The opera and the operetta
Beyoncé’s trip to Cuba was an event, despite the request of discretion by the singer. In Havana there was no talk of something else, who saw walking around Bishop, who was eating off the bat or they drew out the back door of an art gallery.
Meanwhile, in the United States more radical exiles and their representatives in Congress began to threaten to apply the full weight of the law if they discovered that the singer had visited Cuba travel without permission should ask your government the Americans.
In the midst of that run-run here and there called me Aquino, director of the Opera de la Calle, to inform me that they would reopen his shop because Beyoncé asked to see the show. I asked, not wanting much discretion riots, only a small group would be invited.
For me the big news was that would allow the company to return to acting in the Cabildo, local was closed for months for alleged illicit enrichment. Actually had a restaurant that served to pay about $ 80 to each of the members of the opera.
The closure left the musicians, singers, dancers, lighting and sound engineers with salary of $ 17 per month that are paid by the State, while the waitresses and cooks all ended up on the street but not the opera.
I thought of the accident or the “manifest destiny” because they closed one night when I was watching the show a delegation of Pastors for Peace U.S. and now would be reopened with the arrival of a famous singer of the same country.
However, when I mentioned it in my house nobody gave importance to this issue, all asking me to take them to see Beyoncé. I ended up going along with four women in my family, too late understood why Aquino had asked me the utmost discretion.
Things changed at noon on Friday April 5, they called me to inform me that the show would be in film Arenal. I thought that bad weather had forced them to leave out the Cabildo, a charming downtown but outdoors, unprotected from the downpours.
I still did not know that the storm caused the suspension had more to do with the nature of men with Mother Nature. But at the door of the film I found Aquino with a small group of people, all obviously pissed.
I go and start telling me that they coordinated the reopening of the Cabildo in the Ministry of Culture to celebrate the show with Beyoncé. However, several officials appeared mid morning to tell them that they could not use the center.
According to Aquino, he said, by direct order of the Havana Provincial Government and the Communist Party of the capital, the council remained closed, whoever that authorized the reopening and come who come to see the show.
So ended the guests at the movies Arenal, sitting on chairs iron or plastic, amid a local crumbling, the walls and the roof destroyed. I thought that with a little luck and if anything fell on his head, would Beyoncé atmosphere “bohemian”.
At 21 hours, but the singer was scheduled as the show started, an hour of music, song and dance that fuses cultures and rhythms are as diverse as African religious songs, opera or rock.
Beyoncé missed it, say diverted to another concert, we will never know if it was a coincidence or not someone saw fit to put you in touch with a group of artists who, these days, walking very, very angry.
And while some authorities expend their energies in the crusade against Opera Street in Havana public transport is still a mess, trash piles up in the streets, inspectors were corrupt and the hoarders empty stores.
Sources: CartasdesdeCuba/Fernandoavsberg/BBCMundo/InternetPhoto/www.thecubanhistory.com
Letters from Cuba/Cartas desde Cuba
The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor
La ópera y la opereta
El viaje de Beyoncé a Cuba fue todo un acontecimiento, a pesar del pedido de discreción por parte de la cantante. En La Habana no se hablaba de otra cosa, que la vieron paseando por Obispo, que fue a comer a La Guarida o que la sacaron por la puerta trasera de una galería de arte.
Mientras, en Estados Unidos los exiliados más radicales y sus representantes en el Congreso comenzaron a amenazar con aplicarle todo el peso de la ley si descubrían que la cantante había visitado Cuba sin el permiso de viaje que deben solicitar a su gobierno los estadounidenses.
En medio de ese run-run aquí y allá me llamó Aquino, el director de la Ópera de la Calle, para informarme que reabrirían su local porque Beyoncé solicitó ver el espectáculo. Me pidió mucha discreción porque no quería tumultos, solo seríamos un reducido grupo de invitados.
Para mí la gran noticia fue que le permitieran a la compañía volver a actuar en el Cabildo, local que fue cerrado hace meses por supuesto enriquecimiento ilícito. En realidad tenían un restaurante que servía para pagar unos US$80 a cada uno de los miembros de la ópera.
La clausura dejó a los músicos, cantantes, bailarines, luminotécnicos y sonidistas con el salario de US$17 dólares mensuales que les paga el Estado, mientras que las camareras y los cocineros terminaron todos en la calle pero sin la ópera.
Pensé en la casualidad o en el “destino manifiesto” porque lo cerraron una noche en la que estaba viendo el espectáculo una delegación de Pastores por la Paz de EE.UU. y ahora sería reabierto gracias a la llegada de una famosa cantante de ese mismo país.
Sin embargo, cuando lo comenté en mi casa nadie le dio importancia a este asunto, todos me pedían que los llevara a ver a Beyoncé. Terminé yendo acompañado de 4 mujeres de mi familia, muy tarde había comprendido por qué Aquino me pidió la mayor discreción.
Las cosas cambiaron al mediodía del viernes 5 de abril, me llamaron para comunicarme que el espectáculo sería en el cine Arenal. Pensé que el mal tiempo los había obligado a dejar de lado el Cabildo, un centro encantador pero al aire libre, desprotegido contra los aguaceros.
Ulises Aquino, director de la Ópera de la Calle.
No sabía yo todavía que la tormenta causante de la suspensión tenía más que ver con la naturaleza de los hombres que con la madre naturaleza. Pero ya en la puerta del cine me encontré a Aquino con un pequeño grupo de personas, todos evidentemente cabreados.
Me acerco y me empiezan a contar que habían coordinado la reapertura del Cabildo en el Ministerio de Cultura para celebrar el espectáculo con Beyoncé. Sin embargo, a media mañana aparecieron varios funcionarios para comunicarles que no podrían usar el centro.
Según Aquino, le dijeron que, por orden directa del Gobierno Provincial de La Habana y del Partido Comunista de la capital, el Cabildo se mantenía clausurado, sea quien sea que haya autorizado la reapertura y viniese quien viniese a ver el espectáculo.
Así es que terminamos los invitados en el cine Arenal, sentados en sillas de hierro o plástico, en medio de un local semiderruido, con las paredes y el techo destrozados. Pensé que con un poco de suerte y si nada le caía en la cabeza, Beyoncé vería un ambiente “bohemio”.
A las 21 horas, sin la cantante estadounidense pero tal y como estaba previsto comenzó el espectáculo, una hora de música, canciones y danzas que funde culturas y ritmos tan diversos como son los cantos religiosos africanos, la ópera o el rock.
Beyoncé se lo perdió, dicen que la desviaron hacia otro concierto, nunca sabremos si fue una casualidad o alguien creyó oportuno no ponerla en contacto con un grupo de artistas que, por estos días, andan muy pero que muy indignados.
Y mientras algunas autoridades gastan sus energías en la cruzada contra la Ópera de la Calle, en La Habana el transporte público sigue siendo un desastre, la basura se amontona en las calles, los inspectores se corrompen y los acaparadores vacían las tiendas.
Sources: CartasdesdeCuba/Fernandoavsberg/BBCMundo/InternetPhoto/www.thecubanhistory.com
Letters from Cuba/Cartas desde Cuba
The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor.