(OPINIÓN) UNA HUELGA DE HAMBRE EN CUBA REVELA UNA PROFUNDA CRISIS
El año de la PANDEMIA ha sido especialmente duro para Cuba. La isla dependiente de las importaciones ya fue golpeada por las sanciones de la administración Trump y una pérdida de petróleo de Venezuela cuando el coronavirus diezmó el turismo. La economía se desplomó 11 por ciento el año pasado, y las dificultades y la escasez están llevando a muchos cubanos a recordar el “período especial” de privaciones extremas después de que desaparecieron los subsidios soviéticos en la década de 1990. En ese entonces, los cubanos aprendieron a improvisar con menos, por ejemplo, haciendo un “bistec” con cáscara de toronjas fritas.
Ahora, la renovada presión económica es un factor que genera una serie de protestas contra el gobierno. José Daniel Ferrer, el líder opositor más destacado de la isla y jefe de la Unión Patriótica de Cuba, conocida como UNPACU, había estado intentando distribuir alimentos y medicinas a los necesitados desde la sede de su grupo y su casa en Santiago de Cuba. Ferrer, quien sufrió un arduo período en las cárceles de Cuba en 2019, también estuvo entre los encarcelados por disentir en los arrestos de 2003 de la “Primavera Negra” de los seguidores de Oswaldo Payá, campeón del Proyecto Varela, una iniciativa ciudadana que pide una referéndum sobre la democracia en Cuba. Payá murió en un accidente automovilístico sospechoso en 2012, y Ferrer se ha unido a la hija de Payá, Rosa María Payá, en el movimiento Cuba Decide que busca un cambio democrático.
El Sr. Ferrer había convertido la sede de la UNPACU en un banco de alimentos y una clínica médica para unos 200 residentes, que fueron acosados e interrogados por la seguridad del estado mientras usaban las instalaciones. El 20 de marzo, el Sr. Ferrer y unos 60 activistas de la UNPACU, y algunos otros, se declararon en huelga de hambre, que aún continúa en 39 de ellos en la isla y viven en el extranjero, para protestar por la injerencia y, de manera más general, los seis- Dictadura de una década fundada por Fidel Castro y aún influenciada por su hermano Raúl. Las fuerzas de seguridad cortaron las comunicaciones con la oficina de UNPACU y la rodearon.
La isla ha sido testigo de meses de protestas. En noviembre pasado, el gobierno tomó medidas enérgicas contra las actividades de un colectivo de artistas, el Movimiento San Isidro, cuyos miembros se atrevieron a denunciar la detención de uno de los suyos. Luego, en febrero, un himno de protesta creado por una colaboración entre músicos de la isla y Miami se volvió viral. “Patria y Vida”, o Patria y Vida, una obra de teatro con el famoso grito de “Patria o Muerte” de Fidel Castro, es ferozmente crítico con el régimen. “No más mentiras, mi gente pide libertad, no más doctrinas”, declara la letra, a coro de “se acabó”. El video tiene 4.2 millones de visitas en YouTube y se estaba distribuyendo en unidades flash en la isla. Se encontró con una serie de ataques por parte de los medios estatales cubanos. Tocó una fibra sensible.
Los líderes actuales de Cuba deberían ver la huelga de hambre del Sr. Ferrer no como una amenaza sino como un síntoma de una crisis más profunda, tanto económica como política. Nunca han tolerado la disidencia, pero son incapaces de extinguirla. Si se apegan a las viejas costumbres, una economía socialista de planificación centralizada y un estado autoritario de partido único, la isla se hundirá más en la desesperación.
(OPINION) A HUNGER STRIKE IN CUBA REVEALS A DEEPENING CRISIS
THE PANDEMIC year has been especially hard for Cuba. The import-dependent island was already hit by Trump administration sanctions and a loss of Venezuela’s oil when the coronavirus decimated tourism. The economy plunged 11 percent last year, and hardship and shortages are leading many Cubans to recall the “special period” of extreme deprivation after Soviet subsidies disappeared in the 1990s. Back then, Cubans learned to improvise with less — making a “steak” out of fried grapefruit rind, for example.
Now, the renewed economic vise is one factor generating a stream of protests against the government. José Daniel Ferrer, the most prominent opposition leader on the island, and head of the Patriotic Union of Cuba, known as UNPACU, had been attempting to distribute food and medicine to the needy out of his group’s headquarters and his home in Santiago de Cuba. Mr. Ferrer, who suffered through an arduous spell in Cuba’s prisons in 2019, was also among those jailed for dissent in the 2003 “Black Spring” arrests of the followers of Oswaldo Payá, champion of the Varela Project, a citizen initiative calling for a referendum on democracy in Cuba. Mr. Payá was killed in a suspicious car wreck in 2012, and Mr. Ferrer has joined with Mr. Payá’s daughter, Rosa María Payá, in the Cuba Decide movement seeking democratic change.
Mr. Ferrer had turned UNPACU’s headquarters into a food bank and medical clinic for about 200 residents, who were harassed and interrogated by state security as they used the facility. On March 20, Mr. Ferrer and about 60 UNPACU activists, and some others, went on a hunger strike, which is still ongoing by 39 of them on the island and live abroad, to protest the interference and, more generally, the six-decade-old dictatorship founded by Fidel Castro and still influenced by his brother Raúl. The security forces have cut off communications to the UNPACU office and surrounded it.
The island has seen months of protest. Last November, the government cracked down on the activities of an artists’ collective, the San Isidro Movement, whose members dared to speak out against the arrest of one of their own. Then in February, a protest anthem created by a collaboration between musicians on the island and in Miami went viral. “Patria y Vida,” or Homeland and Life, a play on Fidel Castro’s famous cry of “Patria o Muerte,” is fiercely critical of the regime. “No more lies, my people ask for freedom, no more doctrines” the lyrics declare, to a chorus of “it’s over.” The video has 4.2 million views on YouTube and was being distributed on flash drives on the island. It was met with a barrage of attacks by Cuban state media. It struck a chord.
Cuba’s current leaders should see Mr. Ferrer’s hunger strike not as a threat but as a symptom of a deeper crisis, both economic and political. They have never tolerated dissent, but are unable to extinguish it. If they stick with the old ways — a centrally planned socialist economy and authoritarian, one-party state — the island will sink deeper into despair.
Agencies/ Opinion/ Ediorial Board/ Washington Post/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.