aún se levanta sólida ante el paso del tiempo.
También se agenciaron el título en su certamen de apertura, algo que sólo han logrado cuatro clubes en la historia de la Liga invernal cubana (Habana en 1878-79, Marianao en 1922-23, Occidentales en 1962 y Agricultores en 1974-75).
Sin embargo, un forzoso destierro de tres campañas, en el cual el conjunto fue desplazado del campeonato de invierno hacia los meses de primavera, los dejó sin aliento e impidió ensanchar el modelo de consistencia que construían desde 1963. El tránsito por la Serie Selectiva fue desastroso. Dos últimos lugares en 1975 y 1976, un antepenúltimo en 1977, y 52 victorias con 110 derrotas.
El regreso del hijo pródigo
Empero, en la lid de 1977-78 los Industriales volvieron a los torneos de invierno. Obtuvieron el segundo puesto y finalizaron a un juego y medio del titular Vegueros.
A partir de ese momento fue un club en permanente estado de gracia. En poco más de dos décadas estiraron el panegírico capitalino hasta los bordes de la fantasía.
Comenzaron en 1985 con la primera de las seis placas ganadas en la Postemporada como representantes de la Liga Occidental antes de que se terminara el siglo XX. De las 15 ediciones de las Series Playoff, efectuadas entre las campañas de 1984-85 y 1999-00, asistieron a diez y cinco veces discutieron el premio principal.
Entre las figuras que participaron en la cimentación de este mausoleo a la bandera color cielo durante este lapso se encontraban René Arocha, Javier Méndez, Osvaldo Fernández Guerra, Lázaro Vargas, Juan Padilla, Lázaro Valle, Germán Mesa, Euclides Rojas, Lázaro de la Torre y Orlando “El Duque” Hernández, toda una generación de temple que conmovió el corazón de los seguidores del lienzo añil durante la segunda mitad de los años ochenta y a través de toda la década de los noventa.
Pero, en contra de los Industriales siempre se ha argumentado ser un conjunto favorecido en todos los aspectos del juego, porque ha contado con el servicio de los mejores jugadores de la capital y cuando no, los ha tomado de Metropolitanos, el otro representante de Ciudad de la Habana. En cambio, la característica prevaleciente de la horda industrialista es, sin dudas, su exclusivo aire controversial. Es el equipo más admirado y también el más odiado.
Por otra parte, de aquí han salido el mayor número de los mal llamados “desertores” del béisbol cubano de los últimos años. Ellos se levantaron como ejemplo de un espíritu contestatario que los llevó a romper las reglas del rígido sistema deportivo y a protagonizar espectaculares evasiones. Huidas, que continúan hoy, como alarido desgarrador de la verdadera exigencia de las nuevas generaciones de peloteros cubanos: la libertad.
Sources: DesdeMiPalco/RogerioManzano/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Leones de Industriales/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor