The Society Abakuá, or ñañiguismo is the name by which it is popularly known in Cuba to a male secret society Abakuá, the only of its kind in the Americas. Ñañigos is the name given to its members.
Abakuá Cuban society is heir and custodian of the traditions of male associative Calabar, in the present territories of southeastern Nigeria and southwestern Cameroon. Their presence in Cuba is the result of the trans-Atlantic African slaves during colonial times and was rebuilt in various port areas of Cuba and Havana, Matanzas and Cardenas. Its organization and content is based on an African legend tells the story of the rape of a secret by a woman, the princess is the sacred fish Sikán Tanze and plays his roar in the sacred drum Eku.
Its members, both African and Cuban and Creole, were persecuted and harassed because of historical ignorance and neo-colonial authorities on the role played by various forms of association membership by gender and as a vehicle of social control and transmission of cultural values among its members, which highlight the religious worldview, the arts and ceremonies, spaces and venues for rituals, body painting and other objects and sites identified as sacred.
This association began in the early decades of the nineteenth century in times of increased hostility to the black slave who, before the harassment, they found only an appropriate means to evade repression: a mutual group under the most developed expression of social consciousness , religious.
The first white society was founded early this century and took the name Stump Ekobio Efó Akanarán Mucarán. Its creator was Andres Facundo de los Dolores Petit (1829-1878), famous also for his contributions to the Rule of Palo with the development of conceptual and ritual body variant Kimbisa and influenced the spread of this partnership include persons born in Cuba and holders of the most diverse professions, occupations and religious beliefs. In this sense, his condition inclusive society is a cimero abakuá example of the exercise of anti-racism and social inclusion.
The ñañiguismo is closely related to African beliefs about the influence of the ancestors (spirits), so that in all religious ceremonies they are called to ensure the development of the ritual act, according to strict liturgical norms. The symbolic representation is the Ireme or devil.
Its members have participated in various historical facts related to the origin and formation of the Cuban nation and the protection of General Antonio Maceo in the neighborhood of San Isidro during their clandestine presence in Havana, the attempt to rescue the eight medical students in 1871 before they commit one of the most heinous political crimes in the history of Cuba, the Jose Marti financial support during his campaign organization in Tampa and Key West for what he himself called Cuba’s National Hero War of 1895 and required consequently, participation in the war of independence, among other events.
Their music and dance expressions have strongly influenced various manifestations of the rumba, conga, and are Cuban Danzon, which can be summarized very outstanding followers and composers, members of society Abakuá like Chano Pozo, Santos Ramirez, Miguel Faílde and Ignacio Pineiro, respectively, the same way, linguistic expressions related to Efik also influenced the popular speech of the western city of the island and have transcended literature and works by Alejo Carpentier Manuel Cofino, for example . It will be noted also highly esteemed figure of Jesus Orta Ruiz, Naborí Injun, who with his brother abakuá poetry filled a large space of the tenth Cuba.
For these reasons, several scholars of Cuban culture as Fernando Ortiz, Lydia Cabrera and Leon Argeliers for only refer to three very prominent, have highlighted the various values it represents a sustained legacy assets of the nation.
Cult activities are performed in all temples, of which there are 40 in the provinces of Havana and Matanzas, distributed in the municipalities of Guanabacoa (14), Mariano (11), Rule (6), San Miguel del Padron (4), Cardenas (4) and Matanzas (1).
In all rites are used or scripts called Ekeniyó strokes, which are an ideographic system of signals to immobilize and set representations of global events. Such symbols are drawn with yellow and white plaster and comprise three categories, Gandos, Firms or Anaforuanas and Seals.
The Gandos represent ceremonial complex situations are drawn on the floor and they make different objects of worship and religious leaders are located (Squares).
Firms or Anaforuanas representing each of the hierarchies that make up the structure of Abakuá and serve as a consecration when plotted on certain elements of the ritual.
The stamps are the representation or identification of each game or Abakuá power, of which there are 123 in all of Cuba.
Today, the bodies have abakuá municipal coordination in the municipalities of Cardenas, Matanzas, Guanabacoa, Rule, Marianao and San Miguel del Padrón, and two at the provincial level in Havana and Matanzas, in charge of controlling all obedience to rules and principles of society.
Within ñañiguismo recognize multiple hierarchies. The Indisime is the applicant to enter into a power, while a man Obonekué already begun. Plaza is a lifetime hierarchy that occupies an important place in the game and is charged with preserving and enforcing the rules and rituals and social principles. Squares are Iyamba titles, Mokongo, Ekueñón, Nkrikamo, Nasako and others.
Sources: WIki/Jiribilla/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Sociedad Abakua en Cuba/ The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor
LA SOCIEDAD ABAKUA EN CUBA
La Sociedad Secreta Abakuá, o Ñañiguismo, es el nombre por el que se conoce popularmente en Cuba a una sociedad secreta masculina Abakuá, la única de su tipo existente en el continente americano. Ñáñigo es el nombre que reciben sus miembros.
La sociedad abakuá cubana es heredera y depositaria de las tradiciones asociativas masculinas del Calabar, en los actuales territorios de Nigeria sudoriental y Camerún sudoccidental. Su presencia en Cuba es resultado de la trata trasatlántica de africanos esclavizados durante la época colonial y fue reconstruida en diversas zonas portuarias de Cuba como La Habana, Matanzas y Cárdenas. Su organización y contenido tiene como base una leyenda africana que narra la historia de la violación de un secreto por una mujer: la princesa Sikán encuentra al pez sagrado Tanze y reproduce su bramido en el tambor sagrado Eku.
Sus miembros, tanto africanos, como criollos y cubanos, fueron perseguidos y acosados debido al desconocimiento histórico de las autoridades coloniales y neocoloniales sobre el papel que desempeñan las diversas formas asociativas según la pertenencia de género y como vehículo de control social y transmisión de valores culturales entre sus miembros, donde resaltan la cosmovisión religiosa, las artes y ceremonias, los espacios y recintos para los ritos, la pintura corporal y de otros objetos y sitios identificados como sagrados.
Esta asociación surgió en las primeras décadas del siglo XIX en los momentos de mayor hostilidad hacia el esclavo y el negro quienes, ante el acoso, sólo hallaron un medio apropiado para evadir la represión: una agrupación mutualista bajo la expresión más desarrollada de su conciencia social, la religiosa.
La primera sociedad de blancos se fundó a principios del presente siglo y llevó el nombre de Akanarán Efó Muñón Ekobio Mucarán. Su creador fue Andrés Facundo de los Dolores Petit (1829-1878), célebre también por sus aportes a la Regla de Palo con la elaboración del cuerpo conceptual y ritual de la variante Kimbisa y influyó en la diseminación de esta asociación entre otras personas nacidas en Cuba y poseedoras de los más disímiles oficios, ocupaciones y creencias religiosas. En este sentido, por su condición inclusiva, la sociedad abakuá es un cimero ejemplo del ejercicio del antirracismo y la inclusión social.
El Ñañiguismo no puede desvincularse de las creencias africanas acerca de la influencia que ejercen los antepasados (espíritus), por lo que en todas sus ceremonias religiosas se les convoca para garantizar el desarrollo del acto ritual, según rigurosas normas litúrgicas. La representación simbólica es el Ireme o diablito.
Sus miembros han participado en diversos hechos históricos relacionados con el origen y formación de la nación cubana como la protección al General Antonio Maceo en el barrio de San Isidro durante su presencia clandestina en La Habana; el intento de rescatar a los ocho estudiantes de medicina en 1871 antes que se cometiera uno de los crímenes políticos más horrendos en la historia de Cuba; el apoyo financiero a José Martí durante sus campañas de organización en Tampa y Cayo Hueso para lo que el propio Héroe Nacional de Cuba denominó La guerra necesaria de 1895 y, consecuentemente, en la participación en la contienda independentista, entre otros acontecimientos.
Sus expresiones musicales y danzarias han influido fuertemente en diversas manifestaciones de la rumba, la conga, el danzón y el son cubanos, que pueden sintetizarse en muy destacados cultores y compositores, miembros de la sociedad abakuá, como Chano Pozo, Santos Ramírez, Miguel Faílde e Ignacio Piñeiro, respectivamente; de igual manera, sus expresiones lingüísticas relacionadas con el efik, también han influido en el habla popular urbana de la zona occidental de la Isla y han trascendido a la literatura en obras de Alejo Carpentier y Manuel Cofiño, por ejemplo. Valga señalar también la muy estimada figura de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, hermano abakuá que con su poesía llenó un amplio espacio de la décima cubana.
Por tales motivos, diversos estudiosos de la cultura cubana como Fernando Ortiz, Lydia Cabrera y Argeliers León —por solo aludir a tres muy destacados— han resaltado los diversos valores que representa un sostenido legado patrimonial de la nación.
Las actividades de culto se realizan todas en templos, de los cuales existen 40 entre las provincias de Ciudad de La Habana y Matanzas, distribuidos en los municipios de Guanabacoa (14), Marianao (11), Regla (6), San Miguel del Padrón (4), Cárdenas (4) y Ciudad de Matanzas (1).
En todos los ritos se utilizan trazos o grafías llamados Ekeniyó, que constituyen un sistema ideográfico de señales para inmovilizar y fijar las representaciones de hechos globales. Tales símbolos se trazan con yeso amarillo y blanco y comprenden tres categorías, los Gandos, las Firmas o Anaforuanas y los Sellos.
Los Gandos representan situaciones complejas del ceremonial, se trazan en el suelo y sobre ellos se colocan diferentes objetos del culto y se sitúan los dirigentes religiosos (Plazas).
Las Firmas o Anaforuanas representan a cada una de las jerarquías que integran la estructura de los abakuá y cumplen una función consagratoria cuando se trazan sobre determinados elementos del ritual.
Los sellos son la representación o identificación de cada juego o potencia abakuá, de los que existen 123 en toda Cuba.
En la actualidad, los abakuá poseen órganos de coordinación municipal en los municipios de Cárdenas, Matanzas, Guanabacoa, Regla, Marianao y San Miguel del Padrón, y dos a nivel provincial en Ciudad de La Habana y Matanzas, encargados todos de controlar la obediencia a los reglamentos y principios de la sociedad.
Dentro del ñañiguismo se reconocen varias jerarquías. El Indisime es el aspirante a entrar en una potencia, mientras el Obonekué es un hombre ya iniciado. Plaza es una jerarquía vitalicia que ocupa un puesto relevante dentro del juego y está encargado de preservar y hacer cumplir las normas y principios rituales y sociales. Títulos de Plazas son Iyamba, Mokongo, Ekueñón, Nkrikamo, Nasako y otros.
Sources: WIki/Jiribilla/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
Sociedad Abakua en Cuba/ The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor