LA “TUMBA FRANCESA”, UNA HERENCIA AFRO-CUBANA DESCONOCIDA EN NUESTRA ISLA.
La Tumba francesa es un género secular afrocubano de danza, canción y batería que surgió en Oriente, Cuba. Fue introducido por esclavos de Haití, entonces una colonia francesa conocida como Saint-Domingue, cuyos dueños se reasentaron en las regiones orientales de Cuba después de la rebelión de esclavos durante la década de 1790.
El género floreció a fines del siglo XIX con el establecimiento de sociedades de tumba francesa, de las cuales solo tres sobreviven.
Tumba francesa combina tradiciones musicales de origen africano occidental, bantú, francés y español. Los etnomusicólogos cubanos están de acuerdo en que la palabra “tumba” deriva de las palabras bantú y mandinka para tambor. En Cuba, la palabra tumba se usa para denotar los tambores, los conjuntos y la interpretación misma en tumba francesa.
HISTORIA DE LA TUMBA FRANCESA.
Imposible hablar de los orígenes de Santiago de Cuba, de su cultura y de su gente sin mencionar la importancia que tuvo para el oriente cubano la inmigración francesa que recibió a finales del siglo XVIII y principios del XIX como resultado de la Revolución en Haití.
Muchos de los hacendados que arribaron a esa zona de la Isla en aquella oleada se hicieron acompañar por sus esclavos, fundamentalmente domésticos, los que ya conocían los hábitos de la alta sociedad francesa radicada en Haití. Inevitablemente, al instalar sus mansiones y cafetales en las inmediaciones de Santiago, se vieron necesitados de nueva mano de obra que trabajara las plantaciones. Estos esclavos también fueron influenciados por las costumbres de sus amos, quienes impusieron en sus dominios la ética de la sociedad francesa.
Según algunos historiadores, los esclavos que llegaron de Haití venían ya con sus ritmos y bailes. Otros sostienen que en los cafetales franceses, durante los primeros años de su estancia en Cuba, los esclavos practicaron un tipo de baile denominado Tumba, que lo hacían el día del santo del dueño del cafetal y los de San Juan y San Pedro.
El paso del tiempo, las guerras de independencia, la abolición de la esclavitud y la fuerza de las costumbres que logró mantener entre sus descendientes la población negra del oriente cubano, hizo que la Tumba Francesa saliera de los cafetales y se organizara en cabildos y sociedades que trascendieron el siglo XIX y el XX.
Explica algunos porque sus miembros aún hoy día se llaman a sí mismo franceses y fue su medio de comunicación el francés, porque los esclavos, independientemente de su procedencia, se comunicaban a través de lo que el historiador Emilio Bacardí llamó francés criollo, mezcla de la lengua francesa con los distintos dialectos de tribus africanas”.
LOS TAMBORES, DANZA Y CANCION, SUS ELEMENTOS ESENCIALES.
El sonido fuerte de los tambores retumba en las paredes del añejo recinto. Lo puedo sentir en el pecho. Explica nuestro entrevistado y miembro de la Tumba. A mi lado, un amigo me mira asustado: “Parece que las paredes se van a caer”, me dice. No lo dudo. “En la medida en que aumenta el ritmo, comienzan a escucharse las voces de las cantadoras. No entiendo la letra. Es patuá, me explican luego”.
Inmediatamente salen las parejas de baile. No existe nada semejante. Porque mientras la música te obliga a mover los pies, el cuerpo todo, ellos se despliegan por el salón realizando los más tradicionales pasillos de una danza centenaria. “No sé cómo pueden controlarse”, me comenta el vecino.
Claro que en las cinturas y los movimientos de los pies se mantiene el ritmo impuesto por la mezcla del catá, el premier, el bulá y el tambuché, los tambores que dan vida a la música desde hace un siglo, porque los “huecos son los mismos, son pedazos de tronco de árboles ahuecados a golpe de machetines y candela. No están armados por piezas de madera, ni usan llaves, como las tumbadoras de hoy día”, aclara Flavio.
Y sigue: “Esos tambores, los antecesores de los que están tocando los recibieron así. Aunque se le ha cambiado el cuero (de chivo u oveja) por el desgaste; las sogas, las estacas, los aros, mantienen los mismos huecos, tallados a la manera de aquella gente.
“Es cierto que con esa música no se puede estar tranquilo en el asiento -comenta-, el sonido te inspira a bailar. Sin embargo, los bailes franceses son muy suaves. Pero los bailarines se mueven al ritmo picante de los tambores. Copiaron los pasos, los bailes, pero la música era la suya, la de sus ancestros africanos. El hecho de que la música esté buena no autoriza al bailador a romper las reglas del baile; como se dice, a soltarse. Y lo hacen como lo tienen que hacer. “Esto es un legado que recibimos de nuestros antecesores. Siempre hemos cuidado mucho de que no haya cambios, de que marche según ellos nos inculcaron a nosotros. Porque ya cuando haya variación y tengamos que incorporar baile de casino, todas esas cosas de hoy, ya estaríamos falseando la tradición.”
La Tumba Francesa es la recreación de los bailes de salón franceses -minué, rigodón, carabiné, lancero, yubá-, el estilo de las antiguas danzas europeas que hasta América trasladaron sus amos bajo el sonido de instrumentos de viento y cuerda, y que los esclavos bailaban al ritmo de los tambores después de las duras jornadas de trabajo o en festividades.
Para no pocos especialistas, esa era una manera de los esclavos de poder burlarse de sus amos. “Se ponían a mirar a sus amos. Y les demostraron que podían bailar con el mismo donaire, con el mismo garbo que los patrones blancos”, indica con orgullo.. Entonces, para los bailes “los esclavos utilizaban la ropa que los amos iban echando a un lado por su uso y por las nuevas modas. Mire las fotos, eran batas lindas, de colores tiernos, con muchos encajes, muy finas, de mucha elegancia, al estilo de la época.
No ha sido facil mantener la agrupación durante todos estos años. Sus 29 integrantes tienen puestos de trabajo en los más disímiles oficios, nos dice uno de sus integrantes, “No pueden dedicarse a la Tumba a tiempo completo porque nos consideran un grupo aficionado…”Cuando vamos a hacer una actividad tenemos que tener tiempo para que les den autorización en sus centros de trabajo, tenemos que hacer cartas para que los liberen y no les afecten el salario…Hemos mantenido la agrupación comiendo candela y con mucha inteligencia. No es una manifestación para la que se puedan encontrar bailadores al doblar de la esquina. Esto hay que sentirlo.”
-¿No corren el peligro de que desaparezca? … Creo que no, “Es muy importante también que hemos logrado mantener a muchos miembros de nuestras familias. Ellos no la dejaran morir. Porque al dejarnos este legado eso fue lo primero que nos pidieron, en lo más profundo, esos viejos que están ahí (señala para las viejas fotos que adornan el local): que no dejáramos morir la Tumba Francesa, que en el lugar donde ellos se encuentren no querían ver que la hayamos dejado caer. Y nosotros, cuando vayamos a cerrar los ojos, les pediremos lo mismo a los que queden cuidando nuestra tradición.”
THE “TUMBA FRANCESA”, AN UNKNOWN AFRO-CUBAN HERITAGE ON OUR ISLAND.
The “Tumba Francesa” (The French Tumba) is a secular Afro-Cuban genre of dance, song, and drums that emerged in Oriente, Cuba. It was introduced by slaves from Haiti, then a French colony known as Saint-Domingue, whose owners were resettled in the eastern regions of Cuba after the slave rebellion during the 1790s.
The genre flourished in the late 19th century with the establishment of French grave societies, of which only three survive.
La Tumba Francesa combines musical traditions of West African, Bantu, French and Spanish origin. Cuban ethnomusicologists agree that the word “tomb” derives from the words Bantu and Mandinka for drum. In Cuba, the word Tumba is used to denote the drums, ensembles, and the French tomb itself.
HISTORY OF THE “TUMBA FRANCESA”.
Impossible to talk about the origins of Santiago de Cuba, its culture and its people without mentioning the importance that French immigration had in the Cuban East that it received in the late eighteenth and early nineteenth centuries as a result of the Revolution in Haiti.
Many of the landowners who arrived in that area of the Island in that wave were accompanied by their slaves, mainly domestic, those who already knew the habits of French high society based in Haiti. Inevitably, when installing their mansions and coffee plantations in the vicinity of Santiago, they were in need of new labor to work the plantations. These slaves were also influenced by the customs of their masters, who imposed on their domains the ethics of French society.
