MUERTE Y ENTIERRO DE ALBERTO YARINI, EL MAS FAMOSO CHULO CUBANO DE TODOS LOS TIEMPOS.
Alberto Yarini y Ponce de León fue un famoso proxeneta cubano bien conocido en su tiempo, era el Chulo más famoso de Cuba, y llegó a simbolizar el concepto de cubanidad, la identidad nacional cubana, para muchos cubanos, mucho después de su muerte.
Yarini nació en una familia de élite. Fue educado en los Estados Unidos, hablaba inglés y español con fluidez, y estaba políticamente bien conectado. Se hizo conocido por importar prostitutas de Francia, y trabajó en San Isidro, barrio rojo en la Habana Vieja.
Fue asesinado el 21 de noviembre de 1910 por los disparos del proxeneta francés rival Louis Lotot y sus confederados, que lo habían estado esperando. Lotot fue asesinado en respuesta a los disparos del guardaespaldas de Yarini.
El francés, que vestía un traje carmelita, con bombín, murió en el acto, víctima de un certero balazo en la frente. El cubano, todavía vivo, fue transportado, primero a la Estación de Policía de la calle Paula, en un coche, y luego, en ambulancia, al hospital de Emergencias, situado entonces en la esquina de Salud y Cerrada del Paseo. Un chorro de sangre, incontenible, manaba de su vientre.
Llegaba así a su clímax la disputa entre chulos cubanos y franceses por el control del barrio de San Isidro. Los extranjeros se sentían molestos por las humillaciones que les inferían los cubanos y la ventaja que les sacaban. La disputa entre Yarini y Lotot en torno a Berthe La Fontaine fue, en verdad, la gota que desbordó el vaso. Berthe, la mujer más bella que se vio jamás en San Isidro, no fue más que una carnada que Yarini, pese a ser el que era, mordió ingenuamente.
Yarini falleció a las 10:30 de la noche del 22 de noviembre de 1910. Desde el hospital, el cadáver fue trasladado, bajo protección policial, a la casa de la familia, en Galiano No. 22 (116, actual) entre Ánimas y Lagunas. En torno al féretro, en la capilla mortuoria, montada por la funeraria Caballero, las guardias de honor se relevaban cada cinco minutos. Se calcula que unas diez mil personas desfilaron ante el cadáver para despedirlo.
En una foto aparecida entonces en el diario La Caricatura de la Habana se ve en ella a la multitud compacta que acompaña al cementerio los restos de Alberto Yarini. La encabeza una carroza imperial tirada por cuatro parejas de caballos y dotada de cuatro palafreneros, el cochero y un postillón. Lo sigue el coche con las coronas y a continuación la banda de música de la Casa de Beneficencia. El ataúd era transportado en hombros de seis amigos, que se turnaban por tramos. Detrás, la gente cubría tres cuadras largas y eran muchas las personas que se agolpaban en las aceras, portales y balcones para verlo pasar. El general Armando de la Riva, jefe de la Policía, garantizaba el orden al frente de un grupo de agentes.
Fue lo nunca visto aquel entierro. El ilustre sociólogo y pensador Enrique José Varona, figura dirigente del Partido Conservador, encabezó con su firma la esquela mortuoria de Alberto Yarini. Y Miguel Coyula, nombre destacadísimo también en esa organización política, tuvo a su cargo la despedida de duelo.
El ñáñigo y el profesor universitario, el policía y el delincuente, el comerciante y el honrado artesano, el político y el proxeneta, el profesional y el operario, el negro y el blanco… se mezclaban entre la concurrencia.
EL SEPULCRO DE ALBERTO YARINI.
No es fácil, a menos que se cuente con un guía, encontrar hoy la tumba de Yarini en el cementerio de Colón. Este cronista la ha visitado en dos ocasiones, y está convencido de que no podría volver a ella por sí mismo. Recuerda vagamente que se impone salir de la calle principal, poco antes de llegar a la capilla central, y tomar rumbo a la derecha. Con orientación semejante no se llega, por supuesto, a ninguna parte.
El tiempo melló ese panteón. El sol y el sereno, el polvo y la lluvia han dañado su piedra durante más de cien años. Y no hay ya lápida alguna que lo identifique, si acaso la hubo, ni se conoce, quienes son los que reposan en el lugar. Allí se encuentran, presumiblemente, los restos de una buena parte de la familia Yarini. Se trata de una familia trunca porque el célebre proxeneta murió sin hijos y lo mismo sucedió, hasta dónde sé, con sus dos hermanos. Entonces no existe descendiente alguno que, guiado por el recuerdo y el cariño, acuda al lugar con una flor.
Hace ya algunos años, en ocasión del estreno de la cinta cubana Los dioses rotos, una joven desconocida se dio a la tarea de localizar la tumba de Alberto Yarini. La encontró y se horrorizó ante lo desolado del lugar.
