DIARY of a Repatriated … Foreign Today … for ever! .
How do those Cubans can figure out that I am not from here? I have the same clothes as the Cubans (shorts, t-shirt and sandals) and my skin is not so white in this scorching summer. In addition, I jacto speak quite well “Cuban”… Then, why I’m still feeling like a perpetual stigma, as a “facies délit”, we would say in France to refer to street controls that make immigrants no greater reason than his physical appearance? Why I am forced to withstand continuous calls in the street: “Hello, my friend, like a taxi, a good palate, from where come?? What language you speak? Would you like to go to the beach? “.”
Why can’t just seems normal, a citizen as the rest and not an almost extraterrestial being? Why this label of tourist stuck in the front, as if was suffering an obsession that consists in travel the island again and again? Do within ten years they continue to offer me wooden figurines or Che berets? Why anyone thinks that I can live here, even work in Exchange for a wage Cuban?
But that not is all. Makes each few days, in the fair of art of the ramp, had that pay 2 CUC for enter (only to have the right of buy inside!). On the other hand, my partner they gained only 4 Cuban pesos, or twelve times less than me.
Makes a few days, in the fair of art of the ramp, had that pay 2 CUC to enter. On the other hand, my partner they charged only 4 Cuban pesos, or twelve times less
What more me upset is that all is implicit, natural, without mediating Word, without explanation, only to the see me the face. And so is in any event cultural, except the film, thanks to Dios!: 2 pesos Cuban for all the world, the only moment in that return to be a person normal.
I think that you for a long time, despite globalization, an invisible barrier has been lifted between Cuba and normal countries, between normal Cubans and foreigners “strange”. I can hardly tell if my Foreign status is rather positive or negative from the perspective of the Cubans, who are generally well disposed towards me. There is a barrier, invisible but unchanged, and I can not know if the Cubans have appreciation for foreigners. Happily, he was behind the time that my husband had no right to sleep with me in a hotel or a private house, and even less to dive with me in the crystal clear waters that surround this island, when, then Yes, I was truly a tourist.
Agencies / 14ymedio/Dominique Deloy, Havana/InternetPhotos/Arnoldo Varona/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
DIARIO DE UNA REPATRIADA… EXTRANJERA HOY…..PARA SIEMPRE!
¿Cómo hacen los cubanos para saber que no soy de aquí? Llevo la misma ropa que las cubanas (pantalón corto, camiseta y sandalias) y mi piel no es tan blanca en este verano abrasador. Además, me jacto de hablar bastante bien “cubano”… Entonces, ¿por qué sigo sintiendo como un estigma perpetuo, como un “délit de faciès”, diríamos en Francia para referirnos a los controles callejeros que se hacen a los inmigrantes sin mayor motivo que su aspecto físico? ¿Por qué estoy obligada a soportar en la calle las continuas llamadas: “Hello, my friend, ¿quieres un taxi, un buen paladar, de dónde vienes? ¿Qué idioma hablas? ¿Quieres ir a la playa?”.
¿Por qué no puedo parecer solo normal, una ciudadana como el resto y no un ser casi extraterrestre? ¿Por qué esta etiqueta de turista pegada en la frente, como si estuviera padeciendo una obsesión que consiste en recorrer la Isla una y otra vez? ¿Dentro de diez años seguirán ofreciéndome estatuillas de madera o boinas del Che? ¿Por qué nadie piensa que puedo vivir aquí, incluso trabajar a cambio de un salario cubano?
Pero eso no es todo. Hace unos pocos días, en la Feria de Arte de la Rampa, tuve que pagar 2 CUC para entrar (¡solo para tener el derecho de comprar dentro!). En cambio, a mi pareja solo le cobraron 4 pesos cubanos, o sea, doce veces menos que a mí.
Lo que más me molesta es que todo es implícito, natural, sin mediar palabra, sin explicación, solo al verme la cara. Y así es en cualquier evento cultural, excepto el cine, ¡gracias a Dios!: 2 pesos cubanos para todo el mundo, el único momento en que vuelvo a ser una persona normal.
Creo que hace mucho tiempo, pese a la globalización, una barrera invisible se ha levantado entre Cuba y los países normales, entre los cubanos normales y los extranjeros “extraños”. Me cuesta saber si mi estatus de extranjera es más bien positivo o negativo desde la perspectiva de los cubanos, que se muestran generalmente bien dispuestos hacia mí. Existe una barrera, invisible pero inalterable, y no logro saber si los cubanos tienen aprecio por los extranjeros. Felizmente, quedó atrás la época en que mi futuro esposo no tenía derecho a dormir conmigo en un hotel o una casa particular, y aún menos a bucear conmigo en las aguas cristalinas que bañan esta isla, cuando, entonces sí, yo era verdaderamente una turista.
Agencies/ 14ymedio/Dominique Deloy, La Habana/InternetPhotos/Arnoldo Varona/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.