MEMORIES: BY THE 50s THERE WERE 20,000 JUKEBOXES (VICTROLAS) IN CUBA.
Although some called him a Vitrola, without C, which was a mistake because the word came from the R.C.A. Victor, this is not the rationale of this publication, but their presence undisputed in our memories and its importance as a promoter of many of our best singers that she owed its popularity.
Around 1905, the R.C.A. Victor, (record label founded in 1901 and is now merged with Sony Music Entertainment) began to experience the idea of making more acceptable the gramophones, make them look more like a piece of furniture instead of a piece of machinery. The solution was to relocate the amplifier trumpet and fold it inside a high Cabinet, with lid on top and in the front doors, as well as hide the trumpet, served as a raw volume control. The idea was quickly patented and called “victrola”.
This term would become popularly generic to refer to any type of Gramophone and any brand. But in this publication we will refer specifically to that proliferated in many bars and cafes of our island, and that they were working to introduce a five cent coin – a medium – in the Groove that existed to the effect, and then press the button next to the name of the musical number, you could enjoy, to the delight of all, selected music.
In English, at least more than fifty years ago, was: “juke box”. Some recall the five Latino song? “Juke”, small settlement, where took soft drinks or alcoholic beverages, in cafés, bars, and listened to the music of that breeding box “box”.
The invention soon spread by commercial establishments and in the Decade of the 1940s, and perhaps since the end of the previous, played an important role in the dissemination and commercialization of popular music. He lavished all the time, the guaracha of fashion or more plaintive bolero. Already in 1954 there was a 10 000 on the island, and in 1959 victrolas twice that figure, although its operators had declared only 8 000 in order to circumvent the rights of authors and performers.
The truth is that the victrola was a symbol of popular culture and one of its most significant ways of expression. To get an idea of their relevance, suffice it to say that these artifacts worked as critical spokespersons for popular music, which has a huge weight within the Cuban cultural spectrum.
For a time the Cuban singers, filed by representatives of North American labels, recalled to record to New York or New Jersey, until the “Victor” began sending teams of writers twice a year. That House label loses its hegemony around 1950, when Cuban firms began to make a competition of weight. The victrolas also demanded our music and many entrepreneurs were not delayed in producing it.
Cuban seal ‘Panart’, which ten years later produced half a million discs per year, and exported 20 percent of these had emerged already in 1944. The label “Puchito” is founded in 1952, and from the following year the House label “International Montilla” manages a wide range of Cuban zarzuelas. There are also seals “Gem”, the brothers Álvarez Guedes, and “Rosell Récord”, Rosendo Rosell, and, among other more “Discuba”, “Kubaney”, “Velvet” and “Maipe”. All Cuban.
Through his recordings, these labels achieved undeniable successes which are today the glory of our music as: “Love fleeting” (Benny Moré), “The earrings of the Moon” (Vicentico Valdés), “Images” (Frank Domínguez), “imagination” and “Leaves to follow only” (Marta Valdés), or “what goes on” (Ela or ‘ Farrill).
There are many artists who achieved an overwhelming popularity in a short time, as Blanca Rosa Gil, who alternated at the Bar Ali with stars such as Benny Moré, René Cabell and Fernando Álvarez. The same occurred with Nico Membiela, virtually unknown, despite his years in music, and became an victrolero event without precedent. All were re-imagined with the victrola.
If there is a type of music that we can undoubtedly relate to the victrola is the bolero. Called “victrola bolero” was that was heard in cellars, taverns and even bars in seedy with a beer, already was celebrating a new love or suffer a disappointment… but always with music.
While the classic victrolas oxidized and destroyed by weather or indolence, many boleros that was magnified by these machines have reached our days.
The technological development of music players teams did that mode of listening to it has changed a lot, also have changed the aesthetics, lifestyles, fashions, the twists of language and our own lives. Today everyone, individually, listening to music that wants and take it with you wherever you go, but the victrola had the charm that made it possible to share socially, in group, same melody.
Agencies/MemoriasCubanas/Derubin Jácome/InternetPhotos/YouTube/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
Arnold Varona, Editor.
MEMORIAS: PARA LOS AÑOS 50s HABIA 20,000 VICTROLAS EN CUBA.
Aunque algunos le llamaban vitrola, sin C, lo que era un error porque la palabra procedía de la R.C.A. Víctor, no es ésta la razón fundamental de esta publicación, sino su presencia indiscutible en nuestros recuerdos y su importancia como promotor de muchos de nuestros mejores cantantes. que a ella debieron su popularidad.
Alrededor de 1905, la R.C.A. Victor, (discográfica fundada en 1901 y que actualmente está fusionada con Sony Music Entertainment) comenzó a experimentar la idea de hacer más aceptables los gramófonos, de hacerlos parecer más una pieza de mobiliario en lugar de una pieza de maquinaria. La solución fue cambiar de lugar la trompeta amplificadora y plegarla dentro de un gabinete alto, con tapa en la parte superior y puertas en el frente, que además de ocultar la trompeta, servían como un crudo control de volumen. La idea fue rápidamente patentada y llamada “victrola”.
Este término se convertiría popularmente en genérico para referirse a cualquier tipo de gramófono y de cualquier marca. Pero en esta publicación nos referiremos específicamente a las que proliferaban en muchos bares y cafeterías de nuestra isla y que funcionaban al introducir una moneda de cinco centavos – un medio -en la ranura que existía al efecto, y al presionar después la tecla junto al nombre del número musical, se podía disfrutar, para el deleite de todos, la música seleccionada.
En inglés, al menos hace más de cincuenta años, era: “juke box”. ¿Algunos recuerdan la canción de los Cinco Latinos? De “juke”, establecimiento pequeño, donde se tomaba refrescos o bebidas alcohólicas, en cafeterías, en bares, y se escuchaba la música de esa caja reproductora “box”.
Pronto se extendió el invento por los establecimientos comerciales y ya en la década de los años 40, y tal vez desde finales de la precedente, desempeñó un importante papel en la difusión y comercialización de la música popular. Prodigaba, a toda hora, la guaracha de moda o el bolero más quejumbroso. Ya en 1954 había unas 10 000 victrolas en la Isla, y en 1959 el doble de esa cifra, aunque sus operadores tenían declaradas solo 8 000 a fin de burlar los derechos de autores e intérpretes.
Lo cierto es que la victrola constituyó un símbolo de cultura popular y una de sus más significativas vías de expresión. Para tener una idea de su relevancia, baste con decir que dichos artefactos obraron como decisivos voceros de la música popular, manifestación que posee un peso gigantesco dentro del espectro cultural cubano.
Durante un tiempo los cantantes cubanos, fichados por los representantes de casas disqueras norteamericanas, debieron ir a grabar a Nueva York o New Jersey, hasta que la “Víctor” empezó a enviar equipos de grabadores dos veces al año. Esa casa disquera pierde su hegemonía alrededor de 1950, cuando firmas cubanas empezaron a hacerle una competencia de peso. Las victrolas también demandaban nuestra música y muchos emprendedores no se demoraron en producirla.
Ya en 1944 había surgido el sello cubano “Panart”, que diez años después producía medio millón de discos anuales y exportaba el 20 por ciento de estos. En 1952 se funda el sello “Puchito”, y a partir del año siguiente la casa disquera “Montilla Internacional” logra un amplio catálogo de zarzuelas cubanas. Surgen también los sellos “Gema”, de los hermanos Álvarez Guedes, y “Rosell Récord”, de Rosendo Rosell, y, entre otros más “Discuba”, “Kubaney”, “Velvet” y “Maipe”. Todas cubanas.
A través de sus grabaciones, estas casas disqueras lograron éxitos indiscutible que hoy son gloria de nuestra música como: “Amor fugaz” (Benny Moré), “Los aretes de la luna” (Vicentico Valdés), “Imágenes” (Frank Domínguez), “En la imaginación” y “Deja que siga solo” (Marta Valdés), o “Son cosas que pasan” (Ela O’Farrill).
Muchos son los artistas que logran una popularidad arrolladora en corto tiempo, como Blanca Rosa Gil, que alternaba en el Ali Bar con estrellas como Benny Moré, René Cabell y Fernando Álvarez. Lo mismo ocurrió con Ñico Membiela, prácticamente desconocido, pese a sus años en la música, y que se convirtió en un suceso victrolero sin precedentes. Todos se hicieron popularísimos gracias a la victrola.
Si hay un tipo de música que podemos relacionar sin dudas a la victrola es el bolero. El llamado “bolero de victrola” era el que se escuchaba en bodegas, bodegones e incluso en bares de mala muerte junto a una cerveza, ya fuese celebrando un nuevo amor o sufriendo un desengaño… pero siempre con música.
Mientras que las victrolas clásicas terminaron oxidadas y destruidas por el tiempo o la indolencia, muchos de los boleros que estas máquinas amplificaron han llegado hasta nuestros días.
El desarrollo tecnológico de los equipos reproductores de música ha hecho que el modo de escucharla haya cambiado mucho, también han cambiado las estéticas, los estilos de vida, las modas, los giros del lenguaje y nuestras propias vidas. Hoy cada cual, de forma individual, escucha la música que quiere y la lleva consigo a donde vaya, pero la victrola tenía el encanto de que hacía posible que compartiéramos socialmente, en grupo, una misma melodía.
Agencies/MemoriasCubanas/Derubín Jácome/InternetPhotos/YouTube/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.