– CUBAN CHARACTERS: “Armandito el Tintorero”. Latin American Stadium, the Cerro Coloso.+ PERSONAJES CUBANOS: “Armandito el Tintorero”. El Estadio Latinoamericano. El Coloso del Cerro.

CUBAN CHARACTERS: “ARMANDITO EL TINTORERO”. THE LATIN AMERICAN STADIUM, THE CERRO COLOSO.

‘El Cerro’ in Havana are flattered by having in their territory the best ballpark of Cuba, -the national sport – which is identified as Latin American, Latino, or El Coloso, which is also the headquarters of the blue, Industrial equipment, symbol national capital.

In the stadium, which seats 55,000 spectators, fabulous sporting events are offered, where the brilliance of the players he joins the festival starring bands and fans who come dressed in the colors of their team, hats, balloons, posters, costumes and masks and humorous.

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The most popular animators games Latino Armandito was known as the Dyer, who for decades attended all games to encourage your Industrial equipment and transmit their enthusiasm to the rest of the attendees, always occupying the same seat.

At peak moments shakes us over the loudspeakers classical voice public address announcer: Number 17 … Javier Mendez … left fielder … And a thin mulatto which to my mind has always been there, as is cafeteros- rises above the bank of Industrial and which conductor of a symphony orchestra, choir directed to the public. (Top of another bank, third base, was just now the ninja, running from side to side with the Santiago conga dancing, which warms the atmosphere even more). But now threaten the Blues and is Armandito the Tintorero, the character that indicates the rhythm of clapping. Pra pra pra pra pra … …

He does not pay entrance and may come when the stands are full, your seat is reserved by the fans themselves. He is the man who calls out, like running the game. Yells at the pitchers what to throw spends them jokes and nicknames coined the opposing players; his voice rises with a phrase and the chorus repeats the rhythm indicating with his hands.

Javier has connected metrallazo of hit and Yasser Gomez scored the equalizer from second. Latino fall down, Santiago mentor Higinio Vélez has gone to talk to his ace, Vera, and is the crucial moment of Armandito. Take a broom and sweep your hands. Each escobazo the fans screaming EHHHHHH! as the oleeee! a bullfight. Then drop the broom, squats, as if to kiss the floor and opens his hands to the sky in front of the opposing team and the chorus shouts Uuuuuuuhhhhh!

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Thus, for a number of years I can not decipher, game to game, without missing one night, this character has been the center of the industrialist fans: Armandito the Tintorero. A gray, very simple, with his little shirt with short sleeves, with his whistle (the broom suddenly appears like when you kick in the movies-but I’ve never seen bear one) and his glasses mulatto. It’s not only Latino-owned, has seen him in final games in other stadiums and even international events in other countries. Armandito which effectively works as a Dry Cleaner and having special treatment gargling that allows you to not lose his voice despite passed the screaming games.

This humble man, recognized as the main host Stadium, became an emblematic figure of fanánticos. When he died in 2004, the baseball space seemed orphan, so in his memory, visual artist Jose Villa Soberon played her figure, for eternity sitting in the chair always occupied.

The Great “El Cerro”.

When it opened on October 26, 1946 was called Gran Stadium in Havana, but to cease professional baseball after the Revolution of 1959 was officially renamed Estadio del Cerro. Its opening was made before 31,000 fans, the highest number of fans gathered earlier in Cuba. Until then, the scepter of the Cuban stages was held by La Tropical, now Pedro Marrero, located in the town of Playa.

Two popular teams met that day in 1946: the Almendares in Havana and Cienfuegos, who came from the southern province, also with a strong baseball tradition.

But the stadium was also used for other types of shows, such as boxing matches, including the American boxer and world champion Joe Louis, against local Omelio Agramonte; there was also rodeos, and popular dances.

In 1971, the huge space was renovated and expanded. At present they can attend games 55,000 spectators, but in big matches come to meet up to 60 000, when the stands and corridors repletan of Havana enthusiasts and those who come from other provinces to support their team.

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Other elements that improved the quality of space was the installation of mattresses in all fences in 1999, prior to the meeting between the Baltimore Orioles and Cuba’s National Team. The timing was great expectation, as it was the first time in 40 years that a joint US Major League beisboleros exchanged with Cubans in Havana.

Intimately linked to the history of Havana and its Industrial equipment, this space integrates national culture; in the history of their land have been symbols of our Cuban and patriotic values ​​printed.

Agencies/Jiribilla/Abel Varela/Internet Photos/ Arnoldo Varona/ Thecubanhistory.com
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PERSONAJES CUBANOS: “ARMANDITO EL TINTORERO”. EL ESTADIO LATINOAMERICANO. EL COLOSO DEL CERRO.

En el Cerro, la Habana, se sienten halagados por poseer en su territorio el mejor estadio de béisbol de Cuba, -el deporte nacional – el cual es identificado como Latinoamericano, Latino, o El Coloso, el que es además sede del equipo azul, Industriales, símbolo de la capital nacional.

