AMERICANS WILL PAY MORE for the Old Cuban Cars. ** PAGARÁN MÁS LOS NORTEAMERICANOS por los viejos automóviles cubanos.

PAGARÁN MÁS LOS NORTEAMERICANOS POR LOS VIEJOS AUTOMÓVILES CUBANOS.

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LA HABANA- Viejas reliquias automovilísticas de los años 50s como Chevys, Studebaker, y Buick todavía retumban Malecón abajo en La Habana, tanto como lo hicieron hace más de medio siglo. Ahora, con la flexibilización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, algunos de los casi 60.000 autos antiguos que ruedan en Cuba podrían finalmente hacer su camino en manos de coleccionistas en Estados Unidos.

Cuba suavizó algunas restricciones al comercio de automóviles a principios de este año, permitiendo que vehículos nuevos puedan venderse y comprarse en la isla. El levantamiento del embargo comercial de Estados Unidos, una decisión que debe ser hecha por el Congreso, no por el presidente Barack Obama, permitiría que automóviles clásicos en Cuba regresen a Estados Unidos después de tanto tiempo.

Si eso sucede, los compradores no serán coleccionistas tradicionales, que buscan bajo kilometraje y automóviles en condiciones prístinas. Por un lado, la restricción de Castro sobre las importaciones de automóviles detuvo el flujo de piezas de repuesto al país, así que mientras un Cadillac convertible en Cuba puede parecer auténtico a primera vista, una mirada más cercana revela cientos de miles de kilómetros en el odómetro y un grupo de arreglos improvisados, quizás incluso (¡oh!) un motor diesel Peugeot bajo el capó. Dicho esto, los expertos anticipan un nicho de mercado de compradores dispuestos a pagar una prima alta para poseer una pieza de la historia de Cuba.

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“La mayoría de la gente los quiere como una especie de obra de arte”, dice McKeel Hagerty, presidente de la aseguradora automovilística Hagerty. Incluso autos americanos impecablemente restaurados de la época de 1950 los coches americanos no son muy valiosos -asegura Hagerty-, pero los compradores interesados deben estar dispuestos a pagar dos o tres veces más por las antigüedades automovísticas cubanas, crudamente restauradas. Su compañía estima que un Chevrolet 1954 Delray club coupe 210, se vendería por $20,000 dólares, mientras que la versión cubana podría oscilar entre $40,000 a $60,000 dólares. Del mismo modo, se podrían pagar más de $60,000 dólares por un sedán Buick Century 1955 reimportado de Cuba, un auto que normalmente sería valorado en $20,600 dólares.

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Intriga y rareza.

Mientras que para algunos propietarios de automóviles cubanos salta indudablemente la oportunidad de hacer dinero rápido mediante la venta de sus mastodontes americanos, Hagerty no espera una avalancha de autos saliendo de la isla. “Estos carros son parte de su cultura”, dice. “Ellos son parte integral de la imagen de lo que son, por lo que sería difícil imaginar que todos [los autos] desaparecieran”.

Para los coleccionistas de carros acérrimos, la perspectiva de una Cuba abierta mantiene la intriga de la rareza, el hallazgo de una joya averiada o abandonada por un dueño, que no contaba con los medios económicos o el ingenio para arreglarla. “Soy de la creencia de que hay algo por descubrir allí”, dice Rick Drewry, especialista en reclamos de autos de colección de American Modern Insurance Group. “Algunas personas van a estar a la caza de los diamantes en bruto”.

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Esos míticos diamantes en bruto no serán viejos Ford -o ninguno otro de fabricación estadounidense- sino Mercedes, Ferraris y Maseratis que compitieron en el Grand Prix de Cuba en los años 50. Un fotógrafo que recorría recientemente la isla, descubrió un Mercedes-Benz 300 SL, Ala de Gaviota -piezas que alcanzan más de $1 millón de dólares en subastas- oxidado debajo de una mata de plátano. Hagerty descarta que el descubrimiento como un hecho aislado. “Confía en mí”, dice, “eso es nada más que buscar. Pero lo mejor que puedo decir, es que la mayoría de los autos que corrieron allí salieron del país en el momento de la revolución”.

Agencies/BussWeek/Belinda Lanks/InternetPHotos/TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.

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AMERICANS WILL PAY MORE FOR THE OLD CUBAN CARS.

HAVANA- Old automotive relics of the 50s as Chevys, Studebaker, and Buick still resound down Malecón in Havana, much as they did over half a century. Now, with the easing of relations between the US and Cuba, some of the nearly 60,000 old cars that roll in Cuba could eventually make its way into the hands of collectors in the United States.

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Cuba eased some restrictions on trade in cars earlier this year, allowing new vehicles can be bought and sold on the island. The lifting of the US trade embargo, a decision should be made by Congress, not by President Barack Obama, allow classic cars in Cuba returning to America after so long.

If that happens, buyers will not be traditional collectors who seek low mileage and cars in pristine condition. On the one hand, Castro restriction on imports of cars stopped the flow of parts to the country, so while a convertible Cadillac in Cuba may seem real at first glance, a closer look reveals hundreds of thousands of kilometers in the odometer and a group of makeshift arrangements, perhaps even (gasp!) Peugeot diesel engine under the hood. That said, experts anticipate a niche market of buyers willing to pay a premium to own a piece of history of Cuba.

“Most people want them as a kind of artwork,” says McKeel Hagerty, president of Hagerty Insurance car. Even impeccably restored 1950s-era American cars American cars are not very valuable -Ensure Hagerty-, but interested buyers should be willing to pay two or three times by the Cuban automovísticas antiques, crudely restored. His company estimates that a 1954 Chevrolet Delray club coupe 210, sell for $ 20,000, while the Cuban version could range from $ 40,000 to $ 60,000. Similarly, you could pay more than $ 60,000 for a 1955 Buick Century sedan reimported of Cuba, a car that would normally be valued at $ 20.600 US dollars.

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Intrigue and rarity.

While some car owners Cubans undoubtedly jumps at the chance to make quick money by selling their American mastodons, Hagerty not expect a flood of cars leaving the island. “These trucks are part of their culture,” he says. “They are an integral part of the image of what they are, so it would be hard to imagine that all [the cars] disappeared”.

For diehard collectors cars, the prospect of an open Cuba maintains the intrigue of the rarity, finding a gem damaged or abandoned by an owner who did not have the financial means or wit to fix it. “I’m of the belief that there is something to be discovered there,” says Rick Drewry, claims specialist collector car of American Modern Insurance Group. “Some people are going to be hunting for diamonds in the rough”.

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These mythical rough diamonds will not be old, or any other US-made Ford but Mercedes, Ferraris and Maseratis competing in the Grand Prix of Cuba in the 50 A photographer who recently toured the island, discovered a Mercedes-Benz 300 SL Gull Wing -pieces totaling more than $ 1 million in subastas- oxidized under a banana tree. Hagerty rule that discovery as an isolated event. “Trust me,” he says, “that’s nothing else to look. But the best thing I can say is that most of the cars that raced there left the country at the time of the revolution. ”

Agencies / BussWeek / Belinda Lanks / InternetPHotos / TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor

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