LA CALLE OBISPO, LA HABANA, UN CAMINO CON 47 NOMBRES E HISTORIAS.
La calle Obispo fue concebida de manera muy estrecha para resguardarse del sol, con su trazado en damero a partir de una plaza mayor, propia de las ciudades hispanoamericanas. La importante arteria tuvo su origen en el siglo XVI, en una fecha próxima a la fundación de la villa de San Cristóbal, es decir, en los alrededores de 1519.
Ubicada al sur de la Plaza de Armas y a un costado del Palacio de los Capitanes Generales, ampara desde las riberas de la bahía hasta la calle de Monserrate.
Es atravesada por las calles Baratillo, Oficios, Mercaderes, San Ignacio, Cuba, Aguiar, Habana, Compostela, Aguacate, Villegas y Bernaza que propician un ir y venir de personas que por momentos aumenta el número de las que transitan.
A lo largo de su existencia varias fueron las denominaciones que ha tenido esta calle. A lo largo de su existencia varias han sido las denominaciones que ha tenido esta calle. Sus nombres (47), al igual que el de otras importantes arterias habaneras, nacieron del ingenio popular.
Entre todos sus nombres que ha tenido esta famosa calle habanera (47 en total) están los más conocidos: Se afirma que se llamó San Juan porque conducía a la iglesia de San Juan de Letrán del Consulado, pues al comienzo de la calle se instaló en 1794 el Consulado.
Del Obispo, porque en ella vivieron en épocas diversas los obispos Fray Jerónimo de Lara y Pedro Agustín Morell de Santa Cruz.
En 1897 se identificó como Weyler, pero en 1898 el pueblo habanero destruyó las tarjas que reflejaban ese nombre.
En 1905 recibió el nombre de Pi Margall, en homenaje al defensor entusiasta y constante de los derechos y libertades de Cuba en España.
En 1936, al devolvérseles los nombres originales a las calles de la ciudad, volvió a identificarse como Obispo.
La Calle Obispo resultó pionera del alumbrado público. Durante el gobierno del capitán general Leopoldo O’Donnell, el propio director de la Compañía Española de Gas, Antonio Juan Parejo, prometió al Ayuntamiento iluminar toda la ciudad intramuros con igual número de luces, en todas las calles, a las que tienen las de Obispo y O’Reilly.
Curiosidad es también que en esa arteria, hasta el derribo de las murallas, iniciado el 8 de agosto de 1863, existió una puerta de entrada a la ciudad desde los barrios de extramuros. Sus primeras edificaciones fueron bohíos de yaguas y guano, como todas las que formaron el primitivo núcleo urbano de la naciente villa, las cuales serían sustituidas con posterioridad por casas de rafas y tapias, cubiertas de tejas.
Después se levantaron monumentales edificios públicos que transformaron sustancialmente sus estructuras.
Esta calle (ahora sólo peatonal) cumplió una función comercial, estableciéndose en ella casas de modas y dulcerías, los más animados cafés y algunas boticas. Se le agregaron poco a poco otros servicios. Era muy transitada de día por desembocar en la Plaza de Armas y Casa de Gobierno. Los paseos nocturnos hacia la Plaza donde se daban retretas, hacían confluir allí al público a pie, en quitrines y volantas.
Un testimonio elocuente del protagonismo conquistando por esta singular vía lo ofrece el viajero norteamericano Samuel Hazard, quien en su conocida obra “Cuba a pluma y lápiz”, editada en Nueva York en 1871, escribe:“Llegamos a la calle Obispo. Ved el cuadro de vida y movimiento que se ofrece. Ésta es una de las calles más animadas de la ciudad, donde se hallan los establecimientos más atrayentes, en toda su extensión, hasta fuera de las murallas de la ciudad, de la que se sale por la Puerta de Monserrate; el otro extremo de la calle está en el muelle de Caballería, en la bahía. Jamás se cansa uno de recorrer esta calle”: una expresión generosa de quien disfrutaba el ir y venir por la calle Obispo.
BISHOP STREET IN HAVANA, IMPORTANT ROAD OF 47 NAMES AND STORIES.
Obispo Street was conceived in a very narrow way to protect itself from the sun, with its layout in checkerboard from a major square, typical of Spanish-American cities. The important artery originated in the sixteenth century, around the time of the founding of the town of San Cristóbal, that is, around 1519.
Located to the south of the Plaza de Armas and next to the Palace of the General Captains, it shelters from the banks of the bay to the street of Monserrate.
It is crossed by the streets Baratillo, Oficios, Mercaderes, San Ignacio, Cuba, Aguiar, Havana, Compostela, Aguacate, Villegas and Bernaza that encourage the coming and going of people that at times increases the number of those who pass through.
Throughout its existence there were several denominations that this street has had. Throughout its existence several have been the denominations that this street has had. Their names (47), like that of other important Havana arteries, were born of popular ingenuity.
Among all the names that this famous Havana street has had (47 in total) are the best known: It is said that it was called San Juan because it led to the church of San Juan de Letrán del Consulado, because at the beginning of the street it was installed in 1794 the Consulate.
Of the Bishop, because in it lived in different times the bishops Fray Jerónimo de Lara and Pedro Agustín Morell de Santa Cruz.
In 1897 he identified himself as Weyler, but in 1898 the Havana people destroyed the tarjas that reflected that name.
In 1905 it received the name of Pi Margall, in homage to the enthusiastic and constant defender of the rights and liberties of Cuba in Spain.
In 1936, when the original names were returned to the streets of the city, he re-identified himself as Bishop.
Obispo Street was a pioneer of street lighting. During the government of Captain General Leopoldo O’Donnell, the director of the Spanish Gas Company, Antonio Juan Parejo, promised the City Council to illuminate the entire city within the walls with the same number of lights, in all the streets, to those with the Bishop and O’Reilly.
Curiosity is also that in that artery, until the demolition of the walls, started on August 8, 1863, there was a gateway to the city from the neighborhoods outside the walls. Its first buildings were huts of yaguas and guano, like all those that formed the primitive urban nucleus of the nascent village, which would be replaced later by houses of raffia and walls, covered with tiles.
Later, monumental public buildings were built that substantially transformed their structures.
This street (now only pedestrian) fulfilled a commercial function, establishing in it houses of fashions and sweets, the most animated coffees and some apothecary shops. Other services were added little by little. It was very busy by day to empty into the Plaza de Armas and Government House. The nocturnal strolls towards the Place where they were given retretas, they made come together there to the public on foot, in quitrines and volantas.
An eloquent testimony of the protagonism conquered by this singular way is offered by the American traveler Samuel Hazard, who in his well-known work “Cuba a pluma y lápiz”, published in New York in 1871, writes: “We arrived at Obispo Street. See the picture of life and movement that is offered. This is one of the liveliest streets of the city, where the most attractive establishments are found, in all their extension, even outside the walls of the city, from which you exit through the Puerta de Monserrate; the other end of the street is at the Cavalry dock, in the bay. You never get tired of going down this street “: a generous expression of who enjoyed going back and forth on Obispo street.
Agencies/ Radio Habana/ Jessica Arroyo/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.