Mayajigua is a point of Cuban geography, to the north of the central province of Sancti Spíritus, full of history, legends of Indians and slaves, poets, guateques and parrandas, crossed by several rivers, streams and springs of medicinal waters.
In this zone the San José del Lago village is located, one of the most visited mineral-medicinal thermal resorts in the country. The black slaves were its discoverers, encouraged by their African traditions to seek healing from nature, seeking healing of their skin sore and sore from the punishment of the overseer in the waters.
Nearby is one of the protected natural areas within Cuba that is the Caguanes National Park, on the Atlantic coast, and where the coastal landscape is characterized by caves, arches and niches that open to the sea. There are a total of 79 caves in the area.
During the War of Independence of Cuba, in the town of Abras Grandes there was an intense battle between Cubans and Spaniards, where the young black insurgent Enrique Jesús Rodríguez Pérez was seriously wounded. Faced with the possibility of being captured by enemy troops, he fled to the mountains of Mayajigua. He decides to hide in the mountain where he manages to heal his wounds and maintain himself thanks to the benefits of nature.
He remains hidden, healing from his injuries, and survives by feeding on fruits and herbs. When feeling better, he begins to hunt, and in one of his hunts, falls in a hollow of the land and severely fractures a leg. Crawling, he reached his shelter, splinted his leg as best he could, and remained motionless. As he had no other choice, he slowly ingests his shoes, the leather scabbard of his machete, and survives dehydration by taking his urine. For three years he suffers severe pain, and moves on his knees from one side to the other.
Enrique Rodríguez Pérez, as that man was called, took over the hostile environment that surrounded him, undertook the construction of a hut of yagua and palm leaves, sowed food, and weaves his clothes with maguey fiber and other plants, and arrived at have 17 settlements between caves and huts, in addition to a warehouse to store honey and butter in dry güira containers. Start to salt your food by replacing the salt with bits of green yagua.
Cooks conserving the embers of fire ignited inside holes that opened in the earth those that covered with dry leaves and ash. It was settled near the North Jatibonico River that supplied it with food and water. Not to be lost in time and with admirable genius elaborates an almanac that consisted of little pieces of yam inserted by a thread.
Accompanied by a jibaro dog, it is transformed into a legend. Take the caves to evade the Spanish, place traps and other tricks learned in the jungle. It was discovered by chance by two women, who came to the village claiming they had seen a monster.
All increase the gossip about “the lonely hairy man”. A peasant from the area intends to calm the rumors about the “furry monster” and decides to approach the “Pelú”. The villager was mulatto and that counted in his favor. Enrique distrusted the whites, believing them Spaniards, since he thought that the war was still going on.
For three years the farmer places meals and messages in different places, and establishes friendship with the hermit. At last he convinces him to leave the mountain, and on June 4, 1910, Enrique, along with his friend and before the amazement of the inhabitants, appears in Mayajigua, hairy, dirty, smelly, and dressed in vegetable fiber.
Apart from ridicule and harassment towards the stunned and disoriented former soldier, there are some families who welcomed him into their homes. They bathed him, dressed him and put him on, and it is said that Pelu fainted when he had a hot soup.
The rumor of the appearance of the “Pelú de Mayajigua” is spread rapidly, which is fully recognized by the authorities as: Enrique de Jesús Rodríguez Pérez, fighter of the Liberation Army and the news reaches the ears of a brother of the “Pelú” who lived in Remedios, that takes him to live with him. Accustomed to an existence full of adventures, Enrique became depressed in his new life and at the first carelessness of his relatives returned to go into the jungle where he lived happily for the rest of his days
Despite its limitations, the creativity of our Robinson Crusoe is exceptional, this is the story of ‘El Pelú de Mayajigua’, a character who lived for more than 30 years in the mountains of Sancti Spiritus.
PERSONAJES CUBANOS: “EL PELÚ DE MAYAJIGUA”. (Fotos).
Mayajigua es un punto de la geografía cubana, al norte de la central provincia de Sancti Spíritus, pleno de historia, leyendas de indios y esclavos, de poetas, guateques y parrandas, surcado por varios ríos, riachuelos y manantiales de aguas medicinales.
En esta zona se ubica la villa San José del Lago, uno de los centros turísticos de aguas termales minero-medicinales más visitados del país. Fueron los negros esclavos sus descubridores, animados por sus tradiciones africanas de buscar cura de la naturaleza, buscando sanación de sus pieles llagadas y adoloridas por el castigo del mayoral en las aguas.
