“LITTLE HAVANA” IN MIAMI. THE CUBAN CULTURE IS LOSING ITS ESSENCE.
Cultural and architectural identity of the neighborhood, collective heritage, is crippled by the greed of urban development accelerated.
![Several businesses in Little Havana that preserve the style of the neighborhood. Advanced urbanization moves from the Brickell Avenue to the west threatens to destroy the historic character of many buildings. David Santiago El Nuevo Herald.](https://www.thecubanhistory.com/wp-content/uploads/2016/02/Pequena-Habana-300x196.jpg)
Several businesses in Little Havana that preserve the style of the neighborhood. Advanced urbanization moves from the Brickell Avenue to the west threatens to destroy the historic character of many buildings. David Santiago El Nuevo Herald.
Several businesses in Little Havana that preserve the style of the neighborhood. Advanced urbanization moves from the Brickell Avenue to the west threatens to destroy the historic character of many buildings.
Do not travel far to enjoy a different place. Visit the Disney World of Cuban culture in the heart of Little Havana, where stereotypes and caricatures are close to the surface. Noise, party, triviality.
Kiosks tour operators occupy sidewalks and shops of Calle Ocho. Visitors do not tell them the exploits of José Martí and pioneer of Cuban exile there recommenced their lives from scratch. The priority is to get them excited about coffee, snuff and mojitos in order to sell dinners with musical entertainment, trips to the Everglades and the Keys.
Common areas in the neighborhood have been closed or fenced to keep out the “element”. This term denigrate the elderly residents who traditionally gather to gab. In the surrounding plaza Domino Park banned the presence of artists, musicians and artisans because they represented competition for business.
Indeed, promoting Hispanic neighborhood emblematic as the second most popular tourist attraction in Miami by foreign merchants disappearing endangers their very cultural identity and heritage which attracts to itself as powerful magnet to visitors from around the globe.
competing interests in the future vision of the neighborhood undermine the social fabric because of the prevailing economic situation. The lack of investment in maintenance and optimization of the essential urban services is bewildering. And what about the flagrant violation of the municipal building codes, land use and zoning.
While in touristy infrastructure looks rejuvenated, in residential areas adjoining sidewalks are broken bumpy streets, squares and parks badly damaged.
What I noted accompanying graduate students from the School of Urban and Regional Planning at Florida Atlantic University, as part of its investigation of the consequences of rapid urbanization associated with real estate speculation and private efforts to transform reliable East Little Havana in new “West Brickell” -in detriment of historic properties and majority interest.
While in the tourist district looks rejuvenated infrastructure in residential areas adjacent sidewalks are broken, potholed streets, squares and parks badly damaged; in trash dumped illegally corners (including mattresses and furniture) is stacked; There are abandoned houses that are in ruins and lots of vacant land that attract criminal activity.
These ruins caused by greed and the complex web of political complicity masked by the mask of zeal for the community good. All this increases the problems of coexistence and neighborly resentment of the inhabitants of the authorities.
As in other central and working-class neighborhoods in the Miami-Dade County, in Little Havana, upshifts in socioeconomic characteristics of residents powered urban regeneration gradually shifted to the dispossessed people seeking affordable housing . In the process, the cultural heritage of the place is undermined, while arbitrarily constructed. The late Martí Theatre, a meeting point par excellence at the dawn of exile, gave way to an apartment building. Road safety for elderly pedestrians is another worrying issue.
“It’s very Latin American talking and socializing among neighbors on the street. That was always Little Havana, “he explained the activist and author Corinna Moebius. “But now I worry that new buildings are built like fortresses, as barriers, and you do not see the people sitting at the entrance talking to each other. His designs foment division. ”
Little Havana is rich in culture, history and traditions, fascinating place with beautiful natural surroundings full of places that deserve to be discovered by its authenticity and its people. Make it a themed amusement park for tourists and a neighborhood for people with high purchasing power attentive to his soul. Cuban exiles should defend their heritage pride and humble roots.
El Nuevo Herald / shoer DANIEL ROTH / Extracts / InternetPhotos / TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY / HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.
‘LA PEQUENA HABANA’ EN MIAMI. LA CULTURA CUBANA VA PERDIENDO SU ESENCIA.
La identidad cultural y arquitectónica del vecindario, herencia colectiva, es mutilada por la gula del desarrollo urbanístico acelerado.
