DE GUANTANAMO Y NO FUERON UNOS “PÉREZ” CUALQUIERA.
Fue desde un principio muy numerosa la familia Pérez, las ramas directas y colaterales de este apellido son tantas y se entrecruzan de tal manera que es casi imposible no hallarlo en la genealogía de todas las familias guantanameras.
El historiador Gerardo Castellanos García resumiría de los Pérez: “Eran poderosos terratenientes. Valientes, corajudos, con ramalazos indios. Dominaban por su prosapia, por su arraigo, por la labor honda y fructífera en los campos y porque no se dejaban dominar […]. Probablemente ninguna otra jurisdicción de Cuba ha producido con tan robusto desarrollo una estirpe igual a la de los Pérez con sus múltiples enlaces […] raro es el sector [en Guantánamo] donde no campea un Pérez”.
Hasta el final de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) los Pérez fueron fieles a la metrópoli española. El tronco originario, Diego Pérez, era peninsular y su influencia fue grande en su descendencia, a pesar de que todos fueron cubanos.
De los defensores de la causa hispana el de más renombre lo fue Miguel Pérez y Céspedes. Nació en Tiguabos en 1800 y ya a los 17 años ingresó en el Cuerpo Disciplinado de Milicias de Santiago de Cuba y Bayamo. Fiel a la tradición familiar iniciada en el siglo XVIII por Pedro Manuel Pérez Montoya, Teniente de Urbanos, quien conocido como Teniente Rey de los Indios, fue implacable en la persecución de los palenques de cimarrones, Miguel Pérez lo fue igualmente en su época en la destrucción de cuantos de éstos refugios de esclavos había en zona guantanamera. Por esos tristes méritos al inicio de la Guerra de 1868 ostentaba el grado de Capitán de Partida.
El gobierno español conocedor de sus dotes militares le facilitó el presupuesto necesario para crear numerosas Cuadrillas o Escuadras en Guantánamo (1869), que así llamaban a los grupos guerrilleros, poniéndolas a las órdenes directas de sus hijos y sobrinos y todas subordinadas a él, quien recibió el grado de Comandante del Ejército Español. Estas fuerzas nombradas oficialmente Cuadrillas de Indios de Santa Catalina del Guaso estaban integradas por indios de Baitiquirí y Caujerí, por delincuentes que hasta su ingreso huían de la justicia, vagos y por verdaderos mercenarios que peleaban por la paga que recibían y por el botín de las acciones de guerra. Para el historiador Juan Jerez Villarreal las componían 300 hombres en total.
Toda su zona y principalmente las de los pueblos de Tiguabos, Macurijes, Mayarí y Sagua de Tanámo, se convirtió en bastión inexpugnable de la causa hispana y sus vagas, entre las que se encontraban, como es de esperarse, las de los Pérez, se mantenían libres de la tea incendiaria mambisa.
Un historiador tan cubano y guantanamero como el ilustre poeta Regino E. Boti, tantas veces citado en estas páginas, tuvo sobre dicho contradictorio personaje palabras llenas de comprensión:
“Miguel Pérez y Céspedes era de buena presencia, alto, trigueño, pelo negro y bigote escaso. Era de carácter afable; y aunque sus ideas políticas no fueran las de sus hermanos en armas, no por eso hemos de dejar de reconocer sus méritos y su valor, mucho más cuando cada cual es libre de sustentar las ideas de sus simpatías y máxime cuando estas ideas, como en el caso de Pérez y Céspedes, se abrazan con sinceridad”.
Su importancia militar era tan valorada por los cubanos que cuando el Mayor General Máximo Gómez Báez dio las órdenes al entonces Comandante José Guillermo Moncada para iniciar la invasión de la imprescindible zona de
Guantánamo, le expuso entre otras cosas:
“Usted irá al mando de la vanguardia; nuestras fuerzas irán detrás y no olvide, que el aniquilamiento de Miguel Pérez es para nosotros cuestión vital”.
Ya en la zona Guillermón Moncada, sus hombres le llevan un mensaje de Miguel Pérez escrito en un papel dejado en uno de los caminos:
“A Guillermón Moncada.
En donde se encuentre, Mambí.
No está lejos el día en que pueda, sobre el campo de la lucha, bañado por tu sangre, izar la bandera española sobre las trizas de la bandera cubana.
Miguel Pérez y Céspedes”
La respuesta de Guillermón fue inmediata al dorso del propio papel y dejado en el mismo camino:
“A Miguel Pérez y Céspedes.
En donde se hallare.
Enemigo: por dicha mía se aproxima la hora en que mediremos nuestras armas. No me jacto de nada; pero te prometo que mi brazo de negro y mi corazón de cubano tiene fe en la victoria. Y siento que un hermano extraviado me brinde la triste oportunidad de quitarle el filo de mi machete. Mas, porque Cuba sea libre, hasta el mismo mal es bien.
Guilllermón”.
Y comienza la cacería por los dos bandos. Guillermón para provocar a Miguel Pérez incendia los cafetales en todas las cercanías de Ojo de Agua, lo que se divisa desde Tiguabos, cuartel general del jefe de las Cuadrillas de Guantánamo. El 5 de mayo de 1871 a las 4 de la tarde sale Miguel Pérez con su Escuadra incluyendo una pieza de artillería y el encuentro se produce en la zona de Yateras. En un principio el cuadrillero ataca con violencia y toma las mejores posiciones. Las pérdidas humanas son numerosas por ambas partes. Guillermón se da cuenta en la situación de desventaja en que lo ha colocado el jefe enemigo y dando muestra de sus extraordinarias cualidades militares, va tomándole sus ventajosas posiciones hasta dejarlo con sus tropas en medio de un estrecho cerco, después de 5 horas de reñido combate cuerpo a cuerpo.
Al cerrar la noche todos se dispusieron, aparentemente, a esperar el día para continuar el combate. Pero ese fue el momento que Miguel Pérez aprovechó para tratar de salvar lo que quedaba de su Escuadra y dio la orden de salida, de uno en fondo, para romper el cerco por lo más espeso del monte. Al aviso de “¡ Se va Miguel Pérez¡ ¡Que se escapa Miguel Pérez¡”, dado por el Capitán Mengana y sus hombres de avanzada, se escucha el grito atronador de Guillermón Moncada, “Al machete, alante mambises”, y él mismo, machete en mano, inicia un combate cuerpo a cuerpo en la oscuridad de la noche, de los más encarnizados que se recuerdan en aquella sangrienta Epopeya de los Diez Años, que terminó con la total destrucción, muertos todos sus miembros por el acero mambí, de la tristemente célebre Escuadra de Miguel Pérez. Junto a su cadáver ensangrentado, como dando un ejemplo de máxima lealtad, se encontraron sin vida su asistente y su perro inseparable, así como el mulo, mal herido, que utilizaba el cuadrillero en sus marchas.
Al día siguiente el Mayor General Máximo Gómez recibía el parte de la victoria, la espada y las insignias de Miguel Pérez. La respuesta del jefe mambí no pudo ser más elocuente: ascenso inmediato superior de toda la tropa y el grado de Teniente Coronel para José Guillermo Moncada. De esa forma gloriosa entraba Guillermón en la historia de Cuba para permanecer en ella eternamente.
El recalcitrante periódico español de La Habana “Juan Palomo” informaba escuetamente: “La muerte del Jefe de las Escuadras de Guantánamo Don Miguel Pérez y Céspedes que en setenta y un año de edad, llevaba cincuenta y cuatro de numerosos servicios a España”.
Un hermano de Miguel Pérez, Francisco Pérez y Céspedes, segundo jefe de las Escuadras, en el combate de Filipinas, a finales de 1869, cayó en poder del Coronel José Policarpo Pineda, el legendario Rustan de la Guerra del 68 y fue fusilado por éste en Vuelta Corba, en represalia por el asesinato del patriota cubano Arturo Casimajan, hecho prisionero por Miguel Pérez en el combate de El Vínculo.
Este suceso fue narrado, muchos años después, a José Martí de manera diferente y muy curiosa, quien anotó en su Diario de Campaña:
“Salimos del campamento de Vuelta Corba. Allí fue donde Policarpo Pineda, el Rustán, el Polilla, hizo abrir en pedazos a Francisco Pérez, el de las escuadras”, para agregar más adelante al hablar sobre Miguel Pérez, “Y al otro Pérez, dice Luis, Policarpo le puso las partes de antiparras. ‘ Te voy a cortar las partes’, le gritó en pelea a Policarpo.- ‘ Y yo a ti las tuyas, y te las voy a poner de antiparras’. Y se las puso”.
Otro gran defensor de la causa hispana lo fue Santos Pérez Ruiz, hijo de Miguel Pérez y de su esposa Cecilia Ruiz, bondadosa mujer. Nació en Tiguabos y desde muy joven actuó con su padre en las Cuadrillas. Al comienzo de la Guerra de los Diez Años fue nombrado por éste, al frente de una de las recién creadas Escuadras. Su labor fue tan destacada que pasó después al ejército regular español como oficial y terminó la guerra con el grado de Coronel.
Hombre muy taimado, aunque valiente como su padre, se comprometió con los cubanos, en los preparativos de la Guerra Chiquita (1879-1880), a alzarse en armas por la independencia, junto al jefe del naciente Partido Liberal Autonomista en Santiago de Cuba, doctor Urbano Sánchez Hechavarría, pero ambos faltaron a su palabra al conocer de la detención de algunos de los dirigentes del movimiento revolucionario. Los Sánchez Hechavarría constituían una de las familias más distinguidas de la capital oriental, pero de ideas muy disímiles, de los otros tres hermanos, Francisco fue General de División del Ejército Libertador en las tres guerras independentistas, Pedro médico destacado en Santiago de Cuba y activo patriota y Ulpiano, el mayor, Brigadier del Ejército Español.
