“BEBO” DE CUBA,”EL CIGALA” DE ESPAÑA MEZCLAN BOLEROS Y FLAMENCO EN UN “AJIACO MUSICAL”.
Unos boleros conmovieron al mundo en 2003: un veterano cubano al piano y un gitano de voz borracha y arenosa grabaron un álbum de nostalgias acumuladas para que todos sacáramos los pañuelos y enjugáramos los lloros contenidos. Bebo Valdés y Diego El Cigala: ‘Lágrimas Negras’ que nos sorprendieron desnudos y hambrientos en las orillas. Después, ‘Dos lágrimas’ (2008) que nos despojaron de las máscaras y nos paramos en las ventanas para que el viento se tragara los desgarros y la tarde continuara con su brisa como si nada.
Flamenco, bolero, coplas y ritmos afrocubanos en cruces de misericordias y asombros desde hace 15 años: prodigio en el que músicos cubanos, argentinos y españoles realizan el milagro de tener entre nosotros un ajiaco acústico al servicio de la voz de Diego Ramón Jiménez Salazar, alias El Cigala.
Diego El Cigala: Romance de la Luna Tucumana
“El Cigala” comentaba: “Mi eterno agradecimiento a Bebo Valdés, que me hizo sentir la confianza necesaria para trascender el flamenco y llegar a otras músicas”, escribe El Cigala en el cuaderno de su más reciente álbum. ¿Cuánto le debe este cantaor madrileño, discípulo de Camarón de la Isla, al pianista habanero?: el lanzamiento de Lagrimas Negras con Bebo al piano, interpretando boleros, sones cubanos y tangos lo consagra definitivamente.
En este nuevo fonograma recurre a un piquete de músicos cubanos (Yelsy Heredia, contrabajo; José Luis Quintana, Changuito, percusiones; Antonio Machado, trompeta…), españoles (Diego García El Twanguero, guitarra; Antonio Rey, guitarra), argentinos (Mariano Otero, contrabajo) para edificar un groove de resonancia muy particular: percusiones afrocubanas escoltando a la guitarra eléctrica (El Twanguero).
Inicia el fandango con “La canción de las pequeñas cosas” (Tejada Gómez/Isella): protagonismo del Twanguero en el preludio con fraseo de Cigala en rondas flamencas que desemboca en un guaguancó encabezado por Changuito bajo riffs de la trompeta de Machado en guiños chappotinianos y sabrosas jaculatorias robadas a Arsenio Rodríguez.
El álbum alcanza momentos culminantes en “Romance de la luna tucumana” (Atahualpa Yupanqui): magistral introducción de la guitarra flamenca (Twanguero) que confluye en un son cubano: percusiones y contrabajo lo montunean con total desenfado de guaracha santiaguera.
“Niebla del riachuelo” (Cobián), tema interpretado con hondura de arropada congoja en Lagrimas negras, concurre ahora en un sugerente bolero son de referencias a Miguel Matamoros. Diego Ramón Jiménez Salazar, el hijo querido del Rastro de Madrid: El Cigala en un diálogo con el Rio de la Plata de conjunciones y atavíos afrocubanos (las aportaciones del percusionista fundador de Los Van Van —José Luis Quintana, Changuito— y los pulsos changüiseros del contrabajista guantanamero Yelsy Heredia: concluyentes en el diapasón provocativo y hermoso conseguido): el amor subraya este nuevo cortejo con América del cantaor madrileño.
Diego El Cigala, el ahijado de Camarón de la Isla, desnudó una noche del pasado octubre: las fragancias rítmicas del flamenco agrietaron los ecos en un concierto de dos horas y media en el que presentó su más reciente álbum Romance de la Luna Tucumana. Piano, percusiones, contrabajo, dos guitarras y la voz azorada y punzante del cantaor madrileño hicieron el milagro. Anochecida empalmada de tango, folklore rioplatense, ritmos afrocubanos y flamenco.
“Un aplauso para Bebo Valdés, que me hizo sentir la cordialidad necesaria para manifestar el flamenco y explorar otras músicas”, pide emocionado El Cigala. Los acordes de “Niebla de riachuelo” se tiñen de filin cubano: frases que se amplifican, se fragmentan, se extienden sobre el pañuelo armónico: sala en vilo. Aplausos delirantes. “Vete de mí” acompañado de piano en sueltos pespuntes jazzísticos (guiños cómplices a Ignacio Villa, Bola de Nieve), “Corazón loco”, un bolero de ardores profanos que convence al más introvertido de los mortales. “Bien pagá” en tenues costuras funk/flamenco que desemboca en un suculento son/guaguancó protagonizado por Heredia en tributo a Cachao. “Historia de un amor”, del panameño Carlos Eleta Almarán, o la nostalgia untada de embriagueces.
Y entran los clústeres del piano que anuncian “Lágrimas negras” y el Auditorio Nacional es una apoteosis. Cigala improvisa sobre el montuno con soltura guaguancosera. Heredia está a sus anchas con visos changüiseros que el percusionista reafirma con repiques de las congas. Las dos guitarras se lanzan tras los retumbos. Encore: “Dos gardenias” (Isolina Carrillo) en elegante arenga de sentimientos tempestuosos.
Diego Ramón Jiménez Salazar, es decir Diego El Cigala, repletó los estrépitos en la última noche de octubre. Todavía el lamento de su timbre arenoso retumba en la transitada Avenida Reforma de la capital mexicana: alguien canta “Lagrimas Negras” para que no termine el prodigio. “Tengo tres amores: el flamenco, la música cubana y estas incisiones flamencafrocubana que aprendí con Bebo Valdés”, me dijo en el camerino —copa de ron cubano en su mano enfundada de cinco anillos de oro—, minutos después del concierto, el intérprete de “Si te contara” (Félix Reina).
“BEBO” OF CUBA,”EL CIGALA” OF SPAIN MIX BOLEROS & FLAMENCO IN A “MUSICAL AJIACO”. VIDEOS.
Some boleros moved the world in 2003: a Cuban veteran at the piano and a drunken and sandy gypsy recorded an album of accumulated nostalgia for everyone to take out their handkerchiefs and wipe away the crying contained. Bebo Valdés and Diego El Cigala: Black Tears that surprised us naked and hungry on the banks. Then, Two Tears (2008) stripped us of the masks and we stopped in the windows so that the wind swallowed the tears and the afternoon continued with its breeze as if nothing.
Flamenco, bolero, couplets and Afro-Cuban rhythms in crosses of mercy and astonishment for 10 years: a prodigy in which Cuban, Argentine, and Spanish musicians perform the miracle of having an acoustic ajiaco among us at the service of Diego Ramón Jiménez Salazar’s voice, aka El Cigala.
Diego El Cigala: Romance of the Tucumana Moon
“El Cigala” referring to “Romance de la luna Tucumana”: “My eternal gratitude to Bebo Valdés, who made me feel the confidence necessary to transcend flamenco and reach other music,” writes El Cigala in the notebook of his most recent album. How much does this singer from Madrid, a disciple of Camarón de la Isla, owe to the Havana pianist ?: The launch of Lagrimas Negras with Bebo on piano, playing boleros, Cuban sounds and tangos definitely consecrate it.
In this new phonogram he resorts to a picket of Cuban musicians (Yelsy Heredia, double bass; José Luis Quintana, Changuito, percussions; Antonio Machado, trumpet …), Spaniards (Diego García El Twanguero, guitar; Antonio Rey, guitar), Argentines (Mariano Otero, double bass) to build a groove of very particular resonance: Afro-Cuban percussions escorting the electric guitar (The Twanguero).
The fandango begins with “The song of the little things” (Tejada Gómez / Isella): protagonism of Twanguero in the prelude with Cigala’s phrasing in flamenco rounds that flows into a guaguancó headed by Changuito under riffs of the trumpet of Machado in Chappotinian winks and tasty jaculatory stolen from Arsenio Rodríguez.
The album reaches culminating moments in “Romance de la luna tucumana” (Atahualpa Yupanqui): masterful introduction of the flamenco guitar (Twanguero) that converges in a Cuban son: percussions and double bass he is montunean with total carelessness of guaracha santiaguera.
“Niebla del riachuelo” (Cobián), a song interpreted with the depths of black tears in Lagrimas Negras, now attends a suggestive bolero with references to Miguel Matamoros. Diego Ramón Jiménez Salazar, the beloved son of the Madrid Trail: El Cigala in a dialogue with the Rio de la Plata of Afro-Cuban conjunctions and trappings (the contributions of the founding percussionist of Los Van Van —José Luis Quintana, Changuito— and the changüiseros pulses of the bassist from Guantanamo Yelsy Heredia: conclusive in the provocative and beautiful fingerboard achieved): love underlines this new courtship with America of the Madrid singer.
Diego El Cigala, the godson of Camarón de la Isla, undressed one night last October: the rhythmic fragrances of flamenco cracked the echoes in a concert of two and a half hours in which he presented his most recent album Romance de la Luna Tucumana. Piano, percussion, double bass, two guitars and the embarrassed and stabbing voice of the Madrid singer made the miracle. Anochecida spliced tango, Rioplatense folklore, Afro-Cuban rhythms and flamenco.
“An applause for Bebo Valdés, who made me feel the cordiality necessary to manifest flamenco and explore other music,” El Cigala asks excitedly. The “Fog of stream” chords are dyed Cuban filin: phrases that are amplified, fragmented, spread over the harmonic handkerchief: living room. Delusional applause. “Go away from me” accompanied by piano in loose jazz stitching (complicit winks to Ignacio Villa, Snowball), “Crazy Heart”, a bolero of profane ardor that convinces the most introverted mortals. “Bien pagá” in faint funk / flamenco seams that ends in a succulent son / guaguancó starring Heredia in tribute to Cachao. “Historia de un amor”, by the Panamanian Carlos Eleta Almarán, or the nostalgia smeared with drunkenness.
And they enter the piano clusters that announce “Black Tears” and the National Auditorium is an apotheosis. Cigala improvises on the montuno with guaguancosera fluency. Heredia is at ease with changüiseros visos that the percussionist reaffirms with peals of the congas. The two guitars are released after the rumbles. Encore: “Two gardenias” (Isolina Carrillo) in elegant harangue of stormy feelings.
Diego Ramón Jiménez Salazar, that is Diego El Cigala, filled the noise on the last night of October. Still, the lament of his sandy doorbell resonates in the busy Reforma Avenue of the Mexican capital: someone sings “Black Tears” so that the prodigy does not end. “I have three loves: flamenco, Cuban music and these flamencafrocubana incisions that I learned with Bebo Valdés,” he told me in the dressing room – Cuban rum cup in his hand wrapped in five gold rings -, minutes after the concert, the performer of “If I told you” (Felix Reina).
Agencies/ Cuba Encuentro / Carlos Olivares Baró, México / Excerpts/ Extractos, YouTube/ Arnoldo Varona/ Internet Photos/ www.TheCubanhistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.