Varios negocios en La Pequeña Habana que conservan el estilo del vecindario. La avanzada de urbanización que se mueve desde la avenida Brickell hacia el Oeste amenaza con destruir el carácter histórico de muchos edificios.
No viaje muy lejos para disfrutar de un lugar diferente. Visite el Disney World de la cultura cubana en el corazón de La Pequeña Habana, donde los estereotipos y las caricaturas están a flor de piel. Ruido, fiesta, trivialidad.
Los quioscos de operadores turísticos ocupan aceras y tiendas de la Calle Ocho. A los visitantes no les narran las proezas de José Martí ni de los pioneros del exilio cubano que ahí recomenzaron sus vidas desde cero. La prioridad es entusiasmarlos con café, tabaco y mojitos para luego venderles cenas con espectáculos musicales, paseos a los Everglades y a los Cayos.
Espacios comunes en el vecindario han sido cerrados o cercados para mantener fuera al “elemento”. Con este término denigran a los residentes ancianos que por tradición se congregan a cotorrear. En la plaza aledaña al Parque del Dominó prohibieron la presencia de artistas, músicos y artesanos porque representaban competencia para los negocios.
En efecto, la promoción del emblemático vecindario hispano como segunda atracción turística más popular de Miami por mercaderes foráneos pone en peligro de desaparecer su mismísima identidad cultural, patrimonio que atrae hacia sí, como poderosísimo imán, a visitantes de todo el globo.
Intereses contrapuestos en la visión futura de la barriada socavan su tejido social a causa de la estructura económica prevaleciente. La falta de inversión en mantenimiento y optimización de los servicios urbanos esenciales es desconcertante. Y qué decir de la flagrante violación de los códigos municipales de construcción, usos de suelo y zonificación.
Mientras en el Distrito Turístico la infraestructura luce remozada, en las áreas residencial contigua las aceras estan rota las calles llenas de baches, las plazas y los parques muy deteriorados.
Lo constaté acompañando a estudiantes de posgrado de la Escuela de Planificación Urbana y Regional de Florida Atlantic University, como parte de su investigación de las secuelas de la acelerada urbanización asociada a la especulación inmobiliaria y a los esfuerzos privados por transformar la fidedigna East Little Havana en la nueva “West Brickell” –en detrimento de los bienes históricos y del interés mayoritario.
Mientras que en el distrito turístico la infraestructura luce remozada, en las áreas residenciales contiguas las aceras están rotas, las calles llenas de baches, las plazas y los parques muy deteriorados; en las esquinas se apila basura arrojada ilegalmente (incluyendo colchones y muebles); hay viviendas abandonadas que están en ruinas y lotes de tierra vacantes que atraen actividad criminal.
Ruinas estas causadas por la codicia y la compleja trama de complicidad política enmascarada tras la careta de celo por el bien comunitario. Todo lo cual acrecienta los problemas de coexistencia vecinal y el resentimiento de los habitantes hacia las autoridades.
Al igual que en otros barrios céntricos y de clase obrera en el condado de Miami-Dade, en La Pequeña Habana, cambios ascendentes en las características socioeconómicas de los residentes propulsados por la regeneración urbana desplazan progresivamente a la población más desposeída en búsqueda de vivienda asequible. En el proceso, se menoscaba la herencia cultural del lugar, a la vez que se construye arbitrariamente. El desaparecido Teatro Martí, un punto de encuentro por excelencia en los albores del exilio, dio paso a un edificio de apartamentos. La seguridad vial para peatones de mayor edad es otro asunto preocupante.
“Es algo muy latinoamericano hablar y socializar entre los vecinos en la calle. Así fue siempre La Pequeña Habana”, me explicó la activista y autora Corinna Moebius. “Pero ahora me preocupa que los nuevos edificios son construidos como fortalezas, como barreras, y ya no ves a las personas sentadas en las entradas hablando entre sí. Sus diseños fomentan la división”.
La Pequeña Habana es un lugar fascinante con un bello entorno natural, rico en cultura, historia y tradiciones, colmado de rincones que merecen ser descubiertos por su autenticidad y su gente. Convertirlo en un parque temático de diversiones para los turistas y en una barriada para personas de alto nivel adquisitivo atenta contra su alma. El exilio cubano debería defender con amor propio su herencia cultural y raíces humildes.
El NuevoHerald/DANIEL SHOER ROTH/Extractos/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY/ HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.