Inside Cuba< LA REPUBLICA DE CUBA y el Entierro Santiaguero de Marti.

mauseleo-santa-ifigeniaLA REPUBLICA DE CUBA Y EL ENTIERRO SANTIAGUERO DE MARTI.

Tiene Santiago de Cuba, en el cementerio, la tumba de ese cubano universal e inmenso que solo pidió un ramo de flores y una bandera para su lugar de descanso. No obstante, largo y complicado fue el camino para lograr que los restos de José Martí tuvieran un sepulcro a la altura de su grandeza histórica.

Cincuenta y seis años después de su prematura caída en el combate, el sábado 30 de junio de 1951 recibió el Apóstol cubano su quinta y definitiva sepultura. Sin dudas, constituyó uno de los días más trascendentales de la era republicana, en el cual el pueblo rindió sinceros y sentidos honores al Héroe Nacional. Ese acontecimiento fue bautizado por la prensa de la época como el “entierro cubano de Martí”.

El sueño se concretaba luego de siete años de empeños y gestiones iniciados desde finales de 1943, cuando en una visita a la necrópolis de Santa Ifigenia, miembros del Club Rotario santiaguero advirtieron el deplorable estado de El Templete que guardaba los restos del prócer. La idea es acogida de inmediato por numerosas instituciones, personas y hasta el gobierno de la República.

Pero a pesar del empeño del Comité Por una Tumba Digna del Apóstol Martí —presidido por el Dr. Felipe Salcines— la recaudación de fondos resultó lenta e insuficiente. Ante esa situación el reconocido periodista Guido García Inclán dirigió una carta abierta al congreso, en la que apelaba a la conciencia de los cubanos patriotas y pedía mayor colaboración para saldar la vieja deuda con el líder de la gesta independentista del 95.

Entonces el sacudido senado visó un crédito de 100 000 pesos. Para erigir la obra se convocó un concurso interamericano, al que se presentaron 18 anteproyectos. El boceto del arquitecto habanero Jaime Benavent y el escultor holguinero Mario Santí se llevó los lauros. La propuesta de ese dúo impresionó al jurado, por ser una expresión fidedigna del apotegma martiano: En la cruz aprendió a morir el hombre un día, el hombre debe aprender a morir en la cruz todos los días.

El 19 de mayo de 1947 fue colocada la primera piedra. Cuatro años demoraría levantar el vistoso conjunto arquitectónico de 26 metros de altura y 86 de largo, que se ubicaba en un sitio privilegiado del camposanto.

MERECIDO HOMENAJE

En la tarde del 29 de junio de 1951 los restos de Martí fueron exhumados del Retablo de los Héroes, donde permanecieron transitoriamente en tanto se construía la nueva tumba. De ahí fueron trasladados al palacio del Gobierno Provincial, por donde desfiló el pueblo ante la caja de bronce colocada en capilla ardiente. También se sucedieron ininterrumpidas guardias de honor formadas por veteranos, políticos, estudiantes, maestros, miembros de instituciones civiles y militares, autoridades locales y nacionales.

Pocos minutos antes de las dos de la tarde de aquel 30 de junio llegó el presidente Carlos Prío Socarrás, acompañado por su gabinete de ministros y senadores. Montaron las últimas guardias de honor. Además, entre los asistentes al acto figuraron otras personalidades como Eduardo Chibás, Juan Marinello y Ramón Grau San Martín; así como el cuerpo diplomático acreditado en el país.

Bajo una lluvia de pétalos de flores y una solemnidad emocionante, el armón de artillería con los huesos sagrados rodó por las calles de Santiago. Todas las actividades comerciales y sociales de la ciudad fueron recesadas. Una multitud enlutada concurrió al homenaje.

Ya en el cementerio el coronel mambí Ramón Garriga y el poeta Rafael Argilagos —en representación de los Veteranos— extrajeron la urna del carromato y la entregaron al presidente de la República, quien la cargó en brazos, solo y en medio del silencio sepulcral, desde la entrada del mausoleo hasta la cripta. Luego sonaron 21 cañonazos y se pronunciaron emotivos discursos.

Agencies/ Wiki/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanhistory.com
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