LIFE AND DEATH IN CUBA of JOSÉ TRUJILLO, DOMINICAN DICTATOR’S GRANDFATHER. HISTORY.
The names of Sabatés, Miró, José Trujillo Monagas became famous in Havana in the final years of Cuba as a spanish colony.
The three were police inspectors when the headquarters of that body was located in the streets of Chacón with corner to Monserrate. José Trujillo Monagas, born in the Canaries, Spain and who attracted attention by his sideburns, black as bitumen, was, in time, the grandfather of the Dominican satrap Rafael Leonidas Trujillo. Don José traveled to Cuba where he became the head of the Havana Police.
In his role as police Don José Trujillo knew how to turn a blind eye when he wanted. He knew that the house of Monserrate and Peña Pobre was a meeting place of conspirators against Spain, and never proceeded against them nor denounced them. Rather, when they were stumbled on the street-he knew them perfectly-he advised them not to “go away,” and how often his superiors asked him for references about the people who were going to that humble abode, he reported without hesitation that it was Card players
Before beginning his later career as a whip of Cuban delicacy at that time, it is known that he arrived in Cuba on July 5, 1859 in the steamer ‘Vivar’ and was distinguished at the Military Hospital of Trinidad, Cuba, as a first class practitioner .
He studies secondary education in Cuba. He later graduated as a lawyer on September 29, 1882 at the University of Havana.
In recognition of his ties to the old dictator Leonidas Trujillo, Don Jose before traveling to Cuba stayed in Dominican Republic in San Cristobal in the house of Silveria Valdez Méndez, that alternated the commercial activities with the policy. Linked to the sentiment and politically, the couple had a son whom they called Jose Trujillo Valdez, alias Pepito, (who later became the father of the dictator Rafael L. Trujillo).
The grandfather of Rafael Leonidas, dictator of Santo Domingo for many years, Don José Trujillo Monagas as a policeman had to recognize him a man of cunning, energy, courage in his performance in Havana. It managed to contain the delinquents and in honor to its probity and honesty. Was the subject of several promotions. He noted for discovering counterfeit banknotes from Banco Español, arresting their authors and occupying their equipment.
In addition to furthering society, he furthered his degree as a lawyer and studied Spanish, Latin, Rhetoric, poetics, universal and Spanish history, psychology, logic, ethics, arithmetic, algebra, geometry, natural history, trigonometry, physics, chemistry, physiology, Hygiene, agriculture, French, English, having demonstrated outstanding application and exploitation. He was only 41 when he received several degrees in different careers at the University of Havana. Trujillo Monagas was also a journalist for ‘La Prensa de la Habana’.
Many are the praises that are made to this famous writer and jealous guardian of peace. His work “The Criminals of Cuba”, includes stories and portraits of suspected criminals.
Relentless was with the common criminals. The end of Monserrate Street was, at the time, known as the enclosure of the wall, a lonely place where precarious houses were dispersed inhabited by people of ill-living. There was the fief of the mulatto Eligio Rincon. Anyone who stumbled upon it in that deserted spot gave him the bag or lost his life. Trujillo Monagas pursued him without rest. He could not capture it. Rincon would find the death in a confrontation with Sabatés and Miró, inseparable pair of inspectors that always figured in the police events of major importance.
As if such a thing.
Do not think that Trujillo Monagas was a little angel. It is said that there were not a few vague, ñáñigos and disaffected to Spain with which nurtured the presidios of Isla de Pinos and Chafarinas. Journalist Ricardo Arnautó, director of El Reconcentrado, called him “Monohagas.” Jose Trujillo unveiled a book, ‘Los Bandidos de Cuba’, which raised more than one rum for referring in its pages to people who eventually became ‘characters’ and who harbored resentment and hostility to the old detective.
Villoch says in one of his discolored old postcards that some important service had to be given by Trujillo Monagas to the cause of independence when he remained quietly in Cuba after the establishment of the Republic in 1902.
With his black sideburns and touched with his usual top hat, he looked like something in the streets that he used to run as a policeman. From his private life he knew that he never entered into demands or blackmail. He moaned to the chief of the police and General Menocal, who was at the head of that body, ordered that the ex-inspector should not be disturbed in the slightest, and that he should also keep all kinds of considerations in mind.
There was much talk of the trunk where Trujillo kept his file, and there were many who feared that unsuspected revelations would come from there, as would happen years later with the papers of Pepe Llanuza, chief of police in the time of Jose Miguel, from where the sagacious and mild Journalist Jesús J. López, the man from El Periódico del Aire, brought out a lot of spicy information.
The death of Don José Trujillo Monagas occurred in Havana, on June 6, 1912.
VIDA Y MUERTE EN CUBA DE DON JOSÉ TRUJILLO, ABUELO DEL DICTADOR DOMINICANO. SU HISTORIA.
Los nombres de Sabatés, Miró, Jose Trujillo Monagas se hicieron célebres en La Habana en los años finales de la colonia.