La actuación del Coronel Santos Pérez va a ser muy importante en el final desastroso, para la causa cubana, de la más corta de nuestras guerras independentistas y poco después fue ascendido a Brigadier. El historiador y Comandante del Ejército Libertador Rafael Gutiérrez Fernández, que lo conoció personalmente, lo calificó como “el valiente entre los más valientes”.
Por el contrario otros numerosos miembros de la familia van a luchar por la independencia de Cuba a partir de la Guerra Chiquita y entre ellos quien inscribió su nombre indeleblemente en nuestra historia, el Mayor General del Ejército Libertador Pedro Agustín Pérez y Pérez, el célebre ‘Periquito Pérez’ y otra historia.
Agencies/ApuntesdeGuerra/InternetPhotos/Excerpts/Arnoldo Varona/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
FROM GUANTANAMO AND THEY WERE NOT AN UNKNOWN “PÉREZ”.
Family was initially very large Perez, the direct and collateral branches of this surname are so many and intersect in such a way that it is almost impossible not to find him in the genealogy of all guantanameras families.
The historian Gerardo Castellanos García would summarize the Perez: “were powerful landowners. Brave, courageous, with Indian lashes. They dominated by its prosapia, by their roots, for the deep and fruitful work in the fields and because it is not allowed to dominate […]. “Probably no other jurisdiction of Cuba has been so robust development equal to Pérez’s race with multiple links […] the sector [at Guantanamo] where not feeding a Perez is rare”.
Until the end of the war of the ten years (1868-1878) the Perez were faithful to the Spanish metropolis. Originating trunk, peninsular was Diego Pérez, and his influence was great in their offspring, while all were Cuban.
Of the Hispanic advocates of more popularity was Miguel Pérez, and Cespedes. Born in Tiguabos in 1800 and already a 17 years old entered the disciplined body of militia of Santiago of Cuba and Bayamo. Lieutenant of urban, who known as Teniente Rey of the Indians, was relentless in the pursuit of the Maroon palenques, Miguel Pérez shelters of slaves was true to the family tradition begun in the 18th century by Pedro Manuel Pérez Montoya, also in his time in the destruction of many of these were in Guantanamo area. For those sad merits at the start of the war in 1868 he held the rank of Captain starting.
The Government Spanish expert on military skills gave him the necessary budget to create numerous gangs or brackets in Guantánamo (1869), which thus called guerrilla groups, putting them under the direct orders of his sons and nephews and all subordinate to him, who received the grade of Commander of the Spanish army. These forces officially named gangs of Indians of Santa Catalina of the Guaso were integrated by Indians of Baitiquiri and Marianna, by criminals fleeing from justice, vague until your income and real mercenaries who fought for pay they received and the spoils of war actions. For the historian Juan Jerez Villarreal composing them 300 men altogether.
Throughout its area and mainly those of the villages of Tiguabos, Macurijes, Mayarí and Sagua de Tánamo, became unassailable bastion of the Hispanic cause and their vague, among which were, as it is expected, the de los Pérez, remained free of the incendiary tea mambisa.
A historian so Cuban and guantanamero as the illustrious poet Regino E. Boti, often quoted in these pages, took on this contradictory character words full of understanding:
“Miguel Pérez and Cespedes was good-looking, tall, trigueño, hair black and little mustache.” Was affable; and although his political ideas were not those of their brothers in arms, not why we have of recognizing its merits and its value, much more when everyone is free to support the ideas of their sympathies, and especially when these ideas, as in the case of Perez and lawns, hug each other with sincerity.”
Its military importance was so valued by the Cuban people than when major General Máximo Gómez Báez gave orders to the then commander José Guillermo Moncada to launch the invasion in the essential area of
Guantánamo, stated you among other things:
“You will be in command of the vanguard; our forces will go back and do not forget, that the annihilation of Miguel Pérez is vital issue for us.”
Already in the area Guillermón Moncada, his men carry him a message of Miguel Pérez written on a paper left on one of the paths:
“A Guillermón Moncada.
Where you are, Mambi.
It is not far the day that can, on the field of the fight, bathed in your blood, raise the Spanish flag over the tatters of the Cuban flag.
Miguel Pérez and lawns”
Guillermón response was immediate on the back of the own role and left in the same way:
“To Miguel Pérez and Cespedes.
Where it is found.
