DE COMO SER “MULAS” DENTRO DE CUBA. UN NEGOCIO QUE AVANZA.
Los desvelos de Lilian, una cubana luchadora y sobreviviente, se resumen en un solo sueño: tener una entrada de dinero mensual que le permita vivir decorosamente. Sin embargo, sus más de 30 años le han enseñado que tal aspiración generalmente no se satisface, de forma legal, en ningún puesto laboral en empresa estatal. La aventura del cuentapropismo, o del invento que a veces es casi lo mismo, era entonces la brújula que marcaría sus pasos.
Sin experiencia en la gastronomía y nulas aptitudes para la cocina, buscar opciones viables se le hacía difícil. Optó entonces por el camino de muchos: ser una mula.
“No contaba con el dinero suficiente para sacar el pasaporte, pasajes y alojamiento en Guyana, por ejemplo, o Rusia. Por eso decidí abrirme paso viajando a La Habana y trayendo mercancías a Santiago de Cuba, y venderlas aquí”, comenta.
Empezó con poco presupuesto, poco más de 250 dólares. Ahorrando por aquí y por allá, buscando quien le llevara a la capital sin cobrarle nada, alojándose primero con amigos, familiares y cuanto pariente o conocido le tendiera la mano… así logró aumentar su capital.
“También buscando en Santiago de Cuba quién comprara mis mercancías. La ganancia siempre supe que no iba a estar en vender caro, sino en vender por cantidades. Así empecé con un viaje al mes, luego, cuando pude, hice dos. Hoy hago dos, pero me llevo a dos personas conmigo que también están empezando y me sirven de mulas. Me voy en un mes con 150 dólares de ganancia mínimo, a veces más,”, explica.
La ganancia siempre supe que no iba a estar en vender caro, sino en vender por cantidades. Así empecé con un viaje al mes. Hoy hago dos, pero me llevo a dos personas conmigo que también están empezando y me sirven de mulas. Me voy en un mes con 150 dólares de ganancia mínimo, a veces más
Poco a poco, esta muchacha joven, que no llega a los 35 años de edad, se hizo de varios ayudantes que le facilitaran su trabajo.
“En La Habana le pago a una persona para que me avise de buenos productos en ‘La Cuevita’, ahí compro una buena parte de lo que vendo en Santiago de Cuba. Tanto aquí como en la capital, tengo personas que con solo levantar el teléfono me consiguen los pasajes que necesito, en tren o ómnibus, y también tengo varias personas que me ayudan a trasladar la mercancía en ambas ciudades. Y claro, tengo personas que me ayudan a moverla entre terminales, que se hacen lo de la vista gorda con el peso o que me cuelan mercancías, en el caso de los ómnibus”, agrega.
“En La Habana mayormente compro: ajustadores, blúmer, lycras…, también todo lo que sea plástico, siempre estoy tanteando el terreno para saber qué se necesita, y luego allá tengo mi gente que me dicen si hay o no.
“Ahora, por ejemplo, me estoy dedicando a buscar y traer la mercancía que necesitan pequeños negocios, como las manicuras, y les abastezco. Este último negocio, por ejemplo, ahora mismo adolece de buenas tiendas con productos variados y de calidad. Tan simple como eso. No hay una tienda ahora mismo en Santiago de Cuba que tenga buenas pinturas de uña, yo las localizo con las mulas que llegan a La Habana procedente de otros países, o en las tiendas de por allá, y las traigo. Hago cosas así, pero al por mayor”, comenta.
Las nuevas medidas que hoy se aplican en la transportación por ómnibus, con el cobro del sobrepeso, no amedrenta a esta cubana porque, según ella, “siempre que hay necesidad hay soborno, eso no cambiará. A lo mejor, quién sabe, va y hasta pagarécambio de suerte.
CAMBIO DE SUERTE.
