HAVANA’S MALECÓN AND ITS “BATHS”. HISTORY.
“A rocky coastline, full of filth, with a number of open ditches on the rocks based on the funds ramshackle house on Calle San Lázaro were dumping sewage into the sea and open sewers that flowed through downtown streets transverse; añádanse deposits of materials, wooden barracks pompously called bathrooms … “, etc. He described the engineer and architect Eduardo Tella in the “Journal of the Cuban Society of Engineers” area of Havana coastline before the construction of the boardwalk. And that was really his appearance in colonial times what then will be the “Avenue of Antonio Maceo” originally “Avenida del Golfo” and known by all as the Malecon in Havana.
The history of the Malecón or “Avenida de Antonio Maceo” a name almost unknown for many Cubans, began in 1819 when it implemented the so-called “widening of extramural”, as the city was growing and the coastal area stretching from the entrance the bay to the Tower of San Lazaro, was just a beautiful but another sign of rock and sea open space inhospitable place, where were some families to bathe in the sea in those “wooden barracks pompously called bathrooms … “that refers Tella.
El Malecon in Havana was originally conceived by US authorities in the early twentieth century. Construction of the bridge began in early 1900 not long after the Spanish-American War.
From Havana coastline area where today is the Maceo Park and to the Almendares River, which was then a sharp coast reefs and strong and impenetrable forest, the Spanish authorities considered as a natural barrier against attacks and called “Monte Vedado”. Hence the name of what would later what we know as the town Vedado.
Since the late nineteenth century, this strip of territory habanero saw demure dress swimwear our grandparents on hot days of our summer, when taking advantage of the old paths of fishermen descended the back of their houses to go down to the pocetas and cool off in the sea. Even today you can see some carved in the rocks and that then were covered with awnings and umbrellas in the summer time.
Until 1895 there was a remarkable development in the village of El Vedado. The proximity of the sea made the district charged relevance. In the coastline, from G to 6, were established from 1864, several spas and constituted a more affordable for lower-income families, especially in the form of public toilets option. People then what pocetas strangled, who took advantage of the arrangement of rocks or artificially dug these were called bathing. The were small, with areas reserved for the family, and other very large, which is bathed separately for men and women.
Then E Street was popularly known as the “Baths”, because it had to pocetas Spa “Progress”, the first to be built, in 1864. At the end of the century was also built, sea bathing “The Beaches “facing the road D and then” El Encanto “,” The Carneado “in Paseo, and others as” El Encanto “and” The Ocean “. They were in the open sea, but had some divisions that could not pass the dreaded sharks.
The owner of “El Progreso” turned into big business. On the great ship that covered her pocetas built 14 apartments with living room, two bedrooms and services, which rented for a hundred pesos, and Third, between B and C, built several wooden houses, small, also intended for rent during the summer season. Not to mention that for the right to sea bathing earned 50 cents.
Carneado baths in Malecón and Paseo, became the best habanera fun for Sunday. They were the property of the “Man-Scream” for the promotion that made his fur in the Manzana de Gómez. Butchered boasted wealth, physical strength and barony. Their wealth was evident with three bright giant who were invariable part of her outfit. To show his strength, he placed a completely naked and tense muscles, outside his residence, also located near the coast, and his qualities as a man, his statue proudly displayed his 20 children, of all colors, attesting to their quality of Don Juan.
People then what pocetas strangled, who took advantage of the arrangement of rocks or artificially dug these were called bathing. The were small, with areas reserved for the family, and other very large, which is bathed separately for men and women.
All these sea baths, disappeared with the development of the city and building the Malecon. In one of the photos, the publication, can be seen in the distance that some buildings were offshore. But thankfully, we need not feel the loss of these baths, because instead we have a unique boardwalk which we are proud. Or not?
Agencies/MemoriasDeCuba/Derubin Jácome/InternetPhotos/Arnoldo Varona/thecubanhistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
“LOS BAÑOS” DEL MALECÓN DE LA HABANA.
“Una costa rocosa, llena de inmundicias, con un sin número de zanjas abiertas en las rocas que partiendo de los fondos destartalados de las casas de la calle San Lázaro vertían sus excretas al mar, y cloacas abiertas que desembocaban por el centro de las calles transversales; añádanse depósitos de materiales, barracones de madera pomposamente llamados baños…”, etc. Así describe el ingeniero y arquitecto Eduardo Tella en la “Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros”, la zona del litoral habanero antes de construirse el Malecón. Y ese era realmente su aspecto en los tiempos de la colonia de lo después que será la “Avenida de Antonio Maceo”, originalmente “Avenida del Golfo” y conocida, por todos, como el Malecón de La Habana.