En el estadio, con capacidad para 55 mil espectadores, se ofrecen fabulosos espectáculos deportivos, en el que a la brillantez de los peloteros se une la fiesta popular protagonizada por grupos de música y fanáticos que acuden ataviados con los colores de su equipo, gorras, globos, carteles, y máscaras y disfraces humorísticos.

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El mas popular de los animadores de los juegos del Latino fue el conocido como Armandito el Tintorero, quien durante décadas acudió a todos los juegos para animar a su equipo Industriales y transmitir su entusiasmo al resto de los asistentes, ocupando siempre el mismo asiento.

En los momentos cumbre nos sacude por los altoparlantes la clásica voz del anunciador oficial: Número 17… Javier Mendez… jardinero izquierdo… Y un mulato delgado —que para mi memoria siempre ha estado allí, como los cafeteros— se sube encima del banco de los Industriales y, cual director de una orquesta sinfónica, dirige al coro del público. (Encima del otro banco, el de tercera base, estaba hace unos instantes El ninja, corriendo de un lado a otro bailando con la conga santiaguera, lo cual caldea todavía más el ambiente). Pero ahora amenazan los Azules y es Armandito el Tintorero, el personaje que indica el ritmo de las palmadas. Pra, pra…pra pra pra…

Él no paga entrada y puede llegar cuando estén repletas las gradas, su asiento es reservado por los propios fanáticos. Es el hombre que vocea, como dirigiendo el juego. Le grita a los pitchers lo que hay que tirar, les gasta bromas y acuña sobrenombres a los jugadores del equipo contrario; su voz se alza con una frase y el coro la repite siguiendo el ritmo que indica con sus manos.

Javier ha conectado metrallazo de hit y Yasser Gómez anotó la del empate desde segunda. Se cae el Latino abajo, el mentor de Santiago Higinio Vélez ha ido a hablar con su lanzador estelar, Vera, y es el momento crucial de Armandito. Toma una escoba en sus manos y barre. A cada escobazo la fanaticada grita ¡Ehhhhhh! como el ¡Oleeeé! de una corrida de toros. Luego suelta la escoba, se agacha, como si fuese a besar el piso y abre sus manos hacia el cielo de frente al equipo rival y el coro grita ¡Uuuuuuuhhhhh!

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Así, durante una cantidad de años que no puedo descifrar, juego a juego, sin faltar una noche, ha estado este personaje al centro de la fanaticada industrialista: Armandito el Tintorero. Un mulato canoso, muy sencillo, con su camisita de mangas cortas, con su silbato (la escoba aparece de pronto cuando hace falta —como en las películas— pero nunca lo he visto cargar con una) y sus espejuelos. Ya no es sólo propiedad del Latino, se le ha visto en juegos finales en otros estadios e incluso en eventos internacionales en otros países. trabaja efectivamente como tintorero y que tiene un tratamiento especial de gárgaras que le permite no perder la voz a pesar de pasarse los juegos gritando.

Este hombre humilde, reconocido como el principal anfitrión del Estadio, se convirtió en una figura emblemática de los fanánticos. Cuando falleció, en 2004, el espacio beisbolero parecía huérfano, por lo que en su memoria, el artista de la plástica José Villa Soberón reprodujo su figura, sentado para la eternidad en la silla que ocupó siempre.

Cuando se inauguró el 26 de octubre de 1946 se le denominó Gran Stadium de La Habana, pero al cesar el béisbol profesional luego del triunfo revolucionario de 1959 se le rebautizó oficialmente como Estadio del Cerro. Su inauguración fue realizada ante 31 mil aficionados, la mas alta cifra de aficionados reunidos antes en Cuba. Hasta entonces, el cetro de los estadios cubanos lo ostentaba La Tropical, ahora Pedro Marrero, situado en el municipio de Playa.

Dos populares equipos se enfrentaron aquel día de 1946: el Almendares de La Habana y el Cienfuegos, que llegó procedente de la sureña provincia, también con una contundente tradición beisbolera.

Pero el estadio sirvió también para otro tipo de espectáculos, como peleas de boxeo, entre ellas la del púgil estadounidense y campeón mundial Joe Luis, contra el local Omelio Agramante; también hubo rodeos, y bailables populares.

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En 1971, el gigantesco espacio fue remozado y ampliado. En la actualidad pueden asistir a los juegos 55 mil espectadores, pero en grandes encuentros llegan a reunirse hasta 60 mil, cuando las gradas y los pasillos se repletan de los entusiastas habaneros y de quienes llegan desde otras provincias para apoyar a su equipo.

Otros elementos que mejoraron la calidad del espacio fue la instalación de colchones en todas sus cercas en 1999, previo al encuentro entre los Orioles de Baltimore y la Selección Nacional Cuba. El momento fue de gran expectativa, pues era la primera vez en 40 años que un conjunto estadounidense de Grandes Ligas intercambiaba con beisboleros cubanos en la Habana.

De manera íntima, vinculado a la historia de La Habana y de su equipo Industriales, este espacio integra la cultura nacional; en la historia de su terreno han quedado impresos los símbolos de nuestra cubanía y valores patrios.

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