HISTORIA DEL HOTEL más antiguo de Cuba, “El Inglaterra”
Llaman la atención, en su interior, los vistosos azulejos sevillanos, los mosaicos valencianos y alicantinos, las losas importadas de Andalucía, las esculturas de marcado sabor hispánico, mientras que en la fachada predominan los elementos ornamentales criollos propios de la época como son los balcones con barandas de hierro fundido, guardavecinos y vitrales. Nunca ha podido explicarse el escribidor por qué se llama Inglaterra un hotel que denota, al decir de los especialistas, el encanto de la bella época española, lo mejor del neoclásico habanero y cuyo snack bar lleva el nombre de La Sevillana.
De cualquier manera, el Inglaterra es el establecimiento hotelero en activo más antiguo de la Isla. Se inauguró el 23 de diciembre de 1875, en una zona habanera de privilegio, sobre el mítico Paseo del Prado, frente al Parque Central. Joaquín Payret, constructor del teatro que terminaría llevando su nombre, vendió el famoso café El Louvre, sito en Prado y San Rafael, al arquitecto Juan de Villamil, teniente coronel retirado del ejército español, que adquirió además el hotel Americana, contiguo al café, y unificó ambos locales en un edificio al que puso por nombre Inglaterra. Una foto de 1899 muestra un inmueble de dos pisos que lleva en lo alto de su fachada el nombre de Hotel y Restaurante de Inglaterra.
.. El hotel Inglaterra es un edificio montado con lujo, a la moderna, escribe y precisa que se trata de un establecimiento con historia. Demuestra conocerla bien. Recuerda en ese sentido sucesos que tuvieron lugar allí. Habla de la Acera del Louvre y sus muchachos, y menciona de pasada la estancia del General Antonio Maceo en el hotel, en 1890.
Luis Morote, periodista de la época, refleja esta estancia de Maceo en el Hotel entre febrero y julio de ese año. La noticia de su presencia corre por la ciudad y provoca una conmoción enorme. Todos quieren conocerlo y saludarlo. Los veteranos y los jóvenes, los intelectuales, los ricos y los pobres. También los militares españoles, que se ponen en posición de firme al verlo y le dan trato de General. Con Varona, una de las cumbres de la inteligencia en la época, se explaya en largas pláticas. Corre el rumor de que quieren hacerle un atentado y jóvenes de la Acera del Louvre, aquella juventud que muchos tildaban de frívola, se constituyen en escolta de Maceo y en su ayudantía; lo acompañarán a todas partes para protegerlo. Gana a todos los que lo conocen. Es el héroe de la guerra. Y también el caballero irreprochable; un conversador atento y fino. Los años de lucha no le hicieron perder sus hábitos de pulcritud y su vestimenta realza su elegancia natural. Se toca con un sombrero de copa y luce una levita inglesa que, entreabierta, deja ver el escudo de la República que lleva al relieve en la hebilla del cinturón. El sastre Leonardo Valencienne aprecia, como buen conocedor, las medidas estatutarias del patriota. «¡Qué figura! Así da gusto cortar una prenda», exclama orgulloso de contarlo entre sus clientes. Tiene un cuerpo macizo y músculos de acero. Es alto, ancho de espaldas. El cabello empieza ya a encanecerle, pero el rostro se mantiene fresco y los ojos le relampaguean. La voz es pausada y suave, aunque el acento es ligeramente gutural. Tiene una mirada profunda y escrutadora, pero dulce. Julián del Casal, que le dedicó su poema A un héroe, no pudo evitar exclamar al verlo: «Es muy bello».
Un español quiere pagarle una deuda de gratitud. Maceo no lo recuerda y su interlocutor le hace memoria. En la guerra fue su prisionero y el cubano lo puso en libertad sin condición alguna. Viene a corresponder. Aunque viste de civil, es capitán y le han dado la misión de espiarlo con dos oficiales y cuatro sargentos, hospedados todos en el hotel, en habitaciones próximas a las del patriota. Tiene órdenes de seguirlo y detenerlo si lo cree oportuno.
José Martí anduvo también por el Inglaterra o, mejor, en los altos del café El Louvre. Debía pronunciar, en nombre de un grupo de figuras del reformismo, el discurso de homenaje al periodista Adolfo Márquez Sterling. El tono y la intención de Martí sorprenden a los señores de la presidencia del homenaje, gente cauta y remisa a la independencia. Martí exalta la hombría pública del agasajado y sentencia: «El hombre que clama vale más que el que suplica… los derechos se toman, no se piden, se arrancan, no se mendigan…» y hace que los comensales queden sin aliento cuando dice que si la política liberal cubana ha de procurar el planteamiento y la solución radical de los problemas todos del país, «por soberbia, por digna, por enérgica, yo brindo por la política cubana». Pero si no se llega a soluciones inmediatas, definidas y concretas, si más que voces de la patria hemos de ser disfraces de nosotros mismos… «entonces, quiebro mi copa: ¡no brindo por la política cubana!».
Mazzantini, el torero
Huéspedes del hotel fueron asimismo el mexicano Juventino Rosas, autor del vals Sobre las olas, en 1894, y el tenor, y luego sacerdote José Mujica, también mexicano, en 1931. El gran Enrico Caruso se alojó en el hotel Sevilla, pero parece haber cenado varias veces en el restaurante del Inglaterra durante sus jornadas cubanas. Eso aseguraba Félix B. Caignet, el autor de El derecho de nacer, que decía haberlo acompañado. Cuatro campeones se hicieron fotografiar en uno de los salones de este hotel y legaron la instantánea a la posteridad. Son el pelotero Armando Marsans, el billarista Alfredo de Oro, el ajedrecista José Raúl Capablanca y el astro de la esgrima Ramón Fonts. Otras dos instantáneas dan cuenta de la presencia de Rubén Darío. El poeta de Azul hace escala en La Habana, en tránsito hacia México, y sus amigos le ofrecen, el 2 de septiembre de 1910, un banquete en el Inglaterra.
La relación, entre otros muchos, incluye los nombres de la actriz francesa Sarah Bernhardt y el torero español Luis Mazzantini. Sarah, aseveraba Alejandro Dumas, tenía cara de virgen y cuerpo de escoba, además de una pierna postiza. Él, ella lo advirtió por encima de la ropa, tenía todos los atributos para hacerle olvidar las amarguras de la vida y sobre todo el peso de la edad. Se ha hablado mucho acerca del tórrido romance que ambos vivieron en La Habana; los años transcurridos, sin embargo, difuminaron los detalles. Se dice que él fue a verla actuar en el teatro Tacón y que ella se le presentó a su vez en una corrida de toros. Se dice asimismo que ella lo veía fumar en el restaurante del Inglaterra y que se atrevió a pedirle que la enseñara a hacerlo, pero no en público. Las clases, un día en la habitación de la francesa y otro en la del español, duraron toda una semana.
CiroBianchiRoss/JuventudRebelde/Excerpts/InternetPhotos/thecubanhistory.com
CUBA’S OLDEST HOTEL “El Inglaterra”. History.
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor
Antigua Murallas de la Habana, Cuba
Foto por Roberto Suárez.
HISTORY OF THE CUBA’S OLDEST HOTEL, “Hotel Inglaterra”.
Hotel Inglaterra is the oldest in Havana. Founded December 23 of 1875, and honoring with its name to the principal world power in that time, this hotel is really flashy and it has the singular elegance of the elects.
A lot of history has the Hotel Inglaterra. Located in a central corner of havana, just in front of the Parque Central, it is known in many parts of the world. Some people remember its history, other, the attention that it offers, the more ones, its intense cultural activity.
