Corrian las primeras tres decadas del siglo pasado y La Habana en cuanto a la música, y en particular la ópera, era el espectáculo preferido. Nuestra capital igualaba y superaba a las más importantes urbes europeas y norteamericanas por la brillantez de los conjuntos operísticos que acogía. Afirmaba Alejo Carpentier que “la ópera italiana era un pretexto para toda una exhibición de vanidades, de modas, de cosas. Con un calor infernal y sin aire acondicionado la gente venía de frac y chistera y las mujeres traían pieles de cibelina y casi largaban el pellejo”.

Carpentier no dejaba de reconocer, sin embargo, que entre 1912 y 1921 se dieron en el Teatro Nacional “las temporadas de ópera más fabulosas que pudieran verse”. En 1920 estaba aquí Enrico Caruso para actuar junto a María Barrientos, Gabriela Bensanzoni, María Luisa Escobar, Flora Perini, Ricardo Stracciari y José Mardones.

VISITA ENRICO CARUSO A CUBA.

Uno de los más grandes y famosos intérpretes de la ópera romántica italiana y del repertorio verista de comienzos del siglo XX: Enrico Caruso, llega a La Habana, capital de Cuba, el 5 de mayo de 1920.

Caruso, que haría diez presentaciones, pidió 10 000 dólares por función. Fue el contrato mejor pagado de toda su carrera. Hoy la cifra podrá parecer ridícula para los “grandes tenores”, que cobran mucho más, pero hasta los años 70 al menos no había sido superada por cantante alguno. Para ver a Caruso, el teatro fijó el precio de 25 pesos la luneta, que, por fuera, se revendían en 60. Veinticinco pesos eran entonces el salario mensual de un obrero, y con ellos podían vivir cuatro personas.

Aquí actuó en el Teatro Nacional, de La Habana; La Caridad, de Santa Clara y el Tomás Terry, de Cienfuegos.

Durante una de sus actuaciones en Cuba estalló una bomba, dicen que tiraron la bomba en el foso de la orquesta accion hecha por anarquistas por reivindicaciones laborales. Todas las versiones coinciden en que no fue una bomba para hacer daño, sino un petardo para asustar. La explosion hizo salir corriendo a Caruso hacias las calles vecinas al Teatro Nacional donde fué detenido por la policia corriendo con el traje de actuación. El Embajador de Italia tuvo que sacarlo de la carcel.

En La Habana, se alojó en el hotel Inglaterra. El Hotel Inglaterra era ya entonces un hotel tradicional en La Habana, preferido por artistas y periodistas extranjeros. Allí vivieron un tórrido romance la célebre trágica Sara Bernhardt y Mazanttini, el torero. El otro, inaugurado en 1908, era lo nuevo, con sus cuatro plantas, 300 habitaciones y nueve apartamentos, todos con teléfono y baño privado. Su arquitectura, inspirada en las líneas moriscas del famoso Patio de los Leones del Alhambra de Granada, su decoración, el lujoso mobiliario y los servicios que ofrecía, hicieron que Sevilla fuera uno de los hoteles habaneros más frecuentados durante las décadas iniciales de la República y su fama trascendió los límites de la Isla.

Entre otros actos sociales, Caruso acudió en La Habana a la residencia de los esposos Pennino, el introductor del granito en las construcciones cubanas, e invitado por el presidente Mario García Menocal pasó un día de campo en su finca El Chico. Viajó a Cienfuegos y a Santa Clara y ofreció sendos conciertos en esas ciudades.

Esta es la historia de Enrico Caruso en La Habana. Imaginamos el susto terrible que debe haberle pegado al gran tenor, divo entre los divos, aquella máquina infernal que, a diferencia de las de ahora, era solo de humo y ruido.

Caricatura hecha por Caruso en Cuba.

Y como curiosidad a nuestros lectores, sabías que el célebre Enrico Caruso, el llamado “Rey de los tenores” —uno de los más grandes intérpretes de la ópera romántica italiana del siglo XX— rompía una copa cercana a su cara, con las vibraciones de su voz, pero Ud no se imagina que tambien fue un formidable caricaturista de la epoca y debido a su limpia pluma se encuentran todavia mas de 400 personajes históricos hechos por el». Fue en esa época. en aquellos dias en Cuba que dibujó al gran caricaturista cubano Conrado Massaguer.

Eran caricaturas de rostros y cuerpo entero, muy bien hechas, no de un improvisado en la materia, y cada una tiene debajo el nombre del caricaturizado y el año en que la hizo. Resultan sumamente interesantes la del Papa Pío X, el Zar Nicolás II, el presidente norteamericano Teodoro Roosevelt, el compositor Johann Strauss y la del Rey Víctor Manuel III, de Italia.

Enrico Caruso murió de una pleuritis purulenta en Nápoles, el 2 de agosto de 1921, un año después de su visita a Cuba.

ENRICO CARUSO IN CUBA: “THE KING OF THE TENORS” WAS ALSO A CARTOONIST.

The first three decades of the last century ran and Havana in terms of music and in particular opera was still the favorite show. Our capital equaled and surpassed the most important European and North American cities for the brilliance of the operatic ensembles it hosted. Alejo Carpentier affirmed that “Italian opera was a pretext for a whole exhibition of vanities, fashions, things. With hellish heat and without air conditioning, people came in tailcoats and top hats and the women brought sable skins and almost took off the skin”.

Carpentier did not stop recognizing, however, that between 1912 and 1921 there were “the most fabulous opera seasons that could be seen” at the National Theater. In 1920 Enrico Caruso was here to perform alongside María Barrientos, Gabriela Bensanzoni, María Luisa Escobar, Flora Perini, Ricardo Stracciari, and José Mardones.

VISIT ENRICO CARUSO TO CUBA.

One of the greatest and most famous interpreters of Italian romantic opera and the verista repertoire of the early 20th century: Enrico Caruso, arrived in Havana, the capital of Cuba, on May 5, 1920.

Caruso, who will be giving ten presentations, asked for $ 10,000 per show. It was the highest-paid contract of his entire career. Today the figure may seem ridiculous for the “great tenors”, who charge much more, but until the 70s at least it had not been surpassed by any singer. To see Caruso, the theater set the price of 25 pesos a lunette, which, on the outside, were resold at 60. Twenty-five pesos were then the monthly salary of a worker, and four people could live with them.

Here he performed at the National Theater in Havana; La Caridad, from Santa Clara and Tomás Terry, from Cienfuegos.

During one of their performances in Cuba a bomb exploded, they say they threw the bomb into the pit of the action orchestra made by anarchists for labor demands. All versions agree that it was not a bomb to do damage, but a firecracker to scare. The explosion sent Caruso running towards the streets near the National Theater, where he was stopped by the police running in a performance suit. The Italian Ambassador had to get him out of jail.

In Havana, he stayed at the Hotel Inglaterra. The Hotel Inglaterra was already a traditional hotel in Havana, preferred by foreign artists and journalists. There the famous tragic Sara Bernhardt and Mazanttini, the bullfighter, lived a torrid romance. The other, inaugurated in 1908, was new, with its four floors, 300 rooms, and nine apartments, all with telephone and private bathroom. Its architecture, inspired by the Moorish lines of the famous Patio de Los Leones del Alhambra de Granada, its decoration, the luxurious furniture and the services it offered, made Seville one of the most frequented Havana hotels during the initial decades of the Republic and his fame transcended the limits of the Island.

Among other social events, Caruso went to the residence of the Pennino spouses in Havana, the introducer of granite in Cuban constructions, and invited by President Mario García Menocal spent a day in the field at his El Chico farm. He traveled to Cienfuegos and Santa Clara and gave two concerts in those cities.

This is the story of Enrico Caruso in Havana. We imagine the terrible fright that must have hit the great tenor, divo among divos, that infernal machine that, unlike those of now, was only smoke and noise.

And as a curiosity to our readers, did you know that the famous Enrico Caruso, the so-called“ King of the tenors ”—one of the greatest interpreters of 20th-century Italian romantic opera— would break a glass close to his face, with the vibrations of his voice, but you cannot imagine that he was also a formidable cartoonist of the time and due to his clean pen there are still more than 400 historical figures made by him ». It was at that time. in those days in Cuba that he drew the great Cuban cartoonist Conrado Massaguer.

They were caricatures of faces and whole body, very well done, not an improvised one in the matter, and each one has underneath the name of the caricatured and the year in which it was made. Most interesting are that of Pope Pius X, Tsar Nicholas II, the American President Theodore Roosevelt, the composer Johann Strauss and that of King Victor Emmanuel III of Italy.

Enrico Caruso died of purulent pleurisy in Naples, on August 2, 1921, a year after his visit to Cuba.

Agencies/ Wiki/ Ciro Bianchi / Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.