If you listen to the name of José Roque Ramírez, I am sure you will not know who it is. That subject, born in 1888 in the town of Tacajó, in the eastern Cuban region, was also known by the names of Castañón and Belisario Roldán and by the nicknames of El Doctor, El Ingeniero, El Millonario, El Compadrito … Neither of those alias or pseudonyms will tell you nothing. Because the nickname that made José Roque Ramírez famous, and for which we remember him today, was another. Nothing less than ‘The Black Eagle’. One of the great international swindlers of all time. The most shrewd and incredible of cheaters.

As a child, The Black Eagle suffered firsthand the rigors of the Reconcentration ordered by the bloodthirsty Valeriano Weyler and could never attend any school, but when he knew how to do it he read everything that fell into his hands, especially in the prisons he had to meet .

The one of The Black Eagle is a life of novel, in which, like a Edmundo Dantés tropical, its Abate Farías is not missing. In fact, in the jail of Santiago de Cuba, where he suffered the first of the prisons of his life, he found a true friend and teacher, El Murciélago. The old delinquent warned the intelligence and audacity of the young beardless and taught him all the possible cheats in card games and instructed him in the difficult art of deceiving others.

Travel the world The Black Eagle. Feel your reals in Mexico City, but Barcelona, ​​London, Manila, Shanghai, Tokyo, Port-au-Prince, Buenos Aires, San Francisco … will be the scene of your scams. Elegant, well dressed, with an easy and pleasant conversation, it dazzles and deceives those who know him. He wins them all with his loquacious verb, his cordiality, his kindness. He is shown as an affluent and generous gentleman who makes fantastic gifts to the rich and surprises those who serve him with unexpected tips.

In Canada he cheated a quarter of a million dollars from an old woman who had sworn eternal love. In French Guiana he plays cards with the Governor General of the colony and strips him of several thousand dollars. In the Argentine city of Bahía Blanca he acquires thoroughbred horses and bulls of race destined to his experimental farm, in Mexico, and sneaks off before paying them. He does not leave the country without swindling an important Buenos Aires jeweler for more than 60 thousand dollars. He was, above all, the magician of the hidden treasures: simple bronze bars that he passed as gold ingots. In 1937 he was about to cheat none other than the feared Jose Eleuterio Pedraza, head of the Cuban police …

The attempt to defraud Colonel Pedraza cost El Aguila Negra two years in prison. In 1943 he returned to Mexico, where he is considered a wealthy businessman, and settled in his luxurious residence in Chapultepec. Take this time, product of their scams, about 270 thousand dollars. Two Cuban policemen follow in his footsteps. Havana claims it and to its requirements the Mexican authorities detain it more than ten times. Roque Ramírez spends a fortune on lawyers who delay extradition again and again until, by order of the Minister of the Interior, they confine him in the prison of Lecumberri. Roque Ramírez alleges his Mexican nationality, but the documents with which he claims to endorse it are false and Cuba shows that it is not two subjects with the same name, but one man with two personalities.

On the afternoon of August 5, 1944, the plane that brings Roque Ramírez, “The Black Eagle”, arrives at Rancho Boyeros, to spend in the Prince’s castle the longest prison season of his life. Batista pardoned him in 1953 and immediately moved to Mexico with his family. There he died in 1967, of a stroke, at 80 years of age.

HISTORIA DE UNO DE LOS MAYORES ESTAFADORES CUBANO DE TODOS LOS TIEMPOS: “EL AGUILA NEGRA”.

Si usted escucha mencionar el nombre de José Roque Ramírez estoy seguro de que no sabrá de quién se trata. Ese sujeto, nacido en 1888 en el poblado de Tacajó, en la región oriental cubana, fue conocido también por los nombres de Castañón y Belisario Roldán y por los motes de El Doctor, El Ingeniero, El Millonario, El Compadrito… Tampoco ninguno de esos alias o seudónimos le dirá nada. Porque el sobrenombre que hizo famoso a José Roque Ramírez, y por el que hoy lo recordamos, fue otro. Nada menos que ‘El Águila Negra’. Uno de los grandes estafadores internacionales de todos los tiempos. El más sagaz e increíble de los tramposos.

De niño, El Águila Negra sufrió en carne propia los rigores de la Reconcentración ordenada por el sanguinario Valeriano Weyler y nunca pudo asistir escuela alguna, pero cuando supo hacerlo leyó todo lo que cayó en sus manos, sobre todo en las cárceles que le tocó conocer.

La de El Águila Negra es una vida de novela, en la que, como a un Edmundo Dantés tropical, no falta su Abate Farías. En efecto, en la cárcel de Santiago de Cuba, donde sufrió la primera de las prisiones de su vida, encontró a un verdadero amigo y maestro, El Murciélago. El anciano delincuente advirtió la inteligencia y la audacia del joven imberbe y le enseñó todas las trampas posibles en los juegos de cartas y lo instruyó en el difícil arte de engañar al prójimo.

Recorre el mundo El Águila Negra. Sienta sus reales en la Ciudad de México, pero Barcelona, Londres, Manila, Shangai, Tokio, Puerto Príncipe, Buenos Aires, San Francisco… serán escenarios de sus estafas. Elegante, bien vestido, con una conversación fácil y amena, deslumbra y engaña a cuantos lo conocen. Los gana a todos con su verbo locuaz, su cordialidad, su gentileza. Se muestra como un caballero opulento y generoso que hace regalos fantásticos a los ricos y sorprende a los que lo sirven con propinas insospechadas.

En Canadá le birló un cuarto de millón de dólares a una anciana a la que había jurado amor eterno. En la Guayana francesa juega a las cartas con el Gobernador General de la colonia y lo despoja de varios miles de dólares. En la ciudad argentina de Bahía Blanca adquiere caballos de pura sangre y toros de raza con destino a su granja experimental, en México, y se escabulle antes de pagarlos. No se marcha del país sin estafar antes a un importante joyero bonaerense por más de 60 mil dólares. Fue, sobre todo, el mago de los tesoros escondidos: simples barras de bronce que hacía pasar como lingotes de oro. En 1937 estuvo a punto de estafar nada menos que al temido José Eleuterio Pedraza, jefe de la Policía cubana…

José Eleuterio Pedraza.

El intento de estafar al coronel Pedraza costó a El Águila Negra dos años de cárcel. En 1943 regresa a México, donde se le tiene como un rico empresario, y se instala en su lujosa residencia de Chapultepec. Lleva esa vez consigo, producto de sus estafas, unos 270 mil dólares. Dos policías cubanos le siguen los pasos. La Habana lo reclama y a sus requerimientos las autoridades mexicanas lo detienen en más de diez ocasiones. Gasta Roque Ramírez una fortuna en abogados que retardan una y otra vez la extradición hasta que, por orden del ministro del Interior, lo confinan en la prisión de Lecumberri. Alega Roque Ramírez su nacionalidad mexicana, pero son falsos los documentos con que pretende avalarla y Cuba demuestra que no se trata de dos sujetos con el mismo nombre, sino de un solo hombre con dos personalidades.

En la tarde del 5 de agosto de 1944 llega a Rancho Boyeros el avión que trae a Roque Ramírez, ‘El Águila Negra’, para pasar en el castillo del Príncipe la más larga temporada penitenciaria de su vida. Batista lo indultó en 1953 y enseguida se trasladó a México con su familia. Allí murió en 1967, de un derrame cerebral, a los 80 años de edad.

Agencies/ Ciro Bianchi/ Saily Pérez/ Extractos/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.