Entertainers and ArtistsDAMASO PEREZ PRADO, Pianist, Composer, Orchestra Director. VIDEOS.

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Dámaso Pérez Prado nació un 11 de diciembre de 1916 en Matanzas, Cuba y fue un destacado pianista y director musical. Uno de los más exigentes e innovadores músicos que ha dado la Isla y es considerado por muchos historiadores como el creador del mambo.

Desde muy niño inició sus estudios en el Conservatorio Provincial de Matanzas con la orientación del competente maestro Rafael Somavilla Pedroso. Posteriormente pasó a la acreditada academia de la pedagoga María Angulo, plantel donde adquirió elementos de armonía y composición.

En 1932 dirigió una agrupación musical de formato charanga (piano, violín, flauta de cinco llaves y güiro, a los que luego se sumaron la tumbadora y el violonchelo); y alternaba como pianista en una jazzband de planta, en una emisora de radio matancera.

A su formación musical académica se añadió una acentuada preferencia e interés por la música de antecedente africano creada en Cuba, en especial por las complicadas células rítmicas evidenciadas en las marchas de los cultos Iyessá y Arará, que emplearía más tarde como elemento fundamental en la rítmica del mambo.

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Desempeñó una intensa labor como arreglista y orquestador, especialidad que lo llevó en principio a formar parte del staff de la editora musical norteamericana Peer. En esos arreglos de marcados acentos sincopados inició lo que algunos años más tarde se conoció con el nombre de mambo. Efectos muy sugestivos del jazz ejercían influencia, al dejar entrever frases musicales de gran innovación para las trompetas, los saxos, y en especial para el piano. Sin embargo, aunque inmerso en el ya señalado contexto, Pérez Prado mostró en su música una originalidad portentosa marcada por amplias diferencias creativas que, por incomprensibles en su época, sufrieron acentuadas críticas. Estos elementos en su creación musical contribuyeron a la cristalización de un conjunto de ideas que por años se agitaron en su cabeza, y llevaron a algunos a confundir conceptos como “género mambo” y “ritmo mambo”.

Al respecto Pérez Prado admitía en público su deuda con la obra de Igor Stravinsky (preferencia en la que coincidió el compositor cubano Alejandro García Caturla), en especial por las polémicas partituras de su Ragtime para 11 instrumentos y Rag Music. Por tanto, no resulta extraño que la partitura total de su primer mambo, ‘Trompetiana’, lamentablemente jamás saliera en disco fonográfico de las matrices de la disquera RCA Víctor, que le recomendó trabajar sobre una línea musical más comercial.

https://youtu.be/HJlAb4VLs4k

PEREZ PRADO SE VA A MEXICO.

Estas y otras incomprensiones, salvo el apoyo de un selecto grupo de músicos cubanos, incentivaron en Prado, a mediados de 1948, la búsqueda de otros ambientes para la creación de su música. Todo parece indicar que fue en México donde su peculiar estilo de conducir la orquesta desde el piano, apoyado por restallantes gritos y frases ininteligibles, estratosféricos registros escritos para las trompetas, siempre al unísono; cámaras de eco empleadas en sus grabaciones discográficas, un raro encanto tímbrico en función de la voz armónica de los saxos, y el trombón en función de palanca alejada del resto de la metalería, resultaron atractivos para el recurso discográfico, el mundo del espectáculo y los realizadores cinematográficos. Muy pronto su exitosa orquesta contó con una verdadera constelación de estrellas. Sus discos difundían de manera impactante los breves textos y estribillos en las voces de Humberto Cané, Aurelio Yeyo Estrada, Orlando Cascarita Guerra, Kiko Mendive, y Benny Moré (que solo se incorporó a la orquesta para grabar).

Muy pronto inundaron los mercados con un extraordinario éxito sus primeros discos con registros de mambo: “José”, “Macamé”, “¡Qué rico el mambo!”, “Mambo no. 5”, “El ruletero”, “Mambo en sax”, “Pianolo”, “La chula linda”, “Silbando Mambo”, y “Mambo no.8”.

El éxito de las ventas millonarias de sus discos de inmediato lo incluyeron en la industria del entretenimiento. Baste decir que de ¡Qué rico el mambo! se llegaron a vender, en todo el mundo, más de cinco millones de copias, cuatro millones de Patricia, dos millones de la canción con arreglo en tiempo de mambo “Cerezo Rosa”, y otros muchos discos con temas suyos. Estos indudables éxitos lo atraparon en el agobiante contexto del comercialismo musical, sobre todo después de la creación de los ritmos Suby, Culeta y Dengue.

Por aquellos años, una de cada siete películas mexicanas contó con su música e imagen, y los contratos para Estados Unidos, Europa, Asia y América Latina transformaron su vida artística en un hervidero de compromisos.

Hubiera podido dedicarse a trabajar una línea musical menos comercial y más profunda, pues le sobraba talento creador; téngase en cuenta que en 1954 compuso “Suite en Voodo”, obra de indudable carácter sinfónico, estructurada en cuatro movimientos. En 1955 asombró al mundo con su “Concierto para bongó”; y en el entrecruce de 1960-1962 concibió la sorprendente partitura de Suite de las Américas, obra estructurada en siete movimientos donde cobra una alta connotación una hermosa melodía, “Dos Américas”, que funciona como enlace musical entre cada una de sus partes.

El 6 de octubre de 1953 fue expulsado de México, víctima de oscuras maquinaciones. Tras una breve estancia en Cuba decidió establecerse temporalmente en Estados Unidos, donde vivió por espacio de diez años y cosechó una carrera musical envidiable.

https://youtu.be/OxAbwr9x-Jw

No sería hasta el 31 de agosto de 1964 que las autoridades mexicanas autorizaran su regreso al país azteca. Con el retorno comprobó que el mambo ya había pasado de moda, aunque México lo acogió para darle un lugar cimero en el amplio espectro de su nostalgia musical. Para entonces, el genuino “Rey del mambo”, uno de los más grandes músicos de Cuba, había alcanzado la inmortalidad en la vida musical del continente y plazas importantes de otras latitudes.

Damaso Perez Prado falleció el 14 de septiembre de 1989, en Ciudad Mexico.

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damaso-perez-prado-300x199DAMASO PEREZ PRADO, PIANIST, COMPOSER, ORCHESTRA DIRECTOR. VIDEOS.

Dámaso Pérez Prado was born on December 11, 1916 in Matanzas, Cuba and was an outstanding pianist and musical director. One of the most demanding and innovative musicians that the island has given and is considered by many historians as the creator of the mambo.

From very young he began his studies at the Provincial Conservatory of Matanzas with the guidance of the competent teacher Rafael Somavilla Pedroso. Later he went on to the accredited academy of the pedagogue María Angulo, where he acquired elements of harmony and composition.

In 1932 he directed a musical group of charanga format (piano, violin, flute of five keys and güiro, to which later the tumbadora and the cello were added); and alternated as a pianist in a jazzband plant, in a Matanzas radio station.

To his academic musical training was added an accentuated preference and interest for the music of African antecedents created in Cuba, especially for the complicated rhythmic cells evidenced in the marches of the Iyessá and Arará cults, which he would later use as a fundamental element in the rhythm of the mambo.

He worked intensely as an arranger and orchestrator, a specialty that led him to be part of the staff of the American music publisher Peer. In those arrangements marked syncopated accents began what some years later became known as the mambo. Very suggestive effects of jazz exerted influence, by letting glimpse musical phrases of great innovation for trumpets, saxophones, and especially for the piano. However, although immersed in the aforementioned context, Pérez Prado showed in his music a portentous originality marked by wide creative differences that, for incomprehensible in his time, suffered sharp criticism. These elements in his musical creation contributed to the crystallization of a set of ideas that for years were shaken in his head, and led some to confuse concepts such as “mambo genre” and “mambo rhythm”.

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In this regard Pérez Prado publicly admitted his debt to the work of Igor Stravinsky (preference in which the Cuban composer Alejandro García Caturla coincided), especially for the controversial scores of his Ragtime for 11 instruments and Rag Music. Therefore, it is not strange that the total score of his first mambo, ‘Trompetiana’, unfortunately never came out on a phonograph record from the labels of the RCA Víctor label, which recommended him to work on a more commercial musical line.

PEREZ PRADO GOES TO MEXICO.

These and other misunderstandings, except for the support of a select group of Cuban musicians, encouraged Prado, in mid-1948, to search for other environments for the creation of their music. Everything seems to indicate that it was in Mexico where his peculiar style of conducting the orchestra from the piano, supported by shrieking cries and unintelligible phrases, stratospheric records written for the trumpets, always in unison; echo cameras used in their recordings, a rare tonal charm based on the harmonic voice of the saxophones, and the trombone as a lever away from the rest of the metalwork, were attractive for the record resource, the world of entertainment and filmmakers. Very soon his successful orchestra had a true constellation of stars. Their discs spread of shocking way the brief texts and refrains in the voices of Humberto Cané, Aurelio Yeyo Estrada, Orlando Cascarita War, Kiko Mendive, and Benny Moré (that only was gotten up to the orchestra to record).

https://youtu.be/T-Qnsk56_g4

Very soon the markets flooded with extraordinary success their first records with records of mambo: “José”, “Macamé”, “¡Que rico el mambo!”, “Mambo no. 5 “,” El ruletero “,” Mambo en sax “,” Pianolo “,” La chula linda “,” Silbando Mambo “, and” Mambo no.8 “.

The success of the million-dollar sales of his albums immediately included him in the entertainment industry. Suffice it to say that of ¡Que rico el mambo! they came to sell, worldwide, more than five million copies, four million of Patricia, two million of the song with arrangement in time of mambo “Cerezo Rosa”, and many other albums with his subjects. These undoubted successes caught him in the overwhelming context of musical commercialism, especially after the creation of the rhythms Suby, Culeta and Dengue.

In those years, one of every seven Mexican films had its music and image, and contracts for the United States, Europe, Asia and Latin America transformed their artistic life into a hotbed of commitments.

He could have devoted himself to working on a less commercial and deeper musical line, because he had plenty of creative talent; keep in mind that in 1954 he composed “Suite en Voodo”, a work of undoubted symphonic character, structured in four movements. In 1955 he astonished the world with his “Concert for Bongo”; and in the 1960-1962 intercross he conceived the surprising score for Suite de las Américas, a work structured in seven movements where a beautiful melody, “Dos Américas”, which serves as a musical link between each of its parts, takes on a high connotation.

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On October 6, 1953, he was expelled from Mexico, victim of obscure machinations. After a brief stay in Cuba he decided to settle temporarily in the United States, where he lived for ten years and reaped an enviable musical career.

It would not be until August 31, 1964 that the Mexican authorities authorized his return to the Aztec country. With the return he found that the mambo had gone out of fashion, although Mexico welcomed him to give it a top place in the broad spectrum of his musical nostalgia. By then, the genuine “King of the Mambo”, one of the greatest musicians in Cuba, had achieved immortality in the musical life of the continent and important places in other latitudes.

Damaso Perez Prado died on September 14, 1989, in Mexico City.

Agencies/ D’Cubanos/ Internet Photos/ Extractos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
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