LAS PELEAS DE GALLOS EN CUBA: QUE ESTÁ SUCEDIENDO HOY.
Por Jorge Enrique Rodriguez, La Habana, Cuba.

“Voy mil a siete… de mil a siete no bajo”, vocea el encargado de las apuestas en una valla clandestina para peleas de gallos en Pinar del Río. De entre los más de cien espectadores presentes, casi la mitad se decide por apostar. Terminadas las peleas, bajo algarabía tremenda, los vencedores recogen su ganancia. No hubo males mayores, apenas dos o tres discusiones sobre los porcientos a repartir.

“Esta fue una lidia tranquila”, a pesar de que “se corrió buen dinero”, considera Henry Capetillo, un apostador. Advierte que la atmosfera en las peleas “de manigua”, como llaman a las vallas clandestinas, “suele ser más caldeada, y en ocasiones las broncas son el punto final”.

En la Isla la prohibición de “pelear gallos” en vallas no controladas por el Gobierno, se sustenta “en el único propósito de evitar las apuestas”, asegura El Gordo, un experimentado gallero de Bejucal.

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“Existen muchas vallas clandestinas organizadas; con jueces y personal encargado de revisar el peso de los gallos, el tamaño de las espuelas y que no estén untados con sustancias ilegales. Hay personal además para la seguridad de la ‘coima’ [dinero recaudado en apuestas] y para velar por el orden del lugar. La única diferencia que tienen las vallas del Estado con las nuestras es que aquí se corren apuestas”, afirma.

Las vallas de Guillermo García Frías

Las vallas estatales pertenecen a la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, que dirige el comandante de la Revolución Guillermo García Frías. A lo largo del país existen más de 16 fincas o plazas, dedicadas esencialmente a la exportación de gallos finos para Ecuador, México, Panamá y Puerto Rico. Los galleros y criadores estatales están inscritos en la empresa y se rigen bajo su reglamento competitivo.

Para Lachi, gallero de Quivicán, acreditarse en una valla estatal es una buena opción, pero “el tema es que pagan muy poco y criar gallos finos requiere dedicación, tiempo y recursos”.

“La crianza y cuidado de gallos finos es un oficio caro. Más actualmente porque las razas cubanas se han debilitado por los cruces, y lograr un animal con biotipo y entereza lleva experiencia, buena alimentación, ambiente sano. Es por eso que muchos cuidadores prefieran trabajar para vallas clandestinas, porque allí la ganancia por cada pelea ganada o cría vendida motiva”, señala Lachi.

“El riesgo de pelear gallos en la ‘manigua’ es que el ambiente se malea y no hay mucho control incluso con jueces para evitar las trampas. En Alcona no pasa nada de eso porque es el reglamento del Estado, donde después que tú espuelas tu gallo, el animal va para una jaula y usted no lo toca más hasta que no acabe la pelea”, añade.

Datos consultados refieren que un ejemplar común de gallos finos se exporta al precio mínimo de 150 CUC, y más según raza y gallardía. De este dividendo los cuidadores solo reciben el equivalente a dieciocho CUC, a pesar de que “toda la inversión del cuidado y crianza corre de sus bolsillos”, pues “la empresa apenas los abastece” de la dieta básica para los gallos finos.

¿Topes pero no peleas?

En la Finca Alcona S.A., ubicada en el municipio Arroyo Naranjo, sus directivos insisten en que las diferencias entre vallas del Estado —”donde se celebran topes y no peleas”— y las clandestinas, es que en estas últimas “no existen laboratorios, ni reglamentos”.

En las clandestinas “se permiten las apuestas que nosotros tenemos prohibidas”, dice un gallero. Además, “se utilizan espuelas más largas y eso es mucho más criminal para los gallos”.

El “viejo Gregorio” confiesa no ser un “sabedor de gallos”, pero es apostador nato y se le conoce por su suerte para ganar. Lo mismo apuesta “en una pelea de gallos, que en una de peces peleadores o de trompos con los ‘chamas’ del barrio”. Opina que “la violencia y la corruptela” no son exclusivas de las apuestas.

“Me cuesta entender esa diferencia entre topar y pelear. Es lo mismo pues existe el combate y, si hay combate, la apuesta va. La única diferencia es que los galleros del Estado tienen permiso para criar y vender ejemplares de exportación. Pero te aseguro que en las vallas legales corren las apuestas; no a viva voz, por supuesto, pero existen”, defiende Gregorio.

“Es verdad que en muchas peleas ‘de manigua’ hay ‘traqueteo’, pero no porque se corran apuestas sino por la delincuencia que va allí a ‘marcar’ a los ganadores para después cometer sus fechorías. Malentendidos por dinero habrá siempre, lo mismo en una apuesta de gallos, que en el mostrador de una bodega”, agrega.

‘Juegos prohibidos’

Aunque el Código Penal cubano en su Artículo 219 contiene la figura de “juegos prohibidos”, allí no se especifica qué son o cuál es la interpretación del Gobierno. Solo se avisa que será sancionado “el banquero, colector, apuntador o promotor de juegos ilícitos”.

https://youtu.be/D_Liy4-AS6g

José Ernesto Maceo, graduado en Historia del Arte y asiduo a la valla clandestina El Palmar, considera que ambas polémicas —la prohibición de apostar y la crueldad de pelear animales— “tienen un viso de hipocresía social” y critica la ausencia de “razonamientos más serios” sobre el tema. Se pregunta “qué hace de un juego cualquiera un acto ilícito: el juego en sí mismo o las apuestas”.

“Las apuestas existen desde que el hombre descubrió el valor de las cosas y el poder simbólico que resulta de acopiarlas. Muchas reformas revolucionarias lo único que lograron fue alimentar una sociedad hipócrita y pacata”, dice Maceo.

