RECUERDOS DEL TEATRO BUFO O EL DEL “CHOTEO” CUBANO.
Casi todos los argumentos del Teatro Bufo Cubano se basan en tres personajes: el negro, el gallego y la mulata, mediante los cuales se satiriza el ambiente de la Cuba colonial y se afirman los valores de las clases populares. Después se le incorporaría otro personaje: el chinito, atendiendo a la entonces creciente colonia china en Cuba.
La concurrencia de la música, del humor en la particular forma del choteo cubano, la preponderancia del intérprete y su especial relación con el público, fueron los elementos que contribuyeron a dotar de un estilo a esta expresión teatral.
Fueron varios los actores que se destacaron en su interpretación del negrito en el vernáculo cubano.
Son recordadas las interpretaciones de los Pous —tío y sobrino—. También las de los Espígul —padre e hijo—, que inauguraron el estilo del sketch chiflado, algunos de los cuales, como El espiritista, en que el negrito habla chiflando todo el tiempo, quedaron grabados para la historia. El ya aludido Sergio Acebal tiene fama de ser uno de los mejores negritos de todos los tiempos. Enrique Arredondo fue el último negrito. Alberto Garrido es el gran negrito de la escena cubana, título que solo Acebal le discute. Fruto legítimo del teatro, era hijo de otro negrito al que superó ampliamente. Bailaba con una gracia insuperable. Y no solo rumba.
ANÉCDOTA DE EL “NEGRITO” ALBERTO GARRIDO.
En el Teatro Martí, los empresarios exigían a los escritores que en sus obras demorasen la salida de Garrido a escena, porque una vez que aparecía se robaba el espectáculo. En una obra que Enrique Núñez Rodríguez escribió para que Garrido la interpretara en el Martí, demoró, como estaba previsto, la salida del actor. No aparecía hasta el tercer cuadro. La obra avanzaba sin él y los espectadores se impacientaban.
De pronto, entre cajas, se escuchó la voz de Garrido. Cantaba «Se acabaron los guapos en Yateras». Aquello fue el acabose. Los actores que estaban en escena en ese momento hicieron mutis y aunque no resultaba visible, el público aplaudió a Alberto Garrido durante 15 minutos. Para que la obra pudiera proseguir, el jefe de escena le ordenó que saliera a saludar. Lo aplaudieron entonces durante 18 minutos más.
EL NEGRO, EL GALLEGO Y LA MULATA.
Durante las décadas iniciales del siglo XX, el negro, el gallego y la mulata fueron, como personajes, punto fijo en el teatro vernáculo. Su larga permanencia en la escena demuestra la franca y cordial acogida que les dispensó el público. Esos tres tipos encontraron brillantes actores y actrices que los interpretaran y que llegaron a ser verdaderos ídolos del público capitalino y del resto del país.
Pese a la acogida que tuvieron, su presencia continuada mereció la reprobación de autores sin público y críticos sofisticados, afirman especialistas. De los tres fue el negro el más atacado y se lanzaron campañas publicitarias para su total exclusión del vernáculo. Decían sus detractores que el negro era discriminado en la escena. A juicio de muchos, nunca fue así. Por el contrario. El negrito, un actor blanco con la cara tiznada, era un personaje bueno y simpático, «vivo», que no tardaba en descubrir las interioridades de un suceso y poner en claro la verdad. En ocasiones era desenfadado y refistolero. O filosofón y catedrático. O ingenuo y bobalicón. Pero nunca apareció como el malo de la obra y mucho menos como un tipo deleznable.
EL GALLEGO.
El gallego era por lo general víctima de las trastadas del negrito y no faltaban obras en las que este le birlara a la mulata con la que el gallego noviaba. Todo eso con la complacencia del público español que asistía al teatro, el cual reía los sucedidos de la escena pensando tal vez para sus adentros que en más de una ocasión esas mismas cosas le habían ocurrido. Los diálogos del tío y el sobrino, graciosos y ocurrentes, eran fiel reflejo de las cosas que a diario sucedían en las trastiendas de las bodegas.
Al igual que el negrito, el gallego tuvo intérpretes sobresalientes. Mencionemos a Regino López y su hermano Pirolo, Federico Piñero, Adolfo Otero, Américo Castellanos, Idalberto Delgado, Juan Carlos Romero. Entre los sobrinos, Andrés Rubio y Manolín Álvarez.
LA MULATA.
La mulata de rompe y rasga completa la trilogía de los personajes preferidos del vernáculo. Eran, por lo general, mujeres de cuna humilde. Desamparadas en su infancia y adolescencia y que ya en su juventud se convertían en verdaderas fieras con tal de defender su honra. Les sobraban los admiradores, entre ellos los de la clase pudiente, y entre bromas y chanzas se hacían respetar. Como decía Luz Gil, «Me respetan porque tengo la saya bien amarrada». Debía ser muy completa la actriz que interpretase a la mulata, pues debía cantar y bailar muy bien. A Luz Gil, pese a su origen mexicano, algunos autores la conceptúan como la mulata más completa en el género. Otras fueron Blanca Vázquez, Conchita Llauradó, Mimí Cal y la excepcional Candita Quintana, primerísima figura del vernáculo por más de 40 años.
