Why did the Galicians influence so much in the formation of our dialectal variant? …
To declare that the Galicians have decisively influenced the Cuban becoming, is to venture into the territory of the obvious truths, in the kingdom of Perogrullo.
It is a Galician – Ocampo – who with his bojeo proves our island condition and looks out to the habanera bay, called to be Antemural of the Indies, Port of the Fleet, Key of the New World, Margarita of the Seas.
Those who walk through the old manholes can appreciate the impact of a Galician in the local architecture. Just in the street that bears his name, Bishop Compostela builds five churches. And that civilizer founds in the East a chapel, dedicated to San Isidoro, around which arises Holguín, today provincial capital.
For a quarter of a millennium the children included in Havana would carry the surname Valdés, who has given them a charitable Galician, also a bishop.
The details abound, and the inventory of the Galician influence on the Cuban soul is as infinite a task as that of counting stars. That is why we must concentrate the focus of our attention on a single plot: the presence of the Galicians in the Cuban’s speech.
A handful of examples.
In both Galicia and the Cuban countryside we hear comparing or comparing instead of “comparison”. Here, just as in those Iberian lands, the epidemic is an andancio.
Of baril, qualifying that the Gallegos apply to the magnificent, would arise our barín.
Billarda call the game of logging -cabumbumbia in the Cuban West- the same as the little ones of our East than their counterparts on the other side of the Atlantic.
Cubans confused the verbs “to jump” and “to jump” (“joked a fence”), thus reflecting another Galician influence.
In Galician, hole they call to the hole, from where would originate our juraco and hurricane.
In Cuba nobody says that he will “throw”, “discard” or “throw” the garbage. We always “put it”. And we are “bounced” brides who reject us. And, being fired from a job, they have “thrown” us. This shows another Galician usage transplanted to these lands.
In our omnibus it is usual the protest “Gentlemen, do not pry!”. Here is a descendant of the Galician verb arrempuxar.
Cazuelero in Cuba, cazoleiro in Galicia, we call the man who meddles in women’s affairs. That is, what the Castilians call “cominero”.
By the way of Galician, the stuttering word came to America to designate the gangoso or stutterer.
And here I stop, because the enumeration is inexhaustible.
Final question.
How did the Galician influence so relevantly in the speech of the Cuban?
I think I find the reason in the following: here were not only Galicians in high places, were skillful seafarers or benefactors bishops. Also, and in an overwhelmingly greater number, they were simple people, who, being in close contact with the people, exerted an intense influence on speech.
Yes, it was the ones downstairs who decided the matter. And in this respect it should not be forgotten that in Cuba there were slaves with blue eyes and blond hair, as descendants of the very Celts: the Galician “settlers” brought in conditions of semi-slavery. To the point that not only were there maroons born in Congo or Calabar, but also in Galicia.
For them, who gave us so much in different aspects – the speech included -, for them, who also merged in the great national Ajiaco, the verses of Curros Enríquez, the Galician poet who lived and died in Cuba, seem written:
Where are you, Liberty, that you no longer speak to me?
Where are you, oh my love, you do not answer?
Where are you hiding, say,
why do you hide,
When I can not live without you anymore?
Hablando de Cuba: Aquí, somos medio gallegos
¿Por qué los gallegos influyeron tanto en la formación de nuestra variante dialectal?…
Declarar que los gallegos han influido decisivamente en el devenir cubano, es incursionar en el territorio de las verdades evidentes, en el reino de Perogrullo.
Es un gallego —Ocampo— quien con su bojeo prueba nuestra condición insular y se asoma a la bahía habanera, llamada a ser Antemural de Indias, Puerto de las Flotas, Llave del Nuevo Mundo, Margarita de los Mares.
Quien transite por los parajes viejohabaneros, podrá apreciar el impacto de un gallego en la arquitectura local. Solo en la calle que lleva su nombre, el obispo Compostela edifica cinco iglesias. Y aquel civilizador funda en Oriente una capilla, dedicada a San Isidoro, alrededor de la cual surge Holguín, hoy capital de provincia.
Durante un cuarto de milenio los niños incluseros llevarían en La Habana el apellido Valdés, que les ha regalado un gallego caritativo, también obispo.
Los detalles abundan, y el inventario del influjo gallego sobre el alma cubana es tarea tan infinita como la de contar estrellas. Por ello hemos de concentrar el foco de nuestra atención en una sola parcela: la presencia de los gallegos en el habla del cubano.
Un puñado de ejemplos.
Tanto en Galicia como en el campo cubano escuchamos decir comparancia o comparanza en lugar de “comparación”. Aquí, igual que en aquellas tierras ibéricas, la epidemia es un andancio.
De baril, calificativo que los gallegos aplican a lo magnífico, surgiría nuestro barín.
Billarda llaman al juego de la tala —quimbumbia en el occidente cubano— lo mismo los pequeñines de nuestro Oriente que sus homólogos del otro lado del Atlántico.
Los cubanos confundimos los verbos “brincar” y “saltar” (“brincó una cerca”), reflejando así otra influencia gallega.
En galaico, buraco llaman al agujero, de donde se originarían nuestros juraco y furaco.
En Cuba nadie dice que va a “tirar”, “desechar” o “arrojar” la basura. Siempre la “botamos”. Y nos “botan” las novias que nos rechazan. Y, al ser despedidos de un trabajo, nos han “botado”. Con lo cual se evidencia otro uso gallego trasplantado a estas tierras.
En nuestros ómnibus es usual la protesta “Caballeros, ¡no arrempujen!”. He ahí un descendiente del verbo gallego arrempuxar.
Cazuelero en Cuba, cazoleiro en Galicia, llamamos al hombre que se entromete en asuntos femeninos. O sea, el que los castellanos denominan “cominero”.
Por la vía del gallego llegó también a América el vocablo gago, para designar al gangoso o tartamudo.
Y aquí me detengo, pues la enumeración es inagotable.
Interrogante final.
¿Cómo logró el gallego influir tan relevantemente en el habla del cubano?
Creo hallar la razón en lo siguiente: aquí no solo hubo gallegos en lugares encumbrados, fuesen hábiles marinos u obispos benefactores. También, y en número aplastantemente mayor, fueron gente sencilla, que al encontrarse en estrechisimo contacto con el pueblo ejercieron un intenso influjo sobre el habla.
Sí, fueron los de abajo quienes decidieron el asunto. Y al respecto no debe olvidarse que en Cuba hubo esclavos con ojos azules y cabello rubio, como descendientes que eran de los mismísimos celtas: los “colonos” gallegos, traídos en condiciones de semiesclavitud. Hasta el punto de que aquí no solo hubo cimarrones nacidos en el Congo o Calabar, sino también en Galicia.
Para ellos, que tanto nos entregaron en diversas vertientes —el habla incluida—, para ellos, quienes también se fundieron en el gran ajiaco nacional, parecen escritos los versos de Curros Enríquez, el poeta gallego que vivió y murió en Cuba:
¿Dónde estás, Libertad, que ya no me hablas?
¿Dónde estás, oh mi amor, que no respondes?
¿Dónde te ocultas, di,
por qué te escondes,
cuando no puedo ya vivir sin ti?
Agencies/Cuba Ahora/Argelio Santiesteban/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.