HAVANA, CUBA – Se acabaron las divisiones. Los orientales dejaron de ser palestinos, los pinareños bobos y los habaneros unos odiosos creídos. Las diferencias no nos dividen. Conviven en paz el ateo, el agnóstico, el cristiano, el santero, el blanco, el mulato, el negro, el de izquierda o el de derecha. Al fin somos cubanos.
La juventud sueña con un futuro dentro del país. Muchas jóvenes dejaron de prostituirse y nadie pugna por emigrar. Los muertos en el estrecho de la Florida o en las selvas de Centroamérica han pasado a ser un triste recuerdo. Al fin se unen las familias.
La gente va al trabajo con el deseo de producir, porque el salario cubre las necesidades básicas y hasta algún que otro pequeño lujo como vacacionar en Varadero. A nadie le dicen que tiene que pertenecer a un sindicato, pero tampoco le impiden integrarse o crear alguno.
No hace falta concordar con la ideología de los gobernantes para avalar la confiabilidad en un puesto. El primero de mayo es un día diferente, los trabajadores que salen a la calle lo hacen con sus sindicatos, ningún partido los dirige. Todo es espontáneo. Protestan o reivindican derechos en medio de un Estado que los respeta. Y no tienen que adorar a ningún mesías ni guardarle gratitud por sus miserias.
Las fuerzas productivas se desataron, libres de todo dogma. Lo mismo invierte el extranjero que el nacional, y existen tanto empresas estatales como privadas, todas eficientes. El Estado dejó de tutelar la economía y no le preocupa la concentración de la riqueza, su prioridad es la recaudación de los impuestos para invertir en el gasto social. La moneda se unificó.
El país se ha situado a la cabeza de América Latina. Somos líderes en la producción de alimentos, las Ciencias, el Turismo, Educación, Salud, Comunicaciones, Construcción, Energía…y más. Somos la joya del Caribe. Todos hablan del milagro cubano, hasta tenemos inmigrantes, y por si fuera poco también nos hemos convertido en un ejemplo de democracia, una nación soberana y una fuerza moral ante el mundo.
En las cárceles ya no hay presos de conciencia. Amnistía Internacional se reconcilió con la Mayor de las Antillas. A nadie se le reprime ni descalifica por pensar distinto o expresar sus ideas. La prensa es libre, dejó de ser manipuladora, panfletaria y ahora se ocupa de informar al pueblo.
La gente puede organizarse, inscriben sus organizaciones, sindicatos, partidos, etc., y luchan por sus proyectos. Todo legal, ya no son mercenarios.
Los políticos llegan al poder mediante elecciones periódicas, directas y transparentes. Tienen que rendir cuentas de su mandato. Es fuerte el Estado de Derecho, por eso hay cero tolerancia con la corrupción.
El cubano vuelve a ser orgulloso de su Patria, su historia y su bandera.
Imagino a algunos de nuestros próceres: Maceo, tan adusto, a quien nunca se le vio llorar, ahora lo hace de felicidad; Máximo Gómez exclama que al fin legamos, y El Apóstol muestra su sonrisa, tanto tiempo oculta, al ver su sueño cumplido.
Hasta que la realidad me golpea con el sonido de la alarma. Son las 6:00 am, debo levantarme para comenzar otro día vulgar y escribir este post con miedo.
HAVANA, CUBA – No more divisions. People from Oriente are no longer palestinos (Palestinians), people from Pinar del Rio are no longer dumb and people from Havana are no longer stuck up and obnoxious. Our differences no longer divide us. The atheist, agnostic, Christian, santero, white, mixed-race, black, left-wing or right-wing person lives in peace with his neighbor. We are all Cuban at the end of the day.
Young people dream about having a future on the island. Many young people have stopped prostituting themselves and nobody is obsessed with emigrating. Dead bodies in the Florida Strait or the Central American jungle are nothing more but a sad memory. Families are finally reunited.
People go to work wanting to get things done because their wages cover their basic needs and one or two small luxuries such as a vacation in Varadero. Nobody is told they have to belong to a union, but they aren’t banned from joining or creating one if they want to.
You don’t have to agree with the ruling party’s ideology to be able to inspire trust in a position. May 1st is a different day, workers take to the streets with their unions, no political party is telling them what to do. Everything is spontaneous. They protect or reclaim rights from a State that respects them. And they don’t have to worship any Messiah or give gratitude for their misery.
Forces of production become free of the State’s shackles, free of any dogma. Foreigners and nationals can invest, and there are both state-led and private companies, all of them efficient. The State no longer patronizes the economy and isn’t concerned about wealth accumulation; its priority is now to collect taxes so they can be invested in the social programs and services. The national currency is unified.
The country is at the head of Latin America. We are leaders in food production, science, tourism, education, health, communications, building, energy… and much more. We are the diamond of the Caribbean. Everybody talks about the Cuban miracle; we even have immigrants. And if that wasn’t enough, we have even become an example of democracy, a sovereign country with a moral strength that doesn’t sway before the world.
There are no longer any political prisoners in our jails. Amnesty International has made up its differences with the island’s government. Nobody is repressed or a victim of slander just because they think differently or speak their minds. The press is free, it is no longer manipulative, political propaganda, and now informs the people.
People can mobilize, they create their own organizations, unions, parties, etc., and they fight for their projects. Everything is legal, they are no longer mercenaries.
Politicians come to power via periodic, direct and transparent elections. They have to render account for their actions when in office. Rule of Law is strong, that’s why there is a zero-tolerance policy against corruption.
Cubans are once again proud of their homeland, their history, and flag.
I imagine some of our forefathers. Maceo, so dour, who was never been seen to cry, now cries with happiness. Maximo Gomez exclaims that we have finally done it, and Jose Marti shows his smile, which had been hidden for so long when seeing his dream come to life.
That is until reality smacks me in the face with the sound of my alarm clock. It’s 6 AM, I need to wake up and start another vulgar day and write this article with fear.
Agencies/ HavanaTimes/ Pedro P Morejón/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
