– “NOCHEBUENA” (Christmas Eve) in Cuba. Unforgettable Memories. <> LA “NOCHEBUENA” en Cuba. Recuerdos Inolvidables. FOTOS.

8c13114176c9d4abaf965c931c403002LA “NOCHEBUENA” EN CUBA. RECUERDOS INOLVIDABLES.

Desde poco después de la llegada de los españoles a Cuba, las tradiciones navideñas integraron su patrimonio religioso y cultural.

En Cuba, se celebraba la Nochebuena y después se concurría a la Misa de Gallo. Pero a partir de 1969 las fiestas fueron eliminadas oficialmente y no fue hasta la visita del Papa Juan Pablo II y hasta diciembre de 1997, que se volvió a declarar el 25 de diciembre como día feriado no laborable. No obstante durante esos 28 años en muchos hogares cristianos se adoraba en la intimidad el nacimiento del Niño Jesús, y se recordaban a los Reyes Magos del Oriente.

Pero lo que sí nunca dejó de celebrarse, de una u otra forma, fue la Nochebuena. Y los cubanos con esfuerzo, esa noche ponían en su mesa todo lo mejor que podían conseguir, que para eso estaba el mercado negro…

La comida tradicional de las mesas el 24 de diciembre era el lechón asado, arroz congrí o arroz y frijoles, viandas (yuca, malanga, boniato) con mojo criollo a base de naranja agria, grasa de puerco y mucho ajo. También acompañaban ensaladas o plátanos fritos maduros o verdes en versión de mariquitas o tostones. Los postres, algún que otro dulce en almíbar con queso criollo o los buñuelos, que con tanto esmero hacían nuestras abuelas, en forma de ocho, y que elaboraban a partir de una masa de harina, huevo y varios tubérculos. Al servirlos se bañaban con una almíbar hecha de azúcar y anís.

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La fiesta comenzaba desde la noche del 23, cuando las madres adobaban el lechón y ponían en remojo los frijoles negros. En la mañana del 24, muy temprano, en el campo, o en casas con patio, se cocinaba al pincho o sobre un bastidor de metal improvisado. Se preparaba el “horno” en la tierra y se procedía al asado, ya fuese “al pincho” o sobre un bastidor de metal improvisado. El puerco se colocaba sobre una camada de hojas de guayaba, labor casi siempre a cargo del hombre de la casa y de los hijos varones. Y por supuesto acompañada esta labor por abundante cerveza.

El lechón era el anfitrión de la comida y cocinarlo era todo un ritual. Se asaba la pieza o el animal entero según eran las posibilidades económicas. Mientras se asaba, se untaba con mojo para que adquiriese ese sabor que cuesta olvidar. Ese adobo que permite el sabor y olor tan característico de la Nochebuena cubana. Y aunque cada familia poseía su “mojo especial”, era común la naranja agria, especias y sal. Al menos yo no conozco mejor aliño que la tradicional mezcla de ajo y sal en el mortero, para tener al final esa pasta media blanca-amarillenta, y entonces sumarlo al jugo de la naranja agria con algo de pimienta negra molida y hojas de laurel…

En la parte occidental de la Isla, tenían un invento, “la caja cubana” y es una de las pocas formas de asado en que el carbón o braza va encima y no debajo de la carne, y ambos cerrados casi herméticos y mejor aún enterrados, y es también como mejor queda la piel del lechón y es algo para chuparse los dedos, por lo crujiente y suave de la piel al terminar.

En otros casos, el lechón era llevado a las panaderías, quienes por un mínimo precio, lograban en sus hornos una cocción perfecta. Aunque realmente el placer era hacerlo en casa y eso formaba parte de la tradición y la fiesta de ese día…

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Las tradiciones Navideñas eran parte del patrimonio religioso y cultural de nuestro pueblo, y estaban arraigadas en su memoria histórica. Era la temporada festiva más esperada por los cubanos. Por su aceptación casi universal, la Navidad es la única celebración que impone normas idénticas a gentes de diversas culturas, idiomas y razas.

