Land to those who work it
This week marks an anniversary of the signing in Cuba of the Agrarian Reform Act, which transformed the lives of tens of thousands of peasant families mired in poverty harder, as revealed in a survey of the Catholic University in 1957.
Agricultural workers left to travel the roads looking for work in the harvests and settled on farms where no one own the drive could return to, their children had access to school and were literate themselves.
Soon, however, believed that the revolutionary government agricultural collectivization was consistent with his ideology more individual parcels. Pressure on farmers to pool their land to state farms or cooperatives, also controlled by the state.
The Soviet kolkhoz was imposed on Cuba despite the poor results he had in the European socialist countries. Don Ramon Labaut, the communist grandfather of my wife, gave their land willingly, but Arias Narvaez, his son, decided to continue the old style.
A few years ago we went up the mountains and the farms we visited, the grandfather is eaten by the vines. The Arias instead of coffee to produce both Narvaez has built a good house in the village and live retired while their children continue to plant the hills.
Don Alejandro Robaina, the tobacconist, was another of the peasant rebels, flatly refused to hand over the lands they had sown his father and grandfather. Decades after Fidel Castro himself came to him to find out how he managed such a performance and quality.
Don Alexander was a man without mincing words so I said that if Cuba wanted to develop a good harvest tobacco, the only way was to give land back to farmers. And life proved him right.
In the 80’s, Fidel Castro advised the French Communist leader George Marchais that “not even think socialize agriculture. Let alone the small producers, do not touch them. If not, you can say goodbye to good wine, good to excellent cheeses and foie gras “(*).
However, for 2 decades insisted on looking for new forms of collectivization in vain to overcome the productivity of small farmers. It was not until 2008 that it was decided to give land to the peasants and others without being also bet that way.
Bureaucracy immediately set to work: building banned on the farm house, forbidden to import machinery, set outrageous prices to the few tools that are sold and distributed by forced collection, the government agency known for its inefficiency.
Despite all obstacles cleared the peasants with machetes marabou lands, production rose and left the country wondering if they would be able to give them freedom to decide, they sold them to enable them to buy inputs or trucks to distribute their products.
I met a senior Ministry of Foreign Trade received a plot on the outskirts of Havana and now breeding pigs with a tremendous success, planting the same food animals and stew cooking with biogas produced in the feces.
Farming is hard work but Cuba has some appeal. Small farmers not only have access to education and health, also became one of the sectors of the population with more money, a rarity in Latin America.
Anyway lack of water and wear of the land make it difficult for agriculture to achieve supply the country’s total needs. Even before 1959, with half of the population, Cuba imported large volumes of food.
One day I asked a farmer if it was true that the Cuban soil produces everything you sow, he smiled slyly and said “yes, in the case of tropical products, if the fertilizer enrich, if the fumigas with pesticides, if you if you apply herbicides and install irrigation systems. ”
Cuba can hardly become the orchard with dreams of popular imagination but also have to continue being a land full of weeds, yield much less productive than it did half a century ago.
The distribution of land begins to bear fruit but to make more progress is needed to remove the restrictions imposed by a bureaucracy silly inefficient farming should be disappearing by the agricultural model that spawned it.
If 53 years ago the Cuban peasants raised the slogan “Land to those who work it!” Today should understand that that alone is not enough, we also need resources and, above all, power to decide to participate in the design of agricultural policies.
(*) Book “One Hundred Hours with Fidel”, author Ignacio Ramonet.
Sources: LettersFromCuba(BBC)/Fernando Ravsberg/PhotoRaquelPerez/TheCubanHistory.com
LetterFromCuba/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor
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La tierra para el que la trabaja
Esta semana se conmemora un aniversario de la firma en Cuba de la Ley de la Reforma Agraria, que transformó la vida de decenas de miles de familias campesinas sumidas en la más dura miseria, según revelaba una encuesta de la Agrupación Católica Universitaria en 1957.
Los trabajadores agrícolas dejaron de recorrer los caminos buscando trabajo en las cosechas y se establecieron en fincas propias de donde ya nadie los podría volver a expulsar, sus hijos tuvieron acceso a la escuela y ellos mismo fueron alfabetizados.
Sin embargo, pronto el gobierno revolucionario creyó que la colectivización agraria se correspondía más con su ideología que las parcelas individuales. Presionaron a los campesinos para sumar sus tierras a las granjas estatales o a las cooperativas, controladas también por el Estado.
El koljoz soviético se impuso en Cuba a pesar del pobre resultado que había tenido en los países socialistas europeos. Don Ramón Labaut, el abuelo comunista de mi esposa, entregó su tierra gustoso, pero Narváez Arias, su yerno, decidió continuar al viejo estilo.
Hace unos años subimos las montañas y vistamos las fincas, la del abuelo está comida por los bejucos. La de los Arias en cambio produce tanto café como para que Narváez se haya construido una buena casa en el pueblo y viva retirado mientras sus hijos siguen sembrando las lomas.
Don Alejandro Robaina, el tabaquero, fue otro de los campesinos rebeldes, se negó en redondo a entregar las tierras que habían sembrado su padre y su abuelo. Décadas después el propio Fidel Castro acudió a él para averiguar cómo lograba semejante rendimiento y calidad.
Don Alejandro era un hombre sin pelos en la lengua así que le respondió que si Cuba quería desarrollar una buena cosecha tabaquera, la única forma era volver a entregar las tierras a los campesinos. Y la vida demostró que tenía razón.
En los años 80, Fidel Castro le recomienda al líder del PC francés, George Marchais que “no se les ocurra socializar la agricultura. Dejen en paz a los pequeños productores, no los toquen. Si no, pueden decir adiós al buen vino, a los buenos quesos y al excelente foie gras”(*).
Sin embargo, durante 2 décadas más se insistió en buscar inútilmente nuevas formas de colectivización que superara la productividad de los pequeños campesinos. No fue hasta el 2008 que se decidió entregar tierras a los guajiros y a otros que sin serlo también apostaron por esa vía.
De inmediato la burocracia se puso a trabajar: les prohibió construir casa en la finca, les prohibió importar maquinaria, puso precios disparatados a las pocas herramientas que les vendieron y los obligó a distribuir mediante Acopio, el organismo estatal famoso por su ineficiencia.
A pesar de todos los obstáculos los guajiros limpiaron a machete las tierras de marabú, levantaron la producción y dejaron al país preguntándose de que serían capaces si les dieran libertad de decidir, les vendiesen insumos o les permitieran comprar camiones para distribuir sus productos.
Conocí a un funcionario jubilado del Ministerio de Comercio Exterior que recibió una parcela en las afueras de La Habana y ahora cría puercos con un éxito tremendo, siembra el mismo los alimentos de sus animales y cocina el sancocho con biogás producido con las heces.
La agricultura es un trabajo duro pero en Cuba tiene cierto atractivo. Los pequeños campesinos no solo gozan de acceso a la educación y a la salud, también se convirtieron en uno de los sectores de la población con más dinero, un caso raro en América Latina.
De todas formas la escasez de agua y el desgaste de las tierras hacen difícil que la agricultura logre abastecer las necesidades totales del país. Incluso antes de 1959, con la mitad de la población, Cuba importaba grandes volúmenes de alimentos.
Un día pregunté a un campesino si era cierto que la tierra cubana produce todo lo que le siembren, se sonrió con astucia y dijo “sí, si se trata de productos tropicales, si la enriqueces con fertilizantes, si la fumigas con plaguicidas, si le aplicas herbicidas y si le instalas sistemas de riego”.
Difícilmente Cuba pueda convertirse en el vergel con que sueña el imaginario popular pero tampoco tiene por qué continuar siendo una tierra plagada de hierbas malas, con un rendimiento productivo mucho menor que el que tenía hace medio siglo.
La entrega de tierras empieza a dar sus primeros frutos pero para hacerla avanzar más se necesitará eliminar las restricciones tontas impuestas por una burocracia agropecuaria ineficiente que debería ir desapareciendo junto al modelo agrícola que la engendró.
Si hace 53 años los campesinos cubanos levantaron la consigna de “¡la tierra para el que la trabaja!”, hoy deben comprender que no basta solo con eso, también hacen falta recursos y, sobre todo, poder de decisión para participar en el diseño de las políticas agrarias.
(*) Libro “Cien horas con Fidel”, autor Ignacio Ramonet.
COMENTARIOS AL ARTICULO (05/18/2012)
1. A las 12:55 PM del 17 May 2012, alfonso Escribió:
50 años de mentiras y mentiras y de mas mentiras, es el resumen de lo que hoy trae tu articulo, campesinos engañados a los cuales se les “entregaron” aparentemente sus tierras para que estuvieran al lado de la “revolucion” mientras esta se consolidaba, cuando lo lograron se les quito la tierra, la cual fue siempre el plan original, si de verdad quieren tierras y eliminar las trabas solo lo lograran cuando cambien el regimen que los despojo de sus amadas tierras, lo demas seran quimeras e ilusiones .
2. A las 01:48 PM del 17 May 2012, Ernesto Escribió:
La esencia a mi parecer está en el principio de que el Estado controle los “grandes” medios de producción. Por eso fue que se eliminaron los latifundios. Pero como buenos cubanos, nos pasamos y eliminamos al pequeño productor. Empezamos a sembrar burocracia y recogimos ineficiencia. Cuba necesita de la agricultura tanto como de los médicos o científicos. Aun en el momento en que los servicios intelectuales sean la principal fuente de ingreso al país, hay que comer y de ser posible, que eso no sea una odisea para ninguna familia cubana.
3. A las 01:48 PM del 17 May 2012, LIBORIO LX Escribió:
Saludos Fernando.
La revolución triunfó porque levantó la bandera de la justicia para los cubanos,sobre todo en el campo;pero pronto lo olvidó porque no tenía un programa económico a largo plazo,por lo que asumió el de los países socialistas de Europa,que de paso le garantizaba a los líderes un largo paso por el poder.
¿Qué necesidad hay de cambiar lo que funciona bien?
¿Cómo es posible que en 1980 Fidel Castro le de consejos a los comunistas franceses sobre lo que no debían hacer y no se molestó en rectificarlo en Cuba?
Los campesinos sí conocen,que además de la tierra,necesitan de recursos para lograr buenas cosechas,quien debía comprenderlo es el aparato gobernante,que a estas alturas continúa haciendo planes para cumplir metas o resolver apuros económicos;pero aún no ha hecho uno que solucione definitivamente la escsez de un renglón agrícola.
Gracias Fernando.
4. A las 02:25 PM del 17 May 2012, Ramón el hijo del tabaquero Escribió:
Dices: ”…Si hace 53 años los campesinos cubanos levantaron la consigna de “¡la tierra para el que la trabaja!”, hoy deben comprender que no basta solo con eso, también hacen falta recursos y, sobre todo, poder de decisión para participar en el diseño de las políticas agrarias…”
Y también: “…De inmediato la burocracia se puso a trabajar: les prohibió construir casa en la finca, les prohibió importar maquinaria, puso precios disparatados a las pocas herramientas que les vendieron y los obligó a distribuir mediante Acopio, el organismo estatal famoso por su ineficiencia…”
Comencé pegando dos párrafos emblemáticos que entran en contradicción con lo que se quiere decir en todo el artículo. Si faltan recursos, como dices, Fernando, no creo que le eches toda la culpa a una mala gestión el Gobierno cubano. Ni una sola mención haces a las restricciones que impone el bloqueo, lo que limita la adquisición de los mismos y además encarece hasta las nubes aquellos que se logran gestionar en los países que no temen venderle a Cuba, pues hay países que son valientes y no se dejan imponer pautas, per otros, desgraciadamente no.
En cuanto a tu segundo párrafo, la burocracia que no te gusta a tí, pero a nosotros tampoco, lo que hace es guiarse por directivas que no están derogadas y si no lo están, pues hay que aplicarlas hasta que las deroguen, por lo cual tampoco es su culpa, sino que es culpa de la lentitud conque van ocurriendo los cambios, pero seguro estoy que en su momento van a ser desmanteladas para dar paso a directivas más inteligentes que sustituyendo a las obsoletas permitan revitalizar la principal actividad que durante siglos ha ocupado al cubano y al país: la agricultura. De paso, lo de los precios disparatados va casado con las dificultades del país para gestionar los insumos y productos que no produce, aunque en algún momento ya “Granma” se refirió a las facilidades crediticias y a los precios más ventajosos para los que trabajan la tierra, por lo cual debieras actualizar esta información si buscas en los Granmas de meses pasados.
Recién llegué de Cuba y donde quiera es notorio el incremento de la oferta de alimentos. Desde las mayors ciudades hasta los poblados más pequeños, se nota que hay oferta y si bien los precios han subido, esa es una tónica no sólo de Cuba, pues ¿me pudiera decir alguien en qué país los precios de los alimentos no se han incrementado? Digan lo que digan, la Reforma Agraria, o ambas reformas, pues hubo dos, terminaron con el abuso a que era sometido el hombre de la tierra por los propietarios acaudalados y por los terratenientes que la manejaban con un estilo verdaderamente feudal y de ninguna manera, hayan habido los errores que hayan habido, reconocidos hasta por el mismo Fidel, a juzgar por la conversación con Marchais que mencionas, la situación del campesino se puede comparer con la que tenía antes de 1959, donde era un verdadero paria dentro de la sociedad, pues el verdadero campesino no era el dueño acomodado que exprimía al guajiro, sino el hombre que vivía pegado a la tierra y la hacía producir. Decir guajiro era decir analfabeto, decir desposeído, decir marginado, decir olvidado, decir vejez precoz, decir mortalidad infantil disparatada, decir camino vedado a la superación y la educación, y hoy ocurre todo lo contrario, pues como bien mencionas, paradójicamente el campesinado cubano, a pesar de los pesares, es de los más pudientes de América Latina-
Transformar un sistema agrario no es cuestión de dos días y eso explica la lentitud de las cosas, que tienen que engranarse con otras disposiciones que lo regulan todo y el Ministerio de la Agricultura no puede pasar por encima de ellas, pero si puede ir dando las recomendaciones para optimizar la esfera diciendo que barreras quitar y creo que es lo que se está haciendo. Eso sí, soy de los que apoyan la lucha sin cuartel contra el intermediario lucrador y que los beneficios de las nuevas reformas agrícolas los recojan solamente los verdaderos productores. Sólo así habrá un verdadero ajuste de la oferta y la demanda y tanto la tierra como el consumidor se beneficiarán.
5. A las 03:57 PM del 17 May 2012, Livio Delgado Escribió:
Hola Fernando:
Me alegro que hoy 17 de mayo escogieras para tu comentario el día del campesino Cubano y no la conguita de Mariela y sus muchachos o muchachas, no sé bien como llamarles. y no porque menosprecie la libertad de expresión, de credo o elección sexual que internacionalmente hoy se reclama, es que creo firmemente que todavía hoy en Cuba los frijoles siguen siendo más importante que los tanques.