La historia del Malecón o “Avenida de Antonio Maceo”, nombre casi desconocido para muchos cubanos, comenzó en 1819 cuando se puso en práctica el llamado “ensanche de extramuros”, pues la ciudad estaba creciendo y el espacio costero que iba desde la entrada de la bahía hasta el Torreón de San Lázaro, era solo un espacio abierto de roca y mar, hermoso pero sin otra señal que lo inhóspito del lugar, a donde iban algunas familias a tomar baños de mar en esos “barracones de madera pomposamente llamados baños…” a los que Tella hace referencia.
El Malecón de La Habana fue concebido originalmente por autoridades de los EE.UU. a principios del siglo XX. La construcción de la pasarela se inició a principios de 1900 no mucho después de la Guerra Española-Estadounidense.
Desde la zona del litoral habanero donde hoy está el Parque Maceo y hasta el Río Almendares, lo que existía entonces era una costa de agudos arrecifes y un monte firme e impenetrable, que las autoridades españolas consideraban como una muralla natural ante los ataques y lo llamaban “Monte Vedado”. De aquí el nombre de lo que sería posteriormente lo que conocemos como el municipio Vedado.
Desde finales del siglo XIX, esta franja de territorio habanero vio vestir con recatados trajes de baño a nuestros abuelos en los días calurosos de nuestro verano, cuando aprovechando los viejos senderos de pescadores descendían por la parte posterior de sus casas para bajar a las pocetas y refrescarse en el mar. Todavía hoy se pueden ver algunas labradas en las rocas y que en aquella época se cubrían de toldos y de sombrillas en la época del verano.
Hasta 1895 hubo un desarrollo notable en el caserío de El Vedado. La cercanía del mar hizo que el barrio cobrara relevancia. En la línea de la costa, desde G hasta 6, se establecieron, a partir de 1864, varios balnearios y constituyeron una opción más asequible para las familias de menos recursos, sobretodo en su modalidad de baños públicos. La gente se bañaba entonces en lo que se llamaban pocetas de ahogado, que se aprovechaban de la disposición de las rocas o se cavaban artificialmente en estas. Las había pequeñas, con locales reservados para la familia, y otras muy amplias, en las que se bañaban, por separado, hombres y mujeres.
Entonces la calle E fue conocida popularmente con el nombre de “Baños”, porque llevaba a las pocetas del balneario “El Progreso”, el primero que se construye, en 1864. A fines de siglo se construyeron además, los baños de mar “Las Playas” frente a la calle D y posteriormente “El Encanto”, “El Carneado”, en Paseo, y otros como “El Encanto” y “El Océano”. Eran a la mar abierta, pero tenían unas divisiones para que no pudiera pasar los temidos tiburones.
El dueño de “El Progreso” lo convirtió en un gran negocio. Sobre la gran nave que cubría sus pocetas construyó 14 apartamentos dotados de sala-comedor, dos habitaciones y servicios, que alquilaba por cien pesos mensuales, y en Tercera, entre B y C, edificó varias casas de madera, pequeñas, destinadas también al alquiler durante la temporada veraniega. Sin contar que por el derecho al baño de mar cobraba 50 centavos.
Los baños de Carneado, en Malecón y Paseo, llegaron a ser la mejor diversión habanera para el domingo. Eran propiedad del llamado “Hombre-Grito”, por la promoción que hacía de su peletería en la Manzana de Gómez. Carneado presumía de riqueza, fortaleza física y varonía. Su riqueza la hacía evidente con tres brillantes gigantescos que formaban parte invariable de su atuendo. Para exhibir su fuerza, colocó una estatua suya, completamente desnudo y con los músculos en tensión, en las afueras de su residencia, situada también en las cercanías del litoral, y de su cualidades como varón, exhibía con orgullo sus más de 20 hijos, de todos los colores, que daban fe de su calidad de Don Juan.
La gente se bañaba entonces en lo que se llamaban pocetas de ahogado, que se aprovechaban de la disposición de las rocas o se cavaban artificialmente en estas. Las había pequeñas, con locales reservados para la familia, y otras muy amplias, en las que se bañaban, por separado, hombres y mujeres.
Todos estos baños de mar, desaparecieron con la urbanización de la ciudad y la construcción del Malecón. En una de las fotos, de la publicación, se puede observar a la distancia que algunas construcciones quedaron de la costa. Pero, por suerte, no tenemos que sentir la pérdida de estos baños, porque en su lugar tenemos un malecón inigualable del cual nos sentimos orgullosos. ¿O no?
Agencies/MemoriasDeCuba/Derubin Jacomé/InternetPhotos/Arnoldo Varona/www.thecubanhistory.com
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