LAS POPULARES CORRIDAS DE TOROS EN CUBA.
Durante 500 años muchos son los acontecimientos que, desde cualquier punto de vista, forman parte de la historia de una ciudad. La Habana, por supuesto, no está exenta de ellos. Las populares corridas de toros, celebradas en nuestra capital desde su nacimiento, forman parte de esos admirables sucesos que nos han ido caracterizando en el tiempo.
Algunos cronistas destacan que sus prácticas comenzaron en Cuba en 1514, y por casi cuatro centurias este pasatiempo formó parte de la vida social del cubano, pues no fue hasta el 10 de octubre de 1899 que fueron abolidas por una orden militar de las fuerzas interventoras norteamericanas. Aún se afirma que la tripulación del Maine asistió a una de las corridas celebradas en el último año que se permitieron.
Estas fiestas taurinas pudieron ser realizadas en las principales ciudades del país, aunque tuvieron especial énfasis en La Habana, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Pinar del Río y Puerto Príncipe, hoy Camagüey.
El 11 de abril de 1569 se organizó y desarrolló la primera en La Habana, en honor a San Cristóbal, la cual se dice que saludó el ascenso al trono del rey español Carlos III, pero esta tuvo que ser realizada en una improvisada plaza, pues como tal no hubo una hasta septiembre de 1791, cuando se instaló la de Monte esquina a Arsenal, muy cerca a la actual Estación Central de Ferrocarriles.
La segunda se edificó en 1796, en el lugar en que actualmente se cruzan las calles Monte y Egido.
Veinticinco años después continuó la construcción de estas instalaciones en la Habana, y en 1818 otra fue emplazada en la calle Águila. Le sigue a esta la inaugurada, en 1825, en el actual Parque de la Fraternidad, frente al frecuentado y famoso café de Marte y Belona.
El ultramarino pueblo de Regla acogió dos más. Una construida por Manuel Azpeitía, donde se combinaban las corridas y las novilladas, y la otra, construida en 1866, muy frecuentada por la comunidad ibérica asentada en La Habana. En estas plazas reglanas alternó sus funciones, con las restantes de la ciudad, un torero cubano, Betancourt, conocido como “El Habanero”, cuyas “proezas” no pasaron de los ruedos de La Habana y Regla. Así como “El Cheche” que también tuvo alguna resonancia en la historia taurina cubana.
A partir de 1853 otra plaza se ubicó en la calle Belascoaín, frente a la edificación que ocupaba la Casa de Beneficencia, muy cerca del actual Parque Maceo, justo en el sitio que hoy ocupa el hospital Hermanos Ameijeiras, que fuera hecha de mampostería con un aforo para algo más de 6.000 espectadores. A pesar de su sólida construcción, en 1897, un gran incendio la destruyó.
La última instalación de este tipo fue concluida, en 1886, en la esquina de Carlos III e Infanta, la que, con una de las de Regla, fueron las únicas que se mantuvieron activas hasta 1898.
En esos recintos llegaron a actuar las primeras figuras del toreo españolas de finales del XIX, como ‘Guerrita o ‘Luis Mazzantini’, e incluso, por encontrarse allí contratado para varias corridas, murió allí, el 4 de diciembre de 1868 y a los 50 años de edad, el famoso ‘Curro Cúchares’, víctima de la «fiebre amarilla».
Prácticamente recién inaugurada esta plaza, la actuación de Mazzantini el torero abarrotó sus gradas, cuyo escenario también contó entre sus espectadores de aquel célebre día, con la muy famosa actriz francesa Sarah Bernhardt, de visita en La Habana. Según se comentaba, por esos tiempos la francesa vivía un ardiente romance con el afamado matador, quien, como sabemos, por su arrojo y valentía, dio origen a la frase que ha perdurado hasta nuestros días: “Eso no lo hace ni Mazzantini el torero”.
Después de la prohibición de las corridas de toros, efectuada a finales del siglo XIX, hubo varios intentos por revitalizarlas. Ya en la República se pretendió recuperarlas como entretenimiento, con la justificación del turismo extranjero que podrían atraer, y hasta llegó a fundarse un Comité Pro Arte Taurino.
El 30 de abril 1923, acciones promovidas en La Habana por un fuerte movimiento feminista que se oponía a un posible restablecimiento de las corridas de toros y amenazaba con provocar enérgicos disturbios para impedir su aprobación, logró que este pasatiempo quedara en el pasado para siempre. Entre las mujeres que apoyaban a este grupo se destacó nuestra ilustrísima poeta Dulce María Loynaz, quien escribió un artículo titulado “Las corridas de toros en Cuba”, en el que se expresa totalmente en contra de la instauración de este tipo de espectáculo en el país.
