– LA VERDADERA Historia del Dr. Cham Bom-Biá, recordado en el Folklore Cubano.. “A Ese no lo Salva ni el Médico Chino”. FOTOS.

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HOY VAMOS a referirnos a un destacado medico chino que fue uno de los mas conocidos galenos que sin duda alguna fueron a formar parte para siempre del imaginario popular cubano al brindar sus servicios en Cuba, personaje recordado en nuestro Folklore al mencionar la lapidaria frase popular.. “A ese No lo Salva ni el medico chino”.

Su especialidad era el uso de plantas curativas y la acupuntura.

La historia lo situan cuando Cham Bom-biá, llega a la Habana en 1858, con un contrato para realizar trabajos agrícolas en la localidad de Coliseo, en la provincia de Matanzas. No obstante, se las ingenio para continuar sus estudios hasta graduarse de Doctor en Medicina y de inmediato comenzó a ejercer como médico rural en el mismo lugar donde antes hacía sus labores en el campo.

Fué el más conocido de los médicos botánicos chinos en Cuba. Su verdadero nombre era Chang Pon Piang, pero según los historiadores Roig de Leuchsenring y Portell Vilá, el habla popular cubano lo transformó en Cham Bom-biá que se traduce en su significado en castellano como “Sol Amarillo”.

Archivos del Folklore cubano, abril-junio 1930-15

Se le describe como “hombre de elevada estatura, de ojillos vivos y penetrantes algo oblicuos; con luengos bigotes a la usanza tártara, larga perilla rala pendiente del mentón y solemnes y amplios ademanes subrayando su lenguaje figurado y ampuloso” Vestía como los occidentales con una holgada levita de dril, pues en aquella época no se concebía en Cuba al médico sin chistera y chaqué.

Cham Bom-biá, perteneciente a la etnia Jaca, del sur de China, como tantos de sus compatriotas, agregó a su nombre el patronímico cristiano de Juan. Por el expediente promovido para adquirir la ciudadanía hispana en 1860 sabemos que tuvo residencia constante en la Isla desde que en 1854 se le concedió carta de domicilio en La Habana.

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Acosado por denuncias de ejercicio ilegal de la medicina se traslada a Matanzas, con consultorio en la calle de Mercaderes esquina a San Diego en cuya ciudad ejerció con no menos popularidad que en La Habana. Una nueva acusación hace que en 1872 se traslade a Cárdenas, por ser esta ciudad en aquella época asiento de un gran número de chinos, lo que le garantizaba una mayor aceptación.

En Cárdenas, Perla del Norte, estableció su hogar donde tenía su propio dispensario para elaborar los medicamentos, aunque también se los confeccionaban en una farmacia china que existía en la Tercera Avenida número 211, en dicha ciudad.

Su domicilio era muy cercano al antiguo cuartel de Bomberos, en las calles Coronel Verdugo equina a la Avenida de Vives. En Cárdenas realizó curas maravillosas de enfermos desahuciados por médicos de fama de aquella ciudad y de La Habana, devolviéndoles a muchos de sus clientes la salud, la vista, el uso de sus miembros. Falleció solitario en su propio domicilio, por lo que se hicieron conjeturas de que había sido envenenado por los familiares de un enfermo desafortunado, mientras otros alegaron el suicidio.

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El Dr. Cham-Bom-Biá puede ser considerado no como un vulgar curandero, como algunos lo consideraron en su tiempo, sino como un notable hombre de ciencias de amplia cultura oriental, que mezclaba sus profundos conocimientos en la flora cubana y china, como sabio herbolario que era, con los adelantos médicos occidentales. No obstante, en Cuba se conformó una tradición propia en el uso de las plantas medicinales, que alcanzó su máxima expresión en la persona del sabio Juan Tomás Roig Mesa.

En el ejercicio de su carrera actuaba con absoluto desprendimiento, cobrando honorarios a los ricos, y conformándose con decirles a los pobres: “Si tiene linelo paga pa mí. Si no tiene, no paga”; la historia del medico Chino ha pasado a formar ya parte de nuestro historico y numeroso repertorio de personajes de nuestra isla.

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download (11)THE TRUE STORY OF DR.CHAM BOM-BIÁ, REMEMBERED IN THE CUBAN FOLKLORE … “THAT ONE, NOT EVEN SAVED BY THE CHINESE DOCTOR”.

Today we are going to refer to an outstanding Chinese doctor who was one of the best-known physicians who undoubtedly went to be part of the Cuban popular imagination forever by offering his services in Cuba, a character remembered in our Folklore when mentioning the lapidary popular phrase… “That does not save nor the Chinese doctor.”

His specialty was the use of healing plants and acupuncture.

History places him when Cham Bom-biá arrives in Havana in 1858, with a contract to carry out agricultural work in the town of Coliseo, in the province of Matanzas. However, he managed to continue his studies until graduating a Doctor of Medicine and immediately began to practice as a rural doctor in the same place where he previously did his work in the field.

He was the best known of the Chinese botanical doctors in Cuba. His real name was Chang Pon Piang, but according to the historians Roig de Leuchsenring and Portell Vilá, Cuban popular speech transformed him into Cham Bom-biá, which translates into its Spanish meaning as “Yellow Sun”.

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He is described as “a man of high stature, with slightly oblique and sharp little eyes; with long tartar-style mustaches, a long, thin goatee hanging from the chin, and solemn and broad gestures underlining his figurative and bombastic language. and I rushed.

Cham Bom-biá, belonging to the Jaca ethnic group, of southern China, like so many of his compatriots, added to his name the Christian patronymic of Juan. From the file promoted to acquire Hispanic citizenship in 1860, we know that he had a constant residence on the Island since he was granted a letter of residence in Havana in 1854.

Harassed by allegations of illegal medical practice, he moved to Matanzas, with an office on Mercaderes street, corner to San Diego, in whose city he practiced with no less popular than in Havana. A new accusation causes him to move to Cárdenas in 1872, as this city at that time was the seat of a large number of Chinese, which guaranteed him greater acceptance.

In Cárdenas, Perla del Norte, he established his home where he had his own dispensary to make the medicines, although they were also made at a Chinese pharmacy that existed on Third Avenue number 211, in that city.

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His home was very close to the old fire station, on Coronel Verdugo streets corner to Avenida de Vives. In Cárdenas, he performed wonderful cures for sick people evicted by famous doctors from that city and Havana, restoring the health, sight, and use of their members to many of his clients. He died solitary in his own home, so conjectures were made that he had been poisoned by the relatives of an unfortunate patient, while others alleged suicide.

Dr. Cham-Bom-Biá can be considered not as a vulgar healer, as some considered him in his time, but as a notable man of science from a broad oriental culture, who mixed his deep knowledge of Cuban and Chinese flora, as herbalist wise he was, with western medical advancements. However, in Cuba, a tradition of its own in the use of medicinal plants was formed, which reached its maximum expression in the person of the wise Juan Tomás Roig Mesa.

In the exercise of his career, he acted with complete detachment, charging fees to the wealthy, and settling for saying to the poor: “If you have money, pay for me. If you don’t have, you don’t pay ”; The history of the Chinese doctor has already become part of our historical and numerous repertoire of characters from our island.

Agencies/ Memorias Cubanas/ Derubín Jácome/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
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