UNO DE LOS PERSONAJES más populares y conocidos de la vieja Habana “Olga La Tamalera” en realidad se llamaba Olga Moré Jiménez y fue protagonista y personaje central de una popular canción que tocaran la orquesta Aragón y el inolvidable José Antonio Fajardo.
Olga “La Tamalera” nació en Cruces, en la antigua provincia de las Villas, el 23 de mayo de 1922 y siendo una mujer adulta vino a vivir al barrio habanero de Los Sitios donde logra echar raíces con su familia hasta que en 1949 la vida le jugó una mala pasada, perdió a su esposo y se quedó como la única responsable de tres hijos y una madre anciana.
Olga, sola, debía pagar un alquiler alto por el cuarto donde vivían y además darles de comer. Por esta razón decidió ser una de las primeras mujeres, negra por demás, en vender tamales en hojas en La Habana.
No pregonaba ni tocaba de puerta en puerta como la mayoría de los vendedores callejeros de Cuba, al principio, se sienta en la bullanguera esquina de Prado y Neptuno, con un multicolor pañuelo en la cabeza, así mismo logra muy buenas ventas en las matinés de las sociedades de baile y recreo próximas al lugar como la Rosalía de Castro y el Centro Gallego.
Más tarde, por su exquisita calidad, Olga More adquirió su popularidad en La Habana, se dedica a trabajar por encargo desde su casa sin que disminuya su clientela. Por su puerta desfilaban en busca de sus ricos tamales caseros, toda clase de personas, hasta le encargaban con anticipación para celebrar bodas, cumpleaños y todo tipo de festejos.
Los tamales de Olga estaban elaborados de modo muy peculiar, ella nunca develó el secreto de su preparación. Siempre los confeccionaba a partir del mismo ritual: luego de rayar el maíz se ponía a cocinar en la gran cazuela que utilizaba para preparar la harina y era entonces cuando prefería estar a solas con los ingredientes y sus mañas, actitud que le dio cierto misticismo a sus tamales. Al final Olga lograba unos tamales en hojas exquisitos, muy diferentes de los que expendían en las fondas y cantinas a domicilio.
Su fama se extendió por toda la isla y por el mundo cuando la orquesta Aragón en la década de los 50, incorporó a su repertorio una canción del destacado director, flautista y compositor José Antonio Fajardo, dedicada a Olga Moré, que en su parte melódica decía: Olga la tamalera/ cocina que se pasó/ se los vende con pimienta/ y el que los prueba se come dos./ Me gustan los tamalitos / los tamalitos que vende Olga / Pican, no pican / los tamalitos que vende Olga, Olga.
CUBAN POPULAR CHARACTERS: OLGA LA TAMALERA.
One of the most popular and well-known characters of old Havana “Olga La Tamalera” was actually called Olga Moré Jiménez and was the protagonist of a popular song that the unforgettable Jose Antonio Fajardo played among many.
She was born in Cruces, in the old province of Las Villas, on May 23, 1922, and as an adult woman she came to live in the Havana neighborhood of Los Sitios where she managed to take root with her family until in 1949 life played a trick on her, she lost her husband and remained the sole responsible for three children and an elderly mother.
Olga, alone, had to pay high rent for the room where they lived and also feed them. For this reason, she decided to be one of the first women, black by all accounts, to sell tamales in sheets in Havana.
He did not preach or knock door to door like most of the Cuban street vendors, at first, he sits in the bustling corner of Prado and Neptuno, with a multi-colored headscarf, and also achieves very good sales in the matinees of dance and recreation societies close to the place such as Rosalía de Castro and Centro Gallego.
Later, due to her exquisite quality, Olga More acquired her popularity in Havana, she dedicates herself to working on a commission from her home without diminishing her clientele. All kinds of people paraded through his door in search of his rich homemade tamales, they even commissioned him in advance to celebrate weddings, birthdays and all kinds of celebrations.
Olga’s tamales were made in a very peculiar way, she never revealed the secret of their preparation. He always made them from the same ritual: after scratching the corn, he began to cook in the large casserole he used to prepare the flour and it was then when he preferred to be alone with the ingredients and his tricks, an attitude that gave a certain mysticism to their tamales. In the end, Olga obtained exquisite tamales in sheets, very different from those that were sold in the inns and canteens at home.
His fame spread throughout the island and throughout the world when the Aragón orchestra in the 1950s incorporated a song by the outstanding conductor, flute player and composer José Antonio Fajardo, dedicated to Olga Moré, which in its melodic part It said: Olga the tamalera / kitchen that passed / sells them with pepper / and whoever tastes them eats two./ I like the tamales / the tamales that Olga / Pican sells, they don’t bite / the tamalitos that Olga sells, Olga .
Agencies/ RHC/ Maria Calvo/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
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