Aunque esa prohibición se mantuvo con todos los gobiernos, no se pudo impedir que, en ocasiones esporádicas, se celebrara alguna que otra corrida, como es el caso de los festejos celebrados en 1941.
La última corrida de toros de que se tiene noticias en Cuba, fue la del domingo 31 de agosto de 1947, celebrada en el recién inaugurado Gran Stadium del Cerro, con más de 30 mil espectadores que pudieron presenciar demostraciones de dos famosos toreros mexicanos.
THE POPULAR ‘CORRIDAS DE TOROS” (RUNNING BULLS) IN CUBA.
For 500 years, many events are part of the history of a city, from any point of view. Havana, of course, is not exempt from them. The popular bullfights, held in our capital since birth, are part of those admirable events that have characterized us over time.
Some chroniclers emphasize that their practices began in Cuba in 1514, and for almost four centuries this pastime was part of the social life of the Cuban, it was not until October 10, 1899 that they were abolished by a military order of the US interventionist forces . It is still stated that the crew of the Maine attended one of the runs held in the last year that were allowed.
These bullfighting parties could be held in the main cities of the country, although they had special emphasis on Havana, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Pinar del Río and Puerto Principe, today Camagüey.
On April 11, 1569, the first one was organized and developed in Havana, in honor of San Cristóbal, which is said to have welcomed the accession to the throne of the Spanish King Carlos III, but this had to be done in an improvised plaza, because As such, there was not one until September 1791, when the one on Monte corner to Arsenal was installed, very close to the current Central Railway Station.
The second one was built in 1796, in the place where Monte and Egido streets cross at the moment.
Twenty-five years later the construction of these facilities continued in Havana, and in 1818 another was located on Aguila Street. This is followed by the inauguration, in 1825, in the current Parque de la Fraternidad, in front of the frequented and famous Café de Marte y Belona.
The ultramarine village of Regla hosted two more. One built by Manuel Azpeitía, where corridas and novilladas were combined, and the other, built in 1866, very frequented by the Iberian community settled in Havana. In these squares reglanas alternated its functions, with the rest of the city, a Cuban bullfighter, Betancourt, known as “El Habanero”, whose “feats” did not go beyond the ring of Havana and Regla.
As of 1853, another square was located in Belascoaín Street, in front of the building that occupied the Casa de Beneficencia, very close to the current Maceo Park, right on the site that today occupies the Hermanos Ameijeiras Hospital, which was made of masonry with a capacity for just over 6,000 spectators. Despite its solid construction, in 1897, a great fire destroyed it.
The last installation of this type was concluded, in 1886, at the corner of Carlos III and Infanta, which, with one of those of Regla, were the only ones that remained active until 1898.
Virtually newly opened this square, the performance of Mazzantini the bullfighter crowded its stands, whose stage also counted among its viewers of that famous day, with the very famous French actress Sarah Bernhardt, visiting Havana. As it was commented, at that time the Frenchwoman lived an ardent romance with the famous matador, who, as we know, by his courage and courage, gave rise to the phrase that has lasted to our days: “That does not Mazzantini or the bullfighter ”
After the prohibition of bullfighting, carried out at the end of the 19th century, there were several attempts to revitalize them. Already in the Republic it was intended to recover them as entertainment, with the justification of foreign tourism that could attract, and even came to found a Pro Art Bullfighting Committee.
On April 30, 1923, actions promoted in Havana by a strong feminist movement that opposed a possible re-establishment of bullfighting and threatened to provoke strong disturbances to prevent its approval, made this hobby remain in the past forever. Among the women who supported this group stood out our illustrious poet Dulce María Loynaz, who wrote an article entitled “Las corridas de toros en Cuba”, in which she expressed herself totally against the installation of this type of show in the country .
Although this prohibition was maintained with all governments, it was not possible to prevent sporadic occasions from taking place, such as the celebrations celebrated in 1941.
The last bullfight that has news in Cuba, was the Sunday of August 31, 1947, held at the newly opened Gran Stadium del Cerro, with more than 30 thousand spectators who could witness demonstrations of two famous Mexican bullfighters.
Agencies/ Radio Ciudad Habana/ Reynaldo M.Garcia/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.