SIGUIENDO LAS HUELLAS FRANCESAS EN CUBA.
Los ideales de «Libertad. Igualdad y Fraternidad» proclamados por la Revolución Francesa, mueven desde temprano el movimiento revolucionario y anticolonialista de la Isla. Numeroso es el grupo de independentistas cubanos que encuentra refugio en Francia, y lo mismo sucederá bajo la dictadura machadista. El primer condenado a muerte por el delito de infidencia fue un enviado por José Bonaparte a subvertir el orden en la colonia.
Ya para entonces, y hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX, París, y no Nueva York, será la meca de la aristocracia y la burguesía cubanas. Una noche, en las Tullerías, Napoleón III se arrojará, muerto de amor, a los pies de la cubana Serafina Montalvo, III condesa de Fernandina, con fama de ser una de las cubanas más bellas de su tiempo. Marta Abreu y Luis Estévez y Romero mueren en París. La mansión de Rosalía Abreu se convierte, por decisión de su propietaria, en La Casa Cuba, albergue de estudiantes cubanos que cursan estudios en La Sorbona. Tienen también casa en París Catalina Lasa y su esposo Juan Pedro Baró. El poeta Saint John-Perse, premio Nobel de Literatura, sostendrá, más acá en el tiempo, relaciones amorosas con una distinguida joven cubana, Lilita Sánchez Abreu, a la que dedicará su poema A la extranjera.
En la residencia parisina de la cubana María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, condesa de Merlin, que fue amante, se dice, del príncipe Jerónimo Bonaparte, alternan Víctor Hugo, Lamartine y Musset. París es el escenario de los grandes éxitos iniciales de Claudio José Brindis de Salas, el Paganini negro, como se le llamó, y allí otro cubano, José White, autor de La bella cubana, llegaría a sustituir a Jean Delphine Alard en su cátedra del Conservatorio de París. La pintura moderna comienza en Cuba luego de la estancia parisina de Víctor Manuel, y Alejo Carpentier escribirá en francés relatos surrealistas hasta que siente la necesidad imperiosa de expresar lo americano en su obra.
Vagabundos del alba serán en París el pintor Carlos Enríquez y el poeta Félix Pita Rodríguez antes de que lo fuera toda una legión de escritores y artistas cubanos que se deslumbran con Sartre y sus páginas sobre el compromiso intelectual, siguen con simpatía la guerra de liberación argelina y se entusiasman con el cine de la Nueva Ola.
Barrio de San Isidro en la Habana.
LAS FRANCESAS DE SAN ISIDRO.
Hubo un tiempo en Cuba en que las prostitutas francesas eran las preferidas. Más elegantes y perfumadas, menos vulgares, se alzaban como maestras en prácticas como la del sexo oral entonces todavía desconocidas entre los amantes cubanos. Las había austriacas, italianas, canadienses, belgas, alemanas… pero todas eran francesas para los del patio. Una de ellas, la pequeña Berta, fue el detonante de la guerra que en la barriada habanera de San Isidro sostuvieron proxenetas franceses y cubanos. En aquella contienda —la llamada guerra de las portañuelas— encontraron la muerte Louis Lotot y Alberto Yarini, el rey de los chulos cubanos.
CiroBianchiRoss/InternetPhotos/www.thecubanhistory.com
Tras las huellas francesas en Cuba.
THe Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor
Por las calles de la Habana, Cuba. Cuba en Fotos.
TRACING THE FRENCH FOOTSTEPS IN CUBA.
The ideals of “Freedom. Equality and Fraternity “proclaimed by the French Revolution, moved from early revolutionary and anti-colonial movement Numerous island is the group of Cuban independence fighters who finds refuge in France, and so will under the Machado dictatorship. The first sentenced to death for the crime of disloyalty was sent by Joseph Bonaparte to subvert order in the colony.
Since then, and until well into the first half of the twentieth century, Paris, not New York, is the Mecca of the Cuban aristocracy and bourgeoisie. One night at the Tuileries, Napoleon III was shed, dead love, at the foot of the Cuban Serafina Montalvo, III Countess of Fernandina, reputed to be one of the most beautiful Cuban of his time. Marta Abreu and Luis Estévez Romero and die in Paris. The mansion becomes Rosalia Abreu, by decision of its owner, La Casa Cuba, Cuban hostel students studying at the Sorbonne. They also have home in Paris Catalina Lasa and her husband Juan Pedro Baró. The Saint John-Perse poet, Nobel Prize for Literature, hold, closer in time, an affair with a young Cuban distinguished, Lilith Sanchez Abreu, to which he dedicated his poem A foreign.
In the Paris residence of the Cuban María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, Countess of Merlin, who was loving, it is said, of Prince Jerome Bonaparte, alternating Victor Hugo, Lamartine and Musset. Paris is the setting for the great initial success of José Claudio Brindis de Salas, the black Paganini, as it was called, and there another Cuban, José White, author of La bella cubana, come to replace Jean Alard Delphine in his chair at the Paris Conservatoire. Modern painting begins in Cuba after the Parisian stay of Víctor Manuel, Alejo Carpentier and surreal stories written in French until you feel the urgent need to express what American in his work.
Bums will dawn in Paris painter Carlos Enríquez and poet Felix Pita Rodriguez before he was a legion of Cuban writers and artists who dazzle with Sartre and his pages on intellectual commitment, are sympathetic to the Algerian war of liberation and get excited about the cinema of the New Wave.
THE FRENCH IN HABANA.
There was a time in Cuba that French prostitutes were preferred. More elegant and fragrant, less vulgar, rose as teachers in practices such as oral sex then still unknown among Cuban lovers. Had Austrian, Italian, Canadian, Belgian, German, French … but they were all for the patio. One of them, the little Berta, was the trigger for the war in the Havana neighborhood of San Isidro held French and Cuban pimps. In that war-called war of portañuelas-were killed and Alberto Yarini Lotot Louis, King of Cuban pimps.
CiroBianchiRoss / InternetPhotos / www.thecubanhistory.com
After the French footprints in Cuba.
THe Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor