SANTIAGO DE CUBA: THE CARNIVAL IS OVER .
Report from Santiago de Cuba.
It’s five o’clock in Marti and Gallo, and regueton “The gozadera”, Marc Anthony and Gente de Zona, reverberates throughout the block. Thirty young “perrean” with beers in their hands. They are inexhaustible. They have been dancing for four hours. They want dawn. But the limit imposed by the DJ is six in the morning. A penalty for boys who want to get drunk and dance until you can more: this is the Santiago carnival, a frenzy of drink, food and music. Celebrated each year from 20 to 27 July, it is the most anticipated event, the catharsis of the city.
Santiago stinks, urine, food scraps and trash accumulate in the avenues where beer kiosks and thermoses are concentrated. Sunrise and a tanker truck trying to clean with pressurized water jets waste generated in the area of the jury, this year back to Alameda, originally area parades, transferred for over 30 years Garzón Avenue, vital artery city traffic. The move was controversial, accessibility of Garzón, in the center of the city, the contrast to the Alameda, but traffic jams measure necessitated.
This is the carnival in Santiago: popular, mass and 24 hours a day. It covers all corners, four avenues are: Martí, Dream, Trail and St. Ursula. The row of kiosks on either side of the sidewalk becomes endless: places with pizzas, fish and fried chicken are interspersed with makeshift restaurants and flasks of beer in bulk, the popular drink. All they come with their plastic jar; Pipe drink beer, but not drunk, cool the stifling heat and improves the work of the kidneys.
For many this holiday is the best in the country, even as the old was much better before. Refer to when lasted a month and was really popular, each district prepared its resources and verbena with a sponsor, they were busy creating distinctive decorations and competition was really identity. From there they were born the parades and congas.
“There was plenty of food and was cheap,” says Angela, 82. “But the carnival began in the trials, so they were nearly two months holiday. You could see the trials of the troupe in your neighborhood and give the opinion of the people in the neighborhood told yes.” The it is saying that any past was better, and in this case looks like it is true.
Now, the absolute dependence on the state creates uniformity in the groups, congas and floats. The Ministry of Culture is in charge of delivering the fabrics and colors and quality of them are very poor. The result is that the designs of clothes and decor are very similar, recycled and repeated many accessories such as lanterns and banners, and almost none can finance a float: these depend on a ministry that has the money to afford them and be interested.
Before the Creole food was produced thinking about satisfying the palates of customers. Today only offer junk food, rehashed in an oil used in both turns black. Eating and drinking can be a health risk, and getting diarrhea is the most common. Despite the sanitary measures issued this year, the risk remains high.
Sunrise on 28 July and the carnival comes to an end. As each day this past week the unbearable stench of urine in the carnival areas. This does not deter the people from Santiago, hopeful that the government grant them another day. No matter who won the parades of the Alameda, the pride of the neighborhood is lost. Drink and dance is what matters.
It seems that the vapors soon be erased Santiago carnival, but miraculously, no one knows why, each year falls heavy rain which leaves the city clean. It returns to normal, the people return from catharsis to return to face their burdens.
Agencies / MartiNews / Lourdes Gomez, Santiago de Cuba / InternetPhotos.
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.
SANTIAGO DE CUBA: SE ACABÓ EL CARNAVAL.
Un Reportaje desde Santiago de Cuba.
Son las cinco de la mañana en Martí y Gallo, y el regueton La gozadera, de Marc Anthony y Gente de Zona, reverbera en toda la cuadra. Una treintena de jóvenes “perrean” con cervezas en las manos. Son inagotables. Llevan bailando desde hace cuatro horas. Quieren amanecer. Pero el límite impuesto por los DJ es la seis de la mañana. Una pena para los muchachos, que quieren emborracharse y bailar hasta que no puedan más: este es el carnaval santiaguero, un frenesí de bebida, comida y música. Celebrado cada año del 20 al 27 de julio, es el evento más esperado, la catarsis de la ciudad.
Santiago hiede, orina, restos de comida y basura se acumulan en las avenidas donde se concentran quioscos y termos de cerveza. Amanece y un carro cisterna intenta limpiar con chorros de agua a presión la basura generada en el área del jurado, este año de vuelta a la Alameda, zona originaria de los desfiles, trasladados durante más de 30 años a la avenida Garzón, arteria vital del tráfico de la ciudad. El traslado generó polémica, la accesibilidad de Garzón, en el centro de la urbe, la contrapone a la Alameda, pero los embotellamientos del tráfico hicieron necesaria la medida.
Así es el carnaval en Santiago: popular, masivo y las 24 horas del día. Abarca todos los rincones, cuatro avenidas se destacan: Martí, Sueño, Trocha y Santa Úrsula. La hilera de quioscos a cada lado de las aceras se vuelve interminable: puestos con pizzas, pescado y pollo frito se intercalan con restaurantes improvisados y termos de cerveza a granel, la bebida popular. Todos salen con su jarrita plástica; beber cerveza de pipa, aunque no emborrache, refresca el sofocante calor y mejora el trabajo de los riñones.
Para muchos esta festividad es la mejor del país, aunque según los viejos antes era mucho mejor. Se refieren a cuando duraba un mes y era verdaderamente popular, cada barrio preparaba su verbena con sus recursos y un patrocinador, se ocupaban de crear decoraciones distintivas y la competencia era realmente identitaria. De allí nacieron las comparsas y las congas.
“Había mucha comida y era barata”, dice Ángela, de 82 años. “Pero el carnaval empezaba en los ensayos, así que eran casi dos meses de fiesta. Podías ver los ensayos de la comparsa de tu barrio y opinar, la opinión de la gente en el barrio sí contaba.” Dice el dicho que cualquier tiempo pasado fue mejor, y en este caso parece que sí se cumple.
Ahora, la dependencia absoluta del Estado crea uniformidad en las comparsas, congas y carrozas. El Ministerio de Cultura es el encargado de entregar las telas, y los colores y calidad de las mismas dejan mucho que desear. El resultado es que los diseños de ropas y decoración son muy parecidos, muchos reciclan y repiten los accesorios tales como farolas y banderines, y casi ninguno puede financiar una carroza: estas dependen de algún ministerio que tenga el poder monetario y le interese costearlas.
Antes, la comida criolla se elaboraba pensando en satisfacer el paladar de los clientes. Hoy solo se oferta comida chatarra, refrita en un aceite que de tanto usarse se torna negro. Comer y beber puede representar un riesgo para la salud, y contraer diarreas es lo más común. A pesar de las medidas sanitarias emitidas este año, el peligro sigue siendo alto.
Amanece el 28 de julio y el carnaval llega a su fin. Como cada día, en esta última semana el hedor a orina es insoportable en las áreas carnavalescas. Ello no arredra a los santiagueros, esperanzados en que el Gobierno les otorgue un día más. No importa quién ganó en los desfiles de la Alameda, el orgullo de los barrios se ha perdido. Beber y bailar es lo que interesa.
Parece que los vapores del carnaval santiaguero tardaran en borrarse, pero milagrosamente, nadie sabe por qué, cada año cae un fuerte aguacero que deja limpia la ciudad. Se retorna a la normalidad, el pueblo regresa de su catarsis para volver enfrentar sus agobios.
Agencies/MartiNews/Lourdes Gómez, Santiago de Cuba/InternetPhotos.
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.