“Mis vecinos critican las peleas de gallos por la violencia del acto; sin embargo, compran de juguetes para sus hijos pistolas y espadas. Para sí mismos alquilan filmes de acción o peleas de UFC. Es decir, les parece cruel una pelea de gallos, pero no de personas. Apuestan a un partido de futbol o de pelota, pero ven mal apostar en una pelea de gallos”, agrega.

“Lo más saludable será que vallas de peleas y galleros se aprueben para el sector privado con la consecuente implementación de leyes y controles. Que cada quien sea responsable de su negocio. Las apuestas no son el problema, sino la ilegalidad”, opina.

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The Cuban History, Hollywood.

COCKFIGHTING IN CUBA: WHAT IS HAPPENING TODAY.
By Jorge Enrique Rodriguez, Havana, Cuba.

“I’m going to seven thousand of thousand to seven not low”, is responsible for betting in an underground fence for Cockfighting in Pinar del Rio. Among the more than 100 spectators present, half decided to bet. Finished fights, under tremendous fanfare, the winners collected their profit. There was no greater evils, just two or three discussions on the percent to share.

“This was a quiet lidia”, while “spread good money”, considered Henry Capetillo, a gambler. Warns that the atmosphere at the fights “of jungle”, as they call the illegal billboards, “tends to be more heated, and sometimes the fights are the end point”.

On the island the prohibition of “fighting cocks” in fences not controlled by the Government, it relies “on the sole purpose of avoiding bets”, says El Gordo, an experienced Cocker of Bejucal.

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“There are many organized clandestine fences; with judges and staff to check the weight of the roosters, the size of spurs and are not coated with illegal substances. Additionally there are staff of the ‘bribe’ [money raised in betting] and security to ensure the order of the place. The only difference that the fences of the State with our is that here are betting”, he says.

Guillermo García Frías fences

The State fences belonging to the national company for the protection of Flora and Fauna, the Commander of the revolution Guillermo Garcia Frias directed. Throughout the country there are more than 16 farms or places, essentially engaged in the export of fine cocks for Ecuador, Mexico, Panama and Puerto Rico. The galleros and State breeders are registered in the company are governed under its competitive rules.

Lachi, Cocker of Quivicán, check-in in a State fence is a good choice, but “the theme is that they pay very little and raise roosters fine requires dedication, time and resources.”

“The breeding and care of fine roosters is an expensive office. More at present because Cuban races have been weakened by the crosses, and achieve an animal with biotype and fortitude has experience, good nutrition, environment healthy. That’s why many caregivers prefer to work for underground fences, because there the gain for each fight won or sold breeding motivates”, says Lachi.

“The risk of fighting Roosters in the ‘jungle’ is that environment maleas and there is lot of control even with judges to avoid the traps. In Alcona nothing happens that is the regulation of the State, where after you Spurs your rooster, the animal goes to a cage and you no more touch it until it does not end the fight”, he adds.

Consulted data refer to a common copy of fine roosters is exported to the minimum price of 150 CUC, and more according to race and gallantry. This dividend carers only receive the equivalent of eighteen CUC, while “all care and foster investment runs from their pockets”, because “the company just feeds them” of the basic diet for fine cocks.

Stops but no fights?

In the Finca Alcona S.A., located in the municipality of Arroyo Naranjo, their managers insist that differences between the clandestine, and fences of the State-“hosting stops and no fights” – is in the latter “there are no laboratories or regulations”.

In the clandestine “are allowed bets we have forbidden,” says a Cocker. In addition, “longer spurs are used and that’s much more criminal for the roosters.”

The “old Gregorio” confesses to not be a “aware of Roosters”, but is born gambler and is known for his luck to win. The same bet “in a cock fight, that one fish fighters or spinning tops with the ‘chamas’ of the neighbourhood”. He believed that “the violence and the corruption” are not exclusive of bets.

“I can hardly understand this difference between bumping and fighting. It is the same as there is combat, and if there is combat, the bet is. The only difference is that the State galleros have permission to raise and sell copies of export. But I assure you in the legal fences run bets; “not a live voice, of course, but there are”, argues Gregory.

“It is true that in many fights ‘ jungle’ must ‘rattle’, but not because betting run but by criminals who goes there to ‘mark’ the winners after committing their misdeeds.” “Misunderstandings by money there will always, be the same in a bid of roosters, at the counter of a winery”, adds.

‘Forbidden games’

Although the Cuban criminal code in its article 219 contains the figure of “forbidden games”, there is not specified what is or what is the interpretation of the Government. It only warns it will be sanctioned “the banker, collector, pointer or promoter of unlawful games”.

José Ernesto Maceo, graduated in history of art and regular at the clandestine fence El Palmar, believes that both controversial – the prohibition of gambling and the cruelty of animals fighting – “a viso of social hypocrisy” and criticizes the absence of “serious arguments” about the topic. Is asked “what makes of a game either an act illicit: the game in itself same or the betting”.

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“The stakes exist since man discovered the value of things and the symbolic power that results from collecting them. “Many revolutionary reforms achieved was feeding a hypocritical and pacata society”, Maceo said.

“My neighbors criticize Cockfighting by the violence of the Act; However, they buy toys for their children pistols and swords. For themselves they rented action films or fights of UFC. I.e. seems cruel a fight roosters, but not people. They bet on a game of football or baseball, but look bad bet in a cock fight”, he says.

“The healthier will be fencing bouts and galleros are approved for the private sector with the consistent implementation of laws and controls. That each who will be responsible for your business. Bets are not the problem, but the illegality”, he says.

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