A pesar de la influencia norteamericana, la Navidad en Cuba se celebraba a la española, por la influencia de nuestros antepasados: con Nochebuena y los Tres Reyes Magos. Eran días mágicos de planeamiento; de compras de víveres y regalos para disfrutarlos con familiares y amigos; del envío de tarjetas postales; de la decoración festiva de nuestros hogares, tiendas, calles y ciudades, rebosantes de luces y colores.

La cena de Nochebuena era una de las fiestas familiares más importante del año, y sea una cena íntima entre pocas personas, o una enorme fiesta familiar, era una ocasión para reunir la familia, sentarnos juntos, conversar, vernos. Y eso recuerdos son imposibles de olvidar…

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Navidad-publiciad-19581“NOCHEBUENA” (CHRISTMAS EVE) IN CUBA. UNFORGETTABLE MEMORIES.

From shortly after the arrival of the Spaniards to Cuba, the Christmas traditions integrated their religious and cultural heritage.

In Cuba, Christmas Eve was celebrated and afterwards it was celebrated at the Mass of Gallo. But from 1969 the parties were officially eliminated and it was not until the visit of Pope John Paul II and until December 1997, that it was declared again on December 25 as a non-working holiday. However, during those 28 years in many Christian homes, the birth of the Child Jesus was adored in intimacy, and the Magi of the East were remembered.

But what never stopped being celebrated, in one way or another, was Christmas Eve. And the Cubans with effort, that night put on their table all the best they could get, that’s what the black market was for …

The traditional food of the tables on December 24 was the roasted suckling pig, rice congrí or rice and beans, meats (yucca, malanga, sweet potato) with mojo criollo based on sour orange, pork fat and lots of garlic. They also accompanied salads or fried plantains ripe or green in the version of ladybugs or tostones. The desserts, the occasional sweet in syrup with criollo cheese or the fritters, that our grandmothers made in eight shape, and that they elaborated from a mass of flour, egg and several tubers. When they were served they bathed with a syrup made of sugar and anise.

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The party began from the night of the 23rd, when the mothers marinated the piglet and soaked the black beans. On the morning of the 24th, very early in the field, or in houses with a patio, they cooked on a skewer or on an improvised metal frame. The “oven” was prepared on the ground and roasted, either “on the skewer” or on an improvised metal frame. The pig was placed on a litter of guava leaves, almost always in charge of the man of the house and the sons. And of course accompanied this work by abundant beer.

The piglet was the host of the meal and cooking it was a ritual. The piece or the whole animal was roasted according to the economic possibilities. While it was roasting, it was smeared with mojo so that it would acquire that flavor that is hard to forget. That marinade that allows the flavor and smell so characteristic of Cuban Christmas Eve. And although each family had its “special mojo,” sour orange, spices and salt were common. At least I do not know better dressing than the traditional mixture of garlic and salt in the mortar, to have at the end that half-yellowish-white paste, and then add it to the juice of the sour orange with some ground black pepper and bay leaves …

In the western part of the island, they had an invention, “the Cuban box” and it is one of the few forms of roast in which the coal or breasts go over and not under the meat, and both closed almost hermetic and better still buried , and it is also how best the skin of the piglet is and it is something to lick your fingers, because of the crisp and soft skin when finishing.

In other cases, the pig was taken to the bakeries, who for a minimum price, achieved in their ovens a perfect cooking. Although really the pleasure was to do it at home and that was part of the tradition and the party that day …

The Christmas traditions were part of the religious and cultural heritage of our people, and were rooted in their historical memory. It was the festive season most awaited by the Cubans. Because of its almost universal acceptance, Christmas is the only celebration that imposes identical standards on people of different cultures, languages ​​and races.

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In spite of the North American influence, Christmas in Cuba was celebrated to the Spanish, by the influence of our ancestors: with Christmas Eve and the Three Kings. They were magical days of planning; of groceries and gifts to enjoy with family and friends; of sending postcards; of the festive decoration of our homes, stores, streets and cities, overflowing with lights and colors.

The Christmas Eve dinner was one of the most important family parties of the year, whether it was an intimate dinner among a few people or a huge family party, it was an occasion to gather the family, sit down together, talk, see each other. And those memories are impossible to forget …

Agencies/ Memorias Cubanas/ Derubín Jácome/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
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