My mother taught me never to value people for their political positions because that always cheat, ” just look how they behave in everyday life, your family, your friends and at work. Not go wrong because no one can fake both “.
I remembered the death of Oswaldo Paya, who I met in the early 90’s, when he was an active Catholic layman, as we cited in the temples. I could not say how many times since then but we were many.
Then he began to receive us into his house and never ending interviews with the last question, their tactic was to provide coffee at the end to generate a debate that seemed to be contrasting their own views on the national reality.
A few times we agreed, as is almost always between a politician and a journalist, but it made the conversation more interesting. Although it was a passionate person and strong convictions, knew how to keep a respectful dialogue.
FUNERAL OF THE CUBAN DISIDENT OSWALDO PAYA
Also Oswaldo was much more a day of national feeling that other dissidents. He did not live isolated, led the opposition group with the largest number of supporters, able to collect 15 000 signatures, was linked to the Christians and the breadwinner working.
This is very important, according to my mother, to define the human quality of a person. Especially since Public Health co-workers, even the most revolutionary, recognize that he was a skilled and responsible workers.
In general the interviews I gave them at noon or after 4 pm but while walking from hospital to hospital arranging medical equipment. True, I had more time than others, he invited him to union meetings, administration, or the Party.
For 2 decades I visited his home in search of opinions on either topic. From interview to interview their children grew I saw and perceived the relationship with his wife, who appeared invariably end with coffee and was coupled to the conversation.
I remembered those meetings in the church as he saw the pain of the Hill family, the warm openness of the widow when he reminded the dissidents present in the temple that the funeral was going to pray not to chant political slogans.
Because Paya are truly a Christian family. The government accused Oswaldo use the Church as a springboard to develop their political activities but I think he was there before, was first a Catholic and later dissident.
In honor Bishop Juan de Dios Hernandez said Oswaldo had 3 loves in his life: Cuba, the Church and Jesus Christ. He added that was not always easy to reconcile these allegiances and who knew him know that in recent years that the martyred.
In our most recent conversations “post-interview” some bitterness perceived by the position of the Catholic leadership to Raul Castro. He was convinced that conspired to create a substitute Democrat party dissent.
However, people always accuse, never to the Catholic Church. To this he rendered an absolute fidelity, only comparable to that felt by the Communists for his party. My skepticism is still stunned vital to such signs of devotion.
But his church he no longer had the same faith, Oswald had become an obstacle to improving relations with the Cuban government, a policy that began in February 2008 with the visit of Secretary of State Tarcisio Bertone Vatican Cuba.
It is no coincidence that the Cardinal was the first visitor he received after being confirmed Raul Castro as president and also to avoid the dissent during your stay. Oswaldo then assured me it was a tactical maneuver, refused to see that we were facing a strategic shift.
But all these comings and goings of the policy are worthless stories just before the relentless presence of death. I for one hope that Oswaldo is right in his certainty of the existence of God and you can rest in peace.
Sources: CartasdesdeCuba/Ravsberg/BBC/UK/PerezPhoto/TheCubanhistory.com
LosTresamoresdeOsvaldo/The Cuban HistoryArnoldo Varona, Editor, Editor
LOS TRES AMORES DE OSVALDO
Mi madre me enseñó que nunca debía valorar a la gente por sus posiciones políticas porque esas siempre engañan, “mira cómo se comportan en la vida diaria, con su familia, con sus amigos y en su trabajo. No te equivocarás porque nadie puede fingir tanto”.
Lo recordé con la muerte de Oswaldo Payá, a quien conocí al inicio de los años 90, cuando era un activo laico católico, tanto que nos citaba en los templos. No podría decir cuántas veces nos encontramos desde entonces pero fueron muchísimas.
Después empezó a recibirnos en su casa y las entrevistas nunca terminaban con la última pregunta, su táctica era brindar el café al final para generar un debate en el que daba la impresión de estar contrastando sus propios criterios sobre la realidad nacional.
Pocas veces estábamos de acuerdo, como ocurre casi siempre entre un político y un periodista, pero eso hacía la conversación más interesante. A pesar de que era una persona apasionada y de sólidas convicciones, sabía mantener un diálogo respetuoso.
FUNERAL DEL DISIDENTE CUBANO OSWALDO PAYA
Además Oswaldo estaba mucho más al día del sentir nacional que otros disidentes. No vivía aislado, dirigía el grupo opositor con mayor número de simpatizantes -capaz de reunir 15 000 firmas-, estaba vinculado a los cristianos y se ganaba el pan trabajando.
Esto último es muy importante, según mi madre, para definir la calidad humana de una persona. Sobre todo porque en Salud Pública sus compañeros de trabajo, incluso los más revolucionarios, reconocen que era un trabajador hábil y responsable.
En general las entrevistas me las daba al mediodía o después de las 4 pm porque entre tanto andaba de hospital en hospital arreglando equipos médicos. Cierto que tenía más tiempo que otros, a él no lo invitaban a las reuniones del sindicato, la administración o del Partido.
Durante 2 décadas visité su hogar en busca de opiniones sobre uno u otro tema. De entrevista en entrevista vi cómo crecían sus hijos y percibí la relación con su esposa, que al final aparecía invariablemente con el café y se acoplaba a la conversación.
Recordé aquellos encuentros mientras veía en la iglesia del Cerro el dolor de su familia, la franqueza cálida de la viuda cuando les recordó a los disidentes presentes en el templo que a las honras fúnebres se va a rezar no a gritar consignas políticas.
Porque los Payá son verdaderamente una familia cristiana. El gobierno acusaba a Oswaldo de utilizar la Iglesia como trampolín para desarrollar sus actividades políticas pero yo creo que él estaba allí desde antes, primero fue católico y después disidente.
En las honras el Obispo Juan de Dios Hernández dijo que Oswaldo tenía 3 amores en su vida: Cuba, la Iglesia y Jesucristo. Agregó que no siempre le fue fácil armonizar esas fidelidades y quienes lo conocimos sabemos que durante los últimos años eso lo martirizó.
En nuestras más recientes conversaciones “post-entrevista” se percibía cierta amargura por la posición de la jefatura católica hacia Raúl Castro. Estaba convencido de que conspiraban para crear un partido democratacristiano sustituto de la disidencia.
Sin embargo, siempre acusaba a personas, jamás a la Iglesia Católica. A esta le rendía una fidelidad absoluta, solo comparable a la que sienten los comunistas por su partido. Mi escepticismo vital no deja de sorprenderse ante semejantes muestras de devoción.
Pero a él su iglesia ya no le tenía la misma fe, Oswaldo se había convertido en un obstáculo para mejorar las relaciones con el gobierno cubano, una política que empezó en febrero del 2008, con la visita del Secretario de Estado del Vaticano Tarcisio Bertone a Cuba.
No es casual que este Cardenal fuera el primer visitante que recibiera Raúl Castro tras ser confirmado como presidente y tampoco que evitara a la disidencia durante su estancia. Entonces Oswaldo me aseguró que era una maniobra táctica, se negaba a ver que estábamos ante un viraje estratégico.
Pero todas estas idas y venidas de la política son solo historias carentes de valor ante la presencia implacable de la muerte. Yo por mi parte deseo que Oswaldo tenga razón en su certeza de la existencia de Dios y que pueda descansar en paz.
Sources: CartasdesdeCuba/Ravsberg/BBC/UK/PerezPhoto/TheCubanhistory.com
LosTresamoresdeOsvaldo/The Cuban HistoryArnoldo Varona, Editor, Editor