> (OPINION) “UNITED STATES in Cuba should not be a Foreign Relations Pawn”. <> (OPINIÓN) “La Embajada de Estados Unidos en Cuba No Debe Ser un Rehén de Nuestras Relaciones Exteriores”.

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.. On Dec. 17, 2014, President Obama announced a change in U. S. policy toward Cuba, including greater engagement and the resumption of U.S.-Cuba diplomatic relations, and the opening of respective embassies in Washington D.C. and Havana. The president’s action carried the support of the majority of the U.S. Cuban diaspora and the American people.

On July 20, 2015, another sunny and crisp Sunday morning, three Marines stood by as U.S. Secretary of State John Kerry raised the American flag to its full regalia outside the U.S. Embassy in Havana. The act symbolized a positive shift in the future relations of both countries. The optimism was as palpable as the ocean breeze that caressed an excited crowd, including thousands of Cubans watching from nearby apartment balconies and rooftops.

For many of Cuba’s 11 million residents, the hoisting of the U.S. flag meant the United States was “back” and their quality of life would soon change. President Obama’s brief but much-celebrated visit to Cuba that March underscored a sense of empowerment and hope for the beleaguered island residents.

Yet few in Cuba anticipated the change that would soon come. The 2016 U.S. presidential elections ushered in a new administration whose focus has been to dismantle “all Obama” legacies, including those involving Cuba. If someone wanted to shut the U.S. Embassy in Cuba in a post-Obama era, the easiest way would be to present to the public a scenario of danger to American lives and welfare. This past year, according to State Department and White House sources, the Cuban government was either conspiring to injure Embassy employees with sound waves or were allowing third parties to do so. The allegations have never been proven despite exhaustive probes by Canadian investigators, the FBI and scientists.

What advantage would the U.S. government have in claiming physical injury to American citizens working in Cuba? The simple answer is that it allows the State Department to issue travel warnings to Americans visiting Cuba, discouraging U.S. travel to the island. It also allows the State Department to evacuate all non-essential personnel from the embassy in Cuba, leaving behind a skeleton crew. The net effect: No more U.S. visas for Cuba residents. They now have to obtain U.S. travel documents from third countries, a prohibitive financial burden for the average Cuban. The U.S. Embassy quickly became the lifeline for 11 million Cubans seeking to travel back and forth to the U.S. Giving ordinary Cubans access to our embassy was designed to create further engagement, which could ultimately foster change within Cuban society. Instead, the White House is rolling it all back — but at what price?

A view of the U.S. Embassy in Havana

President Trump’s dismantling of diplomatic ties with Cuba will substantially hurt U.S. national security. It will allow Russia and Vladimir Putin to regain a foothold in the Caribbean, becoming Cuba’s financier in exchange for reinstalling submarine bases on the Island. It will undermine U.S.-Cuba joint security task forces that are fighting narco and human trafficking trades. It will also give terrorists another avenue into the U.S. Most importantly, it will strip 11 million people of the hope that President Obama had given them just a couple of years earlier.

Our embassy in Cuba should not be treated as a pawn in U.S.-Cuba foreign relations, but instead should be used as a cornerstone to promote democratic values and enhance U.S. national security interests.

So please President Trump and Secretary of State Rex Tillerson, think about all the benefits of having a fully operational U.S. Embassy in Havana, rather than what has now been relegated to an outdated Cold War outpost.

AUTHOR: Ralph Patino is a trial lawyer based in Coral Gables, and a founder of the U.S. Cuba Business Council, which assisted the Obama administration in restoring diplomatic ties between the U.S. and Cuba.

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(OPINIÓN)”LA EMBAJADA DE ESTADOS UNIDOS EN CUBA NO DEBE SER UN REHÉN DE NUESTRAS RELACIONES EXTERIORES”.

.. El 17 de diciembre de 2014, el presidente Obama anunció un cambio en la política de los EE. UU. Hacia Cuba, que incluye un mayor compromiso y la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, y la apertura de embajadas respectivas en Washington D.C. y La Habana. La acción del presidente contó con el apoyo de la mayoría de la diáspora cubana de los EE. UU. Y del pueblo estadounidense.

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El 20 de julio de 2015, otra soleada y fresca mañana de domingo, tres marines se quedaron de brazos cruzados mientras el secretario de Estado de los EE. UU., John Kerry, levantaba la bandera de los Estados Unidos a toda su gala frente a la embajada de los EE. UU. En La Habana. El acto simbolizó un cambio positivo en las relaciones futuras de ambos países. El optimismo era tan palpable como la brisa del océano que acariciaba a una multitud excitada, incluidos miles de cubanos observando desde los balcones y los tejados de los apartamentos cercanos.

Para muchos de los 11 millones de residentes de Cuba, el izamiento de la bandera de EE. UU. Significaba que Estados Unidos estaba “de vuelta” y que su calidad de vida cambiaría pronto. La breve pero muy celebrada visita del Presidente Obama a Cuba en marzo subrayó una sensación de empoderamiento y esperanza para los asediados residentes de la isla.

Sin embargo, pocos en Cuba anticiparon el cambio que pronto vendría. Las elecciones presidenciales de EE. UU. En el 2016 marcó el comienzo de una nueva administración cuyo enfoque ha sido desmantelar el legado de “todos los Obama”, incluidos los que involucran a Cuba. Si alguien quisiera cerrar la Embajada de los EE. UU. En Cuba en una era posterior a Obama, la forma más fácil sería presentarle al público un escenario de peligro para las vidas y el bienestar de los estadounidenses. El año pasado, según fuentes del Departamento de Estado y de la Casa Blanca, el gobierno cubano estaba conspirando para lesionar a los empleados de la Embajada con ondas de sonido o estaba permitiendo que terceros lo hicieran. Las acusaciones nunca han sido probadas a pesar de sondeos exhaustivos de investigadores canadienses, el FBI y científicos.

¿Qué ventaja tendría el gobierno de EE. UU. Para reclamar daños físicos a ciudadanos estadounidenses que trabajan en Cuba? La respuesta simple es que le permite al Departamento de Estado emitir advertencias de viaje a los estadounidenses que visitan Cuba, lo que desalienta los viajes de los EE. UU a la isla. También le permite al Departamento de Estado evacuar a todo el personal no esencial de la embajada en Cuba, dejando atrás una tripulación mínima. El efecto neto: no más visas de los Estados Unidos para los residentes de Cuba. Ahora deben obtener documentos de viaje de los EE. UU. De terceros países, una carga financiera prohibitiva para el cubano promedio. La Embajada de los Estados Unidos se convirtió rápidamente en la cuerda de salvamento para 11 millones de cubanos que buscan viajar de ida y vuelta a los Estados Unidos. El acceso ordinario de los cubanos a nuestra embajada fue diseñado para crear mayor compromiso, lo que en última instancia podría fomentar el cambio dentro de la sociedad cubana. En cambio, la Casa Blanca lo está recuperando todo, pero ¿a qué precio?

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El desmantelamiento por el presidente Trump de las relaciones diplomáticas con Cuba perjudicará sustancialmente a la seguridad nacional de los Estados Unidos. Permitirá a Rusia y Vladimir Putin recuperar un punto de apoyo en el Caribe, convirtiéndose en el financiero de Cuba a cambio de reinstalar bases submarinas en la isla. Socavará las fuerzas de tarea conjuntas de seguridad de los EE. UU.-Cuba que luchan contra el narcotráfico y el tráfico humano. También dará a los terroristas una nueva vía hacia los Estados Unidos. Lo más importante es que despojará a 11 millones de personas de la esperanza que el presidente Obama les había otorgado apenas un par de años antes.

Nuestra embajada en Cuba no debe ser tratada como un peón en las relaciones exteriores entre Cuba y los Estados Unidos, sino que debe utilizarse como piedra angular para promover los valores democráticos y mejorar los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos.

Así que, por favor, presten atención al presidente Trump y al secretario de Estado Rex Tillerson, piensen en todos los beneficios de tener una embajada de EE. UU. Completamente operativa en La Habana, en lugar de lo que ahora se ha relegado a un anticuado puesto de la Guerra Fría.

16968AUTOR: Ralph Patiño es un abogado litigante con sede en Coral Gables y fundador del Consejo Empresarial Cubano de los Estados Unidos, que ayudó al gobierno de Obama a restablecer las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba.

Agencies/Sun Sentinel,Opinion/ Ralph Patiño/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
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