The history tells, in 1844 when Havana was even surrounded by the strong wall that protected her against pirates, corsairs and invaders, in the capital that arose to outside the city, a construction of two floors rose up, known by ” Café y Salones de Escauriza”.
It was the future what is today the Hotel Inglaterra. Very near there and aligned in San Rafael street, the splendid Tacón theater rose up, today in remodeling, pride of the havana city, scenario of the best artistic companies in the orb and one of those of bigger capacity of the world.
That corner in Prado and San Rafael streets, it was transforming with time, in a great cultural center of the capital, where the love to the life and the aspiration of a plenum freedom, they were transforming into reflection of the citizenship in development.
The Spanish authorities prohibited the dances in this ballrooms, to protect in its exclusivity to those that took place in the Tacón theater, (the governor of the same name was partner of Pancho Marty, the black man owner of the enclosure of the theater), that situation bothered the apparent and riotous creole youth of that time that they had a good time in Escauriza, a lot the answer it was directed by the boys that threw punches of milk to the uniformed Spaniards, there were blood and deportations, it was also this event, the first sign of a new period, in the life of the Havana’s youth of those times. The singular event was baptized as the battle of the milk ….. later the Sidewalk of Louvre.
The coffee changed name when it was bought in 1863 by Don Joaquín Payret, who recognized it as “El Louvre” that it would give place to the called The Louvre sidewalk, whose extension arrived to San Miguel street, soon the whole street began to fill up with historical sense.
In 1875, the noted Hotel Inglaterra was born with only two stories, and its owners were Manuel López and Urban González.
Hotel Inglaterra Portal and Cafeteria
In 1886 the Hotel Inglaterra suffers its first reconstruction when it grows in a floor more. But until 1901 this hotel had to wait to its more important reconstructions, when it received the benefits of the electric, telephone and bathroom in each room, together to the telegraphic link with the rest of the world.
In 1914 it was carried out another of the reconstructions of the hotel, when once concluded this, the same one exhibits, like now, four stories, the marquee portal, 83 rooms and four stars category, fruit of the economic chaos that the first world war generated in United States of America.
This excellent hotel was very popular in the 19th century and it is still favored by the visitors that enjoy particularly its external cafeteria, drinking or eating in decorated tables by Cuban contemporary artists and watching the movement of the street closely.
After the victory of the revolution in Cuba, this hotel becomes property of the Cuban Goverment. The most recent reforms date of 1989, when it experiences a capital repair that take it to respond to the demands of the modern tourism, maintaining the architectural style that transformed it eight years before that date into National Monument due to its patrimonial high worth.
Throughout its history, its rooms welcomed to illustrious figures of the Cuban history, like it was the case of General Major Antonio Maceo – one of the commanders of the independence geste in Cuba – who received Juan Gualberto Gómez’s visit.
Also, April 4 of 1879, José Martí pronounced in the Hotel Inglaterra his famous speech in homage to the journalist Manuel Márquez Sterling.
Rooms of the center, private of the loquacity that provides the speech, received among their walls to a long relation of personalities of that time, many of them linked to the art’s world for the proximity of this hotel to important theaters of the capital.
Another very important fact, it was, to remember the shield of the marquisate of Perinat that it’s found in the 4th story of the Hotel Inglaterra, delivered to the wife of a treasurer of Royal Incomes, Don Guillermo Perinat y Ochoa. This native woman received this shield, in hands of the Spain Queen María Cristina de Hamburgo y Lorena because of all the services of beneficent character and for the merits that her husband had reached.
The doyen of the Havana’s hotels is one of the seven hotels that maintain its condition of the 30 Havana hotels included on the tourist guide of the Havana Traders Association corresponding to 1926, putting at the disposal of the visitors its rooms with all the services, accompanied by a great gastronomic offer.
HOTELINGLATERRA/NigelHunt/InternetPhotos/www.thecubanhistory.com
CUBA’S OLDEST HOTEL “El Inglaterra”. History.
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor