THE BEERS OF CUBA: Hatuey, Cristal, Polar.. * Las Cervezas de Cuba: Hatuey, Cristal, Polar…

To Emilio Bacardi, a Cuban historian and successful beer entrepreneur, founder of the museum that bears his name in Santiago de Cuba, is credited with the statement that Cuba’s progress could be measured by the consumption of beer.

Indeed, the Cuban has always had a penchant for rum ever since all time despite the need, sometimes inclined to use other liquors. This does not mean that Creole was uncontrollable addiction to alcohol. Alcoholism was not a social evil in Cuba at that time.

In l958 Cuba had five breweries producing about 30 million liters per year for a population of approximately 6 million. Taking into account the reduced consumption of the product were women and children, we can infer the high product per capita consumption among drinkers.

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There were three brands vying for market: Hatuey, Cristal and Polar. Product quality was such that foreign counterparts failed to penetrate the domestic market. No one could compete on price and quality with our beers even though some foreign firms tried.

Brewers and people were mutually benefited from a spontaneous collaboration. The former had every reason for gratitude to be honored with public preference and the population is favored by some social utility services sponsored by those

So, the Blanco Herrera, principal shareholders of the Cristal, were sponsors of the popular sport, ushering in the Great Stadium l929 Tropical Avenue in Marianao 4I where a year later, in l930, is held the II Central American Games. The Zorrilas and Giraudier, key shareholders of the Polar acaudillaban advertising major league baseball Cuban and promoted the spread in the gleaming halls of the gardens surrounding the factory.

The benefit was mutual promoting the public welfare because the products are advertised. But undoubtedly the capitalist industrialists, mostly, was imbued with feelings of love for the nation. Proof of this was the joy that was the Bacardi family after the victory of Fidel l959, calling the Castro brothers “crusaders for freedom.” The Blanco Herrera, meanwhile, made generous donations of tractors and plows for land reform and made the entrance to the stadium to store agricultural equipment donated to the INRA (National Institute of Agrarian Reform). Did not suspect that that revolution more self-defined green palms was a green skinned melon and red insides.

In short our parents and grandparents used to have fun in the “Salon Sevillano” of Polar or Tropical Mamoncillo the pace of Beny More and his big band or Roberto Faz and his band. These dances were by no means frequented by the wealthy classes but for the most humble and genuine of our people.

But the biggest beer consumption took place in bars and taverns, in the case of young people. The less young men home and family, preferred to do it in the hold of the corner. Here, in a family, talking with the clerk, between stories and anecdotes, sipping a frothy beer then cost twenty cents or if preferred or required, a glass of “Lague” that cost ten cents. In the first case was entitled to a “salty” ham and cheese and the second was benefited with some olives.

Sources: ConexionCubana/BeebeeBee/InternetPhotos/YouTube/TheCubanhistory.com
THE CUBAN BEERS: Hatuey, Crystal, Polar..
The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor

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LAS CERVEZAS DE CUBA: HATUEY, CRYSTAL, POLAR…

A Emilio Bacardí, historiador cubano y tambien exitoso empresario cervecero cubano, fundador del museo que lleva su nombre en Santiago de Cuba, se le atribuye la frase de que el progreso de Cuba se podía medir por el consumo de cerveza.

Efectivamente, el cubano de siempre ha sentido predilección por esta bebida desde todos los tiempos a pesar de que la necesidad, a veces lo inclina a consumir otros tipos de licores. Ello no quiere decir que el criollo fuera adicto incontrolable a las bebidas alcohólicas. El alcoholismo no era un mal social en la Cuba de entonces.

En l958 Cuba poseía 5 fábricas de cerveza que producían cerca de 30 millones de litros anuales para una población aproximada de 6 millones de habitantes. Si se tiene en cuenta el reducido consumo que del producto hacían las mujeres y los menores de edad, se puede inferir el alto consumo per cápita del producto entre los bebedores.

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Tres eran las marcas que se disputaban el mercado: Hatuey, Cristal y Polar. La calidad del producto era tal que las similares extranjeras no lograban penetrar el mercado interno. Nadie podía competir en precio y calidad con nuestras cervezas a pesar de que algunas firmas foráneas lo intentaban.

Los fabricantes de cerveza y la población se veían mutuamente beneficiados por una colaboración espontánea. Los primeros tenían sobrados motivos de gratitud al verse distinguidos con la preferencia pública y la población se favorecía por algunos servicios de utilidad social patrocinados por aquellos

Así las cosas, los Blanco Herrera, principales accionistas de la Cristal, eran patrocinadores del deporte popular, inaugurando en l929 el Gran Stadium Tropical de la Avenida 4I en Marianao donde un año después, en l930, se celebrarían los II Juegos Centroamericanos. Los Zorrilas y Giraudier, fundamentales accionistas de la Polar acaudillaban la publicidad de las grandes ligas del béisbol cubano y promovían el esparcimiento en los flamantes salones de los jardines aledaños a la fábrica.

El beneficio era mutuo porque propiciando el bienestar público los productos se anunciaban. Pero indudablemente el empresariado industrial capitalista, en su mayoría, estaba imbuido de sentimientos de amor a la nación. Prueba de ello fue el regocijo que mostró la familia Bacardí tras el triunfo fidelista de l959, calificando a los hermanos Castro de “cruzados de la libertad “. Los Blanco Herrera, por su parte, hicieron generosas donaciones de tractores y arados para la reforma agraria y convirtieron la entrada del stadium en almacén de equipos agrícolas donados para el INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria).No sospechaban que aquella revolución autodefinida más verde que las palmas era un melón de cáscara verde y rojas entrañas.

En resumidas cuentas nuestros padres y abuelos solían divertirse en el salón Sevillano de la Polar o en el Mamoncillo de la Tropical al ritmo de Beny More y su banda gigante o con Roberto Faz y su conjunto. Estos bailes en modo alguno eran frecuentados por las clases pudientes sino por lo más humilde y genuino de nuestro pueblo.

Pero el mayor consumo de cerveza tenía lugar en bares y cantinas, tratándose de los jóvenes. Los menos jóvenes, hombres de hogar y familia, preferían hacerlo en la bodega de la esquina. Aquí, en un ambiente familiar, conversaban con el dependiente; entre cuentos y anécdotas, saboreando una cerveza espumosa que entonces costaba veinte centavos o si lo prefería o requería, un vaso de ” lague” que costaba diez centavos. En el primer caso tenía derecho a un “saladito” de jamón y queso y en el segundo era beneficiado con algunas aceitunas.

Sources: ConexionCubana/BeebeeBee/InternetPhotos/YouTube/TheCubanhistory.com
THE CUBAN BEERS: Hatuey, Crystal, Polar..
The Cuban History, Arnoldo Varona, Editor

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