Halló por pura casualidad un pequeño pedazo de madera. Extrajo entonces de su bolso un frasquito de pintura de uñas y con el diminuto pincel escribió sobre la tabla, con letras rojas irregulares, una sola palabra: Yarini. Acomodó sobre la losa lo que pretendió ser una tarja y puso una flor a su lado.
La flor, por supuesto, hace rato que desapareció para siempre, pero apareció otra. Bastó la intención para salvar otra vez a Yarini del olvido. A partir de ahí la tumba fue restaurada, por idea y esfuerzo de algunos, y decenas de personas la visitan a diario para dar muestra de su devoción por un ser que empieza a verse como milagroso y recabar su ayuda.
MURDER AND BURIAL OF ALBERTO YARINI, THE MOST FAMOUS CUBAN PIMP OF ALL TIME.
Alberto Yarini y Ponce de León was a famous Cuban pimp, he was well known in his time, he was the most famous Pimp in Cuba, and came to symbolize the concept of Cubanity, the Cuban national identity, for many Cubans, long after his death.
Yarini was born into an elite family. He was educated in the United States, spoke English and Spanish fluently, and was politically well connected. He became known for importing prostitutes from France and worked in San Isidro, a red light district in Old Havana.
He was assassinated on November 21, 1910, by shots fired by rival French pimp Louis Lotot and his confederates, who had been waiting for him. Lotot was killed in response to shots fired by Yarini’s bodyguard.
The Frenchman, who was wearing a Carmelite suit, with a bowler hat, died instantly, the victim of an accurate shot to the forehead. The Cuban, still alive, was transported, first to the Paula Street Police Station, in a car, and then, by ambulance, to the Emergency hospital, then located on the corner of Salud and Cerrada del Paseo. An irrepressible stream of blood flowed from her belly.
Thus came to a climax the dispute between Cuban and French pimps for control of the San Isidro neighborhood. Foreigners were annoyed by the humiliations that Cubans inferred from them and the advantage they got. The dispute between Yarini and Lotot over Berthe La Fontaine was, in truth, the drop that overflowed the glass. Berthe, the most beautiful woman ever seen in San Isidro, was nothing more than a bait that Yarini, despite being what she was, naively bit.
Yarini died at 10:30 at night on November 22, 1910. From the hospital, the body was transferred, under police protection, to the family’s home, in Galiano No. 22 (116, current) between Ánimas and Gaps. Around the coffin, in the mortuary chapel, set up by the Caballero funeral home, the honor guards were relieved every five minutes. An estimated 10,000 people paraded before the body to dismiss it.
In a photo that appeared in the newspaper La Caricatura de la Habana, the compact crowd that accompanied the remains of Alberto Yarini is seen in it. It is headed by an imperial chariot drawn by four pairs of horses and endowed with four grooms, the coachman, and a postillon. He is followed by the car with the crowns and then the music band from the Casa de Beneficencia. The coffin was carried on the shoulders of six friends, who took turns in sections. Behind, people covered three long blocks and many people crowded on the sidewalks, portals, and balconies to see him go by. General Armando de la Riva, Chief of Police, guaranteed order in front of a group of agents.
It was never seen at that funeral. The illustrious sociologist and thinker Enrique José Varona, leading figure of the Conservative Party, headed with his signature the death notice of Alberto Yarini. And Miguel Coyula, a very prominent name also in that political organization, was in charge of the mourning farewell.
The ñáñigo and the university professor, the police and the delinquent, the merchant and the honest craftsman, the politician and the pimp, the professional and the operator, the black and the white… were mixed among the crowd.
It is not easy, unless you have a guide, to find Yarini’s tomb in the Columbus cemetery today. This chronicler has visited her twice and is convinced that he could not return to it on his own. Vaguely remember that it is necessary to leave the main street, shortly before reaching the central chapel, and turn to the right. With such an orientation, of course, one gets nowhere.
Time marred that pantheon. Sun and serene, dust and rain have damaged your stone for over a hundred years. And there is no longer any tombstone that identifies it if there was one, nor is it known, who are those who rest in the place. There are, presumably, the remains of a good part of the Yarini family. It is a truncated family because the famous pimp died childlessly and the same happened, as far as I know, with his two brothers. So there is no descendant who, guided by memory and affection, comes to the place with a flower.
A few years ago, on the occasion of the premiere of the Cuban film The Broken Gods, a young unknown woman set out to locate Alberto Yarini’s grave. He found it and was horrified by the desolation of the place.
He found by chance a small piece of wood. Then she took a bottle of nail paint from her bag and with the tiny brush wrote on the table, in irregular red letters, a single word: Yarini. He arranged what he claimed to be a tarja on the slab and placed a flower next to it.
The flower, of course, has long disappeared forever, but another appeared. The intention was enough to save Yarini from oblivion again. From there the tomb was restored, by the idea and effort of some, and dozens of people visit it daily to show their devotion to a being who begins to see themselves as miraculous and seek their help.
Agencies/ Wiki/ Rhc/Ciro Bianchi/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