Aunque honestamente mi opinión de tu comentario, ni resalta, ni aporta mas bien todo lo contrario, entendiste, no verdad, te suena a cantinfleo, pues esa es la historia de la agricultura Cubana del último medio siglo, y vamos por orden cronológico, 17 de mayo de 1959 primera ley de reforma agraria, limitado a 420 hectáreas la tenencia de tierras, un año más tarde la segunda que dejo en 33 hectáreas para luchar contra los terratenientes y la oligarquía criolla, a partir de ahí como tú mismo señalas el intento de implantar los Koljos Tropicales, las granjas estatales que dominaron más del 70 % de la tierra cultivable como parte de los tristemente famosos mega planes del hoy en retiro Comandante, por solo mencionar algunos que hicieron historia por sus desastres, el cordón de la Habana, el plátano microjet, las fincas de pastoreo “racional” Wasan, los organoponico que unido a la siembra de hierbas dentro de la ciudad en pequeñas parcelas pensaron que resolverían los inagotables problemas de dar de comer al cubano de a pie, por otro lado, ir forzando a los campesinos individuales a asociarse mediante un sistema seudo estatales como las UBPC, cooperativas de créditos y servicios, etc…. que era la única forma de tener cierto nivel de insumos, diseñados para controlar mediante eso que llaman ANAP la masa de campesinos “independientes”. Únele el gran desastre de ACOPIO nacional como único organismo encargado de la comercialización agropecuaria, resultado final, después del nada despreciable periodo de prueba de 30 años, el gran desastre de la agricultura que cuando se derrumba el campo socialista se hizo notar como nunca antes, consecuencia directa, es el pueblo cubano el que sufre una hambruna que genera planes de contingencia al gobierno como la caldosa por CDR que creo que nunca llego a concretar y con la aparición de enfermedades ligadas básicamente al bajo nivel proteico-calórico que sufrió la población por esos desgarrantés primeros años del periodo especial. El hoy presidente, por aquel entonces segundo al mando, discute con el hermano al mando urgentes cambio, la reapertura de los mercados agropecuarios y la revisión completa de las políticas agropecuarias o existía el chance de tener que sacar los tanques para la calle. Después de ocupar la presidencia oficial en el año 2008 ( a dedo desde el 2006 ya había sido nombrado por el rey Hermano ), pues sale el decreto ley 259 ese mismo año, que trataba sobre la entrega de tierras ociosas, hoy 6 años después y entregadas casi el 20 % del área cultivable a manos privadas, Cuba sigue importando casi 2 mil millones de dólares en alimentos, el precio de la carne de puerco, producto de referencia nacional a la hora de definir el valor de las dos monedas o más bien la moneda y el bale de compra que necesitas 24 para llegar a moneda , este está en aumento y han sonado ya las alarmas por ello. Así que el sin numero de limitaciones y trabas que se estipularon dentro del decreto ley vigente y que todo el mundo reconoce como frenos a la hora de liberalizar el sector agropecuario siguen sin ser discutido seriamente a los niveles que pueden decidir sobre ellos y son preguntas sin respuestas en los miles de blogs y artículos periodísticos que se debate el tema Cuba hoy dia. Así que a ti solo te queda regalarnos un escrito sin conclusiones, sin expectativas y sin sustancia que logre estimular nuestra confianza futura en algún día mi familia pueda volver a comer carne de Rx antes de que pase la guadaña.
Livio Delgado.
6. A las 04:10 PM del 17 May 2012, Anton Escribió:
Estimado Fernando:
Un post muy bueno. Tal vez lo único que le faltó es la moraleja, aunque se puede deducir. Para mi es que todos en este mundo aspiran a ser algo más que obreros, es decir, que la paradoja del socialismo es que es la dictadura de lo que nadie quiere ser, un empleado, un obrero. Aspiran a ser algo más.
El socialismo es un programa nacido de un laboratorio utópico, pensado por ciertos humanistas, en el mejor de los casos, pero que no es el resultado del desarrollo natural humano. Y tratar de crear un sistema que desconoce la naturaleza humana no puede tener éxito. Y en Cuba, muchos de los que se enamoraron de ese proyecto idealista acabaron desepcionados o marchándose del país. La teoría puede ser grandiosa, pero si no se da en la práctica no sirve para nada y entonces solo puede ser impuesta a la fuerza, porque por si misma no funciona. Solamente los resultados darán la realidad de las cosas.
¿De qué puede servir que usted sea un simpatizante del sistema si al final se va del país? ¿Tiene eso sentido? Por eso los que argumentan que el exilio no está compuesto por los que ideológicamente estaban en contra no tiene fundamento. ¿Cómo podemos explicar que usted abandona lo que le gusta, que usted es simpatizante de ese proyecto gubernamental pero se va? ¿Hasta esos extremos llega la idolatria por algo que no queremos, que no funciona? Eso es el absurdo mismo. De esta manera, muchos todavía no abren los ojos y siguen anclados en el discurso del fracaso, revestido de un pueril nacionalismo.