In the syncretic and diverse culture that is forged in Cuba, religion plays an important role and necessary in the popular religious images, so full of “minor difficulties” that sometimes you have no choice but to go to the “saints” as stated in the people so as to simplify things.
Since the arrival of Spanish conquistador to this island began a process of acquisition and merger of customs, first with the original Arawak Indian culture that prevailed in the island and then, and more strongly with the ethnic components of African cultures that came to the island since the beginning of the conquest with their hosts, the black slaves that were integrated to the ethno Creole.
In the late eighteenth century and the development of the sugar plantation in Cuba this entry for African slaves became massive and thus upset the balance of population since the beginning of the conquest was gradually mestizando.
Thousands of slaves from the west coast of Africa were brought to Cuba violently and with them their culture that has left a profound mark on the national heritage, especially in his religion, music and cooking.
In religion there was an interesting phenomenon, forced assimilation by the African representative of the Catholic liturgy and worship and through them of the “orishas” and spirits they brought from their distant magical mountains.
As an unwritten code was the “sicretización” of Catholic saints with the major Orishas, always looking for some kind of similarity to reaffirm their worship: Santa Barbara, patroness of the artillerymen and miners, I found the similarity with its mimetic and angry Chango, Orisha of Truñó and masculinidad, who did not have any prejudice to house in this unique feminine holiness.
The modest and controversial San Lazaro, noble and miraculous beggar, the homeless keeper and curator of the poor, gave him the investiture of Babalu Aye, brother of Chango, sick and wandering the mountains also shield the sick and homeless, needed both for demand for health when it is lost or invoke their conservation when you have.
Santa Barbara and San Lazaro, near the Virgin of Charity, are the triad of greater consecration in Cuba where they are invoked and worshiped by thousands of people waiting for their facilitation of their earthly problems.
Maybe San Lazaro, the old man on crutches and accompanied by two dogs, whose saints are celebrated on 17 December and that Cuba is worshiped in many homes, who holds the highest popularity among Cubans, for that innate need people to ensure their health and amplified by rumors of his milagrocidad.
It has its sanctuary in the modest church of Rincon, a picturesque little place in the municipality of Santiago de las Vegas in Havana, and although the Catholic Church would establish the figure of the beggar on crutches but in the dignified office of bishop, Cubans go up there every December to ask for a miracle, a promise to pay, light a candle and pray in thanksgiving for a favor compliment, always thinking about the modest man whose nobility whose worship and ask protection.
Agencies/HablardeCuba/Ramon Guerra/Internet Photos/Arnoldo Varona/TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
SAN LÁZARO, EL DE LAS MULETAS Y LOS PERROS.
En la cultura sincrética y variopinta que se forja en Cuba, la religiosidad tiene un papel preponderante y necesario en el imaginero popular, tan plagado de “pequeñas dificultades” que a veces no te queda más remedio que acudir a los “santos” como dice la gente, para que se faciliten las cosas.
Desde la llegada del conquistador hispano a esta isla comenzó un proceso de apropiación y fusión de costumbres, primero con la cultura aborigen de origen arahuaco que predominaba en la isla y luego, y con más fuerza con los componentes étnicos de culturas africanas que llegaron a la isla desde el inicio de la conquista con sus portadores, los esclavos negros que fueron integrándose al etno criollo.
A fines del siglo XVIII y con el desarrollo de la plantación azucarera en Cuba esta entrada de esclavos africanos se hizo masiva y por ende se rompe el equilibrio de población que desde los inicios de la conquista se iba mestizando poco a poco.
Miles de esclavos provenientes de la costa occidental de África fueron traídos violentamente a Cuba y con ellos su cultura que ha dejado profunda huella en el legado nacional, principalmente en su religiosidad, la música y la cocina.
En la religión se produjo un fenómeno interesante, la asimilación forzada por los africanos de la liturgia y representatividad católica y la adoración a través de ellos de los “orichas” y espíritus que traían de sus lejanos montes mágicos.
Como un código no escrito se produjo la “sincretización” de los santos católicos con los principales orichas, siempre buscando algún tipo de similitud para reafirmar su adoración: a Santa Bárbara, patrona de los artilleros y mineros, le encontraron la similitud con su mimético e iracundo Changó, orisha del trueno y la masculinidad, a quien no tuvieron perjuicio ninguno para albergarlo en esta singular santidad femenina.
Al modesto y controvertido San Lázaro, noble y milagroso mendigo, cuidador de los desamparados y curador de los pobres, le dieron la investidura de Babalú Ayé, hermano de Changó, enfermo y errante de los montes también protector de enfermos y desamparados, necesarios ambos para pedir por la salud cuando se ha perdido o invocar por su conservación cuando se tiene.
Santa Bárbara y San Lázaro, junto a la virgen de la Caridad del Cobre, son la triada de mayor consagración en Cuba donde son invocados y adorados por millares de personas que esperan de ellos la facilitación de sus terrenales problemas.
Tal vez sea San Lázaro, ese viejito con muletas y acompañado de dos perros, cuyo santoral se celebra el 17 de diciembre y que en Cuba se le adora en muchas casas, quien ostente la popularidad mayor entre los cubanos, por esa necesidad innata de la gente de velar por su salud y por los rumores amplificados de su milagrocidad.
Tiene su santuario en la modesta iglesia del Rincón, un lugarcito pintoresco del municipio de Santiago de las Vegas en La Habana, y aunque la Iglesia Católica no lo consagre en la figura del mendigo de las muletas sino en el dignísimo cargo de obispo, los cubanos van hasta allá cada diciembre para pedirle un milagro, pagar una promesa, prenderle una vela y rezar en acción de gracias por algún favor cumplido, siempre pensando en el modesto hombre cuya nobleza adoramos y por cuya protección pedimos.
A las 12 de la noche del 16 de diciembre, la muchedumbre hace silencio ante el advenimiento del Día de San Lázaro. A esa hora se produce la misa más importante de la jornada y el resto del tiempo, los párrocos se mantienen atendiendo a los penitentes, tratando de aliviar su dolor corporal y espiritual.
Cada año la peregrinación supera los 15.000 creyentes, lo que ocasiona el cierre oficial al tráfico automotor de las carreteras de acceso a el Rincón; las rutas de ómnibus locales requieren de refuerzos especiales para evacuar a los pasajeros y ocurren embotellamientos en las amplias avenidas que conducen a la zona.
Es común que los penitentes mantengan en secreto el milagro, como parte de la mística que rodea sus acciones.
Son múltiples los casos de familias que durante el año ahorran para hacerle ofrendas a San Lázaro, mientras otros van allí a rezar y meditar sus penas frente a la estatua del santo.
Agencies/HablardeCuba/Ramon Guerra/Internet Photos/Arnoldo Varona/TheCubanHistory.com
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