Pero la suerte es loca, y reúne a las personas con intereses comunes. Lilian les dio a dos de sus amigos la oportunidad que ella no tuvo: alguien que le llevara por la mano y le enseñara los vericuetos por donde uno logra ganar dinero, sin incurrir en explícitas ilegalidades.
Corre con los gastos de ambos, incluye alojamiento, donde comer, y transportación. Además, en cada viaje comparte un porcentaje de sus ganancias. En cambio, ambos amigos le ayudan a cargar, a mover y también le dan protección.
“En este negocio uno aprende de todo. Es duro aventurarse en las carreteras, más cuando eres mujer, no porque no puedas hacerlo, pues físicamente no me creo poca cosa, pero sí las personas suelen faltarme el respeto. Cuba es una sociedad machista y no ven bien que una mujer, primero sea capaz de tratar de negocios duro, de dinero, de moverse, y segundo suelen meterse conmigo porque sí. Entonces un par de ayuda no es malo, me respetan más, no quisiera que fuera así ni tampoco quisiera necesitarlos, pero no me queda otra. Ellos me acompañan, pero la que habla soy yo, la que conoce el negocio y tiene los contactos, soy yo. Ellos están ahorrando, aprendiendo. Sé que dentro de poco ellos harán lo que hago yo y buscarán personas que le sirvan de mulas”, acota.
Lilian en un futuro quiere saltar a las grandes ligas, como dice ella, y dedicarse a viajar a otros países. A diferencia de otras personas, no tuvo la oportunidad de hacerlo directamente, y ha tenido que trabajar duro para llegar ahí. No obstante, el tráfico de mercancías dentro de Cuba, es una variante que no pretende dejar.
“Muy sencillo: empecé por ahí y también hay ganancia, a lo mejor no tanto como los que viajan fuera de Cuba, quizás más. Eso no lo sé hasta que no lo pruebe.
“Yo conecto los que compran en Santiago de Cuba y quienes venden en La Habana, también voy a algunas provincias como Holguín, hay cosas baratas ahí sobre todo las mercancías hechas de metales.
Lilian protege su privacidad, tiene miedo a «marcarse», pues en este negocio de ir y venir, de moverse con mercancía, es mejor andar con sigilo, “entre las sombras”, como diría ella. Pero explica, al menos a grandes rasgos, un tipo de emprendimiento que se mueve entre el limbo de la legalidad y la ilegalidad, y que, no tan conocido, también es emergente en la realidad cubana de hoy.
“Lo que tengo es que estar bien organizada. Por una parte siempre tengo que saber qué se necesita por aquí, qué se vende por allá y una larga lista de contactos donde quiera. Ese es mi gran patrimonio, los contactos, y esos no se los doy a nadie porque pierdo el negocio. Una vez empiezas, las mismas personas te contactan. Dios nos crea, y nosotros nos juntamos”, sentencia.
HOW TO BE “MULAS” INSIDE CUBA. A BUSINESS THAT ADVANCES.
The sleeplessness of Lilian, a Cuban fighter and survivor, is summarized in a single dream: to have a monthly income that allows her to live decently. However, his more than 30 years have taught him that such aspiration is generally not satisfied, legally, in any job in a state company. The adventure of self-employment, or the invention that sometimes is almost the same, was then the compass that would mark its steps.
Without experience in gastronomy and no aptitude for cooking, looking for viable options made it difficult. He then opted for the path of many: to be a mule.
“I did not have enough money to get my passport, tickets and accommodation in Guyana, for example, or Russia. That’s why I decided to make my way by traveling to Havana and bringing goods to Santiago de Cuba, and selling them here, “he says.
It started with a small budget, just over 250 dollars. Saving here and there, looking for someone to take him to the capital without charging anything, staying first with friends, relatives and as a relative or acquaintance would hold out his hand … thus he managed to increase his capital.
“Also looking for in Santiago de Cuba who will buy my merchandise. I always knew that I was not going to sell expensive, but to sell in quantities. So I started with one trip a month, then, when I could, I made two. Today I do two, but I take two people with me who are also starting and serve me as mules. I go in a month with 150 dollars of minimum profit, sometimes more, “he explains.
I always knew that I was not going to sell expensive, but to sell in quantities. So I started with a trip a month. Today I do two, but I take two people with me who are also starting and serve me as mules. I’m leaving in a month with $ 150 minimum profit, sometimes more
Little by little, this young girl, who does not reach 35 years of age, made several assistants to facilitate her work.
“In Havana I pay a person to notify me of good products in ‘La Cuevita’, there I buy a good part of what I sell in Santiago de Cuba. Both here and in the capital, I have people who just pick up the phone to get me the tickets I need, by train or bus, and I also have several people who help me move the goods in both cities. And of course, I have people who help me move it between terminals, which are done with a blind eye with the weight or that sneak merchandise, in the case of buses, “he adds.
“In Havana I mostly buy: adjusters, blúmer, lycras …, also everything that is plastic, I’m always testing the terrain to know what is needed, and then there are my people who tell me if there is or not.
“Now, for example, I am dedicating myself to finding and bringing the merchandise that needs small businesses, such as manicures, and I supply them. This last business, for example, now suffers from good stores with varied and quality products. As simple as that. There is not a shop right now in Santiago de Cuba that has good nail paintings, I locate them with the mules that arrive in Havana from other countries, or in the shops there, and I bring them. I do things like that, but wholesale, “he says.
The new measures that are currently applied in the transportation by omnibus, with the overweight charge, does not intimidate this Cuban because, according to her, “whenever there is a need there is a bribe, that will not change. Maybe, who knows, it goes and I’ll even exchange luck.
CHANGE OF LUCK.
But luck is crazy, and brings together people with common interests. Lilian gave two of her friends the opportunity she did not have: someone who would take her by the hand and show her the rough edges where one manages to earn money, without incurring in explicit illegalities.
It runs with the expenses of both, includes lodging, where to eat, and transportation. Also, on each trip you share a percentage of your earnings. Instead, both friends help you carry, move and also give you protection.
“In this business you learn everything. It is hard to venture on the roads, more when you are a woman, not because you can not do it, because physically I do not believe little, but people often disrespect me. Cuba is a macho society and they do not see well a woman, first being able to deal with hard business, money, moving, and second, they tend to mess with me just because. So a couple of help is not bad, they respect me more, I would not want it to be like that, nor would I want to need them, but I do not have another. They accompany me, but the one who speaks is me, the one who knows the business and has the contacts, it’s me. They are saving, learning. I know that soon they will do what I do and will look for people to serve as mules, “he says.
Lilian in the future wants to jump to the big leagues, as she says, and devote herself to travel to other countries. Unlike other people, he did not have the opportunity to do it directly, and he had to work hard to get there. However, the traffic of merchandise inside Cuba, is a variant that does not intend to leave.
“Very simple: I started there and there is also profit, maybe not as much as those who travel outside of Cuba, maybe more. I do not know that until I try it.
“I connect those who buy in Santiago de Cuba and those who sell in Havana, I also go to some provinces like Holguin, there are cheap things there, especially the goods made of metals.
Lilian protects her privacy, she is afraid of “marking herself”, because in this business of going and coming, of moving with merchandise, it is better to walk with stealth, “between the shadows”, as she would say. But it explains, at least roughly, a type of entrepreneurship that moves between the limbo of legality and illegality, and that, not so well known, is also emerging in today’s Cuban reality.
“What I have is that I be well organized. On the one hand I always have to know what is needed around here, what is sold over there and a long list of contacts wherever you want. That is my great patrimony, the contacts, and those I do not give to anyone because I lose the business. Once you start, the same people contact you. God creates us, and we come together, “said.
Agencies/ CiberCuba/ José R. Loo/ Internet Photos/ Extractos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.