Muy cerca se encuentra una de las zonas naturales protegidas dentro de Cuba que es el Parque Nacional Caguanes, sobre la costa atlántica, y donde el paisaje costero se caracteriza por las cuevas, arcos y nichos que abren al mar. Se cuentan un total de 79 cuevas en la zona.
Durante la Guerra de Independencia de Cuba, en el poblado de Abras Grandes tuvo lugar un intenso combate entre cubanos y españoles, donde quedó gravemente herido el joven insurrecto negro Enrique Jesús Rodríguez Pérez. Ante la posibilidad de ser apresado por las tropas enemigas, huyó hacia los montes de Mayajigua. Decide esconderse en el monte donde logra sanar sus heridas y mantenerse gracias a los beneficios de la naturaleza.
Permanece escondido curando de sus lesiones, y sobrevive alimentándose de frutas y hierbas. Al sentirse mejor, comienza a cazar, y en una de sus cacerías, cae en una hondonada del terreno y se fractura gravemente una pierna. Arrastrándose, llegó hasta su refugio, se entablilló la pierna lo mejor que pudo, y permaneció inmóvil. Como no tenía otra opción, poco a poco va ingiriendo sus zapatos, la vaina de cuero de su machete, y sobrevive a la deshidratación tomando su orina. Durante tres años sufre fuertes dolores, y se desplaza de rodillas de un lado a otro.
Enrique Rodríguez Pérez, como se llamó aquel señor, hizo suyo el ambiente hostil que le rodeaba, emprende la construcción de una choza de yagua y pencas de palma, siembra viandas, y teje su ropa con fibra de maguey y otras plantas, y llegó a tener 17 asentamientos entre cuevas y bohíos, además de un almacén para guardar miel y manteca en recipientes de güira seca. Comienza a salar sus alimentos sustituyendo la sal con trocitos de yagua verde.
Cocina conservando las brasas de fuego encendidas dentro de huecos que abría en la tierra los que cubría con hojas secas y ceniza. Estaba asentado cerca del río Jatibonico del Norte que lo surtía de alimento y agua. Para no perderse en el tiempo y con admirable genialidad elabora un almanaque que constaba de pedacitos de ñame insertados por un hilo.
Acompañado por un perro jíbaro, se va transformado en una leyenda. Toma las cuevas para evadir a los españoles, coloca trampas y otros ardides aprendidos en la manigua. Fue descubierto de forma casual por dos mujeres, las que llegaron al poblado afirmando que habían visto un monstruo.
All aumentar las habladurías sobre “el solitario hombre peludo”. Un campesino de la zona se propone calmar los rumores sobre el: “monstruo peludo”, y decide acercarse al “Pelú”. El lugareño era mulato y eso contaba a su favor. Enrique desconfiaba de los blancos creyéndolos españoles, ya que pensaba que la guerra aún continuaba.
Por tres años el campesino le coloca comidas y mensajes en distintos lugares, y entabla amistad con el ermitaño. Al fin lo convence de dejar el monte, y el 4 de junio de 1910, Enrique junto a su amigo y ante el asombro de los habitantes aparece en Mayajigua, peludo, sucio, maloliente, y vestido con tejido de fibras vegetales.
Al margen de burlas y acoso hacia el aturdido y desubicado ex soldado, existen algunas familias que lo acogieron en sus hogares. Lo bañaron, lo vistieron y calzaron y se dice que el Pelú se desmayó al tomarse una sopa caliente.
Se propaga velozmente el rumor de la aparición del “Pelú de Mayajigua” el que es reconocido plenamente por las autoridades como: Enrique de Jesús Rodríguez Pérez, combatiente del Ejército Libertador y llega la noticia a oídos de un hermano del “Pelú” que vivía en Remedios, que lo lleva a vivir con él. Acostumbrado a una existencia colmada de aventuras, Enrique se deprimió en su nueva vida y al primer descuido de sus parientes volvió a internarse en la manigua donde vivió feliz por el resto de sus días
A pesar de sus limitaciones, la creatividad de nuestro Robinson Crusoe es excepcional, esta es la historia de ‘El Pelú de Mayajigua’, un personaje que vivió durante más de 30 años en los montes espirituanos.
Agencies/MemoriasCubanas/Carlos Rodriguez/Internet Photos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.