Todas ellas sin olvidarnos de Aurora Basnuevo, la incomparable «mulatísima».
MEMORIES OF THE BUFO THEATER OR THE CUBAN “CHOTEO”.
Almost all the arguments of the Bufo Cubano Theater are based on three characters: the black, the Galician and the mulatto, through which the atmosphere of colonial Cuba is satirized and the values of the popular classes affirmed. Later another personage would be added to him: the chinito, attending to the then growing Chinese colony in Cuba.
The concurrence of the music, of the humor in the particular form of the Cuban choteo, the preponderance of the interpreter and its special relation with the public, were the elements that contributed to endow this theatrical expression with a style.
There were several actors who stood out in their interpretation of the negrito in the Cuban vernacular.
The interpretations of the Pous-uncle and nephew are remembered. Also those of the Espígul -father and son-, who inaugurated the style of the crazy sketch, some of which, like El espiritista, in which the negrito speaks, whistling all the time, were recorded for the story. The aforementioned Sergio Acebal is reputed to be one of the best negritos of all time. Enrique Arredondo was the last little black man. Alberto Garrido is the great negrito of the Cuban scene, a title that only Acebal discusses. Legitimate fruit of the theater, was the son of another negrito who exceeded widely. He danced with an insuperable grace. And not just rumba.
ANECDOTE OF THE “BLACK” ALBERTO GARRIDO.
In the Martí Theater, the businessmen demanded that the writers in their works delay the departure of Garrido on stage, because once he appeared the show was stolen. In a work that Enrique Núñez Rodríguez wrote for Garrido to interpret in Martí, he delayed, as expected, the actor’s exit. It did not appear until the third frame. The work progressed without him and the spectators became impatient.
Suddenly, between boxes, the voice of Garrido was heard. He sang “The handsome ones are over at Yateras.” That was the end. The actors who were on the scene at that moment made their exit and although it was not visible, the audience applauded Alberto Garrido for 15 minutes. So that the work could continue, the stage manager ordered him to come out to say hello. They applauded him then for 18 more minutes.
THE BLACK, THE GALLEGO AND THE MULATA.
During the early decades of the twentieth century, black, Galician and mulatto were, as characters, fixed point in the vernacular theater. His long stay on the scene shows the frank and cordial welcome that the public gave them. These three types found brilliant actors and actresses who interpreted them and who became true idols of the capital’s public and the rest of the country.
In spite of the welcome they had, their continued presence merited the reprobation of authors without public and sophisticated critics, say specialists. Of the three, the black was the most attacked and advertising campaigns were launched for their total exclusion from the vernacular. His detractors said that black was discriminated against at the scene. In the opinion of many, it was never like that. Conversely. The negrito, a white actor with a smudged face, was a good and nice personage, “alive”, who soon discovered the interiorities of an event and made the truth clear. Sometimes he was lighthearted and refistolero. O filosofón and professor. O naive and bobalicón. But he never appeared as the bad guy in the play, much less as a despicable guy.
THE GALICIAN.
The Galician was usually the victim of the tricks of the black and there were works in which this birlara the mulatto with which the Galician girlfriend. All this with the satisfaction of the Spanish public who attended the theater, who laughed at the happenings of the scene thinking perhaps to himself that on more than one occasion those same things had happened to him. The dialogues of the uncle and the nephew, funny and witty, were a true reflection of the things that happened every day in the back rooms of the cellars.
Like the negrito, the Galician had excellent interpreters. Let’s mention Regino López and his brother Pirolo, Federico Piñero, Adolfo Otero, Américo Castellanos, Idalberto Delgado, Juan Carlos Romero. Among the nephews, Andrés Rubio and Manolín Álvarez.
THE MULATA.
The mulata of break and tear completes the trilogy of the favorite characters of the vernacular. They were, in general, women of humble birth. Forsaken in their childhood and adolescence and already in their youth they became true beasts in order to defend their honor. There were plenty of admirers, among them those of the wealthy class, and between jokes and jokes they made themselves respected. As Luz Gil said, “They respect me because I have a tight skirt”. The actress who played the mulatto girl must be very complete, since she had to sing and dance very well. Luz Gil, despite its Mexican origin, some authors conceptualize it as the most complete mulatto in the genre. Others were Blanca Vázquez, Conchita Llauradó, Mimí Cal and the exceptional Candita Quintana, the very first figure of the vernacular for more than 40 years.
All of them without forgetting Aurora Basnuevo, the incomparable “mulatísima”.
Agencies/Wiki/Internet Photos/YouTube/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLYWOOD.