“EL BARBARO DEL RITMO” BENNY MORÉ EN MÉXICO. SUS TRIUNFOS. VIDEOS.
FUE PRECISAMENTE EN MÉXICO donde el cantante más popular que ha tenido Cuba Benny Moré inicio su carrera discografica como solista. Más conocido como el “Barbaro del Ritmo” se presentó alli con el respaldo de importantes orquestas, que cimentaron su fama, y tambien apareció en por lo menos siete filmes de la llamada época de oro del cine mexicano.
Allí nacería su hija Virginia, fruto de su matrimonio con la mexicana Margarita Juana Bocanegra, una enfermera que se desempeñaba como secretaria del médico cantante Alfonso Ortiz Tirado.
Más importante resulta decir que es en México donde Moré incorpora gestos y estereotipos propios del personaje del Pachuco chicano, utilizados por notables actores como Resorte y Tin Tan, y a los que el cubano, una vez en la Isla, agrega el bastón y el sombrero que lo caracterizara. Algo más. Es en México donde Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez adopta el nombre artístico con que se haría famoso: Benny. Benny Moré.
Vestía casi siempre con unas chaquetas que se alargaban hasta más abajo de la mitad del muslo y unos pantalones de los conocidos como bataholas, sujetos por tirantes, que comenzaban algo más arriba de la cintura. Un hombre penetrado por el ritmo melódico que interpretaba su orquesta, a la que dirigía con una serie de movimientos únicos que iban desde la suave contracción del brazo hasta una violenta patada contra el piso.
https://youtu.be/eCEeR7SfLlw
COMIENZA ALLÍ SU CARRERA ARTISTICA.
El 21 de junio de 1945 hace, como parte del Conjunto que acompañaban los Matamoros, su primer viaje a México. No demora Bartolo (Benny) en ganarse al público. Los admiradores lo asedian y lo siguen por salones de baile y cabarés. En algún momento de este periplo Bartolomé Maximiliano, conocido por Bartolo, adopta el nombre más llevadero de Benny, porque el suyo es imposible y Bartolo no funciona. Así se les llama a los burros en México.
https://youtu.be/rg2fLxRZeaM
Matamoros regresa a Cuba, pero Benny se queda. Canta con el respaldo de la orquesta de Arturo Núñez. También con la del mexicano Ángel Flores —«El chino Flores»—. Los clubes Anáhuac, Fénix e Ixtacalco son los escenarios de sus éxitos. En 1947 lo ficha la RCA-Víctor de México y ahí comienza su carrera discográfica como solista.
Con el conjunto del tresero y contrabajista cubano Humberto Cané, hijo del fundador de la Sonora Matancera, populariza números como ‘Yiriyiribón’ y ‘Mambeando’. De ese año son también sus grabaciones de Puntillita, Hasta cuándo y ¡Cómo gozo!, entre otras. En estas Benny muestra ya, dice el musicógrafo Raúl Martínez, «su estilo único de sonear, improvisando y montándose casi encima del coro, como solo él sabía hacerlo».
Integra el dúo ‘Fantasma’ con el mexicano Lalo Montané y el acompañamiento del saxofonista cubano Mariano Mercerón, y graba para la Víctor las guarachas ‘Parece que va a llover’ y ‘Me voy pal’ pueblo’. Precisa Raúl Martínez: «Esto le sirvió para abrir brecha en el ambiente frívolo de los espectáculos musicales nocturnos, tan al gusto bohemio de nuestro Benny, y ser acompañado posteriormente por otras agrupaciones prestigiosas como las de los mexicanos Rafael de Paz y Chucho Rodríguez. Con esas daría a conocer sus primeras composiciones: ‘Desdichado’ (bolero), ‘Rumberos de ayer’ (guaguancó), ‘Bonito y sabroso’ (mambo) y ‘Dolor carabalí’ (afro)».
Tiene Benny Moré 25 años de edad y está en plena madurez artística. La crítica lo ubica al lado de Kike Mendive, Lalo Montané, Tony Camargo, Toño Jiménez y Bernardo Montesino. Entre ellos y Benny existieron algunas influencias recíprocas, y es cierto que el cubano adquirió elementos del canto y el baile de salón urbano del México de aquellos tiempos, escribe el ya mencionado Martínez.
https://youtu.be/fa5bfTStCQA
Su carrera se consolida en 1948, cuando Dámaso Pérez Prado lo invita a grabar con su orquesta. Hace unas 30 grabaciones. Lo convoca el cine. Con Ninón Sevilla, rumbera cubana avecindada en México, trabaja en ‘Carita de cielo’ (1946) y junto a Meche Barba aparece en ‘Fuego en la carne’ (1949). ‘Novia a la medida’ (1949) y ‘Quinto patio’ (1951) son otros de los filmes en los que participa.
Hombre abierto a la risa, ocurrente, con la mano extendida siempre hacia amigos y enemigos, frecuenta y goza del cariño de grandes figuras del país que lo acoge. Miguel Aceves Mejía, que fue testigo de su boda mexicana, Toña la Negra, Tongolele, Emilio Tuero, Pedro Vargas… son sus amigos. También María Antonieta Pons, Rosa Carmina, Amalia Aguiar, la ya mencionada Ninón Sevilla. A las Dolly Sisters, pareja de baile, dedica una de sus obras, Locas por el mambo, que llegaría a gozar de una popularidad enorme. Comparte escena con orquestas tan destacadas como las de los maestros Luis Arcaraz, Juan García Esquivel, Juan S. Garrido, Mario Ruiz Armengol y José Sabre Marroquín. De su quehacer fueron testigos los teatros Margo, Blanquita, Iris, Prado y Lírico y los más renombrados centros nocturnos. Su presencia era habitual en la programación de poderosas radioemisoras, y sus discos, con el sello de la Víctor, se vendían por montones no solo en México, sino además en Venezuela, Panamá, Colombia, Brasil, Puerto Rico y, desde luego, Cuba.
Escribe Raúl Martínez: «El ambiente cosmopolita de la vida nocturna mexicana y sus artistas y músicos influyó profundamente en la personalidad del Benny; su faena diaria con cantantes, bailarines, actores de variedades y de cabarés, de manera directa o indirecta, y, en especial, el contacto con los novedosos conceptos musicales de su paisano Dámaso Pérez Prado, habían tocado sensiblemente al sonero, quien, muy pronto, asimiló esos modernos criterios de la armonía y de la orquestación que procedían de las agrupaciones de tipo jazz band norteamericanas; aunque por supuesto todo ello filtrado y recreado con un lenguaje melódico y rítmico a lo cubano, respaldado por la brillante sonoridad de una verdadera banda en la que sobresalían los saxofones, las trompetas y una excelente batería de instrumentos de percusión cubana».
En 1950 regresa a Cuba Benny Moré. La nostalgia por familiares y amigos, el deseo de estar de nuevo en lo suyo y de trabajar para su pueblo, lo traen de vuelta. Firma contrato con la Cadena Oriental de Radio, y hace una gira artística por el este de la Isla y el público no quiere creer que aquel hombre flaco, desgarbado, sin dientes es Benny Moré. Y es que Pérez Prado ha recorrido los mismos escenarios con un cantante a quien hizo pasar por el Benny y ya el público no sabe quién es el verdadero.
Ya en La Habana, entra por la puerta ancha de las radioemisoras. En la RHC Cadena Azul consigue un éxito fenomenal y Radio Progreso lo contrata para que cubra la hora estelar en su programación diaria.
En 1953 —después de haber cantado con las mejores orquestas cubanas del momento— decide fundar la suya, la Banda Gigante, «La tribu», como él la llamaba, conformada por 21 músicos, que conjugó e instrumentó con paciencia y trabajo. Y con esta, en 1954, dio comienzo a una carrera vertiginosa que junto a las malas noches y el alcohol terminaron por pasarle la cuenta a los 44 años de edad.
“THE BARBARO OF RHYTHSM” BENNY MORÉ IN MEXICO. HIS TRIUMPHS. VIDEOS.
It was precisely in Mexico that the most popular singer that Cuba had had, Benny More, began his recording career as a soloist. Better known as the “Barbaro del Ritmo” he appeared there with the support of important orchestras, which cemented his fame, and also appeared in at least seven films from the so-called golden age of Mexican cinema.
There her daughter Virginia would be born, the result of her marriage to the Mexican Margarita Juana Bocanegra, a nurse who worked as secretary to the singing doctor Alfonso Ortiz Tirado.
It is more important to say that it is in Mexico where Moré incorporates gestures and stereotypes typical of the Chicano Pachuco character, used by notable actors such as Resorte and Tin Tan, and to which the Cuban, once on the Island, adds the cane and hat that will characterize it. Anything else. It is in Mexico where Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez adopts the stage name with which he would become famous: Benny. Benny Moré.
