Joseph Aloisius Ratzinger is not working as Pope Benedict XVI any longer, is only a Christian pilgrim that left us in the course of his tenure as chief of the Roman Catholic Church of our world, not as wide world and of others as the peruvian writer Ciro Alegría told us years ago, a trail of interesting perceptions of believers and non-believers depending of his own thoughts and own interests.
One of these perceptions and opinions from the summary of his last voyage to the Americas, Cuba and Mexico, particularly as the propagated trip to the Caribbean island, which many hve told us as a waste of time in terms of the relations of the Church with regimes that still are in the middle ages.
The Catholic Church has changed its thinking and action from what was the terrible inquisition into what it is today, Cuba has not come out of that period, though inevitably will come with time. For all of us, “you have to read the signs of the times”.
Carlos Alberto Montaner, a Cuban writer, with a clear vision and adapted to the future of Cuba, reader and aware of the new signs of the times, has left us a summary of that time the Pope then left us of his the island Caribbean visit, publicly proclaiming as message of peace and triumph of the faith over evil.
Carlos Alberto Montaner then tells us:
“Hundreds of millions of people saw the Pope in Cuba, heard his speeches and watched what happened there. Each of these witnesses saw the visit differently. Now it is interesting to know what was the perception of the Pope and his environment. This is what I could find out from church sources who wish to remain in total anonymity.
– A Benedict XVI surprised the huge contrast between the cheerful Mexican hosting free, massive, spontaneous and clenched-Cuban ceremonies, preceded by hundreds of arrests, obviously controlled by the political police. The horrifying spectacle of a young man savagely beaten by a policeman disguised as Red Cross orderly touched his heart to the Holy Father, who took a personal interest destination. At the end of the day, the poor man had only shouted “Down with Communism”, popular version of what he had said to leave Italy when he declared that Marxism was a failed ideology to which he had to bury.
– The Pope and his entourage seemed unfortunate that Raul Castro in Santiago de Cuba uttered the classic Cold War Stalinist discourse, with which he tried to justify the dictatorship. They expected a message of change and hope, not reiteration of the guidelines of the scheme. This text, along with the speeches delivered Foreign Minister Bruno Rodriguez and Vice President in charge of the economic sector, Marino Alberto Murillo, convinced them that Raul Castro is much more interested in staying stuck in the past that in preparing for a better future Cubans.
– Benedict XVI and his entourage checked, with pain, that the request of the late Pope John Paul II, during his visit 14 years ago, Cubans lost that fear had been useless. Except a few hundred opposition democrats, constantly harassed and beaten, imprisoned and sometimes, that’s a rotten society by fear. But the manifestation of fear that most intrigued them was not that of the opponents, but the apparent supporters. Closely met the doublespeak, and that terrified them. When they spoke alone with the officials, they were demonstrating open, tolerant and willing to sweeping reforms that would cover the political arena. One, in private, he even admit that they were necessary and a multiparty free elections for society to really move towards modernity, but the communists lost power. But as soon added another person to the conversation, or appear journalists, recapturing the speech more inflexible and orthodox Stalinist, repeating the official script without missing a comma.
– The Pope and his entourage confirmed what we already knew: the Cuban church is split into two lines very clear: that of Cardinal Jaime Ortega and other bishops, temporizing until the end to ask the police to vacate a temple occupied by some parishioners wanted to protest against the dictatorship, knowing they would be arrested and probably abused, and the bishops as Dionisio Rodriguez, pastor at a church in Santiago de Cuba, are convinced that there will be no relief or reconciliation among Cubans until that regime be peacefully replaced by a true democracy that takes into account the views of the entire society and not just a handful of ultracomunistas entangled in the cobwebs of the past.
– Pope found that Fidel Castro his contemporary-are the same age, is in worse physical and mental condition he. He found an old man physically helpless, mentally erratic and severe difficulty communicating. Is liquidated. The Pope, who is a good man, prayed for him. That is the Christian custom. ”
Now, we pray that the new pope bring some changes to the actually weak Roman Catholic Church in the XXI Century. Amén.
Sources: CarlosAlbertoMontaner/Firmas/InternetPhotos/www.theCubanHistory.com
What Benedict XVI left us
The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor
Lo que Benedicto XVI nos dejó.
Ya Joseph Aloisius Ratzinger no es el Papa Benedicto XVI en funciones, es solo un peregrino cristiano que dejó a su paso en el recorrido de su mandato como principal de la Iglesia Católica y Romana en nuestro mundo, ya no tan ancho y ajeno como nos dijera el peruano Ciro Alegría hace años, una estela de interesantes percepciones de creyentes y no creyentes según sus propios pensamientos e intereses.
Una de esas percepciones u opiniones provienen del resumen de su último viaje a las Américas, Cuba y México, en particular el tan propagado viaje a la isla del Caribe, que muchos hablaron como una perdida de tiempo en lo referente a las relaciones de la Iglesia con regimenes que se mantienen en la edad media. La iglesia Catolica ha variado su pensamiento y actuación desde lo que fué la terrible inquisición hasta lo que es hoy, Cuba aún no ha salido de ese periodo, aunque inevitablemente saldrá con el tiempo. Para todos, “hay que leer las señales de los nuevos tiempos”.
Carlos Alberto Montaner, un escritor cubano, con una visión bastante clara y adaptada al futuro de Cuba, lector conciente de las nuevas señales de los nuevos tiempos, nos ha dejado un resumen de aquel momento en que el entonces Benedicto XVI se marcha de la isla caribeña, pregonando publicamente un mensaje de paz y triunfo de la fé sobre el mal.
Carlos Alberto entonces nos dice:
“Cientos de millones de personas vieron al Papa en Cuba, oyeron sus discursos y contemplaron lo que allí sucedió. Cada uno de esos testigos percibió la visita de manera diferente. Ahora lo interesante es saber cuál fue la percepción del Papa y de su entorno. Esto es lo que he podido averiguar por medio de fuentes eclesiásticas que desean mantenerse en el total anonimato.
– A Benedicto XVI le sorprendió el inmenso contraste entre el recibimiento mexicano –alegre, libre, multitudinario y espontáneo– y las crispadas ceremonias cubanas, precedidas por centenares de detenciones, evidentemente controladas por la policía política. El espectáculo horrendo de un joven salvajemente golpeado por un policía disfrazado de camillero de la Cruz Roja le tocó el corazón al Santo Padre, que se interesó personalmente por su destino. Al fin y al cabo, el pobre hombre sólo había gritado “Abajo el comunismo”, versión popular de lo que él mismo había dicho al salir de Italia cuando declaró que el marxismo era una ideología fracasada a la que había que enterrar.
– Al Papa y a su séquito les pareció lamentable que Raúl Castro pronunciara en Santiago de Cuba el clásico discurso estalinista de Guerra Fría, con el que intentó justificar la dictadura. Esperaban un mensaje de cambio y de esperanza, no de reiteración de las líneas maestras del régimen. Ese texto, junto a los discursos que pronunciaron el canciller Bruno Rodríguez y el vicepresidente a cargo del sector económico, Marino Alberto Murillo, les convencieron de que Raúl Castro está mucho más interesado en mantenerse anclado en el pasado que en preparar un futuro mejor para los cubanos.
– Benedicto XVI y su séquito comprobaron, con dolor, que la petición del anterior Papa, Juan Pablo II, durante su visita de hace 14 años, de que los cubanos perdieran el miedo, había sido inútil. Salvo unos cuantos centenares de demócratas de la oposición, permanentemente acosados y golpeados, y a veces encarcelados, ésa es una sociedad podrida por el miedo. Pero la manifestación de miedo que más les intrigó no fue la de los opositores, sino la de los aparentes partidarios. Conocieron muy de cerca el doble lenguaje, y eso les aterró. Cuando hablaban a solas con los funcionarios, estos se manifestaban abiertos, tolerantes y deseosos de reformas profundas que abarcaran el terreno político. Uno, en privado, hasta llegó a admitir que eran necesarios el multipartidismo y las elecciones libres para que la sociedad realmente avanzara hacia la modernidad, aunque los comunistas perdieran el poder. Pero tan pronto se sumaba otra persona a la conversación, o aparecían los periodistas, retomaban el discurso ortodoxo más inflexible y estalinista, repitiendo el guión oficial sin saltarse una sola coma.
– El Papa y su comitiva confirmaron lo que ya sabían: la Iglesia cubana está escindida en dos líneas clarísimas: la del cardenal Jaime Ortega y otros obispos, contemporizador hasta el extremo de pedir a la fuerza pública que desalojara un templo ocupado por unos feligreses que deseaban protestar contra la dictadura, a sabiendas de que serían detenidos y seguramente maltratados, y la de obispos como Dionisio Rodríguez, párroco en una iglesia de Santiago de Cuba, están convencidos de que no habrá alivio ni reconciliación entre los cubanos hasta que ese régimen no sea pacíficamente sustituido por una verdadera democracia que tome en cuenta las opiniones de toda la sociedad y no solamente las de un puñado de ultracomunistas enredados en las telarañas del pasado.
– El Papa comprobó que su contemporáneo Fidel Castro –tienen la misma edad– está en peores condiciones físicas y mentales que él. Encontró a un ancianito físicamente desvalido, mentalmente errático y con graves dificultades para comunicarse. Está liquidado. El Papa, que es un hombre bueno, oró por él. Ésa es la costumbre cristiana”.
Ahora, nosotros orémos porque el nuevo Papa traiga algún cambio a la debilidata Iglesia Católica y Romana en el Siglo XXI. Amén.
Sources: CarlosAlbertoMontaner/Firmas/InternetPhotos/www.theCubanHistory.com
What Benedict XVI left us
The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor