EL GRAN NEGOCIO DE LOS ENVÍOS DE CARGA DE ESTADOS UNIDOS A CUBA.
Leonel tiene un negocio de venta de motos eléctricas en Cuba. En la sala de su casa los clientes pueden escoger entre varios modelos, incluso encargar aquel que no encuentran, en una gestión de entrega a domicilio que apenas tarda unos veinte días en concretarse, un detalle que pudiera llevar a pensar que Leonel es un revendedor de los productos que acarrean las llamadas “mulas” (contrabandistas) desde Panamá o Cancún, lo cual es una sospecha que estaría algo lejos de la verdad.
Leonel es solo el empleado de un negocio mayor cuyo verdadero dueño es otro cubano con residencia en los Estados Unidos.
Las motos que vende, más allá del embargo económico, las recibe directamente desde Port Everglades, Florida, en un barco autorizado por el gobierno estadounidense donde además llegan a La Habana otras mercancías destinadas tanto a personas naturales como a empresas, organismos e instituciones estatales que tienen como intermediaria a cualquiera de las empresas reconocidas en la dispensa que Barack Obama estableciera durante su gestión como presidente.
Muchos ignoran la existencia de ese canal de envíos a Cuba que ha propiciado el crecimiento de una veintena de pequeñas empresas de paquetería hacia la isla en territorio estadounidense, así como el sostenimiento de miles de negocios particulares dentro y fuera de Cuba, al mismo tiempo que decenas de organismos estatales relacionados con la salud, el turismo y hasta con el oscuro e insondable sistema económico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, como sería el caso de Aerogaviota y Aerovaradero, encargadas del trasiego de buena parte de la carga dentro del territorio nacional, o de Palco, una agencia multiservicios perteneciente a la estructura económica del Consejo de Estado, aunque aparece registrada públicamente como un grupo empresarial autónomo.
Autos completos y partes de estos, neveras, lavadoras, equipos de música, esculturas monumentales para ser emplazadas en la Habana Vieja y hasta equipamiento médico de alta tecnología destinado a hospitales de Cuba han sido transportados en los últimos años hacia puertos de la isla sin que tal movimiento de mercancías llame la atención de quienes culpan de modo absoluto al “bloqueo” de todas las penurias económicas que sufren los cubanos.
A los medios de prensa oficialistas no les está permitido tratar el asunto desde ninguna perspectiva. Tampoco se hace referencia en las estadísticas oficiales y públicas al aumento progresivo de los envíos desde Miami y a las ganancias que estos generan. Ni siquiera se escucha sobre un “bloqueo” que, a la luz de las ventajas que supone para unos pocos, pareciera más bien un velo de seda.
…“El flujo de cargas ha alcanzado niveles (en los) que ya no es posible manipular los paquetes en los almacenes del Puerto de La Habana (…), son miles de contenedores los que arriban en la semana desde La Florida y Panamá (…), la tecnología es obsoleta, la inspección, la clasificación, el reembalaje se realizan de manera manual (…), hay que comprar nueva tecnología y ya se está viendo el traslado de todas estas operaciones hacia el Mariel (ZED) con financiamiento de las propias empresas establecidas en los Estados Unidos y también de la parte cubana (…), porque esta actividad ingresa cientos de millones de dólares al año”, afirma un funcionario de la Aduana General de la República.
Lo que para finales de la década de los 90 y ya entrado el nuevo milenio eran apenas unos cientos de contenedores al mes enviados por un par de empresas que usaban fundamentalmente las cargas por avión o el envío marítimo a través de Panamá, ya en el presente amenaza con hacer colapsar los sistema de recepción en Cuba, inconvenientes que muchas de las compañías de envíos en los Estados Unidos detallan en sus promociones para evitar la inconformidad de los clientes a quienes no pueden garantizar la llegada en tiempo de los paquetes, y también porque esa puntualidad parece ser privilegio de unos pocos empresarios cubano-americanos que presuntamente mantienen acuerdos de carácter “personal” con la parte cubana.
THE GREAT BUSINESS OF THE UNITED STATES SHIPMENTS TO CUBA.
Leonel has a business selling electric motorcycles in Cuba. In the living room of their house, customers can choose between several models, even ordering the one they can not find, in a home delivery management that only takes about twenty days to materialize, a detail that could lead to think that Leonel is a reseller of the products that carry the so-called “mules” (smugglers) from Panama or Cancun, which is a suspicion that it would be somewhat far from the truth.
Leonel is just the employee of a larger business whose real owner is another Cuban residing in the United States.
The motorcycles that it sells, beyond the economic embargo, receive them directly from Port Everglades, Florida, on a ship authorized by the US government where other goods destined to natural persons as well as to companies, organisms and state institutions arrive in Havana. they have as intermediary any of the companies recognized in the dispensation that Barack Obama established during his tenure as president.
Many ignore the existence of this channel of shipments to Cuba that has led to the growth of a score of small parcel companies to the island in US territory, as well as the support of thousands of private businesses inside and outside Cuba, at the same time dozens of state agencies related to health, tourism and even the dark and unfathomable economic system of the Revolutionary Armed Forces, such as Aerogaviota and Aerovaradero, responsible for the transfer of a large part of the cargo within the national territory, or de Palco, a multi-service agency belonging to the economic structure of the State Council, although it is publicly registered as an autonomous business group.
Complete cars and parts of these, refrigerators, washing machines, music equipment, monumental sculptures to be located in Old Havana and even high-tech medical equipment for hospitals in Cuba have been transported in recent years to ports on the island without Such movement of merchandise calls the attention of those who blame the “blockade” of all the economic hardships suffered by Cubans.
The official media are not allowed to deal with the matter from any perspective. Nor is there any reference in official and public statistics to the progressive increase in shipments from Miami and the profits they generate. You do not even hear about a “blockade” that, in light of the advantages it implies for a few, seems more like a silk veil.
… “The flow of cargo has reached levels (in the) that it is no longer possible to handle the packages in the warehouses of the Port of Havana (…), are thousands of containers that arrive in the week from Florida and Panama (…), the technology is obsolete, inspection, classification, repacking are done manually (…), you have to buy new technology and you are already seeing the transfer of all these operations to the Mariel (ZED) with financing of the own companies established in the United States and also of the Cuban part (…), because this activity enters hundreds of millions of dollars a year, “affirms an official of the General Customs Office of the Republic.
What by the end of the 90s and well into the new millennium were just a few hundred containers a month sent by a couple of companies that used mainly cargo by plane or shipping through Panama, already in the present threatens to collapse the reception system in Cuba, inconveniences that many of the shipping companies in the United States detail in their promotions to avoid the dissatisfaction of customers who can not guarantee the arrival of packages in time, and also because That punctuality seems to be the privilege of a few Cuban-American businessmen who allegedly maintain “personal” agreements with the Cuban side.
Agencies/ CubaNet/ Internet Photos/ Extractos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.