For Cubans, the day does not begin if you have to taste a cup of aromatic coffee to start the avatars of everyday life. Neither did we conceive a good host but half in the reception the phrase “do you want a buchito of coffee?”. Will it be a golden rule established in the most traditional of Cuban courtesy or simply mark with distinction of who gives it?
It does not matter if the one offered to the visit is coffee from the cellar (with ration book) bought at the foreign exchange stores or if it came from abroad: the essential thing is the symbolic attention of our Cuban people.
Although the exact date on which the coffee began to be cultivated is unknown, some scholars place this fact in Arabia, near the Red Sea, around 675 AD. However, this crop was rare until the 15th and 16th centuries, when extensive plantations were established in the Arab region of Yemen.
Cuba arrived at the coffee plant introduced by Don José Gelabert, who founded the first coffee plantation on the island in the Wajay, in the outskirts of Havana, in 1748, with seeds from Santo Domingo, now the Dominican Republic.
The avalanche of coffee plantations occurred in Cuba with the arrival of French settlers who emigrated from Haiti due to the revolution of 1791.
Knowing the right conditions for coffee growing, they found excellent land in the mountainous areas of the country located in the western, central and eastern regions of the country. Thus came the great Cuban coffee estates, which in a short time became powerful grain-producing centers.
From that peak Cuba became the first world exporter in the early nineteenth century, giving rise to a coffee boom that lasted the first thirty years.
Then by 1830 it lost force, given Spain’s mediation in the island’s trade, the tax rates imposed by the Metropolis and the high prices to importing countries like the United States, who discouraged by this situation, turned the glance towards other incipient producers like Brazil, Colombia and other Central American countries.
Nowadays the productions of gourmet coffee of refined quality are exclusively directed to very select markets, not by chance the most exquisite connoisseurs know of the existence of this rare jewel that is the Cuban coffee.
The species that is cultivated mainly in Cuba is Coffea arabica and within it the most developed varieties are Typica, Bourbon, Caturra: yellow and red, San Ramón and Villalobos.
In the process, from seed to cup, each plant is individually attended to until the mature grain emerges, the collection of which is done one by one by the hand of the man, after the centennial knowledge of peasants who took the previous care of postures And fruits.
The West Indian island has the largest number of ruins of coffee plantations in the world with archaeological value, with the arrival in Cuba of the French fleeing the Haitian revolution and settled first in the east of Cuba, many of them excellently well preserved And nestled in areas that have been declared a UNESCO World Heritage Site.
Cuba produce alrededor de 100.000 sacos de 60 kilogramos de arábiga al año, según la Organización Internacional del Café, mientras este importante rubro exportable de la economía nacional se mueve en la Cartera de Negocios de la Isla abierta a los inversionistas foráneos.
No puede pasar por alto que se trata de la segunda mercancía comercializada en el mundo, después del petróleo, y cada año se beben 400 000 millones de tazas de café en todo el planeta, cifra entre la que se encentran todos los que gustan de saborearlo y disfrutar su aroma.
Agencies/Rad.Hab/ Guadalupe Yaujar/Internet Photos/ Excerpts/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
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EL CAFÉ, UNA TRADICIÓN INSEPARABLE DE LOS CUBANOS.
Para los cubanos el día no comienza si falta saborear una tacita del aromático café para iniciar los avatares de la cotidianidad. Tampoco concebimos un buen anfitrión sino media en la acogida la frase “¿quieres un buchito de café?”. ¿Será una regla de oro instaurada en lo más tradicional de la cortesía cubana o simplemente marca con sello de distinción a quien lo brinda?
No importa si el que se ofrece a la visita es café de la bodega (con libreta de racionamiento) comprado en las tiendas de divisas o si llegó del extranjero: lo imprescindible es la atención símbolo de nuestra cubanía.
Aunque se desconoce la fecha exacta en que empezó a cultivarse el Café, algunos estudiosos sitúan este hecho en Arabia, cerca del Mar Rojo, hacia el año 675 d.C. No obstante, este cultivo fue raro hasta los siglos XV y XVI, cuando se establecieron extensas plantaciones en la región árabe del Yemen.
A Cuba llegó la planta del cafeto introducida por Don José Gelabert, quien fundó en el Wajay, en las afueras de La Habana, el primer cafetal de la Isla hacia 1748, con semillas provenientes de Santo Domingo, actual República Dominicana.
La avalancha de haciendas cafetaleras se produjo en Cuba con la llegada de colonos franceses que emigraron desde Haití debido a la revolución de 1791.
Conocedores de las propicias condiciones para el cultivo del cafeto, éstos encontraron terrenos excelentes en las zonas montañosas del país ubicadas en las regiones occidental, central y oriental del país. De esa manera surgieron las grandes haciendas cafetaleras cubanas, que en breve tiempo devinieron poderosos centros productores del grano.
De ese auge Cuba llegó a ser el primer exportador mundial a inicios del siglo XIX, originando un boom cafetalero que duró los primeros treinta años.
Luego hacia 1830 perdió fuerza dada la mediación de España en el comercio de la isla, las tasas de gravámenes impuestas por la Metrópoli y los altos precios a países importadores como Estados Unidos, quienes desestimulados por esta situación, voltearon la mirada hacia otros incipientes productores como Brasil, Colombia y otros países del área centroamericana.
En nuestros días las producciones de cafés gourmets de refinada calidad se dirigen exclusivamente a mercados muy selectos, no en balde los más exquisitos connoisseurs saben de la existencia de esta rara joya que es el café cubano.
La especie que se cultiva principalmente en Cuba es la Coffea arabica y dentro de ella las variedades que más se desarrollan se encuentra Typica, Bourbon, Caturra: amarillo y rojo, San Ramón y Villalobos.
En el proceso, de la semilla a la taza, cada planta es atendida individualmente hasta que emerge el grano maduro, cuya recolección se hace uno a uno por la mano del hombre, tras el saber centenario de campesinos que hicieron suyo el previo cuidado de posturas y frutos.
Posee la isla antillana la mayor cantidad de ruinas de haciendas cafetaleras de todo el mundo con valor arqueológico, con la llegada a Cuba de los franceses que huian de la revolucion haitiana y se asentaron primeramente en el oriente de Cuba, muchas de ellas excelentemente bien conservadas y enclavadas en zonas que han sido declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Cuba produce alrededor de 100.000 sacos de 60 kilogramos de arábiga al año, según la Organización Internacional del Café, mientras este importante rubro exportable de la economía nacional se mueve en la Cartera de Negocios de la Isla abierta a los inversionistas foráneos.
No puede pasar por alto que se trata de la segunda mercancía comercializada en el mundo, después del petróleo, y cada año se beben 400 000 millones de tazas de café en todo el planeta, cifra entre la que se encentran todos los que gustan de saborearlo y disfrutar su aroma.
Agencies/Rad.Hab/ Guadalupe Yaujar/Internet Photos/ Extractos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.