Los tres fueron inspectores de policía cuando la jefatura de ese cuerpo se ubicaba en Chacón esquina a Monserrate. José Trujillo Monagas, nacido en Canarias, España y que llamaba la atención por sus patillas, negras como el betún, fue, andando el tiempo, el abuelo del sátrapa dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Don Jose viajó a Cuba donde llegó a ocupar la jefatura de la Policía de La Habana .
En su funcion como policia Don José Trujillo sabía hacerse la vista gorda cuando quería. Conocía que la casa de Monserrate y Peña Pobre era sitio de reunión de conspiradores contra España, y nunca procedió contra ellos ni los denunció. Antes bien, cuando se los tropezaba en la calle —los conocía perfectamente— les aconsejaba que no se «pasaran», y cuantas veces sus superiores le pedían referencias acerca de la gente que concurría a aquella humilde morada, informaba sin vacilar que se trataba de jugadores de cartas.
Antes de comenzar su posterior carrera como latigo de la delicuencia cubana de entonces, se sabe que llegó a Cuba 5 de julio de 1859 en el vapor ‘Vivar’ y fue destacado en el Hospital militar de Trinidad, en Cuba, como practicante de primera clase.
Curso estudios de segunda enseñanza en Cuba. Mas tarde se licencio de abogado el 29 de septiembre de 1882 en la Universidad de la Habana.
En reconocimiento a sus vinculos al viejo dictador Leonidas Trujillo, Don José antes de viajar a Cuba se hospedaba en Republica Dominicana en San Cristobal en la vivienda de Silveria Valdez Méndez, que alternaba las actividades comerciales con la política. Vinculados ya sentimental y políticamente la pareja tuvo un hijo al que llamaron José Trujillo Valdez, alias Pepito, (quien luego sería el padre del dictador Rafael L. Trujillo).
Al abuelo de Rafael Leonidas, dictador de Santo Domingo por muchos años, Don Jose Trujillo Monagas como policía hubo de reconocercele a un hombre de astucia, energía, valor en su actuacion en la Habana. Logró contener a los delincuentes y en honor a su probidad y honradez fue objeto de varias promociones. Destacó por descubrir billetes falsificados del Banco Español, deteniendo a sus autores y ocupando sus equipos.
Además de adecentar la sociedad profundizó en su licenciatura como abogado y estudió castellano, latín, retórica, poética, historia universal y de España, psicología, lógica, ética, aritmética, álgebra, geometría, historia natural, trigonometría, física, química, fisiología, higiene, agricultura, francés, inglés, habiendo demostrado sobresaliente aplicación y aprovechamiento. Apenas contaba 41 años cuando recibió varios diplomas en diferentes carreras en la Universidad de La Habana. Trujillo Monagas fue además periodista de La Prensa de la Habana
Muchos son los elogios que se hacen a este insigne escritor y celoso guardián de la paz. Su obra Los criminales de Cuba, incluye historias y retratos de los presuntos criminales.
Implacable fue con los delincuentes comunes. El final de la calle Monserrate era, en la época, conocido como el recinto de la muralla, sitio solitario donde se dispersaban casas precarias habitadas por gente de mal vivir. Allí tenía su feudo el mulato Eligio Rincón. Quien se lo tropezase en aquel desierto paraje le entregaba la bolsa o perdía la vida. Trujillo Monagas lo persiguió sin descanso. No pudo capturarlo. Rincón encontraría la muerte en un enfrentamiento con Sabatés y Miró, pareja inseparable de inspectores que figuraba siempre en los sucesos policiacos de mayor importancia.
Como si tal cosa.
No se piense que Trujillo Monagas era un angelito. Se dice que no fueron pocos los vagos, los ñáñigos y los desafectos a España con los que nutrió los presidios de Isla de Pinos y Chafarinas. El periodista Ricardo Arnautó, director de El Reconcentrado, le llamó «Monohagas». Jose Trujillo dio a conocer un libro, ‘Los bandidos de Cuba’, que levantó más de una roncha por aludir en sus páginas a personas que con el tiempo se convirtieron en «personajes» y que guardaron rencor y hostilidad al viejo detective.
Dice Villoch en una de sus Viejas postales descoloridas que algún servicio importante debió prestar Trujillo Monagas a la causa de la independencia cuando se quedó tranquilamente en Cuba tras la instauración de la República, en 1902.
Con sus negras patillas y tocado con su chistera habitual, se le veía como si tal cosa por las calles que antes recorrió como policía. De su vida privada se sabía que no entró nunca en exigencias ni chantajes. Con motivo de burlas e insultos de que fue objeto, se quejó al jefe de la Policía y el general Menocal, que encabezaba entonces ese cuerpo, dispuso que no se molestase al exinspector en lo más mínimo y se le guardase además todo género de consideraciones.
Se hablaba mucho del baúl donde Trujillo conservaba su archivo y no eran pocos los que temían que de allí salieran revelaciones insospechadas, como sucedería años después con los papeles de Pepe Llanuza, jefe de Policía en tiempos de José Miguel, de donde el sagaz y ameno periodista Jesús J. López, el hombre de El Periódico del Aire, sacó mucha información picante.
La muerte de Don Jose Trujillo Managas se produjo en la Habana, el 6 de junio de 1912.
Agencies/CiroBianchi/Hoy/Various/Internet Photos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.