PERSONAJES CUBANOS: “LOS BORRACHOS”, CUANDO EL ALCOHOL HACE PERDER EL MIEDO.
En Camagüey, en los portales de una calle bastante transitada, habita un borracho singular. Le falta una pierna y usa un pañuelo en la cabeza, de modo que hace ver a Walter Martínez, el periodista venezolano, como niño de teta ante su pinta de pirata. Lo acompañan siempre una caja de cigarros, un pomo plástico de agua, y otro de ron barato que se llena y se vacía varias veces durante la jornada.
Según triangulación de versiones populares, el borracho vivía en una casa de esa misma zona, pero fue echado a la calle por su familia “porque no lo aguantaban más”. Se trata de un alcohólico pesado, de esos que gritan y ofenden.
Una parte interesante de este mito urbano es que el hombre tenía una prótesis plástica que alguien le había mandado del exterior para suplir las funciones de su pierna ausente, pero como todo buen borracho la vendió un día para comprar alcohol.
Esta mañana, sobre las 7:30 am, ya el personaje estaba completamente ebrio, y como de costumbre hablaba mal del gobierno. Entre buche y buche centró su discurso público en que “todo es mentira”, “decían que no iban abandonar a nadie y mírame a mí, impedido físico y en la calle”, y en que “esto es una mierda”.
Al menos esta vez no habló de lo mismo. Ya lo había visto en tres ocasiones previas argumentar con argumentos de borracho la teoría de que Fidel Castro está muerto. Otras veces se pone a hablar de Camilo, el que desapareció en un avión.
El caso no es algo insólito: muchos borrachos hablan mal del gobierno, en la calle y en los portales, todos los días. Por lo general refieren el estado de sus vidas y lo asocian con el estado de cosas en Cuba, con la Historia y sus protagonistas.
Hace algunos años se hizo famoso uno de La Habana (Pánfilo, creo que se llamaba) que se dejó grabar en un video mientras describía los detalles de algunos alimentos entregados en la canasta básica, como el picadillo de soya, el pollo viejo y la mortadella echá’a perder.
No sé si es percepción subjetiva mía, pero los borrachos callejeros parecen aumentar en esta ciudad a un ritmo que preocupa. También he visto variar la composición demográfica del grupo: si hace unos años prácticamente todos eran del sexo masculino, entre los 40 y 70 años de edad, ahora se ven más mujeres y tipos jóvenes al antojo del alcohol.
A una de esas mujeres, que en los pasados carnavales vi sentada junto a un termo de cerveza, alcoholizada y con la mirada nula, la había visto años atrás, participando en un buen programa de desintoxicación, dirigido por un buen profesional de la psiquiatría. Llevaba entonces algunos meses sin tomar, y recuerdo que el grupo de anónimos le regaló un cake para celebrarlo.
Creo que ninguno de los borrachos que deambulan por la ciudad se auguraron de futuro el presente que tienen hoy, como no lo hacemos, ahora mismo, ni usted ni yo.
CafeFuerte/Alejandro Rodriguez Rodriguez, Camaguey/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.
Iglesia de Jesus, Miramar, La Habana. Cuba en Fotos.
CUBAN CHARACTERS: “LOS BORRACHOS”, WHEN ALCOHOL MAKES LOSE THE FEAR.
In Camagüey, in the portals of a fairly busy street, inhabits a unique drunk. Missing a leg and wears a headscarf, so that makes seeing Walter Martínez, Venezuelan journalist and sucking child pirate with his pint. I always accompany a cigar box, a plastic handle water and other cheap rum filled and emptied several times during the day.
According triangulation popular versions, the drunk living in a house in the same area, but was thrown out by her family “because they do not put up with more.” It is a heavy alcoholic, those who yell and offend.
An interesting part of this urban myth is that the man had a plastic stent that someone had sent him abroad to supplement the functions of his missing leg, but like all good drunken sold a day to buy alcohol.
This morning, about 7:30 am, and the character was completely drunk, and as usual he spoke out against the government. Between crop and crop focused public speech that “all lies”, “saying that they would not abandon anyone and look at me, physically handicapped and on the street,” and that “this sucks”.
At least this time he did not speak of the same. He had already been on three previous occasions drunken arguments argue the theory that Fidel Castro is dead. Other times it starts talking about Camilo, who disappeared on a plane.
The case is not unusual: many drunks speak ill of the government, on the street and in doorways, every day. Usually relate the state of their lives and associate it with the state of things in Cuba, with history and its protagonists.
Some years ago one made famous Havana (Panfilo, I think it was called) which was allowed videotaping while describing the details of some food delivered in basic staples like soy picadillo, the old chicken and mortadella echá’a lose.
I do not know if my subjective perception, but the street drunks in this town seem to increase at a rate worries. I have also seen varying demographic composition of the group: if a few years ago were almost all male, between 40 and 70 years old, more women and young guys at the whim of alcohol are now.
One of those women, who in the past carnivals saw sitting next to a thermos of beer, drunken and with no eyes, he had seen years ago, participating in a good detox program, run by a good professional psychiatry. Then wore some months without, and I remember the anonymous group gave him a cake to celebrate.
I think none of the drunks that roam the city this augured future they have today, as we do not, right now, you and me.
CaféFuerte / Alejandro Rodriguez Rodriguez, Camaguey / InternetPhotos / TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.