Enemy: for such mine approaching the hour in which we will measure our weapons. Not me jacto nothing; but I promise that my black arm and my heart of Cuban has faith in victory. And I feel that a lost brother will give me the sad opportunity to remove the edge of my machete. More, because Cuba is free, up to the same evil is well.
Guilllermon”.
And begins the hunt for the two sides. Guillermón to provoke Miguel Pérez fire the coffee Ojo de Agua close to all, what can be seen from Tiguabos, headquarters of the Chief of the gangs of Guantánamo. On May 5, 1871 at 4 in the afternoon leaves Miguel Pérez with his squad including a piece of artillery and the meeting occurs in the area of Yateras. Initially the cuadrillero attacks with violence and take the best positions. There are numerous human losses on both sides. Guillermón realizes at the disadvantage that the Chief enemy has been placed and showing his extraordinary military qualities, is taking their advantageous positions to leave it with his troops in the middle of a narrow ring, after 5 hours of close combat melee.
Closing night everyone got ready, apparently, to expect the day to continue the combat. But that was the moment that Miguel Pérez took the opportunity to try to save what was left of his squad and gave the order of output, one at bottom, to break the siege by the thicker del Monte. Notice of “Miguel Pérez is leaking Miguel Pérez”, given by Captain Mengana and its advanced men, heard the thunderous cry of Guillermón Moncada, “to machete, alante mambises”, and he himself, machete in hand, starts a fight hand-to-hand in the darkness of the night, the most ferocious reminding in that bloody epic of the ten years “!!!!” , which ended with the total destruction, all its members killed by untamed steel, of the infamous Squad of Miguel Perez. Next to his bloodied corpse, as giving an example of maximum loyalty, his assistant and their inseparable dog, were found dead as well as the Mule, badly wounded, the cuadrillero used in their marches.
The next day major General Máximo Gomez received the part of victory, sword and Miguel Pérez logos. The untamed Chief response could not be more eloquent: top immediate rise of all the troop and the rank of Lieutenant Colonel to José Guillermo Moncada. That glorious way entered Guillermón in the history of Cuba to stay in it forever.
Recalcitrant Havana “Juan Palomo” Spanish newspaper reported succinctly: “the death of the head of the Guantanamo brackets Don Miguel Pérez and lawns carrying seventy-one year of age, fifty-four of many services to Spain”.
A brother of Miguel Pérez, Francisco Pérez, and Cespedes, Deputy Chief of the brackets, in the battle of the Philippines, at the end of 1869, fell to Colonel José Policarpo Pineda, the legendary Rustan’s war of 68 and he was shot in turn Corba, in retaliation for the murder of the Patriot Cuban Arturo Casimajan, taken prisoner by Miguel Pérez in the combat of the link.
This event was narrated, many years later, a different and very curious way José Martí, who scored in his campaign Diary:
“We left camp around Corba. “There was where Policarpo Pineda, Rustan, the moth, opened in pieces to Francisco Pérez, the brackets ‘, to add later to talk about Miguel Pérez,” and another Perez, says Luis, Policarpo put parts of glasses. ‘ ” I’m going to cut the parts ‘, he yelled out in fight to Polycarp.-‘ and I you yours, and you’ll them put of goggles ‘. And it put them.”
Another great champion of the Spanish cause was it Santos Pérez Ruiz, son of Miguel Pérez and his wife Cecilia Ruiz, kindly woman. He was born in Tiguabos and from a very young performed with his father in gangs. At the beginning of the ten years war he was appointed by him, in front of one of the newly created squadrons. His work was so outstanding that he then joined the regular Spanish army as an officer and ended the war with the rank of Colonel.
Very cunning man, although brave as his father, committed with the Cubans, in the preparations for the Guerra Chiquita (1879-1880), to taking up arms for independence, along with the head of the nascent Liberal autonomist party in Santiago de Cuba, urban doctor Sanchez Hechavarria, but both missed their word to learn of the arrest of some of the leaders of the revolutionary movement. The Sanchez Hechavarria constituted one of the most distinguished of the Eastern capital families, but of very dissimilar ideas, the other three brothers, Francisco was General of Division of the army liberator three independence wars, Pedro medical interest in Santiago de Cuba and active Patriot and Ulpian, the mayor, Brigadier of the Spanish army.
From the Coronel Santos Pérez performance is going to be very important in the disastrous end to the Cuban cause, the shortest of our independence wars and shortly thereafter he was promoted to Brigadier. The historian and Commander of the army liberator Rafael Gutierrez Fernandez, who knew him personally, called him “the brave among the bravest”.
On the other hand numerous members of the family will fight for the independence of Cuba from the Guerra Chiquita and among them who signed his name indelibly in our history, the major General of the army liberator Pedro Agustín Pérez and Pérez, the famous Periquito Pérez and another story.
Agencies/ApuntesdeGuerra/InternetPhotos/Excerpts/Arnold Varona/TheCubanHistory.com
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