According to some historians, the slaves who arrived from Haiti already came with their rhythms and dances. Others maintain that in French coffee plantations, during the first years of their stay in Cuba, slaves practiced a type of dance called Tumba, which they did on the day of the saint of the coffee plantation owner and those of San Juan and San Pedro.
The passage of time, the wars of independence, the abolition of slavery and the force of customs that the black population of eastern Cuba managed to maintain among its descendants, made the French Tomb come out of the coffee plantations and organize itself in councils and societies. that transcended the 19th and 20th centuries.
Some explain why its members still call themselves French today and French was their means of communication, because slaves, regardless of their origin, communicated through what the historian Emilio Bacardi called Creole French, a mixture of the French language with the different dialects of African tribes “.
THE DRUMS, DANCE AND SONG, ESSENTIAL ELEMENTS.
The loud sound of the drums echoes off the walls of the old compound. I can feel it in my chest. Explains our interviewee and member of the Tomb. Beside me, a friend looks at me scared: “It seems that the walls are going to fall down,” he says. I do not doubt it. “As the rhythm increases, the voices of the singers begin to be heard. I don’t understand the lyrics. It’s patuá, they explain to me later.”
Dancing couples immediately leave. There is no such thing. Because while the music forces you to move your feet, the whole body, they unfold around the room performing the most traditional corridors of a centuries-old dance. “I don’t know how they can be controlled,” says the neighbor.
Of course, in the waists and movements of the feet the rhythm imposed by the mixture of the catá, the premier, the bulá and the tambuché, the drums that give life to music for a century, is maintained because the “holes are the They are pieces of tree trunks hollowed out with machetines and candles. They are not armed with pieces of wood, nor do they use keys, like today’s tumbadoras “, explains Flavio.
And it continues: “Those drums, the ancestors of those who are playing received them like this. Although the leather (of goat or sheep) has been exchanged for wear; the ropes, the stakes, the hoops, keep the same holes, carved in the manner of those people.
“It is true that with that music you cannot be calm in the seat,” he says, “the sound inspires you to dance. However, the French dances are very soft. But the dancers move to the spicy rhythm of the drums. They copied the steps, the dances, but the music was his, that of his African ancestors. The fact that the music is good does not authorize the dancer to break the rules of the dance, as they say, to let go. And they do it as they have what to do. “This is a legacy we receive from our predecessors. We have always taken great care that there are no changes, that it goes according to what they instilled in us. Because already when there is variation and we have to incorporate casino dance, all those things of today, we would already be falsifying the tradition. ”
The French Tumba is the recreation of the French ballroom dances -minué, rigodon, carbine, lancer, yubá-, the style of the old European dances that even America moved their masters under the sound of wind and string instruments, and that the Slaves danced to the rhythm of the drums after hard-working hours or on holidays.
For not a few specialists, that was a way for slaves to mock their masters. “They began to look at their masters. And they showed them that they could dance with the same grace, with the same grace as the white bosses,” he says with pride. So, for the dances, “the slaves used the clothes that the masters wore. throwing aside for their use and for the new fashions. Look at the photos, they were beautiful robes, tender colors, with many laces, very fine, very elegant, in the style of the time.
It has not been easy to maintain the group during all these years. Its 29 members have jobs in the most dissimilar trades, says one of its members, “They cannot dedicate themselves to the Tomb full time because they consider us an amateur group …” When we are going to do an activity we have to have time In order for them to be authorized in their workplaces, we have to make letters to release them and not affect their wages … We have kept the group eating candles and with great intelligence. It is not a demonstration for which dancers can be found around the corner. This has to be felt. ”
-Are you not in danger of disappearing? … I think not, “It is also very important that we have managed to support many members of our families. They will not let her die. Because leaving us this legacy, that was the first thing that those old They are there (he points out for the old photos that adorn the premises): that we did not let the French Tomb die, that in the place where they are they did not want to see that we had dropped it. And we, when we go to close our eyes, give them We will ask the same of those who are taking care of our tradition. ”
Agencies/ Wiki/ Bohemia/ Internet Photos/ YouTube/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.