Most of the time, he wore jackets that stretched below mid-thigh and pants known as bataholas, held by straps, that started slightly above the waist. A man penetrated by the melodic rhythm played by his orchestra, which he conducted with a series of unique movements that ranged from the gentle contraction of the arm to a violent kick to the floor.
He integrates the duo ‘Fantasma’ with the Mexican Lalo Montané and the accompaniment of the Cuban saxophonist Mariano Mercerón, and records for the Victor the guarachas ‘It seems like it is going to rain’ and ‘I’m leaving for the people’. Raúl Martínez points out: «This served to open a gap in the frivolous atmosphere of nightly musical shows, as much as our Benny’s bohemian taste, and to be later accompanied by other prestigious groups such as those of the Mexican Rafael de Paz and Chucho Rodríguez. With these he would announce his first compositions: ‘Desdichado’ (bolero), ‘Rumberos de yesterday’ (guaguancó), ‘Bonito y tasty’ (mambo) and ‘Dolor carabalí’ (afro) ».
Benny Moré is 25 years old and in full artistic maturity. Critics place him next to Kike Mendive, Lalo Montané, Tony Camargo, Toño Jiménez, and Bernardo Montesino. Between them and Benny there were some reciprocal influences, and it is true that the Cuban acquired elements of urban singing and ballroom dancing from Mexico of those times, writes the aforementioned Martínez.
His career was consolidated in 1948 when Dámaso Pérez Prado invited him to record with his orchestra. Makes about 30 recordings. Cinema calls it. With Ninón Sevilla, a Cuban rumba girl living in Mexico, she works in ‘Carita de Cielo’ (1946) and together with Meche Barba, she appears in ‘Fuego en la Carne’ (1949). ‘Bride to Measure’ (1949) and ‘Fifth Courtyard’ (1951) are other films in which he participates.
A man open to laughter, witty, with his hand always extended to friends and enemies, he frequents and enjoys the affection of great figures of the country that welcomes him. Miguel Aceves Mejía, who witnessed his Mexican wedding, Toña la Negra, Tongolele, Emilio Tuero, Pedro Vargas … are his friends. Also María Antonieta Pons, Rosa Carmina, Amalia Aguiar, the aforementioned Ninón Sevilla. To the Dolly Sisters, a dance partner, he dedicates one of his works, Locas por el mambo, which would become enormously popular. It shares the scene with orchestras as outstanding as those of the masters Luis Alcaraz, Juan García Esquivel, Juan S. Garrido, Mario Ruiz Armengol, and José Saber Marroquín. Margo, Blanquita, Iris, Prado, and Lírico theaters and the most renowned nightclubs witnessed his work. His presence was habitual in the programming of powerful radio stations, and his records, with the Víctor label, were sold by the heaps not only in Mexico, but also in Venezuela, Panama, Colombia, Brazil, Puerto Rico and, of course, Cuba.
Raúl Martínez writes: «The cosmopolitan atmosphere of Mexican nightlife and its artists and musicians deeply influenced Benny’s personality; his daily work with singers, dancers, various actors, and cabarets, directly or indirectly, and, especially, contact with the novel musical concepts of his countryman Dámaso Pérez Prado, had touched the sonero, who, very soon, assimilated those modern criteria of harmony and orchestration that came from North American jazz band groups; although of course all this filtered and recreated with a Cuban melodic and rhythmic language, backed by the brilliant sound of a true band that featured saxophones, trumpets and an excellent battery of Cuban percussion instruments. ”
In 1950 Benny Moré returns to Cuba. Nostalgia for family and friends, the desire to be back on their own, and to work for their people, bring him back. He signs a contract with the Cadena Oriental de Radio and makes an artistic tour of the east of the Island and the public does not want to believe that the skinny, lanky, toothless man is Benny Moré. And it is that Pérez Prado has traveled the same stages with a singer who made him pass by Benny and the public no longer knows who the real one is.
Once in Havana, enter through the wide door of the radio stations. At RHC Cadena Azul, he achieved phenomenal success and Radio Progreso hired him to cover prime time in his daily programming.
In 1953 – after having sung with the best Cuban orchestras of the moment – he decided to found his own, the Giant Band, “The Tribe”, as he called it, made up of 21 musicians, who he conjugated and instrumented with patience and work. And with this, in 1954, he began a dizzying career that together with bad nights and alcohol ended up happening to him at 44 years old.
Agencies/ Ciro Bianchi/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ YouTube/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.