CUBA: EL PAIS DE LAS ESTATUAS
La Habana, capital de leyenda y hechizo, de encanto e historia, de viejos y nuevos monumentos, de estatuas famosas que recrean la mirada del caminante atento y divertido que recorren sus estrechas calles donde cada figura de bronce y mármol tiene historia propia; como diría nuestro Federico García Lorca, las estatuas de mi Habana tienen duende y andan de traviesas por toda mi ciudad.
Desde Monsieur de Paris (El Caballero de París) hasta John Lennon, aquel músico del cuarteto de Liverpool hoy sentado con piernas cruzadas en un banco de la calle 17 esquina a 6ª en el Vedado habanero, las estatuas han ocupado cada espacio turístico en la “Nueva Habana” que Eusebio Leal ha regado con verdadero escrutinio histórico en mi ciudad capital y sus alrededores para los casi tres millones de turistas que visitan ésta cada año.
Strauss, autor de uno de los más famosos vals de todos los tiempos, Danubio Azul, en la calle Línea y G; la estatua de don Quijote en la calle 23 y J; otro famoso de todos los tiempos, la figura de Hasecura Trunenaga, primer samurai japonés que visitara Cuba, tiene la suya en la Avenida del Puerto, más recientemente la de la Madre Teresa de Calcuta en el Jardín del antiguo Convento de San Francisco de Asís, ahora una sala de conciertos y museo, en La Habana Vieja.
No ya dentro de la ciudad sino en el municipio especial Isla de la Juventud, frente a la provincia habanera y visitada por muchos turistas, se ha erigido una estatua para recordar aquel bello ejemplar Holstein-Cebú que llegara al libro de los records mundiales Guinness al producir casi 25.000 litros de leche en 305 días de extracción; la vaca preferida de Fidel Castro, “Ubre Blanca”, cuya figura esculpida en blanco mármol descansa sobre un bello pedestal en Nueva Gerona, ah… ¡tiempos pasados de una revolución!
Pero sería del todo injusto olvidar la estatua que descansa con sus dos viejas botas sobre adoquines adornando la calle frente al convento Franciscano de Asis, la de Monsieur de Paris (El Caballero de París), ese mismo nombre que trae a nuestra mente aquel otro histórico personaje parisino, hombre gentil y reservado también, que en tiempos de la revolución francesa fue descubierto por la curiosa dueña de su hospedaje al abrir su bien protegido maletín de trabajo y encontrando en él la hoja de la guillotina que utilizaba semanalmente en su habitual trabajo.
Nuestro Caballero de Paris (Monsieur de Paris), aunque apodado con el nombre de la capital francesa, era español. Su estatua, producción artística del escultor Villa Soberón, es la última creada para la bella Habana de mis recuerdos.
El Caballero habanero que recorría entonces las calles habaneras vestido de negro y capa al dorso del mismo color se llamó Xosé López Lledín, llegó desde España con apenas 14 años y por infortunios del destino fue a parar a una cárcel cubana de donde salió en las condiciones como se le vio andar por muchos años por las calles de La Habana, llevando sus miserias a cuestas pero con cierta hidalguía u orgullo, hasta 1977, fecha en que fue internado en el Hospital Psiquiátrico de Mazorra, donde murió en 1985. Sus restos descansan hoy a pocos pasos de donde se erigió su estatua junto a los de otros caballeros y nobles damas habaneras de la época.
Esta es la cruda historia de un país donde monumentos y estatuas son erigidas a famosos personajes, hasta animales, para servir de entretenimiento, un lugar de esparcimiento turístico de aquellos a quienes no les interesa conocer o quizás se empeñen en olvidar la trágica realidad de la Cuba actual. La historia se repite…
Arnoldo Varona (AV)/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.
CUBA: COUNTRY OF THE STATUES.
Havana, capital of legend and spell, charm and history of old and new monuments, famous statues that recreate the look attentive and fun walker walking the narrow streets where every figure in bronze and marble has its own story; as would our Federico García Lorca, Havana statues have my sleeper elf and walk all over my city.
Since Monsieur de Paris (The Gentleman of Paris) to John Lennon, one musician today Fab sitting cross-legged on a bench in the corner of 6th Street 17 in the Vedado, the statues have occupied every tourist space “new Havana “Eusebio Leal bathed with real historical scrutiny in my capital city and surrounding areas for nearly three million tourists who visit it each year.
Strauss, author of one of the most famous waltz of all time, Blue Danube, on the street Line and G; the statue of Don Quixote in the street 23 and J; another famous of all time, the figure of Hasecura Trunenaga first Japanese samurai to visit Cuba, has hers on the Avenida del Puerto, most recently that of Mother Teresa of Calcutta in the garden of the former Convent of St. Francis of Assisi, now a concert hall and museum in Old Havana.
No longer within the city but in the special municipality Isla de la Juventud, facing the Havana province and visited by many tourists, has erected a statue to remember that beautiful specimen Holstein-Zebu arrived to the book of world records Guinness produce nearly 25,000 liters of milk in 305 days extraction; the preferred cow Fidel Castro, “White Udder”, whose figure sculpted in white marble resting on a beautiful pedestal in Nueva Gerona, ah … past a revolution!
But it would be quite unfair to forget the statue resting with his two old boots on cobblestones decorating the street from the Franciscan convent in Assisi, that of Monsieur de Paris (The Gentleman of Paris), the same name that brings to mind that other historical Parisian character, gentle man and reserved, which at the time of the French Revolution was discovered by the curious owner of your stay to open its well protected briefcase job and finding in it the blade of the guillotine he used weekly in their regular work.
Our Caballero de Paris (Monsieur de Paris), although dubbed with the name of the French capital, was Spanish. His statue, artistic production by sculptor Villa Soberon, is the last created for the beautiful Havana of my memories.
The habanero Caballero then walked the streets of Havana dressed in black coat the back of the same color are called Xosé López Lledin, arrived from Spain with just 14 years and misfortunes of fate ended up in a Cuban prison where he came under the conditions as was seen walking for many years through the streets of Havana, carrying their miseries in tow but with some chivalry or pride, until 1977, when he was admitted to the Psychiatric Hospital of Mazorra, where he died in 1985. his remains rest today a few steps from where his statue was erected alongside other noble knights and ladies of the era Havana.
This is the stark story of a country where monuments and statues are erected to famous people, to animals, to serve as entertainment, a tourist amenities for those who do not want to know or perhaps to endeavor to forget the tragic reality of current Cuba. History repeats …
Arnoldo Varona (AV)/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.